La economía española creció un 0,3% en el tercer trimestre impulsada por el consumo
- El mercado laboral aguantó en un contexto de elevada inflación y tipos de interés y tiró con fuerza del consumo privado
- La actividad, no obstante, se ralentizó respecto al trimestre anterior con la eurozona en plena fase de contracción
La economía española resiste en un contexto de estancamiento de la zona euro, aunque ralentiza su crecimiento con respecto al trimestre anterior. El Producto Interior Bruto (PIB) creció un 0,3% en el tercer trimestre impulsado por un mercado laboral que aguanta en un contexto económico complicado y que tiró con fuerza del consumo privado, según ha confirmado este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE).
La actividad, no obstante, ya muestra síntomas de agotamiento respecto a la primera parte del año, después de que el PIB registrase un crecimiento del 0,6% en el primer trimestre y del 0,4% en el segundo, lo cual se explica por el retroceso del sector exterior.
Y es que la eurozona se encuentra en plena fase de contracción de la actividad: el PIB registró una caída del 0,1% en el tercer trimestre, con Alemania a las puertas de la recesión técnica y Francia rozando el estancamiento, dos de nuestros principales socios comerciales.
España, por su parte, fue la economía que más creció entre las grandes del bloque. Este avance se sustentó en la demanda nacional (consumo e inversión), que aportó 0,8 puntos; mientras que la demanda externa (exportaciones e importaciones) restó 0,5 puntos. "Estos datos confirman el crecimiento diferencial de la economía española respecto a los principales países de la zona euro", sostienen desde el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa.
La desaceleración respecto a los trimestres anteriores, no obstante, se aprecia en mayor medida si se comparan los datos en términos interanuales: el PIB creció un 1,8% entre julio y septiembre, frente al repunte del 4,1% y del 2% de los trimestres precedentes, respectivamente.
A la espera de ver cómo acaba el año, y con nuevos desafíos en el horizonte que podrían lastrar la actividad económica, como la guerra en Gaza, las cifras apuntan a que la economía española podría crecer un 2,4% este año y esquivar la recesión técnica en los próximos trimestres, cumpliendo así con el escenario dibujado por el Gobierno y por otros organismos internacionales como la OCDE o el FMI.
El consumo vuelve a tirar de la actividad
Como en trimestres precedentes, el consumo ha sido el principal motor de crecimiento. Coincidiendo con la temporada turística y unas altas temperaturas que se prologaron hasta bien entrado octubre, el gasto de los hogares aumentó un 1,4%, seis décimas más que en el segundo trimestre y su mayor avance trimestral desde el cuarto trimestre de 2022.
Este repunte se explica por el aumento del poder adquisitivo y, a su vez, debido a los buenos datos del mercado laboral. Según la EPA, por primera vez España hay más de 21,2 millones de ocupados y una tasa de actividad que supera el 70%.
En cambio, la inversión registró un descenso trimestral del 0,6%, tras dos trimestres consecutivos en positivo. En este caso, el retroceso se explica en gran parte por la caída de la inversión en vivienda (-2,5%), en un momento en el que la compraventa encadena siete meses en negativo como consecuencia del aumento de los tipos de interés.
La Industria y la Agricultura sufren la caída de las exportaciones
Aunque vuelve a ser el sector exterior el principal motivo del tímido avance entre julio y septiembre. Por un lado, las exportaciones de bienes y servicios sufrieron una contracción del 4,1%; mientras que las importaciones registraron una caída del 2,9%. En ambos casos, se trata de su peor dato desde la irrupción de la pandemia en el segundo trimestre de 2020.
Este retroceso se refleja, a su vez, en la Industria y la Agricultura, actividades asociadas a las exportaciones y que sufrieron las consecuencias del incremento de los precios y de la histórica sequía registrada en los meses de verano. Así, en el tercer trimestre del año anotaron una caída del 0,7% y del 4,3%, respectivamente.
La Construcción, por su parte, cedió un 0,7% como consecuencia de la caída de la inversión en vivienda; mientras que solo los Servicios cerraron el trimestre en positivo, con un crecimiento del 0,9%, apoyados en gran medida en las actividades financieras (+4%) y las artísticas y recreativas (+11,9%).
De esta forma, el PIB a precios corrientes se situó en 364.623 millones de euros, registrando un nuevo máximo trimestral en la serie histórica tras sumar 2.357 millones respecto al segundo trimestre. En lo que respecta a la tasa interanual, aumentó un 8,1%, esto es, seis décimas inferior al registrado entre abril y junio.
Con ello, el deflactor implícito de la economía presenta una variación interanual del 6,1%, cuatro décimas inferior a la del trimestre anterior.
Los salarios se revisan al alza
Los datos del INE también reflejan una revisión al alza de los salarios, que crecieron un 8,9% en el tercer trimestre (tres décimas más que de abril a junio) como consecuencia de la creación de empleo (+3,9%) y a la subida de las retribuciones (+4,8%). Son 0,7 puntos porcentuales más que lo estimado inicialmente.
En lo que respecta al empleo, en términos de horas trabajadas, en el tercer trimestre se registró un repunte del 0,1%, una tasa casi un punto y medio inferior con respecto de abril y junio. No obstante, en comparación con el mismo periodo del año anterior, se observó un aumento en las mismas: las horas trabajadas crecieron ocho décimas hasta el 1,9%.
Por su parte, los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo se incrementaron un 3,5%, cuatro décimas más que de abril a junio, lo que supone un incremento de 678.000 puestos de trabajo en un año. Mientras que la productividad, de la que se está hablando en las últimas semanas tras el acuerdo entre el PSOE y Sumar para rebajar la jornada laboral, registró un descenso interanual del 1,6%, ampliando en seis décimas el retroceso del segundo trimestre.