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Unión Europea

Guerras, investiduras y un pacto migratorio enquistado: así ha sido la vertiginosa Presidencia española del Consejo de la UE

  • España ostenta el cargo desde julio y dará el relevo a Bélgica en enero, antes de las elecciones europeas
  • El pacto migratorio es una de las asignaturas pendientes y se volverá a analizar el próximo 18 de diciembre

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Primera reunión en julio Comisarios de la Unión Europea.
Reunión del Colegio de Comisarios de la Unión Europea en Madrid.

España llega este mes de diciembre a la recta final de la Presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea, cuya agenda se ha visto salpicada por las guerras en Ucrania y Gaza y la propia situación política nacional: elecciones anticipadas, dos sesiones de investidura - una de ellas fallida - y las negociaciones del PSOE con los independentistas catalanes para una amnistía por el procès, que la UE asegura que está analizando.

El Gobierno de Pedro Sánchez se marcó como prioridades cerrar el Pacto Migratorioque se volverá a analizar el 18 de diciembre, así como la reforma de las reglas fiscales y del mercado eléctrico. A falta de últimas reuniones y pese a no haber conseguido todos los objetivos, los expertos consultados por RTVE.es coinciden en el balance razonablemente "positivo" del papel de España durante estos seis meses, por los avances en materia económica, ambiental y por el refuerzo de la unidad.

"Veníamos de una Presidencia de perfil bajo con Suecia. La nuestra era la última completa antes de la de Bélgica, más limitada por las elecciones europeas, por lo que había muchas expectativas", señala a RTVE.es la investigadora del Real Instituto Elcano Raquel García. Esta es la quinta vez que España ha ostentado el cargo, y la analista considera que el liderazgo de nuestro país se ha visto "ensombrecido" por el contexto, lo que le ha impedido "conseguir un mayor rendimiento político" y "más visibilidad".

El Consejo de la Unión Europea se encarga de reunir a los ministros de todos los Estados miembro y forma un tándem esencial con el Parlamento Europeo para adoptar leyes y coordinar políticas. "España puede haber tenido un papel impulsor en este último tramo, pero los acuerdos son un trabajo de fondo. A una Presidencia del Consejo de la UE no se le puede atribuir ni todos los méritos ni todos los fracasos de la Unión Europea, porque es una labor coral de los 27 Estados miembros", señala, por su parte, el catedrático de Derecho Internacional de la Universidad de Granada, Javier Roldán. Cabe recordar que el cargo es rotatorio entre los países de la UE por un periodo de seis meses, indepentemente de quién gobierne en esos momentos en los territorios.

En cuanto a otras áreas, aunque sus competencias ejecutivas y de representación internacional son más bien simbólicas frente a otras instituciones como la Comisión Europea y el Alto Comisionado para Asuntos Exteriores, sí que ha habido una declaración de intenciones: España ha revalidado el apoyo europeo a Ucrania; ha habido un cierto acercamiento a Latinoamérica con la cumbre de la CELAC y ha mostrado su defensa del derecho internacional humanitario en Gaza, un conflicto que, sin embargo, ha ahondado en las fisuras de la tan ansiada "voz común" de la UE. "Se ha intentado que sea una Presidencia que marque la agenda estratégica de la UE en los próximos años, aunque los esfuerzo como país se han visto empañados por la incertidumbre", opina el profesor de la Universidad Europea, Moisés Ruiz.

Arranque a "medio gas" que no paralizó su acercamiento a Ucrania y América Latina

España iniciaba la Presidencia en julio con cuatro prioridades: avanzar en la reindustrialización de Europa y garantizar la autonomía estratégica abierta; progresar en la transición ecológica y la adaptación ambiental; impulsar una mayor justicia social y económica, y reforzar la UE. "Importantes retos para un arranque que fue a medio gas", señala Javier Roldán. El motivo, la coincidencia en pleno verano con las elecciones generales que adelantó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante el vuelco en mayo del mapa municipal en las urnas en favor del PP. "Nadie lo puede negar. Esta Presidencia española se ha visto afectada por la situación interior en España y el calendario electoral ha jugado en nuestra contra, pero parece que se ha defendido razonablemente en las líneas básicas", afirma el director del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Valladolid, Francisco Fonseca.

