"Crispación cotidiana" o cómo la polarización política se cuela en la vida diaria: "Todo es blanco o negro"
- Sociólogos, politólogos e investigadores alertan de cómo la crispación se va "adentrando en cada poro de la sociedad"
- Llaman a los políticos a "bajar el volumen" y creen que un factor importante son las "campañas constantes"
Discusiones en los bares sobre política que terminan en bronca, miedo a tratar aspectos polémicos de la actualidad con amigos para no tensar encuentros que deberían ser amables, familiares que prefieren no sentarse a la mesa juntos en Navidad porque no soportan los insultos hacia un líder político, 'guerras' abiertas en redes sociales e incluso líneas rojas inamovibles para no ligar en aplicaciones con alguien que tiene una ideología contraria.
Está pasando y es lo que Luis Miller, sociólogo e investigador del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC llama "crispación cotidiana", que no es otra cosa que la traslación a nuestra vida normal y diaria de una tensión, crispación y polarización que va en aumento en la política española y que parece no tocar techo y que va "calando en cada poro de la sociedad".
"Nos estamos adentrando en un terreno peligroso y hemos dicho tantas veces que la situación de la política es excepcional que cuando es excepcional de verdad no acabamos de creerlo", afirma a RTVE.es Miller, que apunta a "datos preocupantes" en la sociedad española que han hecho que el CSIC esté elaborando en este momento un estudio para analizar esta crispación cotidiana que se extiende velozmente al mismo ritmo que suben los decibelios más y más en el debate político público.
"Existen estudios llamativos que indican el aumento de personas de derechas que dicen que no se tomarían nunca nada con votantes de Podemos e independentistas o gente de izquierda que no lo haría nunca con los de Vox", señala, para explicar que tendencias investigadas ya en países como EE.UU. o el Reino Unido determinan como se dan sin mayores problemas matrimonios interraciales y con diferente religión, pero disminuyen los formados por personas de diferente ideología.
La responsabilidad de los políticos en una campaña "continua"
España arrancaba el año con los españoles tomando las uvas en sus casas con mayor o menor discusión política, pero con la imagen en la sede nacional del PSOE en la calle Ferraz de un grupo de ciudadanos que apaleaba e increpaba con violencia a un muñeco que simulaba al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, unos hechos que los socialistas han denunciado ante la Fiscalía por "amenazas graves". No es la primera vez que se ve a un muñeco o títere 'atacado' con la imagen de un político- los presidentes del PP, Alberto Núñez Feijóo, de Vox, Santiago Abascal o el expresidente de Cataluña, Carles Puigdemont, han corrido la misma suerte- pero la crispación ocupa en este momento cada espacio político e institucional con sesiones parlamentarias ya sea en el Congreso, el Senado, los parlamentos autonómicos o los ayuntamientos en medio de una tensión y violencia verbal (e incluso física) sin precedentes en nuestro país.
"Estamos tomando la deriva de otros países en algo muy peligroso que es poner en duda la legitimidad de un Gobierno con pactos que pueden gustar más o menos, pero que son legítimos", apunta el experto del CSIC, que señala una "responsabilidad clara" que tienen los políticos de todos los partidos en intentar "alejarse de los modos más duros, de un lenguaje completamente confrontacional y un constante reproche de todos a todos, sin otra intención que meterse el dedo en la llaga constantemente".
Destaca como una de las claves para este ambiente irrespirable en la política nacional "el hecho de que estemos en procesos electorales cada seis meses" y con campañas "continuas" en las que "los debates ideológicos, morales, identitarios y existenciales han sustituido a los temas del día a día" en un "estado de competición política" que nunca para.
Asuntos como la amnistía a los líderes independentistas, que ha calentado hasta el límite el 2023 político, es lo que Miller denomina "puntos focales" que los partidos usan para "delimitar a los votantes en un bloque u otro completamente irreconciliable". "Tocan la fibra emocional y los partidos obligan a una alineación total" en un bando o el contrario, sin punto intermedio posible.
Convertir al rival político en "enemigo"
Por su parte, el doctor en Sociología Jordi Busquets alerta de una "crisis de la cultura democrática muy preocupante" y de la tendencia en política a "buscar chivos expiatorios" y a "convertir al rival político en tu enemigo". "En una sociedad tan compleja, plural y diversa es normal que haya muchas opciones políticas y que haya diferencias; lo que no es normal es que estas sean irreconciliables y que no existan puntos de diálogo y de encuentro", afirma, para poner el foco de la polarización absoluta social en claves muy profundas como un "malestar de fondo latente", un "problema de expectativas y de horizonte en la sociedad", "una crisis de confianza y de esperanza hacia el futuro" y el "auge de la extrema derecha", aspectos que no delimita a España sino a toda Europa.
"Ante la incertidumbre y las crisis la gente busca enemigos y culpables", afirma, para lamentar que desde el ámbito político se "criminalice al rival" y esto al final cala en la sociedad. Pone también el foco en los medios de comunicación que, a su juicio, "alimentan las dinámicas de odio" y de unas redes sociales en las que muchos buscan "vivir aislado, en su burbuja, con la ilusión falsa de que lo que uno piensa es lo que todo el mundo piensa". Cree que estos son factores claves de polarización, tensión y crispación.
