Diez años de la muerte de Ariel Sharón, rival político de Netanyahu y artífice de la "desconexión" de Gaza
- Sharón desalojó las colonias judías que los socios de ultranacionalistas de Netanyahu reclaman reconstruir
- Sigue la actualidad de la guerra entre Israel y Hamás
Este jueves se cumplen diez años de la muerte de Ariel Sharón, dirigente militar y político israelí. Considerado un "halcón" en su política hacia los palestinos, estos le recuerdan por su papel en las masacres de Sabra y Chatila en Líbano.
Como primer ministro, Sharón decidió sacar al Ejército de Gaza y desmantelar las colonias judías en la Franja, enemistándose con los ultrarreligiosos que hoy, integrados en el gobierno de Benjamín Netanyahu, piden recuperarlas.
"Eso es inconcebible", asegura a RTVE.es Anita Shapira, historiadora y profesora emérita de la Univeridad de Tel Aviv. Shapira destaca el "pragmatismo" de Sharón como primer ministro y sus diferencias con Netanyahu. "Sharón fue el derechista que estuvo listo para llegar a un compromiso. Bibi [apelativo de Netanyahu] hoy es demasiado débil para hacerlo, incluso si quisiera".
"Halcón" y héroe militar en Israel
El 11 de enero de 2014, Sharón fallecía a los 85 años tras ocho en coma por un derrame cerebral. Su vida había corrido pareja a la de Israel.
Nacido en Palestina durante el mandato británico, Sharón luchó en todas las guerras de Israel desde la fundación del Estado en 1948. Considerado un héroe de guerra, entró en política como miembro del Likud, el partido tradicional de la derecha israelí.
Siendo ministro de Defensa dirigió la invasión de Líbano de 1982. Allí, los falangistas cristianos libaneses cometieron las masacres de Sabra y Chatila bajo la protección de las fuerzas israelíes. Sharón fue destituido de su cargo en 1983 por un tribunal israelí que le consideró indirectamente responsable de los asesinatos.
Pero ello no le impidió volver a la arena política. El 28 de septiembre de 2000, su inesperada visita a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén contribuyó al comienzo de la Segunda Intifada. En 2001, tras la caída del gobierno del laborista Ehud Barak, se convirtió en primer ministro.
Sharón frente a Netanyahu: dos líderes muy diferentes
"Cuando se convirtió en primer ministro, cambió su política", declara a RTVE Anita Shapira, quien cree que Sharón giró al centro, e incluso a la izquierda y se convirtió en el mayor "pacificador" (peace maker) después de Isaac Rabin, el primer ministro laborista asesinado en 1995. "Fue tan pragmático como fue posible", remarca.
La historiadora israelí considera que, dirigiendo un gobierno de la derecha, Sharón pudo contar con el apoyo de la izquierda para su política hacia los palestinos.
Sharón es recordado en Israel como un héroe y un líder fuerte, que fue capaz de tomar decisiones difíciles. Hoy en Israel gobierna Netanyahu, que fue su rival en el Likud.
Para Anita Shapira, no hay comparación posible entre ambos líderes. "Sharón fue el derechista que estuvo listo para llegar a acuerdos. Bibi hoy está demasiado débil para llegar a un compromiso, incluso si quisiera", afirma, y pone como ejemplo que Sharón "cedió áreas en la parte norte de Cisjordania que el gobierno de Netanyahu, el peor gobierno en la historia de Israel, ha retomado".
Carmen López, doctora en Ciencias Políticas y profesora de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), describe a Sharón como un "sionista tradicional", mientras que Netanyahu "tiene una fuerte impronta neoliberal y neoconservadora, que prima incluso sobre su sionismo".
Por su parte Isaías Barreñada, doctor en Relaciones Internacionales e investigador también en la UCM, señala que, mientras el primer ministro fallecido era "orgullosamente secular" y prefería pactar con los laboristas, Netanyahu "está dispuesto a acuerdos de supervivencia con los religiosos y ultranacionalistas".
"Hoy en Israel no hay ningun líder político que tenga el carisma para articular un apoyo en torno a su figura, aunque no se coincida ideológicamente. Creo que Sharón fue el último", concluye.
Autor de la "desconexión" de Gaza
En 2005, Sharón tomó la decisión de retirarse unilateralmente de la Franja de Gaza, desalojando el bloque de colonias de Gus Katif, con unos 8.000 colonos, y de cuatro asentamientos del norte de Cisjordania. Fue la llamada "desconexión".
