Regular el uso del móvil para los menores, el desafío educativo en la era digital: "Han venido para quedarse"
- Las familias y docentes que piden prohibirlos en los colegios han logrado llevar el debate a las instituciones
- Los expertos advierten de los riesgos del uso irresponsable de Internet, como el cyberbulling o el acceso a contenidos violentos
Convertido en una herramienta todoterreno con mil utilidades, el smartphone es ya el rey de la era digital. Y su avance es imparable: en España el 70,6% de los niños de 10 a 15 años ya disponen de un móvil propio, según los últimos datos publicados por el INE.
Carlos es padre de un niño que el próximo curso pasará a la ESO y está ante el dilema de comprarle un móvil. "Nos lo ha pedido y la verdad que vendría bien ahora que saldrá mucho más con sus amigos", dice a RTVE.es. Lo ve con buenos ojos ante la posibilidad de que necesite ponerse en contacto con él en caso de emergencia. "Pero no le veo tan consciente de dónde debe meterse en Internet y dónde no", puntualiza.
Pero al igual que Carlos, muchas familias tienen dudas sobre qué hacer. Desde el mes de noviembre, han aparecido grupos en redes sociales donde comparten su temor a que haya un uso excesivamente precoz y buscan soluciones ante los problemas que puedan derivar de él.
Este movimiento, al que han llamado Adolescencia Libre de Móviles y que empezó en el barrio barcelonés de Poblenou, ya cuenta con diferentes plataformas por ciudades de todo el país en una ola sin precedentes.
"Abrimos el grupo de WhatsApp la noche del 5 de noviembre. En dos días éramos 800 personas, luego pasamos a Telegram", cuenta a este medio la portavoz del grupo de Málaga, Macu Cristófol.
Esta madre y profesora señala, no obstante, que aunque la iniciativa parte de las familias, "se conecta tanto con el profesorado como con especialistas de la psicología, la pedagogía, la medicina, juristas y de ciberseguridad".
A través de los diferentes grupos, los integrantes comparten información, resuelven dudas y lanzan propuestas, como la Red Camino Escolar Seguro, un proyecto para que los comercios ofrezcan sus teléfonos a los menores que necesiten ponerse en contacto con sus familias en el trayecto al colegio.
El fin de este movimiento no es otro que abrir el debate sobre si hay que retrasar la introducción a los móviles. "Nuestro objetivo es que las familias puedan elegir libremente, sin presión social. Parece que es un ritual de paso a la secundaria el tener móvil", explica en RNE María del Mont Llasos, psicóloga y madre en el origen de esta iniciativa en Barcelona, que recuerda que "los niños de menos de 16 años no tienen el cerebro preparado, por mucho que se eduque".
La disparidad legal en España
Una de las demandas que más se repite de grupo a grupo es que, al igual que se ha hecho en países como Reino Unido, Países Bajos o Francia, haya más limitaciones en los colegios, donde los niños pasan gran parte de su día y donde los efectos de la tecnología pueden afectar a su rendimiento y a sus interacciones sociales con el resto de compañeros.
"Los estudios científicos ya han demostrado que el uso de los dispositivos propios en los centros escolares aumenta el riesgo de ciberacoso y disminuye la atención en el momento del aprendizaje, la socialización en los espacios de recreo y la actividad física", detalla en el canal 24 horas María Salmerón, de la Asociación Española de Pediatría.
"Hay que regular la presencia de dispositivos porque no hacen falta y solamente son motivo de dificultad y conflicto", corrobora Cristófol, que también destaca los retos de los docentes ante los alumnos que se distraen: "Hacer de policía del móvil es tiempo que no estamos dedicando a nuestra labor real, educar".
Sin embargo, tanto la comunidad educativa como las familias se encuentran ante la gran disparidad de leyes e instrucciones en cada comunidad autónoma. Hasta ahora, solo estaba regulado en tres comunidades: Castilla-La Mancha fue la primera comunidad autónoma que vetó en 2014 el uso del móvil en todos los centros educativos en Infantil, Primaria y Secundaria. Después se sumaron Galicia en 2015 y Madrid en el curso 2020/21.
