Sentencia histórica contra Trump en Colorado: cuatro notas sobre la democracia y el sistema federal de EE.UU.
- Un tribunal de Colorado ha expulsado al expresidente de las primarias por su rol en el asalto al Capitolio
- Trump recurrirá al Tribunal Supremo Federal de los Estados Unidos
1. Democracia federal de abajo a arriba
Siempre, pero en estas elecciones, más, es difícil informar sobre los Estados Unidos sin conocer un poco su sistema federal. A diferencia de nuestras democracias, hijas, nietas o bisnietas de monarquías y sistemas absolutistas, donde los derechos de la sociedad, de los individuos, se han ido arrrebatando a quien ostentaba el poder, la democracia estadounidense (con los matices del genocidio de nativos y la esclavitud) ha ido creciendo de abajo hacia arriba. El individuo cede parte de su soberanía a la comunidad, ésta se constituye y crea órganos para gestionarse y éstos van cediendo poco a poco competencias a instancias superiores.
Esa es la lógica que llevó a la guerra civil, si la decisión de abolir o no la esclavitud, base del sistema productivo de los estados del Sur, era potestad de cada uno de los estados o del poder federal. Aquella guerra fue, entre otras cosas, una guerra de interpretación de la Constitución. La ganó el Norte, que defendía el poder federal. Ganaron la guerra, pero las batallas han seguido.
El caso más reciente ha sido el del derecho al aborto. Hasta 1973 fue una competencia de los estados hasta que una mujer de Texas, donde el aborto era ilegal, recurrió hasta el Tribunal Supremo de los Estados Unidos (federal).
Los jueces federales interpretaron que la Constitución amparaba ese derecho y a partir de ese momento, al ser una sentencia del máximo tribunal de todo el país, el aborto quedó legalizado en todo el país. Ningún estado podía darle la vuelta. Hasta que los activistas antiabortistas lograron revocar la sentencia el año pasado. En junio de 2022 el Tribunal Supremo, compuesto por una mayoría conservadora, devolvió la competencia a los estados. No prohibió el aborto en Estados Unidos, como algunos mal informados se precipitaron a titular, lo que hizo fue dejar de darle amparo federal. Y, como era de prever, varios estados ya han aprobado leyes que prohiben o limitan mucho el derecho al aborto.
2. El caso de Trump en Colorado
Es una sentencia histórica porque nunca antes había ocurrido que se prohibiera a un expresidente volver a presentarse por inconstitucional.
Empezó todo con una demanda que pusieron un grupo de ciudadanos y activistas, entre ellos, votantes del Partido Republicano, el partido por el que se presenta Donald Trump.
Apelaron a una enmienda a la Constitución según la cual, alguien que ha jurado/prometido acatar la Constitución y luego participa en una insurrección no puede presentarse a cargo público. La enmienda se introdujo en 1868, tras la guerra civil -volvemos a la guerra civil- para impedir que los Confederados, los sudistas, perdedores de la guerra, recuperaran poder.
Lo hicieron porque las leyes que regulan las elecciones son estatales, no federales. Y es potestad del estado de Colorado decidir quién puede ir o no en las listas electorales de ese estado.
En una primera instancia la juez dictaminó que el expresidente había participado en una insurrección (el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, para impedir la ratificación de los resultados electorales), pero que la hoy famosa sección tercera de la 14ª enmienda no afecta a los candidatos a presidente.
Los demandantes recurrieron al Tribunal Supremo del estado, y éste es el que por cuatro votos a tres les ha dado la razón, que la enmienda también inhabilita para el cargo de presidente. Importante: Donald Trump no ha sido condenado por insurrección hasta la fecha.
3. ¿Y ahora qué?
Ahora el candidato Donald Trump recurrirá al Tribunal Supremo. Y lo que dicte, como todas sus sentencias, afectará a los cincuenta estados del país.
Podría no admitir el recurso, pero es improbable. En cambio, es probable que se salte el calendario y no espere, como es tradicional, a junio para hacer pública la sentencia, porque las elecciones primarias en Colorado, y otros doce estados, serán el 5 de marzo.
4. Los jueces del Supremo
Llegamos al meollo de la cuestión. Son nueve y son cargos vitalicios, salvo que dimitan. Los elige el presidente y luego el Senado debe ratificarlos.
En los últimos treinta años, en una carrera de polarización y todo vale, en Estados Unidos se ha pasado del pactismo de Ronald Reagan o Bill Clinton, que antes de designar un juez tanteaban a la oposición, a la obstrucción total. Fue la táctica del Partido Republicano que bloqueó cubrir la última vacante que le tocó al presidente Obama. Para cuando llegó el siguiente presidente, la vacante seguía allí y el presidente que sí la pudo cubrir fue Donald Trump.
Resultado, hoy la composición del Tribunal Supremo de los Estados Unidos es de seis jueces conservadores y tres progresistas, y de esos seis, la mitad, tres, los nombró Donald Trump.
Trump, a pesar de un currículum privado de reality show y prensa amarilla vulgar, se ganó el voto entusiasta de los cristianos más fanáticos porque prometió elegir a jueces conservadores, un eufemismo que todos en EE.UU. entendieron: jueces que una vez en el Supremo anularían el amparo constitucional al aborto. Ese Supremo cumplió en junio de 2022. Y ese Supremo tendrá previsiblemente muy pronto en las manos decidir si se puede impedir o no que Trump esté en las papeletas electorales.
Las presidencias pueden durar sólo cuatro años, como las de Jimmy Carter, George Bush padre o, hasta ahora, Donald Trump, pero los jueces del Tribunal Supremo de los Estados Unidos que designan los presidentes duran décadas en la institución que interpreta la Constitución para los cincuenta estados.