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Marea plástica en Galicia (III)

El sector del mar, en calma tensa por el vertido de plásticos: "Las rías ya no soportan más contaminación"

  • Los pescadores no han notado que el vertido haya afectado a los peces, pero temen que el miedo pueda reducir las ventas
  • Recuerdan que el problema del plástico en el mar es continuo más allá de este episodio

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Pélets plástico: Porto do Son y el resto de localidades de la ría de Muros y Noia dependen del mar
Porto do Son y el resto de localidades de la ría de Muros y Noia dependen profundamente del mar

Galicia está acostumbrada a mirar al mar. De allí viene la excepcional riqueza de su pescado y marisco, parte fundamental de la economía de muchas comarcas costeras, pero también los desastres medioambientales.

Ahora, con el vertido de pélets de plástico que han arribado a prácticamente todo el litoral gallego, los pescadores se dividen entre los que miran con preocupación el impacto que pueda tener en su modo de vida y los que llaman a la calma, rebajando la gravedad de lo ocurrido.

Entre los primeros está Santiago Cruz, patrón mayor de la cofradía de Noia. Cruz ha movilizado a varios de los pescadores de esta localidad para ir personalmente a comprobar cómo están las playas y las zonas de marisqueo, y así alertar a quienes trabajan en ellas en el caso de que haya. Además, aprovechan para limpiar en la medida de la posible los arenales.

"Son contaminantes y el que diga que no, miente"

"Esto lo comen los peces y es una cadena. Hay que quitarlo", afirma mientras trata de vislumbrar las diminutas bolas de plástico en la playa de Las Gaviotas. "Son contaminantes, y el que diga que no, miente", insiste, contundente.

Por el momento se ha movilizado un grupo de 12 personas, y pretenden hacer un seguimiento semanal para comprobar si aumenta el número de plásticos. De momento en este municipio que se sitúa al final de la ría la cantidad de plásticos es pequeña. "Lo supervisamos para quedarnos más tranquilos", cuenta, y recuerda que "esto puede ser un problema ahora pero también puede serlo dentro de 50 años, porque se hace aún más pequeñito".

En Noia, cuya ría es célebre por la calidad y la cantidad de la almeja, se muestran "preocupados por los vertidos que hay en las rías", ya antes de los pélets. "Habría que cambiar la política medioambiental desde la Xunta porque tenemos un producto excelente aquí en Galicia y unas playas riquísimas y no se está actuando correctamente. Las rías ya no soportan más contaminación", lamenta.

El arte de las nasas es muy común en la ría de Muros y Noia

El arte de las nasas es muy común en la ría de Muros y Noia RTVE/ ÁLVARO CABALLERO

"Es algo mediático, no hay que darle más importancia de la que tiene"

En otras cofradías el discurso es diferente. En la de Porto do Son, también en la misma ría de Muros y Noia, consideran que "se le está dando más bombo de lo que puede llegar a ser". "Es una situación puntual, pero es que toneladas de plástico las hay todos los días. Lo que ocurre es que es algo muy mediático y llamativo, pero no hay que darle más importancia de la que tiene", explican. De hecho, sus pescadores tienen la orden de recoger la basura del mar, en su mayoría plásticos y restos de pesca, y traerlo a tierra para que sea retirado.

Entre muchos pescadores no hay tanto temor por lo que pueda perjudicar a las especies, sino porque se extienda el miedo entre los compradores. "Eso creo que sí que va a afectar. A lo mejor no en la cercanía, pero sí en otras zonas de interior", considera Javier, que trabaja en este puerto. Tanto él como sus compañeros en este puerto y en otros aclaran que siguen trabajando con total normalidad.

"Sí que puede afectar a la imagen, eso lo ves cuatro veces en la televisión y te lo piensas dos veces antes de comprarlo, aunque no sea tóxico. Y más con los precios de venta que tiene ahora el producto", señala Juan, que trabaja el mejillón en el puerto de Muros, otro municipio muy dependiente del sector, sobre todo del pulpo y del marisco, pero también del pescado.

Juan, junto a su barco en el puerto de Muros

Juan, junto a su barco en el puerto de Muros RTVE/ ÁLVARO CABALLERO

Él está tranquilo ya que su especialidad no se ve directamente en riesgo. Al tratarse de plásticos de cinco milímetros, no pueden ser filtrados por los moluscos, y hasta que no se degraden y reduzcan su tamaño, lo que puede tardar años, no parece que puedan afectar a mejillones y otros bivalvos.

