Geert Wilders, "el Trump holandés" sin pelos en la lengua
- La derecha radical populista es el partido más votado en los Países Bajos, con un 23,4%
- La inmigración es la clave del éxito electoral de estos partidos con denominación conflictiva
“Los Países Bajos han tenido siempre reputación de sociedad tolerante, pero desde principios de los años noventa la ciudadanía está preocupada por la inmigración y la integración de los inmigrantes que ya viven aquí”, así contextualiza Sarah de Lange, profesora de Políticas en la Universidad de Ámsterdam, la victoria del partido de Geert Wilders que ningún sondeo previó.
Es una victoria clara porque el PVV (Partido por la Libertad) ha sido el más votado, pero es relativa porque en porcentaje no llega a una cuarta parte, obtuvo un 23,4% de los votos. Los Países Bajos han sido el caso más reciente del auge de la extrema derecha o derecha radical populista en Europa.
¿Cómo llamarles?
En todas partes los dirigentes y militantes rechazan el término extrema derecha y entre los politólogos hay variedad de denominaciones.
Todas esas fuerzas tienen en común el nacionalismo, el nativismo, invocar la defensa del país supuestamente amenazado por un enemigo, y un discurso anti inmigración y anti-islam. Pero de un país a otro no hay un mismo patrón económico o de valores sociales y éticos en esas derechas. Las hay muy conservadoras (contra el derecho al aborto y el matrimonio homosexual) y las hay más progresistas.
“Aquí nos referimos al PVV como populismo de derecha radical. Porque combina un nacionalismo xenófobo y populismo. Y esa derecha radical populista forma parte de un espectro a la derecha de la derecha (far right), que incluye a la extrema derecha”, explica De Lange. “La extrema derecha -resume- es antidemocrática, mientras que la derecha radical está a favor del sistema democrático”.
Sobre la extrema derecha o derechas radicales populista, el profesor Chris Aalberts, de la Universidad de Rotterdam, reflexiona: “Esas formaciones en son muy distintas porque cada una tiene sus raíces en la historia de cada país, pero comparten algunas posiciones, y se han dado cuenta de que yendo cada uno por su lado en Europa no lograban nada. La novedad es que han decidido unirse para tener más fuerza y ser más efectivos.
La inmigración es su carta ganadora
La respuesta es unánime al preguntar por la razón del éxito electoral del PVV: porque la campaña electoral giró en torno a la inmigración. El primer político que lideró en los Países Bajos esa franja nacionalista antiinmigración en la década de los noventa fue Pim Fortuyn, asesinado en 2002.
Como Fortuyn, Geert Wilders se ha hecho popular por sus ataques al islam, con propuestas como prohibir el Corán o cerrar mezquitas.
“Por una parte tenemos la falta de credibilidad de los partidos de centro-derecha en materia de inmigración, y por otro, a Wilders, que lleva quince años con ese discurso, pero sin oportunidad de gobernar”, apunta el profesor Aalberts. Ahora casi una cuarta parte de los electores le ha dado su confianza.
Como en el caso de Donald Trump o de otros líderes políticamente incorrectos, sus electores valoran en Wilders “que hable claramente”.
Levantado el cordón sanitario
Este ha sido otro factor de peso. En la campaña electoral la nueva líder del partido de centro-derecha VVD, en el poder, Dilan Yeşilgöz, nacida en Turquía, se manifestó a favor de dialogar con todas las fuerzas, levantando así el veto a pactar con la derecha radical populista.
Los votantes potenciales de Geert Wilders esta vez sabían que sus votos sí contarían, por lo menos para uno de los partidos principales.
Además, similar a lo que ha ocurrido en Francia con la aparición del partido Reconquista, de Éric Zemmour, a la derecha de Marine Le Pen, la existencia de Forum por la Democracia, a la derecha del PVV de Wilders, ha hecho que de repente Wilders aparezca como una opción más moderada.
Menos marroquíes
Si una no atiende a las cifras, creerá que la gran mayoría de musulmanes en los Países Bajos tienen sus orígenes en Marruecos, pero no es así. La principal comunidad islámica es de origen turco y, sin embargo, cuando los neerlandeses se quejan de que hay demasiada inmigración o de choques culturales con musulmanes se refieren a “marroquíes”. Una de las promesas de Wilders hace unos años fue que conseguiría que hubiera “menos marroquíes”.
En cuanto a los datos y según los últimos censos, de los 17 millones de habitantes del país un millón son musulmanes, alrededor de un 6%.
En la ciudad de Rotterdam, el principal puerto de Europa, la mayoría (54%) de residentes es de primera o segunda generación de inmigrantes. Y los musulmanes representan un 13% de la población.
Larga negociación
Lo habitual en los Países Bajos son los gobiernos de coalición entre varios partidos. En tanto que partido más votado el PVV de Geert Wilders está negociando con varios otros partidos, y ha empezado a hacer concesiones y renunciado a algunos postulados.
“Lo que ha dicho es que los dejaba en el congelador, pero es en la basura donde deberían estar. Porque cuando metes algo en el congelador es para poder usarlo más adelante”, así de gráficamente se expresa Nourdin El Ouali, portavoz de una asociación de organizaciones islámicas. Y remata con un contundente: “No es que Geert Wilders se haya moderado, es que la sociedad se ha radicalizado".