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Análisis

Corea, una península en discordia que se escribe en plural

  • Corea del Sur y Corea del Norte poseen agendas políticas incompatibles
  • "La reunificación pacífica está cada vez más descartada", según los analistas

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Vista de señales de precaución en la isla Yeonpyeong, frontera marítima entre las dos Coreas.
Vista de señales de precaución en la isla Yeonpyeong, frontera marítima entre las dos Coreas. KIM HONG-JI

El pasado lunes, durante la primera jornada de la sesión de la Asamblea Popular Suprema de Corea del Norte, su líder, Kim Jong-un, anunciaba la revisión del estatus de Corea del Sur para definirlo como "estado hostil", una consideración que supone un cambio en las controvertidas relaciones diplomáticas que ambos Estados llevan manteniendo desde el fin de la Guerra de Corea.

El camino ya comenzó a allanarse en diciembre de 2023 durante el noveno pleno del Partido del Trabajo de Corea, cuando Kim Jong-un indicó que el trato diplomático especial con Corea del Sur debía ser cambiado para categorizarlo como un Estado extranjero más.

Este giro político abre la puerta tanto a una normalización de las relaciones diplomáticas como a un conflicto interestatal, ambos igual de inciertos. Lo que sí resulta evidente es que, al menos a corto y medio plazo, la reunificación pacífica de la península se encuentra más alejada que nunca.

Una península, dos Estados

La relación entre las dos Coreas es ciclotímica, ya que alterna periodos de tregua y tensión a partes iguales. Las divergencias se encuentran en la aspiración pannacional de Seúl y Pionyang por unificar la región, aunque sin ceder a las exigencias del otro. 

"Cuando miras por ejemplo a China y Taiwán, el nivel de interacción, sobre todo económica, entre estas dos áreas es bastante fuerte, mientras que en Corea del Sur y del Norte es apenas inexistente”, explica el profesor de Ciencias Políticas y coordinador de Estudios Asiáticos en la Universidad de Nuevo Hampshire, Chris Reardon. Los acuerdos son pocos, y es consabido que hasta el más mínimo accidente en la zona desmilitarizada conllevaría una grave crisis diplomática. El hecho es que ambos países, sea o no de su agrado, están obligados a coexistir separados por el Paralelo 38.

La Directora del Foro Asia de la Fundación Foro de Foros, Georgina Higueras, indica que “a principios de los 2000 hubo un momento con Kim Jong-il en que se veía posible unificar ambos países”. De hecho, uno de sus mayores acercamientos tuvo lugar en 2003, cuando decidieron reabrir su frontera terrestre, cerrada desde 1953. Desde entonces, y especialmente después de que en 2006 Corea del Norte anunciase haber realizado con éxito su primer ensayo nuclear, “la posibilidad de una reunificación pacífica está cada vez más descartada por ambos países”, explica.

Quien fuera el primer líder de Corea del Norte y abuelo de Kim Jong-un, Kim Il-sung, esbozó lo que denominó como los Tres Principios de Reunificación, a saber: Independencia (sin interferencia de terceros estados), Gran Unidad Nacional (trascender las diferencias ideológicas y sistemas de ambas naciones) y Paz (no unificación por medios militares). Ahora, Kim Jong-un sostiene que estos no han dado fruto y deben reemplazarse.

Torre Ju Che desde la plaza Kim Il Sung

Vista de la torre Ju Che desde la plaza Kim Il Sung, Pyongyang AP

Sin embargo, los principios que ahora critica Kim Jong-un fueron usados, sin éxito, durante la Presidencia de Donald Trump. Acercamientos como los ocurridos en Singapur en 2018 dieron a entender una postura de apaciguamiento que finalmente se vio truncada tras la reunión llevada a cabo en Vietnam en 2019 para la desnuclearización de la península de Corea. El catedrático de Relaciones Internacionales en el King's College y de Corea en la Universidad Libre de Corea, Ramón Pacheco, describe que "después del fracaso de Corea del Norte en la cumbre de Hanói, Kim Jong-un dejó de pensar que mejorar la situación con Corea del Sur podría arreglar sus relaciones con Estados Unidos”.

La reunificación a manos de Corea del Sur nunca ocurrirá bajo la administración Kim, porque implicaría una pérdida de poder

Resulta evidente que el cambio de postura del líder norcoreano es premeditado. "En Corea del Sur se ha hablado durante varios años de eliminar el Ministerio de Reunificación. Si no tienes un departamento especializado en las cuestiones norcoreanas y solo lo dejas en manos del Ministerio de Asuntos Exteriores, se convierte en un tema extranjero más", señala la miembro sénior del Centro Stimson y directora del Programa Stimson 38 North, Jenny Town. "Si los surcoreanos están hablando de eliminar este estatus especial con Corea del Norte, ¿por qué no harían lo mismo lo norcoreanos?”, remarca.

La conclusión de Kim Jong-un es que Corea del Sur solo aspira a la unificación basada en el "orden básico democrático libre", contraria a su principio de “un Estado, dos sistemas”. Pero la visión norcoreana es una quimera y Pionyang lo sabe. “La reunificación a manos de Corea del Sur nunca ocurrirá bajo la administración Kim, porque implicaría una pérdida de poder. Mira lo que pasó con la República Democrática Alemana: no queda nada de su sistema en la actual Alemania", apunta Chris Reardon.