En esta localidad, al otro lado de la ría, la preocupación es relativa. "Aquí dentro de la ría prácticamente no hay nada. Obviamente hay que sacarlas cuando llegan a tierra, porque sacarlas del mar es imposible, no se ven", apunta José Antonio, secretario de la cofradía. "De momento no hay preocupación, ya veremos en un futuro".

Sin efectos por ahora en lonjas y pescaderías

Pero en el sector del mar no solo trabajan los pescadores. Eso lo saben muy bien Ana y Pepita, redeiras en el puerto de Porto do Son. Su trabajo, reparar las redes de pesca que se han roto, es arduo y desagradecido, y en contraste con el sector masculinizado de la pesca, esta labor recae por lo general en mujeres. "Por ahora no tenemos miedo, porque hasta ahora ha venido poco plástico, pero no sabemos qué puede pasar si se lo comen los peces", señala Ana. "Aquí vivimos todos del mar, y si no hay pesca no rompen las redes", añade su compañera.

Ana y Pepita son 'redeiras', un trabajo muchas veces olvidado del mundo del mar

Ana y Pepita son 'redeiras', un trabajo muchas veces olvidado del mundo del mar RTVE/ ÁLVARO CABALLERO

Siguiendo la cadena, tras los pescadores y otros oficios paralelos están las lonjas y pescaderías. En el mercado de abastos de Porto do Son no notan ningún descenso en las ventas, pero temen que ocurra si se extiende la alarma. "Ese es el miedo que tenemos. La gente lo comenta, que está contaminado, pero el que vendemos está completamente limpio", explica Begoña, al frente de un local.

También opina lo mismo Sandra, pescadera en Muros. Descarta cualquier preocupación y tampoco ha registrado menos ventas, tanto lo que vende directamente en el pueblo como lo que se envía al resto de España. "Incluso si tuviera algo, aquí lo limpiamos", recuerda.

En el mercado de abastos de Porto do Son no notan un descenso en ventas

En el mercado de abastos de Porto do Son no notan un descenso en ventas RTVE/ ÁLVARO CABALLERO

Un hartazgo que viene de atrás: "Aquí no le importamos a nadie"

Más allá de este vertido concreto, en el sector se percibe un hartazgo que viene de lejos. Desde su barco en Porto do Son, Ramón, pescador de nasa (pulpo, nécora, camarón) lamenta el abandono hacia su sector. "Se habían caído no sé cuantos contenedores y aquí parece que nadie sabía nada. Aquí no le importamos a nadie", apunta, y añade, lacónico: "Siempre somos los últimos"

Aunque ve enormes diferencias entre aquel episodio y este, recuerda el desastre del Prestige, que obligó a los pescadores a parar durante meses. Él, además, no pudo cobrar las ayudas porque no estaba enrolado en ese momento, y tampoco cobró a pesar de ayudar en la limpieza. "Tuve que emigrar. Me dedico a la mar, si no se puede ir a la mar…".

Ramón y Aitor arreglan las redes antes de otra salida al mar, en el puerto de Porto do Son

Ramón y Aitor arreglan las redes antes de otra salida al mar, en el puerto de Porto do Son RTVE/ÁLVARO CABALLERO

Aitor, compañero suyo, también ve que el sector en una crisis sostenida en el tiempo: "Cambia según el año, pero cada vez hay menos para pescar". Poco después y muy cerca de aquí, en la lonja, ocurre una escena que ejemplifica las quejas de Aitor. Allí llega otro pescador con su exiguo botín del día. Después de pasarse embarcado desde las 5:00 de la mañana hasta el mediodía, solo logró pescar dos pulpos, ninguno especialmente grande. Tan poco que ni siquiera los vendió, y terminó por llevárselos para comer con su familia.

El vertido ha tenido una doble cara para algunos trabajadores del mar. Muchas mariscadoras de la ría de Muros y Noia, que han tenido un año para olvidar por el cambio climático —altas temperaturas del agua el pasado verano y temporales en otoño—, y que ahora se encontraban sin trabajo activo, han sido contratadas para limpiar las playas por el Ayuntamiento de Muros. Una oportunidad para sortear, al menos temporalmente, una crisis del sector lenta pero continua, y para la que el vertido de plástico no ha sido más que otra vuelta de tuerca.