La investidura de Bernardo Arévalo de León, una carrera de obstáculos con la Fiscalía en su contra
- El presidente electo se coló por sorpresa en la segunda vuelta y cosechó una aplastante victoria electoral
- Este domingo inicia oficialmente su andadura al mando de Guatemala, con la lucha anticorrupción por bandera
El 25 de junio el sorprendente resultado electoral de Bernardo Arévalo de León dio un vuelco al panorama político de Guatemala. Contra todo pronóstico, el candidato de Movimiento Semilla se alzó con el segundo puesto, superando con creces lo previsto por todas las encuestas y dio el salto a una segunda vuelta en la que obtuvo una cifra récord de votos. Este domingo, el ahora presidente electo llega a su investidura con la Fiscalía en contra y tras siete meses esquivando los múltiples intentos, primero, de evitar su elección y, después, de revertir su victoria.
El 14 de diciembre, la máxima instancia judicial del país instó al Congreso, que en agosto acordó no reconocer a la bancada de Semilla, a "garantizar la efectiva toma de posesión" de Arévalo, protegiendo su investidura y la de la vicepresidenta Karin Herrera. A continuación, analizamos las razones del éxito político del nuevo mandatario y el contexto que rodea al inicio de su gobierno.
La aplastante victoria del candidato que llegó por sorpresa
Aunque se coló por sorpresa en el balotaje, el 20 de agosto Bernardo Arévalo ganó las elecciones con la lucha anticorrupción por bandera y con una cómoda diferencia de 21 puntos sobre su contrincante, la ex primera dama y ya experta en segundas vueltas, Sandra Torres, de Unidad Nacional de la Esperanza. La campaña contra él y su partido empezó meses antes y, según las fuentes consultadas, le empujó a tener una mayor visibilidad y a alzarse con la victoria.
"Arévalo pasó a segunda vuelta inesperadamente, incluso su propio partido se vio sorprendido", expone a RTVE.es la profesora de Ciencia Política en Wichita State University y asesora para Guatemala del LAPOP en Vanderbilt University, Dinorah Azpuru. "Su voto no fue un voto ideológico en su mayoría", señala, y su éxito se ha atribuido a factores como el voto joven, la unidad ante la lucha contra la corrupción, el papel de las redes sociales o la caída de la popularidad de algunos de sus contrincantes.
El profesor de la Universidad Francisco Marroquín Eduardo Fernández Luiña menciona como otro factor determinante la reducción de oferta electoral llevada a cabo por el Tribunal Electoral. Dejó fuera a Roberto Arzú y su proyecto, el Movimiento de Liberación de los Pueblos y, sobre todo, a Carlos Pineda, que partía con muchas posibilidades de triunfo. "Son muchas las razones que explican estas cancelaciones, pero, definitivamente, han influido y mucho en el triunfo de Semilla".
"En países con una gran inestabilidad política y donde el sistema de partidos no está institucionalizado, es frecuente y lógica la aparición de fenómenos sorprendentes", como la victoria de un partido nuevo "o la emergencia de un líder contra todo pronóstico", apunta la profesora de Ciencia Política de la Universidad Complutense y miembro de la red de politólogas, Paloma Román Marugán. La experta recuerda que Arévalo "no era exactamente un desconocido" y que su popularidad "parte de una base".
El padre del ahora presidente fue el exmandatario Juan José Arévalo, que gobernó el país en los años cuarenta, dentro de los llamados "10 años de primavera" que ahora su hijo se ha propuesto recuperar. Arévalo de León goza, además, de un largo recorrido como diplomático y activista y en 2015 saltó a la política con la creación de Movimiento Semilla, partido que surge fruto de una serie de movilizaciones anticorrupción.
A las puertas de su investidura, pese a todo
Primero fue el empeño por evitar su elección; después, los múltiples intentos por anular o deslegitimar su victoria. En los últimos meses, el Ministerio Público guatemalteco (Fiscalía) ha librado una carrera de fondo contra Arévalo, sirviéndose de distintos casos judiciales calificados de "persecución" por la Organización de los Estados Americanos (OEA). Además, sus acciones motivaron la sanción por parte de Estados Unidos, que acusó a la institución de corrupción.
Tras meses de tensión, Fernández Luiña augura una toma de posesión "pacífica". Ahora bien, hasta llegar hasta aquí, Arévalo y su formación se han enfrentado a ataques "sin parangón en la historia democrática" de Guatemala. "El status quo desea sobrevivir", opina el experto, e impedir la llegada al poder del líder de Semilla "es mantener la estructura de privilegios corrupta que ha marcado la identidad de este Gobierno, uno de los más perversos de la historia del país".
La Fiscalía, que ha calificado los pronunciamientos internacionales de "injerencia", "no actuó sola", como asegura Azpuru. La fiscal general, Consuelo Porras, y el resto de personajes que coordinaron ataques contra Arévalo y su formación solo son "las caras visibles de estructuras mucho más profundas" que provienen de la época del conflicto armado en Guatemala y que "nunca desaparecieron" del todo.
