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Los partidos miran a Galicia y el País Vasco para nuevas batallas electorales: las claves

  • El todopoderoso PP de Galicia mide sus fuerzas sin Feijóo tras cuatro mayorías absolutas del actual líder nacional
  • En Euskadi la clave está en la pelea entre el PNV y EH Bildu, con un alto crecimiento en las urnas de los abertzales en 2023

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El candidato del PP en las elecciones gallegas, Alfonso Rueda, con Alberto Núñez Feijóo
El candidato del PP en las elecciones gallegas, Alfonso Rueda, con el líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, en una fotografía de archivo. 

Sin descanso, los partidos afinan ya las estrategias electorales para el año que empieza en el que, otra vez, hay citas con las urnas: elecciones adelantadas en Galicia el 18 de febrero, elecciones en el País Vasco aún sin fecha y elecciones europeas del 6 al 9 de junio. Si en 2023 el foco estuvo puesto en las municipales y autonómicas de mayo y luego en los comicios generales de julio, que terminaron de resolverse casi cerrando el año y que convirtieron el 2023 en una campaña electoral permanente, en este 2024 los partidos miran al norte de España para nuevas batallas con varios frentes abiertos.

Desde hace ya tiempo, cada cita con las urnas, sea esta en la comunidad que sea, se convierte en una pelea nacional con unos partidos que llevan sus batallas ideológicas centrales a cada rincón de España. El ambiente político actual, en medio de una tensión, crispación y polarización sin precedentes, no apunta a dos procesos electorales autonómicos centrados en asuntos domésticos de cada región.

Las batallas en las elecciones gallegas y vascas son múltiples. Claro está que PSOE y PP siempre miden fuerzas en cada rincón. En Galicia la principal incógnita está en cómo afectará al PP en uno de sus feudos clásicos el hecho de que Alberto Núñez Feijóo ya no sea el candidato tras firmar cuatro mayorías absolutas, y en el País Vasco la batalla clave y principal está entre el PNV y EH Bildu, más igualados que nunca.

Pero hay más batallas. El PSOE lucha por recuperar un liderazgo perdido de la izquierda en Galicia con un BNG más que fuerte en la región, y en el País Vasco apuesta por volver a gobernar con el PNV.

Y a la izquierda del PSOE, las clásicas batallas de fragmentación del voto, ahora protagonizadas por Sumar y Podemos, que, de momento, concurrirán por separado en Galicia, a la espera de tomar la decisión final aún en Euskadi.

Las repercusiones de estas elecciones no se quedarán solo en los límites de estas comunidades. Está por ver cómo afectarán las nuevas contiendas electorales al nuevo intento de negociación del PSOE y el PP para la renovación del Consejo General del Poder Judicial con la mediación de la Comisión Europea. Y todo ello, en medio de una tramitación parlamentaria que marcará estos primeros meses de 2024 y que no es otra que la de la ley de amnistía, que seguirá protagonizando una agenda política 'caliente'.

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Elecciones adelantadas en Galicia, las primeras sin Feijóo

El adelanto electoral era un secreto a voces y el actual presidente gallego y candidato del PP, Alfonso Rueda, apretó el pasado 21 de diciembre el botón rojo electoral: cita con las urnas el 18 de febrero. Rueda se presenta por primera vez tras sustituir a Alberto Núñez Feijóo, que consiguió en 2020 una histórica cuarta mayoría absoluta en su tierra. Desconocía entonces el ahora líder nacional del PP el destino político que le esperaba y que estaría llamado a coger las riendas de un PP roto tras la salida de Pablo Casado en 2022.

No será sorpresa que Feijóo se va a volcar en Galicia para que el PP vuelva a arrasar en estos comicios y que allí, desde luego, juega en casa, como también lo hará el actual portavoz parlamentario del PP y exsecretario general de los 'populares' gallegos, Miguel Tellado. Rueda es consciente de que debe aprovechar el tirón indiscutible de Feijóo en Galicia, pero marcando un perfil propio.

Actualmente el Parlamento gallego es de los menos fragmentados de España con solo tres partidos representados: PP, BNG y PSOE, con 42, 19 y 14 diputados, respectivamente.

