Bajos sueldos, altos alquileres y trabajos precarios: las barreras de los jóvenes a la hora de independizarse
- Tan solo el 16,3% de las personas entre 16 y 29 años eran independientes en el primer semestre de 2023
- Una persona joven trabajadora dedica casi el 94% de su sueldo en el alquiler, según el Observatorio de Emancipación
“Vivo al día. Me da para pagar el piso, para vivir y para comer, pero no me da para ahorrar”, explica Teresa Noval. Esta asturiana de 23 años forma parte del 16,3% de jóvenes españoles que ha logrado independizarse —dato del primer semestre de 2023 y el mejor desde el comienzo de la pandemia— a pesar de unos salarios un 35% inferiores a la media nacional, a contratos temporales y a tiempo parcial, y a la dificultad de acceder a una vivienda asequible.
Teresa vive en el Barrio del Pilar de Madrid junto a su novio, Jorge, de 25 años. Ambos se mudaron en 2022 a la capital para estudiar un máster y comenzar una vida juntos. “Además de para crear un futuro con ella, vivo con mi pareja para reducir gastos”, explica él, que con su salario de media jornada tampoco le llega para ahorrar e, incluso, recibe una pequeña ayuda de sus padres todos los meses para “cubrir lo que supone vivir lejos de casa”. Y es que con 23 o 25 años no es habitual emanciparse, la edad media de emancipación en España supera los 30 años.
En una situación parecida se encuentra Ana Cedrón, de 23 años. Ante la falta de oportunidades en A Coruña, esta joven fotógrafa gallega se mudó a Madrid. En la capital, sus prioridades cambiaron pronto: “Yo venía con la intención de estar todo el día haciendo cosas artísticas y contactos artísticos y, de repente, he llegado aquí y tengo un alquiler que pagar por lo que mis prioridades eran… 'Ana, por favor, encuentra trabajo' ”, explica la fotógrafa, que ahora trabaja a jornada parcial en un Escape Room en el centro de Madrid.
Trabajo a tiempo parcial: "Era la manera más sencilla de ganar dinero"
La contratación de personas jóvenes a tiempo parcial se redujo en el primer semestre de 2023 casi un punto porcentual, según datos del el informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE). Aun así, el 25, 4% de personas entre 16 y 29 años —entre las que se encuentran Jorge y Ana— tienen contratos con jornadas de menos de 40 horas semanales, 12 puntos por encima de la media del conjunto de la población, de acuerdo con los datos del estudio 'Presente y futuro de la juventud española', publicado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).
Casi la mitad de los jóvenes que trabajan a jornada parcial lo hacen de forma involuntaria: “Querían trabajar a tiempo completo y tenían disponibilidad para hacerlo, pero no habían encontrado un empleo que les permitiera hacerlo”, explica el Observatorio de Emancipación.
“Tengo que pagar un piso, tengo que pagar el vivir aquí en Madrid, y era la manera más sencilla de ganar dinero”, explica Teresa. Ella estudió magisterio, pero desde septiembre trabaja para el grupo ATU, primero, como auxiliar administrativo y, ahora, como orientadora y técnico de proyecto.
Este ascenso le permitió pasar de un contrato temporal a uno fijo discontinuo. Tras la reforma laboral, este tipo de contratos se incrementaron ante la reducción de la temporalidad. Según los datos del CJE, la tasa de temporalidad se redujo en más de diez puntos porcentuales en un año. Mientras a mediados de 2022 el 47,2% de la población joven tenía contratos temporales, un año más tarde tan solo era el 36,4%.
Seis de cada diez jóvenes tienen contratos indefinidos
Los jóvenes españoles, según apunta el informe, también pudieron beneficiarse del aumento de contratos indefinidos. El Observatorio de Emancipación señala que el 61,1% de las personas entre 16 y 29 años tienen ahora esta modalidad de contrato. Nacho, de 24 años, es una de ellas y se acaba de mudar a Euskadi desde Valencia para trabajar como fisioterapeuta en Mungia (Vizcaya): “Aquí es donde me han ayudado más para cumplir el objetivo de tener una vida más tranquila, en familia, con unos objetivos a largo plazo”.
Su contrato bien remunerado le permite ahorrar y le hace pensar que en cinco años se podría meter en una hipoteca con su pareja. Esto no es lo habitual y bien lo sabe Jaime Caamaño. Este vigués de 23 años vive fuera de casa desde que se fue a A Coruña para estudiar Ingeniería Informática.
Gracias a las prácticas curriculares ha conseguido trabajo en Altia como técnico de software. Tiene un contrato indefinido y a jornada completa, pero un alquiler y unos gastos elevados que provocan que sus padres le tengan que echar una mano: “Si llego a ahorrar es porque mis padres me ayudan un poco con la compra”, dice Jaime, que sin esos ahorros no podría permitirse viajar con su pareja. Según él, esta ayuda le permite “tener un poco de libertad”.