En las demás regiones, la decisión dependía de cada escuela. Unas prohibian los móviles, otras los integraban en sus actividades. Y ante tal heterogeinidad de criterios, los padres y los docentes empezaron a movilizarse con más fuerza que antes, lo que logró llevar el debate a las instituciones en unas pocas semanas.
Las profesoras Ángela Sánchez-Pérez y Natalia Jiménez, por ejemplo, presentaron más de 60.000 firmas ante el Congreso de los Diputados para pedir la restricción del uso de smartphones en menores de 14 años.
Ante esta ola social, Andalucía emitió el 4 de diciembre una instrucción en la que limita el uso de estos dispositivos durante toda la jornada escolar, permitiéndolo solo en casos debidamente justificados.
Una semana después, el propio Ministerio de Educación procedió a dar un paso adelante y poner sobre la mesa una posible normativa común. Y poco después, el de Infancia anunció que crearía un grupo de expertos para realizar un diagnóstico y plantear un plan de acción para proteger a los menores.
Aunque inicialmente la ministra de Educación, Pilar Alergía, alegaba que la solución no pasaba "por medidas coercitivas" porque "sería como poner puertas al campo", su departamento ha decidido plantear la prohibición total de los móviles en Primaria durante todo el horario lectivo, mientras que en la ESO solo se usará si se considera una herramienta educativa y cuando lo requiera el profesor.
Si bien Adolescencia Libre de Móviles Málaga celebra los pasos que se están dando, advierte de los riesgos de acoso y debilitación de la protección de datos al usar móviles personales en el aula, así como del efecto que puede haber en la igualdad de oportunidades, "porque no todo el alumnado tiene acceso a tener un dispositivo de similares características".
El riesgo de usar compulsivamente el móvil
Detrás de la petición de una ley se esconden los grandes miedos de las familias. Cristófol cuenta, por ejemplo, como varias familias le han transmitido que "están perdiendo el vínculo" con sus hijos: "Me dicen que 'ya no tiene confianza', que llega a casa y se encierra con el móvil en su cuarto".
Según el estudio Impacto del aumento del uso de Internet y las redes sociales en la salud mental de jóvenes y adolescentes, del Ministerio de Transición Digital, el 33% de los usuarios de Internet de entre 12 y 16 años se encuentra en riesgo elevado de hacer un uso compulsivo de los servicios digitales y un 9,4% de los jóvenes encuestados afirma haber recortado el tiempo que pasa con sus amistades.
No obstante, algunos expertos consultados por RTVE.es consideran que no se debe hablar de una adicción al móvil. "Es una herramienta que tú puedes usar para diferentes cosas y, por lo tanto, puede provocar diferentes adicciones", explica el catedrático de Psicología de la Comunicación de la UCM, Ubaldo Cuesta, que pone como ejemplo la dependencia al trabajo y a la necesidad de responder a los mensajes. "Cualquier conducta que active los centros del placer, que no tenga un coste psicológico o económico y del que no haya percepción de riesgo, fácilmente genera adicción", agrega.
"Evidentemente hay casos más que patentados y se ha demostrado que existe una cierta vinculación con el móvil", afirma por su parte el doctor en Psicología y profesor en la UGR, David Sánchez-Teruel, que sin embargo señala que es mejor plantearlo más "como una necesidad o una búsqueda de ese contacto continuo por parte de niños y adolescentes". "Lo que habría que preguntarse es por qué utilizan esa herramienta de forma constante", añade.
Pero más allá de los usos y abusos del móvil, los psicólogos no creen que ese sea el mayor de los problemas. "Lo que considero más grave es que puedan ser víctimas de manipulación, del odio hacia colectivos, o incluso ser víctimas de acosadores o de ciberdepredadores", dice Sánchez-Teruel. "El verdadero peligro está en la ciberpornografía", ratifica Cuesta.
Un "bosque" lleno de violencia y pornografía
La campaña Generación XXX compara Internet con un denso y oscuro bosque en el que los niños pueden perderse si no son debidamente acompañados. Creada por expertos de diferentes campos para proteger a la infancia de los efectos perjudiciales de la pornografía online, advierte de cómo la principal puerta de entrada son, precisamente, los teléfonos móviles.
