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Líbano contiene la respiración ante la posibilidad de una guerra a gran escala

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Protesta en Beirut (capital del Líbano) en solidaridad con el pueblo palestino
Protesta en Beirut (capital del Líbano) en solidaridad con el pueblo palestino

Los ecos del conflicto entre Israel y Gaza resuenan en toda la región. Con fuerza en Líbano, país vecino. El intercambio de fuego entre Hizbulá e Israel en la frontera que separa ambos países han sido una constante desde hace tres meses pero se ha intensificado desde el comienzo de 2024 cuando en un ataque quirúrgico, un dron asesinó en Beirut al 'número dos' de Hamás, Saleh Al Arouri y las personas que le acompañaban en un apartamento en un barrio al sur de la capital, bastión de la milicia. 

Aunque ese episodio se ha visto como un posible punto de inflexión, como la posibilidad del comienzo de una guerra total, de momento, ese paso no se ha dado. El riesgo existe y de hecho, de forma casi inmediata los jefes de la diplomacia estadounidense, Anthony Blinken, y europea, Josep Borrell, vinieron hasta aquí para tratar de llamar a la contención. Porque el juego de equilibrios es tan frágil que en cualquier momento la cuerda se puede romper. 

Lo cierto es que no parece que haya intención por ninguna de las dos partes de llevar el conflicto al máximo nivel. Los enfrentamientos, más o menos intensos, siguen circunscritos a la frontera y fundamentalmente tienen objetivos militares, aunque entre las bajas también hay, de ambos lados, civiles. Sucede así fundamentalmente porque a ambos lados de la llamada línea azul las poblaciones han sido mayoritariamente evacuadas y viven desplazadas. Han dejado atrás sus hogares, sus trabajos, sus vidas, sin saber cuándo podrán volver a sus casas.  

Refugiado palestino habla de la herencia del conflicto

Lo que sí va en aumento es el tono del discurso. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha dicho que "si Hezbulá va más allá convierte Beirut en Gaza". Por su parte, el líder de la milicia Hassan Nasrala, después del ataque en Beirut aseguró que "todo el país está expuesto y que tomarían represalias". Empleó el condicional y, pese al anuncio de vengar la muerte del líder de Hamás, a nivel bélico el conflicto no ha ido más allá y si fuera, aseguro "no habría límites en caso de una guerra total".  

La capacidad y el potencial bélico de Hizbulá es mucho mayor que el de Hamás y en ese sentido, no está claro cómo Israel podría librar una guerra en dos frentes.

De esta parte, del lado libanés, lo cierto es que aquí la opinión pública no es favorable a una guerra y hay cierto temor a que eso ocurra. No sólo porque ya saben lo que es, sino porque además, este país atraviesa una crisis política y sobre todo una situación económica catastrófica que comenzó con el colapso de las finanzas en 2019 y se ahondó con la pandemia y la explosión en el puerto de Beirut en 2020. Hoy por hoy, la lira libanesa ha perdido prácticamente todo su valor frente al dólar y los sueldos se han devaluado en la misma medida mientras la inflación ha subido más de un 250%. Todo con un corralito que impide a quien los tiene tirar de ahorros, con los servicios públicos colapsados y con problemas de suministros básicos como luz y agua.

El resumen es un 80% de la población en situación de pobreza. Con muchos dirimiéndose entre quedarse o emigrar.  

Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso - Los palestinos refugiados en Líbano: "Todo el mundo tiene miedo" - Escuchar ahora

Definitivamente, ni la gente, ni el país, ni sus infraestructuras están en estos momentos en las mejores condiciones para afrontar un conflicto pero, aunque se intente evitar, cualquier movimiento en falso, en este intercambio de fuego verbal y militar, puede llevar a un conflicto que podría obligar a implicarse a Irán –país que financia tanto a Hizbulá como a Hamás- y afectar, en definitiva, a toda la región.