Aunque subió un 5% en los primeros meses de 2023, el salario mediano de los jóvenes —aquel que divide el número total de trabajadores en dos partes iguales, los que tienen un salario superior y los que tienen un salario inferior— tan solo alcanza los 12.062,59 euros netos al año, es decir, 1.005,22 euros netos al mes. Estos bajos sueldos provocan que la población joven sea el segundo grupo de edad con mayor riesgo de pobreza. El 30,2% de las personas jóvenes se encontraba en esta situación.
El 93,9 % del sueldo joven se va al alquiler
La subida salarial y la bajada de la inflación que protagonizaron el primer semestre de 2023 no impidieron que las personas jóvenes perdieran nivel adquisitivo. El Observatorio de Emancipación calcula que se habría reducido un 3,3%, mientras el alquiler mediano —aquel que divide el número total de alquileres en dos partes iguales, los más caros y los más baratos— se encontraba en el primer semestre de 2023 un 0,5% más caro que el año anterior.
“El problema es que la vivienda está por las nubes, la compra es exageradamente cara y, aun por encima, para trabajar te piden una experiencia previa y, si no, te tienes que conformar con becas de 600 euros al mes. Así es prácticamente imposible plantearte independizarte”, argumenta Jaime. Este joven vigués espera un aumento de sueldo una vez entregue el Trabajo de Fin de Grado (TFG) y sea oficialmente ingeniero. Aun así, admite que ganar dinero “no es algo que le mate”, él prefiere aprender y cree estar en el lugar adecuado para ello.
La dificultad de acceder a una vivienda asequible es elemental para entender la dificultad de los jóvenes a la hora de emanciparse. El alquiler mediano se sitúa en los 944 euros, el precio más alto desde que se tiene registro, que significa un 93,9% del sueldo joven. Si a esto le sumamos el gasto de los suministros de una vivienda, de 138,12 euros al mes, una persona entre 16 y 29 años necesitaría 1082,12 euros al mes para cubrir gastos. Es decir, si tenemos en cuenta el salario mediano calculado por el CJE, a una persona joven le faltarían 76,9 euros para poder vivir en solitario.
Obligados a compartir piso
Algunos tienen la suerte de poder convivir con sus parejas, como es el caso de Teresa y Jorge. Tener “una vida juntos en la misma ciudad” ayuda a tomar la decisión de emanciparse a pesar de tener que hacer esfuerzos económicos: “Si te independizas, es sabiendo que no vas a ahorrar, es decir, que vas a estar trabajando durante años sin poder ahorrar o sin poder crear un fondo para un proyecto de futuro”, explica Teresa.
Pero los altos alquileres acaban obligando a muchos otros jóvenes a compartir piso. No poder permitirse alquilar en solitario o en pareja provoca que cuatro de cada diez personas decidan convivir con gente que no forma parte de su núcleo familiar. Esta era una circunstancia ligada a estudiantes que ahora se ha extendido entre jóvenes trabajadores.
“Yo creo que sinceramente no tiene sentido irte a vivir solo porque ahora los alquileres están alrededor, al menos en Bilbao, de los 800-900 euros, que es más de la mitad de tu sueldo”, explica Nacho, que añade que “la vida está hecha para vivir tres porque quién se puede permitir pagar 800 euros de alquiler”. En su caso, en la decisión de compartir piso también influyó “la vida social que te da” cuando uno se muda a una nueva ciudad.
Según el informe del Observatorio de Emancipación, la habitación mediana en España costaba 375 euros al mes durante los primeros seis meses de 2023. Este alquiler supondría el 37,3 % del salario mediano joven cuando lo recomendable sería dedicar como máximo el 30% del sueldo.
Muy lejos de Europa
La tasa de emancipación de los jóvenes españoles es baja (16,3%), cuatro décimas mayor que la del año pasado (15,9%) y dos puntos por debajo del porcentaje anterior a la pandemia (18,7%, que había sido el peor dato de emancipación desde 2002). Incluso las personas mayores de 25 años que ya han concluido sus estudios están teniendo problemas para independizarse. Según el estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) se debe “probablemente” a que inician su inserción laboral más tarde.
Esta tasa es más preocupante si se compara con Europa. Los españoles se emancipan cuatro años más tarde que los europeos, que tienen una tasa de emancipación (31,9%) que duplica la española (15,9%). Y es que España se sitúa muy lejos de países como Francia o Alemania, sus jóvenes se suelen independizar entre los 23 y 24 años, es decir, diez años antes que los españoles. Así lo indican datos de Eurostat.
Asimismo, España (30,3 años) está entre los cinco países europeos con una edad media de emancipación más alta. Solo tres países están en una peor situación: Croacia, Eslovaquia y Grecia. Los jóvenes croatas lideran este ránking al independizarse a los 33 años, seguidos de eslovacos (30,8 años de media) y griegos (30,7 años de media).