"Se trasladaron a la sombra y el anonimato", dice la experta, que señala que es difícil saber quiénes toman realmente las decisiones, aunque apunta a que algunos de ellos figuran en la Lista Engel (elaborada por EE.UU. con actores corruptos y antidemocráticos de centroamérica). Tras esas estructuras "hay intereses económicos muy profundos" y un "sesgo ideológico" que ve "en Arévalo o en cualquiera que no sea de derecha una amenaza al status quo". La polarización que surgió del conflicto, asegura, nunca ha llegado a superarse.
El 13 de julio, semanas después de la primera vuelta electoral, la Justicia guatemalteca suspendió a la formación de Arévalo al avalar una petición del Ministerio Público por un caso de supuestas firmas falsas en su creación. Un día después, la Corte de Constitucionalidad, máximo tribunal del país, dejó sin efecto el dictamen.
Empezaba, sin embargo, una carrera de obstáculos en el camino hacia la toma de posesión del presidente electo, que al final del verano arremetió contra las numerosas acciones a las que se enfrentaban él y su partido, asegurando que se estaba produciendo un "golpe de Estado" promovido "desde las instituciones".
Entre otras cuestiones, la Fiscalía denunció que las elecciones fueron "nulas" por no ser autorizadas por el Tribunal Supremo Electoral, que respondió asegurando que los comicios están "firmados y certificados", e incluso llegó a abrir varias urnas con votos de los comicios, una maniobra tachada de "ilegal" por el mencionado tribunal.
"Las 'fuerzas vivas' ven amenazados sus privilegios y reaccionan a través del Ministerio Público con una clara intención de frenar el ascenso de Arévalo a la Presidencia y subvertir el resultado electoral", expone Román Marugán. Esto se encuadra en los "procesos de 'desdemocratización' que se vienen perpetrando en los últimos tiempos de liberalismo" y actúa de forma "reactiva" entre la ciudadanía, ampliando el apoyo al candidato e impulsándolo a la victoria gracias a un discurso de cambio que, sin embargo, "no es excesivamente radical".
El "enorme desafío" del mandatario anticorrupción
Como el propio Arévalo defendió en una entrevista en TVE, la "clase política" ha defraudado "una y otra vez" a la población. Por eso, ahora se espera de él que cumpla con la promesa que le empujó a la Presidencia: mejorar la calidad de las instituciones y luchar contra la corrupción. Los expertos coinciden en que será un reto enorme que se sumará a otros desafíos, como la lucha contra la pobreza, la atracción de inversión extranjera o la seguridad ciudadana.
En las últimas dos décadas, explica Fernández Luiña, los guatemaltecos perciben como prioridad la seguridad y el orden público, por un lado, y el empleo digno y de calidad, por otro. "Arévalo debe hacer frente con buenas políticas a esos dos retos […]. De lo contrario, se profundizará en la crisis de confianza institucional que asedia el sistema político y que podría conducir a una deriva autoritaria".
“"Tendrá que buscarse aliados para limpiar el sistema político en su conjunto"“
Azpuru define la corrupción "enraizada" en las instituciones como el "problema más serio", sin embargo, cree que a Arévalo le será más o menos sencillo combatirla en el Organismo Ejecutivo y no tanto a otros niveles, como en los gobiernos locales y en otros poderes como el legislativo y el judicial. "No le compete manejar esas instituciones, según la ley, y tendrá que buscarse aliados para limpiar el sistema político en su conjunto", argumenta.
Por ahora, cuenta con amplios apoyos entre la ciudadanía (incluida la población indígena y algunos grupos de empresarios) y a nivel internacional, pero no será una senda fácil. Hay que tener en cuenta que su partido solo tiene 28 de los 160 diputados del Congreso, lo cual hace realmente complicado formar alianzas con diputados de partidos no corruptos, y gobierna uno de 340 municipios guatemaltecos.
Según el Índice de Percepción de la Corrupción elaborado por Transparency International, Guatemala obtiene una puntuación de 23 sobre 100 puntos, situándose entre los países que se perciben más corruptos. Además, de acuerdo al Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción, elaborado por la Americas Society Council of the Americas, el país centroamericano está en el décimo tercer puesto de quince, y su puntuación ha ido bajando desde que se tienen registros.
Además del "feroz adversario" que suponen aquellos grupos con privilegios que "no quieren soltar", Román Marugán señala otros "enormes desafíos" como algunos de los ya mencionados y cuestiones relacionadas con la inmigración. Su toma de posesión, añade, es toda una "hazaña". Después, habrá que "confiar su determinación, coraje y liderazgo" para cumplir con sus promesas y para mantener sus actuales apoyos.
Para Azpuru, la toma de posesión de Arévalo "es la única vía para reencauzar el proceso de democratización" en Guatemala, aunque "no enfrenta una tarea fácil" y no descarta "que el pacto de corruptos siga intentando bloquear" sus políticas o intente "descarrilar el futuro gobierno". Sin embargo, al menos de cara a su investidura, cuenta con el "apoyo internacional" y el "beneplácito de buena parte de los guatemaltecos".
Tras anunciar su gabinete el 8 de enero y despertar las primeras críticas entre sectores indígenas, que pedían una mayor inclusión; las decisiones del nuevo presidente desde este 14 de enero determinarán si el líder del Movimiento Semilla trae el regreso de la prometida "primavera" para no "defraudar" a ese pueblo que ahora le toca gobernar a él.