A través de ellos, los menores pueden tener acceso a unos contenidos que pueden "distorsionar la percepción de la sexualidad" y crear patrones de conducta que deriven en la falta de empatía, el sexismo, las adicciones y la violencia. Así, los expertos recuerdan como entre las categorías más demandadas en la ciberpornografía están la porno venganza, las violaciones grupales o la degradación.
Aunque muchos menores hacen búsqueda activa de ellos, estos materiales no siempre son vistos de manera voluntaria. "A veces no lo encuentran ellos directamente, sino que les llega por pequeños anuncios, por stickers, o en los videojuegos", explica Jorge Gutiérrez, director de Dale una Vuelta, la asociación impulsora de la campaña.
Para prevenir los riesgos y dar a los hijos herramientas para afrontarlos, Gutiérrez propone una introducción "gradual" del móvil, puesto que si bien "no se puede poner puertas al campo", sí puede haber más de control parental. "Antes de dar un teléfono a tu hijo, hay que tener una conversación sobre sexo, que sepan todo lo que se pueden encontrar", afirma.
No obstante, recuerda que esto "es un problema global" en el que "todo el mundo tiene que intentar arrimar un poco más el hombro", desde las instituciones hasta las propias plataformas tecnológicas o los sitios con contenidos para adultos, y pide que se cumplan las leyes que ya abordan estas cuestiones: la ley europea de servicios digitales, la de protección integral a la infancia y la adolescencia o la ley de comunicación audiovisual. "No se puede dejar todo a los padres porque no llegan, necesitan ayuda", apunta.
Por ahora, numerosas aplicaciones tienen ya limitaciones de edad que se incumplen constantemente. Por ejemplo, WhastaApp es para mayores de 16 años; Tik Tok e Instagram para personas de 13. También fallan muchas veces los controles parentales que ofrecen las apps. Es por ello que Italia ha querido ir más allá y bloquear las tarjetas SIM de los teléfonos que pertenezcan a menores de edad para impedir que accedan a contenidos no aptos para ellos.
¿Debemos demonizar la tecnología?
Pese a todo, los expetos consultados hablan de buscar un equilibrio y no demonizar los dispositivos móviles. "Han venido para quedarse, estamos ya en la era digital desde hace bastantes años", recuerda Sánchez-Teruel, que no duda en defender el lado positivo de las nuevas tecnologías. "Se ha comprobado que sin las redes sociales muchos adolescentes, por ejemplo, en el periodo de confinamiento por la pandemia, hubiesen desarrollado graves trastornos del estado de ánimo y del comportamiento", explica.
De hecho, informes como Impacto de la tecnología en la adolescencia (Unicef) desvelan que un 98,5% de los adolescentes está registrado en alguna red social y se conecta "buscando relaciones positivas, comunicarse con sus amigos y divertirse". Ademas, desvela que el 40% de los encuestados están conectados "para no sentirse solos".
"Prohibir el teléfono móvil es muy complicado. Yo no soy partidario de las prohibiciones. Creo que cuando aparecen problemas lo que hay que hacer es educar a la gente", opina por su parte Cuesta, que argumenta que las tecnologías "por sí mismas son muy buenas": "Son el gran desarrollo del ser humano que le ayuda al ser humano a avanzar cada vez más y hacer cosas cada vez mejores".
Así, ambos profesores abogan, además, por enseñar en el uso responsable, por una mayor regulación en el ámbito educativo para poder minimizar el impacto negativo y marcar reglas que enseñen a tener hábitos de consumo saludable.
Macu Cristófol también recalca que como padres no son "anti-móviles" ni "prohibicionistas". "Aquí no hay ningún enemigo, ningún culpable. Queremos debatir, consensuar, educar y acompañar", explica.
“Enséñale que hay lobos, que vaya al bosque. Pero primero que vaya de tu mano“
Es por ello que desde su plataforma están apostando por trabajar mano a mano con la Comisión de AMPAs para llevar información a los colegios y ofrecer foros y espacios seguros donde poder hablar con los adolescentes. "Hay que tomar medidas. Enséñale que hay lobos, que vaya al bosque. Pero primero que vaya de tu mano".