Para el PP una victoria en Galicia sería una forma de volver a esa senda de triunfos electorales que han hecho que el azul tiña el mapa territorial de España con gobiernos ahora mismo en Galicia, Cantabria, La Rioja, Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Extremadura, Andalucía, Región de Murcia e Islas Baleares, además de en Ceuta y Melilla. Esto significa que el PP gobierna en doce de las 17 comunidades, en muchas de ellas atado a Vox.

Los 'populares' aspiran a seguir mandando en Galicia sin depender del partido de Santiago Abascal, al que mantiene a raya en esta región, donde de momento no han tenido cabida en su parlamento con un irrelevante 2,05% de los votos. En esa imagen que buscan proyectar desde Génova poniendo el énfasis en que el PP no es Vox, en esta comunidad intentan que los de Abascal sigan sin marcarles el paso.

El PSOE, por su parte, tiene un reto difícil, que es liderar a la izquierda en la comunidad, ya que desde el año 2012 no consigue tener la posición hegemónica en ese espacio. En 2016 la entonces marca de Podemos, En Marea, 'sorpassó' al PSOE en el momento más potente de los 'morados' con Pablo Iglesias al frente, pero en las últimas elecciones de 2020 Podemos se derrumbó quedando fuera de este parlamento y el BNG dio la campanada convirtiéndose en segunda fuerza y líder de la oposición en Galicia. Su candidata, Ana Pontón, repite como cabeza de lista y en el PSOE se estrena José Ramón Gómez Besteiro, que tuvo una vuelta complicada a la arena política gallega tras años atrapado en procesos judiciales ya archivados.

El pacto firmado a nivel nacional entre PSOE y el BNG para la investidura de Pedro Sánchez se plantea como la antesala de un posible acuerdo en Galicia para poner fin a los gobiernos del PP.

A la izquierda del PSOE, la división manda. La guerra abierta entre Sumar y Podemos se traslada a Galicia donde ambas formaciones concurrirán por separado, después de que las bases de Podemos así lo hayan decidido. La formación de Yolanda Díaz se estrenará en sus primeras elecciones autonómicas en solitario en una plaza no menor para la líder gallega y con Marta Lois, actual portavoz parlamentaria, como candidata. Mientras que los 'morados' lo harán con la lista de Transformar Galicia con Isabel Faraldo como candidata. El exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, con una clara influencia en el partido, pidió antes de la consulta que las bases rechazaran la coalición electoral con Díaz.

Los líderes ya han iniciado la precampaña en Galicia y los mensajes se repiten. Tanto Pedro Sánchez como Yolanda Díaz ya han visitado la comunidad donde han llamado a la unidad de la izquierda para echar al PP de la Xunta, mientras que desde el BNG se llama a "no importar a Galicia la crispación madrileña". Feijóo, que acude a su tierra natal siempre que puede, lo tiene claro: revalidar las mayorías aplastantes a las que está acostumbrado el PP.

RTVE ya ha ofrecido un debate a tres de las fuerzas con representación en el Parlamento gallego para el 14 de febrero, cuatro días antes de las elecciones.

Elecciones vascas marcadas por la pugna entre el PNV y EH Bildu

Y de Galicia al otro punto caliente electoral en este 2024, el País Vasco, donde los partidos políticos parecen haberse puesto de acuerdo en algo: el relevo de sus candidatos.

El PNV daba la sorpresa el pasado mes de noviembre cuando anunciaba que quien ha sido lehendakari los últimos doce años, Íñigo Urkullu, daba un paso al lado para ceder su puesto como candidato a un desconocido Imanol Pradales. El resto de formaciones ha lanzado una estrategia similar y EH Bildu ha apostado por Pello Otxandiano; el PSE, por Eneko Anduenza; y el PP, por Javier de Andrés. Nombres muy poco conocidos en la arena política nacional.

En las pasadas elecciones autonómicas de 2020 el resultado fue el siguiente: PNV (31 escaños), EH Bildu (21), PSE (10), Elkarrekin Podemos (6), PP+Cs (6) y Vox (1), tras el que se formó un Gobierno conjunto del PNV y el PSE, con Urkullu e Idoia Mendía al frente.

