Sabina culmina su gira 'Contra todo pronóstico' en Madrid: "Es el sitio donde más se acelera el corazón"
- El cantante ha vuelto al WiZink Center tras un largo e intenso recorrido por distintos países
- Ha sido la primera de sus dos citas en la capital, donde el miércoles dará su último concierto
Con un sombrero blanco, una incansable sonrisa y su inconfundible y, cada vez más, rasgada voz, el maestro Sabina ha vuelto a pisar este lunes el escenario que un día le vio caer y ha puesto en pie al WiZink Center de Madrid en el punto y final de una gira que le ha llevado a recorrer escenarios de Europa, Centroamérica, Latinoamérica y Estados Unidos.
“Hemos tocado en las mejores salas. Londres, París, Nueva York…”, aseguraba al inicio. Sin embargo, ha confesado, “Madrid sigue siendo el sitio donde más se acelera el corazón y tiemblan las piernas”. Joaquín Sabina estaba de vuelta en casa y el público se ha fundido en un aplauso de bienvenida.
A sus 74 años, y con arrugas en la cara y en la voz, el legendario artista ha apelado a la nostalgia y ha arrancado cantándole a los años pasados con “Cuando era más joven”, acompañado a su espalda de fotografías del cantautor sin canas que un día fue. Después, tras regalar unos versos en los que ha “celebrado estar vivo” y recordado a Filomena y el Covid, ha seguido con “Yo me bajo en Atocha”, un tema que no podía faltar esta noche.
Un recorrido por las canciones de su carrera
Después, se ha descrito a sí mismo en ‘Lo niego todo’, que en 2017 puso nombre a uno de sus últimos álbumes en solitario; para seguir con ‘Mentiras piadosas’, que también le dio nombre, hace unos cuantos años más, a otro de sus discos. Y es que el de Úbeda ha conducido un recorrido por algunas de sus joyas musicales de ayer y de hoy, acompañado de un público tan heterogéneo como siempre, al que solo Sabina podría dar cita en la misma noche.
Hace ya tres años, el cantante salía del WiZink en camilla, tras una grave caída que le llevó a la UCI. Y, aunque como él mismo dijo, ya rompió el “maleficio” que pesaba sobre este escenario, quizás por precaución, el cantautor apenas ha abandonado su banqueta, a la que le iban trayendo una guitarra u otra, y donde de vez en cuando se acercaban los miembros de su banda a tocar a su lado.
Este, donde ya actuó el pasado mayo, es el último escenario que pisará tras una larga e intensa gira que le ha llevado a recorrer distintos países a un lado y otro del Atlántico. Los últimos, antes de regresar a Madrid, fueron Estados Unidos y México. Su último concierto será este miércoles, también en Madrid.
“Superviviente, sí, ¡maldita sea!”
“Superviviente, sí, ¡maldita sea!”, ha gritado un enérgico Sabina con su voz de lija en ‘Lágrimas de mármol’. Aunque, más tarde, después de cantar ‘Cuando aprieta el frío’ y dejar de lado el taburete para sentarse a una mesa con dos sillas colocada a pocos metros, confesaba que serlo (un superviviente) solo es bueno “hasta cierto punto”.
Mientras uno se queda, aseguraba, “se va yendo la gente que más quería uno” e introducía así ‘Por el bulevar de los sueños rotos’, uno de los temas que más ha cantado el público. También a la mesa, le ha acompañado su fiel vocalista Mara Barros, los dos sentados como amigos que charlan en un bar recordando a los que ya se han ido. “Para mi Chavelita guapa”, ha dicho Sabina al acabar.
Con ‘Llueve sobre mojado’ ha aprovechado para presentar a los músicos que le han acompañado, entre ellos a su guitarrista, Jaime Asua, que se ha estrenado en esta gira que ahora acaba después de que Sabina dejara de contar con Pancho Varona tras 40 años.
"Si uno quiere romper lazos con la antigua y aburrida senda de los cantautores y aventurarse en el Rock and roll, es imposible sin un guitarrista de rock", decía al presentar a Asua.
También estaban sobre el escenario Pedro Barceló, Laura Gómez Palma, Borja Montenegro, José Misagaste y Antonio García de Diego. Este último ha sido el encargado de cantar 'La canción más hermosa del mundo' cuando, hacia la mitad del repertorio, el jienense ha cedido el testigo a sus compañeros y ha abandonado las tablas para descansar "un poquito".
Los muchos de entre el público que han aprovechado su partida para acercarse al bar, o al baño, también se han perdido a Barros interpretando 'Yo quiero ser una chica Almodovar'.
¡Nada de adiós, muchachos!
A su regreso al escenario, con camisa negra de topos rojos y de nuevo desde su taburete, ha cantado 'Tan joven y tan viejo' y ha vuelto a alzar la voz para entonar bien fuerte que, de momento, "nada de adiós, muchachos". Al acabar, sin embargo, un emocionado Sabina se ha entregado a la ovación del público, quitándose el sombrero y abriendo las manos, para mirar después en silencio a la multitud que lo aplaudía, como queriendo capturar ese momento.
"Gracias, gracias", ha dicho luego, antes de seguir con 'A la orilla de la chimenea', con la que incluso se ha arrancado a bailar unos pequeños y tímidos pasos, y 'Una canción para Magdalena', de nuevo acompañado de Mara Barros, en la que ambos han mostrado su complicidad.
"Lo nuestro duró...", ha cantado Sabina a continuación. Y, como algo inevitable, fruto del efecto de esa canción en la memoria de los allí presentes, la gente se ha puesto en pie para disfrutar y cantar a voz en grito '19 días y 500 noches'.
No han faltado 'Peces de ciudad' y 'Y sin embargo', inspirada en la vieja copla 'Y sin embargo te quiero', que Barros ha cantado como introducción. En esta última, Sabina ha apuntado con el micrófono hacia la multitud y ha dejado cantar al público, que ha disfrutado, también, de verse en la gran pantalla del escenario.
El inicio de una despedida que muchos querían evitar a toda costa lo ha marcado 'Princesa', tema con el que Sabina se ha puesto en pie, al igual que el público, para cantar junto a su banda. Luego, tras una reverencia conjunta que nadie ha interpretado como final, los músicos han abandonado el escenario para volver, poco después, con algo más de música.
Primero ha regresado la banda para tocar 'El caso de la rubia platino', cantada por Jaime Asua. Sabina tampoco ha tardado en reaparecer, esta vez con sombrero y americana negra, para interpretar 'Contigo', 'Noche de bodas' y, el broche final, 'Nos dieron las diez'. "Nos dijimos adiós. Ojalá que volvamos a vernos", ha entonado Sabina. "Ojalá, ojalá", ha sentenciado después.
Y aunque a algunas de las 13.000 personas que el artista ha reunido este lunes les habría gustado que les dieran las doce, y la una, y las dos, y las tres, esa era la última canción, y, tras pronunciar un "hasta siempre", Sabina ha abandonado el escenario hasta la próxima, que será este miércoles, en el mismo sitio, para el fin de gira definitivo.