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Marea plástica en Galicia (IV)

Los voluntarios del Prestige vuelven a limpiar las playas: "La ciudadanía está otra vez por encima de los gobiernos"

  • Muchos de los que colaboraron en la limpieza del chapapote en Galicia repiten su misión ahora retirando plásticos
  • Señalan las grandes diferencias entre ambos casos, pero ven coincidencias en la respuesta popular o la falta de medios

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Cientos de voluntarios se han lanzado a limpiar las playas en Galicia, pero siguen siendo números lejanos a la "marea blanca" de 2002
Cientos de voluntarios se han lanzado a limpiar las playas en Galicia, pero siguen siendo números lejanos a la "marea blanca" de 2002

Uxía se ha vuelto a enfundar, más de dos décadas después, el mismo mono que llevó para limpiar las playas de la marea negra del Prestige. Mucho ha cambiado desde aquel vertido, en Galicia y en su propia vida, pero en cuanto vio que las olas traían otro vertido a las playas de las Rías Baixas, no dudó en bajar de nuevo a la arena para colaborar en la limpieza.

Este vecina de Ribeira no es la única que ha estado presente en ambas limpiezas, en la del chapapote de aquel desastre en 2002, cuando se vertieron al mar 63.000 toneladas de chapapote, y en el vertido de pélets de plástico actual. Aquí son muchos los que utilizan aquel saber aprendido durante la dura experiencia del Prestige para aplicarlo ahora, aunque, eso sí, todos recalcan las importantes diferencias entre uno y otro. Hablamos con algunos de ellos para RTVE.es

Como ya tenemos el recuerdo de entonces, esto es adelantarse a los acontecimientos

"Aquello fue mucho más salvaje. Para mí fue un golpe, me preguntaba cómo podía ser que llegara tanta cantidad a las playas. Era todo negro, no había nada", recuerda mientras limpia la playa de la Covasa, en Aguiño, en el extremo de la ría de Arousa. "Como ya tenemos el recuerdo de entonces, esto es adelantarse a los acontecimientos", explica.

Uxía, que ya vivió el desastre del Mar Egeo, vuelve a vestir el mismo mono que usó en la limpieza del Prestige

Uxía, que ya vivió el desastre del Mar Egeo, vuelve a vestir el mismo mono que usó en la limpieza del Prestige RTVE/ÁLVARO CABALLERO

"Esto es como empezamos con el Prestige, con todo de casa"

Ve diferencias entre el petróleo que lo impregnaba todo y estas diminutas bolas de plástico, casi indistinguibles de la arena. "Esto es más pequeño, más difícil de limpiar. Pero los métodos es como empezamos al principio del Prestige, con todo de casa, y estamos haciendo lo mismo", relata.

Aquel desastre de 2002 no fue el primero que vivió Uxía. Antes, en 1992, ya sufrió de cerca el hundimiento del Mar Egeo, que se incendió en plena costa de la ciudad de A Coruña, dejando las imágenes del humo negro junto a la Torre de Hércules en la memoria colectiva de los vecinos de entonces. "Ya soy gato escaldado", bromea.

Quizá el cambio más importante en la para Uxía desde entonces fue el nacimiento de su hija Luz. Con 17 años, esta joven no conoció el desastre del Prestige, pero siempre ha escuchado conversaciones en casa, donde el recuerdo del vertido sigue presente, y acompaña a su madre en la limpieza. "No había vivido algo tan heavy, pero sí que me podía imaginar que podía pasar algo así. Siempre vi los barcos llevando cargamentos", explica.

"Solo en esta playa, una de las peores, había 200 personas"

Otra diferencia sustancial entre ambos casos es la cantidad de implicados en la limpieza. Para la del Prestige llegó a haber en la costa gallega 300.000 voluntarios procedentes de toda España y del extranjero, la mayor oleada de solidaridad nunca antes vista en España, mientras que por ahora los voluntarios se cuentan por decenas o cientos, según el día.

Fernando Albrales, percebeiro y hoy concejal de Mar en Ribeira, fue uno de los coordinadores de lo que se conoció como "marea blanca", por los distintivos monos de protección que llevaban. "En esta playa había 200 personas", indica, en la misma ensenada de la Covasa, frente a las cinco que hay limpiando mientras habla.