La situación retrasó el discurso de presentación de Sánchez en la Eurocámara, primero, por la campaña electoral del 23J para no "instrumentalizar el altavoz europeo" y, después, por la sesión de investidura fallida del candidato 'popular' Alberto Núñez Feijóo, celebrada el 26 y 27 de septiembre; y la propia investidura de Sánchez, en noviembre. "Es posible que haya habido cierta incertidumbre" en Europa sobre si iba a cambiar el interlocutor, explica Roldán. Si hubiera sido así, "suele haber continuidad en las líneas fijadas" como país, pero sí podría haber influido en dar un mayor impulso a una u otras prioridades, añade.

A pesar de la situación, sí se produjeron algunos gestos simbólicos de inicio que mostraban las líneas que quería seguir España. Así, el mismo día que nuestro país tomaba el cargo semestral, el 1 de julio, Sánchez visitaba al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en Kiev para reiterar el apoyo europeo al país en la guerra con Rusia.

Este conflicto fue también uno de los hilos conductores, los días 17 y 18 de julio, de la cumbre con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) con la UE, que no se celebraba desde hacía ocho años y en la que se logró una declaración conjunta que condenaba la "guerra en Ucrania", pero sin el apoyo de Nicaragua. La reunión también pretendía aprovechar la relación con España para acercar posiciones y concluir el tratado comercial con Mercosur, una cuestión todavía por cerrar. "España mira a América Latina siempre que puede y tiene protagonismo en Europa y con este acto ha demostrado que puede hacer de puente", explica Moisés Ruiz. Las negociaciones, no obstante, siguen estancadas, especialmente, por la oposición de Francia, que arguye que las políticas ambientales brasileñas son "anticuadas" respecto a las europeas. También influye un posible impacto que las importaciones podría tener sobre el sector agrario europeo y la incertidumbre por el mandato del presidente electo argentino, Javier Milei.

Logros, asignaturas pendientes y el sabor agridulce en Granada

En los meses siguientes, España consiguió convertirse en el escenario de 18 reuniones informales ministeriales (medio ambiente, energía, justicia, agricultura, transportes, etc.) distribuidas por todo el territorio nacional y ha liderado reuniones con el Parlamento. Esto se ha traducido en acercamientos entre los líderes, pero también en pactos en materia económica como la firma del Acuerdo de Libre Comercio con Nueva Zelanda, las primeras reglas para limitar los riesgos de la inteligencia artificial y en el avance en el último trámite para una Ley de chips para la producción europea de estos dispositivos. Pero han quedado en el tintero las negociaciones sobre las reglas fiscales, apunta Francisco Fonseca, mediada por la vicepresidenta y recién elegida al Banco Europeo de Inversiones, Nadia Calviño.

En territorio ambiental, se ha negociado la Ley de la Restauración de la Naturaleza, así como la reforma del mercado eléctrico, en la que como había propuesto España, se priorizará el largo plazo para reducir la volatilidad de los precios. Durante la COP28 de Dubái, nuestro país ha defendido también la posición europea de triplicar las energías renovables y duplicar la eficiencia energética. No obstante, se ha prolongado el uso del polémico herbicida glifosato en la UE ante la falta de acuerdo de los Veintisiete, lamenta Javier Roldán y, aunque se ha agilizado trámites y expedientes legislativos como el paquete de gas e hidrógeno – importante para el futuro conducto H2Med entre España y Francia - y los reglamentos de eficiencia energética, estos aún siguen pendientes de adopción.

En cuanto a los dos últimos pilares: la justicia social y el refuerzo de la unión, se ha acordado el respaldo a la Ley de Datos y a la Protección de trabajadores frente al amianto, pero no se ha cerrado un acuerdo en permisos de residencia de larga duración, condiciones de los trabajadores en plataformas digitales, la tarjeta europea de discapacidad o la puesta en marcha del Euro Digital.

Entre las reuniones celebradas, cabe destacar la cumbre de Granada (5 y 6 de octubre) que albergó un Consejo Europeo extraordinario – liderado en este caso por Charles Michel - y que reunió a los 27 líderes de la Unión Europea. El marco insólito de La Alhambra se convirtió en el escenario internacional desde el que se visibilizó la marca país de España a través de su imponente legado artístico. Sin embargo, más allá de la monumentalidad de cada instantánea, el resultado fue agridulce, reconoce Moisés Ruiz, pues, aunque unos días antes los embajadores comunitarios habían conseguido llegar a un primer acuerdo - un reglamento para dar una respuesta común en situaciones de emergencia como una afluencia masiva de inmigrantes a un país de la UE -, no se logró cerrar el Pacto Migratorio completamente, debido a la negativa polaca y húngara y a su rechazo del reparto de migrantes.