"La desconexión fue el intento de Sharón de empezar una nueva relación con los palestinos. La idea de la desconexión era sacar los asentamientos de en medio de la población palestina. Eso fue algo que los ultrarreligiosos no le perdonan hasta hoy", asegura Shapira.
Barreñada cree, por el contrario, que la "desconexión" no se hizo para contribuir a la paz. "Se tomó la decisión de retirar las pocas colonias que había porque requerían una enorme inversión en seguridad (...) Fue un cálculo frío y poco ideológico, muy propio de Sharón, que era un militar metido a político, de la vieja escuela", asegura.
La arquitectura de los acuerdos de Oslo se había derrumbado definitivamente en el 2000, con el fracaso de las conversaciones de Camp David entre Ehud Barak y Yasir Arafat, e Israel, según el doctor de la UCM, pasó de la negociación a tratar de fijar unilateralmente los límites de la soberanía palestina.
Al mismo tiempo que desmantelaba los asentamientos en Gaza, Israel mantuvo el control de las fronteras del enclave y reforzó la colonización de Cisjordania con la construcción del muro de separación en torno a las localidades palestinas. "La salida de Gaza no significa el final de la ocupación, sino otro tipo de ocupación", subraya Barreñada.
Carmen López cree que existe una relación "no directa, pero sí clara" entre aquella decisión de Sharón y la situación actual en el enclave. "Se trataba de consolidar la división entre Cisjordania y Gaza, y poner trabas a la creación de un Estado palestino", declara a RTVE.es.
A partir de 2005, Israel pasó a considerar que ya no ocupaba Gaza, y a hablar de la Franja y de Cisjordania como si fueran dos entidades diferentes. En realidad ambas (incluyendo Jerusalén Este) conforman los Territorios Ocupados palestinos, e Israel sigue siendo la potencia ocupante, según el derecho internacional.
Las diferencias con el Likud a cuenta de la "desconexión" llevaron a Sharón a fundar su propio partido, el Kadima. En enero de 2006, aún en el cargo, sufrió una hemorragia cerebral que le llevó a un estado de coma permanente. Su segundo en el Kadima, Ehud Olmert, le sustituyó en el puesto. En 2014, tras ocho años en coma, murió.
La ultraderecha pide reocupar la Franja
Tras el atentado del 7 de octubre y la invasión de Gaza, la ultraderecha en el gobierno de Netanyahu se ha lanzado a pedir la reocupación de la Franja. Así lo han hecho los dos ministros del partido Sionismo Religioso, Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, que han instado a la expulsión de los de gazatíes y a la recolonización judía del enclave palestino.
Anita Shapira cree que eso es "inconcebible". "Espero que Israel no permita a israelíes asentarse en la Franja. - subraya - Debe haber una fuerza internacional para reconstruir Gaza, ayudar a la gente allí y asegurarse de que Hamás no recupera su fuerza".
"Reocupar Gaza significaría invertir en militares, en una zona tapón, muy distinta a la que había en tiempos de los asentamientos. - advierte Barreñada - Habría que ver si el Ejército y el gobierno están dispuesto a acompañar los proyectos de colonos extremistas".
Israel se enfrentaría además a la condena internacional, incluso de sus aliados más cercanos que, como EE.UU., le piden que garantice el regreso de los palestinos deplazados por la guerra.
Barreñada señala también el lugar destacado que ocupa Gaza en la identidad palestina, no solo por su población (2,2 millones, aproximadamente el 40 % de la población total de los Territorios Ocupados), sino por su historia y su valor económico. "Es quizá tan importante como Jerusalén - asegura - Para los palestinos, perder Gaza sería una derrota mayúscula".
El doctor de la UCM cree más probable que Israel cree una "zona de nadie" dentro de Gaza, alejando a los palestinos de la frontera, y se reserve la posibilidad de intervenir en la Franja. El Ministerio de Defensa israelí ha hecho circular un plan que apunta en esa línea para el día después de la guerra.
Este mismo miércoles, el presidente palestino, Mahmud Abás, advertía al secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, de que Gaza forma parte integral de Palestina. Netanyahu, por su parte, ha aseguado que "Israel no tiene ninguna intención de ocupar Gaza permanentemente ni de desplazar a su población civil".