Este arenal fue "uno de los peores", ya que por las corrientes y las mareas, aquí no debaja de llegar chapapote. Ahora se ve también este efecto, ya no solo por los pélets, sino por la cantidad de basura encallada en las rocas. Solo en Aguiño, una parroquia perteneciente a Ribeira de menos de 3.000 habitantes en la actualidad, llegó a haber 10.000 voluntarios, coordinados por Albrales y otras dos personas.

Fernando Abraldes fue uno de los coordinadores de la limpieza en Aguiño, donde llegó a haber 10.000 voluntarios

Fernando Abraldes fue uno de los coordinadores de la limpieza en Aguiño, donde llegó a haber 10.000 voluntarios RTVE/ ÁLVARO CABALLERO

"La impotencia es mayor ahora porque esto no se ve"

"Había que traer el material, los bocadillos a la hora de comer y traerlos y devolverlos a donde dormían", rememora este pescador. Entonces se habilitaron varios espacios municipales y el polideportivo, en el que pernoctaban con sacos de dormir.

"Al principio pensábamos que no había nada. Pero un día nos levantamos y estaba lleno de chapapote. No había recursos, nada, íbamos con cubos", recuerda. Finalmente, para retirar la inmensa cantidad de petróleo, trajeron una pala mecánica a esta pequeña playa.

Albrales no cree que se vaya a repetir una afluencia similar, aunque advierte de que "todavía no se sabe lo que puede llegar". La sensación de "impotencia", señala además, es "mayor ahora", ya que "el chapapote se veía en el mar y esto no se ve, solo en la orilla, y es muy pequeño".

De las llamadas y el boca a boca a los grupos de WhatsApp

Desde entonces hasta ahora, ha habido otro cambio fundamental que ha revolucionado la manera de comunicarnos: la irrupción de los teléfonos móviles, internet y las redes sociales. "La gente se organizaba, pero las cosas iban más lentas. Se hacía por llamada de teléfono, por correo", explica Cristóbal López Pazo, otro voluntario en ambas crisis y ahora miembro de Ecologistas en Acción.

Ahora la organización es mucho más efectiva, antes recurríamos mucho al boca a boca

"Ahora la organización es mucho más efectiva, antes recurríamos mucho al boca a boca", apunta por su parte Uxía. Actualmente, en cambio, los grupos de WhatsApp y Telegram bullen desde el primer momento con mensajes de voluntarios indicando dónde ir a limpiar, y muchos incluso están colapsados por la cantidad de integrantes.

López Pazo también cree que la existencia de redes permite luchar contra "la desinformación", y contar lo que pasa en tiempo real de un voluntario a otro. Entonces, en 2002, tanto el Gobierno central como el de la Xunta "intentaron hacer un apagón informativo", diciendo "que aquí no pasaba nada", algo que ahora se puede combatir aportando imágenes de lo que ocurre. Sin embargo, en redes también se han difundido bulos sobre este vertido en concreto, como informan desde VerificaRTVE.

"Sin medios de la administración es muy difícil enfrentarse a esto"

Lo que sigue igual entre 2002 y 2024 es, según López Pazo, es "la falta de medios de la administración, porque sin ellos es muy difícil enfrentarse a esto". Entonces, los voluntarios denunciaron que eran ellos con su trabajo los que se enfrentaban a la incesante marea negra, con una ayuda pública que tardó en llegar y lo hacía a cuentagotas, y fueron muchos los pescadores y mariscadores los que se echaron al mar a recoger el chapapote o levantar barreras.

Ahora, la administración autonómica y central se han enfrentado sobre las peticiones de ayuda. Por el momento, la Xunta ha desplegado a unos 200 trabajadores para limpiar el litoral gallego, mientras que muchos ayuntamientos también han contratado a trabajadores para limpiar. Los operarios del Gobierno actúan ya en otras comunidades, como Asturias y Cantabria, donde también han llegado los pélets, mientras que el ejecutivo autonómico gallego insiste en pedir ayuda al Ministerio de Transición Ecológica para limpiar en el mar.

"En este momento no se puede comparar un desastre con el otro, pero sí vemos la reacción positiva de la ciudadanía, que está por encima de la de los gobiernos", reivindica.