Sí que se dieron pasos adelante, según dijo la UE, en una futura ampliación que no solo podría incluir a Ucrania, sino a países como Moldavia, Bosnia Herzegovina, Montenegro, Albania, Serbia y Kosovo – solo reconocido por algunos países – Macedonia del Norte o Georgia. En este sentido, se hizo mucho hincapié en que debe llevar asociada "una reforma de las propias instituciones de la UE" para que a través del uso del veto o la unanimidad "no se paralicen las decisiones", indica Moisés Ruiz.

Aunque ha sido un periodo convulso, la situación no es "insólita" con respeto a las de otros países, considera Raquel García. En los últimos años, el club también han tenido que enfrentar elecciones internas, el 'Brexit', la pandemia o la guerra en Ucrania.

España ha ostentado el cargo en cinco ocasiones desde su ingreso en la UE. En la primera (1989), bajo el mandato de Felipe González, se adoptó en la Cumbre de Madrid la primera fase de creación de la Unión Económica y Monetaria; durante la segunda, en 1995, se ponía en marcha el Espacio Schengen para la libre circulación y se adoptaba el nombre de 'euro' para la moneda común. La tercera, ya en 2002 y en manos del 'popular' José María Aznar, se daba el visto bueno a una nueva ampliación hasta los miembros actuales y, ya en 2010, debido a la fuerte crisis económica, España, gobernada por el PSOE con José Luis Rodríguez Zapatero, tuvo como meta impulsar la reactivación económica.

El conflicto en Gaza, la amnistía catalana y … un último Consejo Europeo

Entre octubre y noviembre, la presión también se ha trasladado a Bruselas, aunque no directamente por las funciones españolas en la Presidencia. PSOE y Sumar acordaban una amnistía por el procés independentista con el líder de Junts, Carles Puigdemont, fugado en la capital belga a cambio de sus siete votos en la investidura de Sánchez. Tras el nombramiento como presidente del líder socialista el 16 de noviembre, desde PP y Vox trasladaron el debate a la arena europea y reclamaron una actuación de la UE contra la ley de amnistía, pero Bruselas ha dicho que sigue evaluando la norma.

Paralelamente, el conflicto en Gaza también despertaba. El 7 de octubre el grupo islamista Hamás atacaba territorio israelí y dejaba 1.300 muertos y más de 200 secuestrados. Israel lo calificó de "terrorismo" y declaró la guerra a Hamás, líder en La Franja, y desde entonces libra una ofensiva que deja más de 17.000 muertos.

Las hostilidades ponían a prueba la búsqueda de la voz única de la UE, que se había conseguido mantener durante la pandemia de la COVID y, a excepción de Hungría, en la guerra de Ucrania. Finalmente los 27 socios acordaron la condena al ataque de Hamás y el derecho de Israel a defenderse, pero de acuerdo con los principios del derecho internacional humanitario. Las tensiones desde entonces han ido escalando con Israel, que ha llegado incluso a acusar a Bélgica y España de "apoyar" el terrorismo después de que, durante un viaje a Israel y Oriente Próximo de Sánchez y el primer ministro belga, Alexander de Croo- siguiente presidente del Consejo de la UE-, hicieran "un llamamiento a Israel" para que cumpla con sus obligaciones en materia de derecho internacional. Sánchez reiteró en RTVE que "dudaba" que el país estuviera cumpliendo con el derecho humanitario en Gaza, declaraciones que provocaron que Israel acabara llamando a consultas a su embajadora en España.

"La reacción ha sido muy severa y un posible aviso a navegantes, aunque es difícil afirmar que haya estado unido al cargo de Presidencia del Consejo de la UE que tiene España y que ostentará Bélgica", apunta Javier Roldán. Las dudas también las comparte Raquel García, que considera que está más relacionado por las declaraciones "críticas" de estos países, mientras Francisco Fonseca considera que la posición española "ha sido valiente" y la reacción ha sido "desmedida".

En este complejo contexto llega España a diciembre. Este miércoles, Sánchez valorará la Presidencia en el Parlamento Europeo en Estrasburgo. El jueves y viernes se celebrará el último Consejo Europeo del año, la última prueba de oro que, según Raquel García, afrontará la Presidencia de turno española.

A partir de enero es el turno de Bélgica, el último país antes de las elecciones europeas previstas para junio y en las que se teme que se use el asunto migratorio para un ascenso de la ultraderecha. A continuación, llegará la presidencia del Consejo de la UE de la Hungría de Víktor Orbán, una figura que desafía constantemente algunos preceptos de la Unión y rechaza el apoyo a Ucrania en la guerra con su alianza con Putin.