Busquets abunda en el concepto del "bloqueo" constante en redes. "Bloquear es perder el contacto con la otredad. Estás con los tuyos y vives en una especie de burbuja e ilusión. Te desconectas de la realidad de los demás y no hay realidad compartida. Esto se traduce en que no hay puntos de encuentro ni diálogo" en la gente.
La investigadora y politóloga Marta Fraile destaca una "tendencia generalizada" en la sociedad de "haber perdido el miedo a los extremismos" y habla de "cierto enganche" de una parte de la ciudadanía con unas dinámicas en política de "simplificación absoluta" y de aceptar "puntos de vista muy radicales".
En este sentido, apunta a la desaparición de un "votante mediano" que buscaba más el centro- algo que ha ido desapareciendo desde el fin del bipartidismo y el auge de nuevos partidos- y cree que el panorama político actual "no llama a la moderación".
Fraile coicide con el resto de expertos en augurar que el "atrincheramiento político" no parece que vaya a parar y es común también una llamada clara y contundente a la responsabilidad política para tratar de "no quedarnos enquistados" en la polarización y la crispación enconada, insiste la politóloga.
Tanto Busquets como Fraile coinciden en la necesidad de darle valor "a pactar y a negociar en política" como forma también de que en la sociedad cale el mensaje de hablar y acordar con el que es diferente a ti en lo ideológico.
"Descartamos grises y todo es blanco o negro"
La doctora en Psicología Silvia Álava habla de cómo el "sesgo de confirmación" se eleva más y más en la política actual y hace que "solo se seleccione la información política que confirma nuestra propia hipótesis". "Descartamos los grises y todo es blanco y negro. Estos son los buenos y estos son los malos", añade, en una entrevista a RTVE.es, en la que explica cómo esto es "muy peligroso" en personas ya de por sí muy polarizadas.
"Cuanto más extremista y menos flexible se sea, más actúa ese sesgo de confirmación", dice. El algoritmo de las redes sociales hace que cada uno tenga la sensación, por la información que tiene en su móvil, de que todo el mundo está en su misma línea, opinión e ideología y esto solo empeora esa polarización y radicalización social.
Todos los expertos señalan como elemento clave el abuso que los políticos hacen constantemente de la "emoción" y las "pasiones" para llamar al electorado- las urnas constantes sitúan a la sociedad más como hipotéticos votantes que como ciudadanos- y también en cómo ese apasionamiento ante casi cualquier aspecto político penetra más y más en la conversación cotidiana y en los encuentros familiares y con amigos.
La psicóloga además alerta sobre lo peligroso de los comportamientos masivos en protestas o manifestaciones que terminan con incidentes en los que se increpa a un político o un partido y de cómo en esas masas enfadadas se "diluye" la responsabilidad de lo que se dice y lo que se hace y la "sensación de impunidad" aumenta de forma considerable. "No soy yo, es el grupo...eso se piensa", añade.
Desde el CSIC recuerdan que España está en cabeza entre los países de la UE con mayor participación en las manifestaciones y protestas (pacíficas, claro está) y que tiene unos niveles de participación en elecciones altos, lo que pone de manifiesto que "interesa y mucho la gestión política.
La crispación: del Congreso a los bares e, incluso, los ligues
Coinciden por completo con estos expertos en Sociología, Política y Psicología, otros 'catedráticos' de lo que pasa en la calle: aquellos que atienden en los bares.
Luis, dueño de un bar en el distrito de Arganzuela de Madrid, lo tiene claro: "He tenido que echar a gente porque han empezado a discutir por política y todo ha terminado en gritos".
En otra cafetería cuentan a RTVE.es que han optado por apagar la televisión. "Si pongo la televisión, la gente entra, la mira y termina discutiendo. Pongo música y los apaciguo", señala un camarero, que relata así de forma muy gráfica y cotidiana cómo ese contagio de lo que se ve en la televisión termina en la calle casi por imitación.
Obviamente, una discusión de bar sobre el asunto que sea no es novedad alguna, pero coiciden en que en los "últimos tiempos los decibelios llegan a puntos insostenibles".
"Conozco a gente que ha dejado de ir a un bar concreto en el que tomaba café cada día porque 'Menganito' le daba la turra diaria con tal partido, con tal político, con tal tema. Eso le suponía arrancar la jornada crispado y cabreado", dice este camarero, que tiene como normal laboral "no hablar de política jamás".
Otro ejemplo de cómo la polarización y crispación política se cuela en la vida cotidiana es el testimonio de Isabel (nombre ficticio), de 46 años, que vivió un episodio en una red social para ligar que le dejó "perpleja": "Llevaba unas semanas hablando con un chico que me gustaba y habíamos hablado un poco de todo y mi interés en él iba en aumento y quería quedar para conocernos. Un día me pregunto mi opinión sobre la amnistía y le dije lo que pensaba. Me bloqueó de inmediato y ni se despidió. Nunca jamás me había pasado esto".
El sociólogo Busquets considera que se "magnifica" el desencuentro social que es "consustancial a toda sociedad plural y compleja" y plantea que la gente, por lo general, es "bastante civilizada".
Todos los expertos consultados coinciden en señalar que los políticos deben "bajar" y mucho "las revoluciones" para tratar de calmar el ambiente político. Está por ver cómo evoluciona este año que, de momento, no ha empezado con buen pie en cuanto a polarización, palabra del año en 2023 y que llaman a olvidar en 2024.