Negociaciones al límite y votación de infarto: el primer pleno del año augura una inestabilidad parlamentaria total
- El Gobierno salva el decreto 'ómnibus' y del plan anticrisis gracias a Junts y Podemos tumba el de desempleo
- Los socios de Sánchez lo vuelven a dejar claro: no tiene mayoría y tendrá que sudar cada voto en cada pleno
El primer pleno parlamentario de este 2024- la primera prueba de fuego del Gobierno de Pedro Sánchez en esta legislatura- ha dejado claro que el Ejecutivo va a sufrir y mucho los próximos cuatro años, si es que la legislatura dura tanto. Todo apunta a que el Gobierno va a tener que acostumbrarse a saber cómo empiezan los plenos, pero no cómo acaban, con negociaciones 'in extremis', fijación de posiciones de última hora, cambios de votos ya anunciados y pactos alcanzados en el tiempo de descuento.
El pleno de los primeros decretos (el relativo a la justicia y la función pública, el de medidas anticrisis y el de los subsidios de desempleo), celebrado este miércoles, fue de infarto, muy bronco y, a ratos, de desconcierto absoluto; y finalmente Junts, que había avanzado su 'no' a los tres decretos, lo que suponía su caída, salvó el de 'ómnibus' y el de medidas anticrisis. Primero decidió no votar, en una primera votación telemática que hubo que repetir por un empate, y posteriormente se abstuvo en la votación definitiva por llamamiento que alargó un pleno hasta las 12 horas de duración.
No se pudo salvar, eso sí, el decreto de subsidios de empleo porque en este caso el 'no' anunciado de Podemos se mantuvo hasta el final.
JxCat pactó al final con el PSOE la delegación de las competencias sobre inmigración a la Generalitat, suprimir el artículo de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que a su juicio haría peligrar la amnistía y cambios legales para que puedan volver las empresas a Cataluña que se fueron durante el 'procés', entre otras medidas que facilitaron que cambiara de posición y salvara los decretos del Gobierno.
El foco estaba en lo que pasaba en el pleno, celebrado en el Senado por las obras en el Congreso, pero también en lo que se fraguaba en los despachos con las negociaciones de última hora y a varias bandas.
El Gobierno salva así este primer test de estabilidad, en un pleno tras el que el presidente del Gobierno mostró su satisfacción y dijo que era "un gran día para la mayoría social del país", para repetir una de sus máximas: "Buscar votos hasta debajo de las piedras para dar estabilidad".
"Bien está lo que bien acaba", apuntó, y destacó que "la democracia pluripartidista tiene estos azares".
Por su parte, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, compareció para decir que estaba "atónito" ante el "esperpento de desgobierno" y la "deshonra" de Sánchez frente a Junts. El jefe de la oposición se mostró preocupado: "Si tres decretos han supuesto un jaque al Gobierno, aterra pensar cómo será cada semana de esta legislatura".
Junts y Podemos, los 'rebeldes' del bloque
Uno de los principales retos, reconocido por el propio presidente al ser investido es afrontar en cada pleno la complejidad de armar mayorías parlamentarias que le permitan avanzar en su agenda legislativa con una exigua mayoría asegurada en cada votación de tan solo 147 diputados, los de PSOE y los de Sumar. Los miembros del Gobierno repiten a cada paso que tendrá que ser "la legislatura del diálogo" y esta primera sesión parlamentaria lo ha dejado más que claro.
Los grupos nacionalistas e independentistas que forman parte del bloque de investidura ya le advirtieron- "tendrá que sudar cada voto", "tendrá que pelear cada votación con cada grupo", "nada va a ser gratis", "los pactos tendrán que ser con todos y sobre todo"- y, a la primera, ya se lo han demostrado.
Y sin sorpresas, todo apunta a que el hueso más difícil de roer en cada pleno va a ser Junts, la formación que a punto estuvo de dejar caer los tres decretos leyes este miércoles.
En el caso de Podemos, el otro partido 'rebelde' dentro del bloque en la votación, votó a favor de los decretos sobre el escudo social anticrisis y el relativo a la Justicia, pero en contra del subsidio de desempleo, el único que al final no prosperó.
En la pasada legislatura el partido de Carles Puigdemont mantuvo una posición constante de confrontación con el Gobierno, mientras ERC, PNV y EH Bildu se consolidaban como socios claves parlamentarios, y en este nuevo mandato ha entrado en ese 'club' de socios parlamentarios como nueva estrategia política, pero marcando su estilo: cuando tenga que decir 'no', no le temblarán las piernas, a no ser que se acepten sus condiciones.
Incluso el portavoz adjunto de Junts en el Congreso, Josep Maria Cruset, amenazó este miércoles con votar en contra de unos futuros Presupuestos Generales del Estado si el Gobierno no hace "las cosas diferentes" y dejó claro que su formación no forma parte de "ningún bloque español".
Precisamente el Gobierno es muy consciente de que esa primera negociación presupuestaria de la legislatura será la prueba definitiva de la estabilidad parlamentaria, con una negociación que se espera más que ardua y compleja, pero quizá no contaban en Moncloa con que la amenaza de que sus decretos no saliesen adelante no sería una realidad ya tan pronto, con un Ejectivo que no ha cumplido dos meses.
Aritmética parlamentaria con duelos latentes entre los socios de Sánchez
La aritmética parlamentaria volverá a ser un quebradero de cabeza para el Gobierno de coalición de PSOE y Sumar.
A nadie se le escapa que en cada votación en el Congreso hay que leer más allá: en el caso de Junts busca una diferenciación constante con ERC, que solo puede agudizarse según avance este 2024 ante la cercanía de unas elecciones catalanas para las que queda tan solo un año.
Y en el caso de Podemos, busca marcar distancias con Sumar, tras su divorcio parlamentario, para erigirse como el partido que "lleva a la izquierda" al PSOE. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, fue muy crítica con sus exsocios, a los que acusó de votar junto a la extrema derecha de Vox en una decisión que, dijo, pasará factura política a la formación 'morada'.
Y cuando quedan pocos meses para las elecciones vascas- no hay fecha, pero todo apunta a abril- los movimientos pueden afectar en votaciones próximas a decisiones parlamentarias de PNV y EH Bildu, que mantendrán una durísima batalla en esa cita con las urnas en Euskadi.
Ya en la pasada legislatura el Gobierno de Sánchez aprendió a moverse constantemente en el alambre parlamentario, con votaciones clave y de infarto como la reforma laboral, que solo salió adelante por el error en el voto de un diputado del PP.
No parece que en esta legislatura vaya a haber tranquilidad alguna en el Congreso con un bloque de partidos independentistas y nacionalistas que peleará cada votación para conseguir sus propios objetivos y con el principal partido de la oposición, el PP, poco dispuesto a pactar cosa alguna con el PSOE.
Esta semana el líder de los 'populares' se lo dejaba claro a Sánchez diciéndole que no espere que el PP "acuda al rescate del Gobierno" con "insultos, chantajes y desprecios" cuando "sus socios independentistas le abandonen".
Unos socios que este miércoles volvieron a recordar al presidente que no tiene mayoría absoluta. ERC dejó claro al Gobierno que no está a "su servicio" y que "debe dialogar más", en la misma línea de lo dicho por PNV y EH Bildu, menos beligerantes todos ellos que Junts, pero sin garantizar el apoyo a Sánchez, al que le espera otra legislatura en el alambre del Congreso.