Pero cuatro años después, las diferentes citas con las urnas del pasado año han demostrado que EH Bildu puede hablarle de tú a tú al PNV. En las elecciones generales de julio ambos obtuvieron cinco escaños por Euskadi en el Congreso de los Diputados con un empate que desempató EH Bildu ganando un diputado más en Navarra, de tal forma que por primera vez los abertzales tienen más representantes que los nacionalistas en la Cámara Baja.

En las municipales, la formación liderada por Arnaldo Otegi rompió su techo electoral obteniendo más votos que en ninguna otra convocatoria electoral con el resultado de 1.399 concejalías, superando al PNV, siendo la primera fuerza en 104 municipios vascos. Todo ello a pesar de la polémica suscitada por la presencia en sus listas de candidatos condenados por sus vínculos con ETA- algunos con delitos de sangre que posteriormente renunciaron-.

La pelea, por tanto, apunta a muy reñida (algunos sondeos dan la victoria a EH Bildu) entre dos partidos que forman parte, además, del bloque en el Congreso que ha permitido la investidura de Pedro Sánchez y que son socios parlamentarios del PSOE (el PNV también lo fue en el pasado del PP). Esta pelea en las elecciones autonómicas puede afectar a las votaciones en el Congreso ya que tanto PNV como EH Bildu querrán diferenciarse mirando a su propio electorado. Ya ha habido en los últimos meses zarpazos en el hemiciclo mirando más al País Vasco que a lo debatido allí.

Pero, a pesar de que el propio Sánchez dio un paso histórico sentándose por primera vez con la portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurúa, en la ronda para su investidura, y del pacto alcanzado a finales de 2023 entre PSE y EH Bildu en Pamplona para arrebatar la alcaldía a UPN, el propio presidente del Gobierno ha alejado la posibilidad de formar una alianza con EH Bildu en Euskadi y defiende la "asociación estratégica" del PSOE y el PNV "de presente y de futuro".

Otro aspecto común en los candidatos vascos es que los políticos que estaban en activo en los años del terrorismo de ETA- asunto que nunca sale de las campañas electorales en España- prácticamente desaparecen de la primera línea en el País Vasco y dan paso a nuevos candidatos que relevan a Iñigo Urkullu (PNV), Maddalen Iriarte (EH Bildu), Idoia Mendia (PSE-EE) y Carlos Iturgaiz (PP), de marcado perfil político.

La normalización de la izquierda abertzale en la vida política del País Vasco y en el resto de España es una realidad electoral y EH Bildu ha pasado de estar al margen del juego político nacional a convertirse en interlocutor y socio clave parlamentario del Gobierno de Sánchez. Su alianza en el Congreso es uno de los principales caballos de batalla del PP, que llama cada día a Sánchez a distanciarse "del brazo político de ETA". La moción de censura en Pamplona ha colocado este asunto de lleno en la actualidad política y todo apunta a que será una de las principales armas arrojadizas del PP en la campaña vasca.

En el País Vasco la situación en el sector a la izquierda del PSOE es algo más favorable a la posibilidad de candidatura conjunta por parte de Sumar, Podemos, Ezker Anitza-IU y Equo Berdeak, aunque de momento todo está en el aire. Las formaciones consideran necesaria una alianza ante las malas perspectivas electorales de su espacio político por el auge de EH Bildu con un discurso más social y la recuperación del PSE. Sigue la negociación entre estas formaciones sin la presión aún de la fecha electoral, que se desconoce.

Por el lado de la derecha, PP y Ciudadanos concurrieron juntos en las elecciones de 2020 con una fórmula que no funcionó y que le hizo perder escaños. El líder del PP se ha marcado como meta ser "decisivo" para el Gobierno del País Vasco.

Los partidos calientan motores, por tanto, en sus caravanas electorales y ya en febrero, otra vez, comenzará una campaña que, como mínimo y si no hay más sorpresas, seguirá hasta junio con las elecciones europeas. España ya se ha acostumbrado a la campaña electoral permanente.