La cuestión nuclear

Aunque, de primeras, el cambio de postura de Corea del Norte puede desestabilizar la situación política de Corea del Sur, esto no debería ser necesariamente negativo. Al menos, no para sus políticos conservadores. “Cada vez que hay un cambio de gobierno en Corea del Sur hay un giro pendular extraordinario con respecto a Corea del Norte”, comenta el Director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Loyola Andalucía, Fernando Delage. “Los surcoreanos se sienten más amenazados que nunca, lo que podría explicar la victoria de Yoon Suk-yeol hace dos años”, anota.

Vista general de un complejo de apartamentos en Seúl

Vista general de un complejo de apartamentos en Seúl KIM HONG-JI / REUTERS

El actual presidente de Corea del Sur, el conservador Yoon Suk-yeol, ha planteado ideas novedosas que resuenan y al mismo tiempo se distancian de la vieja guardia del Partido del Poder Popular. Yoon propugna aumentar el número de interceptores del dispositivo de defensa antimisiles balísticos THAAD, una inversión milmillonaria desplegada parcialmente durante la anterior Presidencia y en colaboración con Estados Unidos para interceptar supuestos misiles norcoreanos sobre territorio surcoreano.

También están sus relaciones con Japón. A pesar de sus diferencias políticas y territoriales, fue partícipe el pasado agosto de un acuerdo Indo-Pacífico que involucró a los gobiernos de Washington y Tokio para reforzar la seguridad en la región. De acuerdo con Delage, este acuerdo trilateral es "un mecanismo permanente que prevalece con independencia del cambio de gobierno”.

Por otro lado, y aunque fue rápidamente desestimada, el presidente surcoreano llegó a sugerir una eventual presencia de armas nucleares estadounidenses en la mitad sur de la península coreana, idea que ni siquiera figura en la agenda de la Administración Biden. A estas declaraciones se le suman las encuestas a pie de calle, que muestran un alto apoyo popular ante la posibilidad de que el país desarrolle un arsenal nuclear propio.

Sobre la supuesta creación de un dispositivo nuclear por parte de los surcoreanos y la reacción en Estados Unidos, Jenny Town es clara: “Dañaría enormemente la relación entre ambos países. Ya en los años 70, cuando Corea del Sur comenzaba a iniciar su programa nuclear, Washington amenazó a Seúl con escoger entre las armas nucleares o la alianza".

Sin embargo, frente a una creciente hostilidad de Corea del Norte, las sanciones diplomáticas y económicas que Corea del Sur podría recibir por desarrollar armas nucleares pueden volverse un “mal necesario”. “Estados Unidos no se podría permitir tener malas relaciones con una Corea del Sur nuclear. En caso contrario, el único socio que le quedaría en la región sería Japón”, señala Pacheco.

China, entre dos tierras

Aunque China ha sido un aliado histórico de Corea del Norte, ello no significa que su vínculo sea agradable. La subida al poder de Kim Yong-un en 2011, y los altercados que involucraron a miembros del régimen cercanos a Pekín, provocaron un enfriamiento de las relaciones que no fueron restauradas hasta hace poco. Según, Georgina Higueras, "cuando Kim Yong-un se dio cuenta de que sus intentos por mantener buenas relaciones con Estados Unidos habían fracasado, comenzó su acercamiento con China”. Tanto es así, que este año Kim Jong-un y Xi Jinping lo han bautizado como el Año de Amistad China-Corea del Norte.

Para China, la idea de una Corea reunificada por la mano de Seúl no le es más cómoda que la existencia de una Corea del Norte nuclearizada. La reunificación solo significaría, de primeras, aliviar las tensiones en una región que trae de cabeza al gobierno de Pekín. Aunque sus límites son claros: “Lo que quiere es que esa península esté bajo su esfera de influencia o, como mínimo, que fuera neutral. En ningún caso aceptaría una península coreana vinculada a Estados Unidos”, establece Delage.

Pekín no quiere acabar con el orden internacional liberal que tanto le ha beneficiado, pero Kim Jong-un no quiere aceptar ese orden

La unificación de las dos Coreas sobre la base del régimen norcoreano es, a todas luces, una ilusión. Sin embargo, la otra hipótesis de una reunificación surcoreana, aunque más factible, resulta igual de remota. Además, una península unida seguiría poseyendo armas nucleares. “Habría que ver si otros países, como Estados Unidos y China, ponen como condición para la reunificación que [Corea] se deshaga de su armamento nuclear, o que se retirasen las tropas estadounidenses en la región”, comenta Ramón Pacheco.

Con respecto a la posibilidad de llegar a un entendimiento entre Estados Unidos y China para rebajar las tensiones en Corea, Georgina Higueras establece que “Pekín sí querría mantener buenas relaciones con Estados Unidos, pues no quiere acabar con el orden internacional liberal que tanto le ha beneficiado”. Sin embargo, Kim Jong-un "no está dispuesto a aceptar ese orden" y, en su defecto, prefiere aliarse con aquellos que rompen las reglas del juego, como Rusia. Chris Reardon avisa: “Corea del Norte se ha arrojado a Rusia porque obtiene la tecnología que China no le ofrece por temor a las sanciones internacionales, aunque lo último que necesita Pekín es que los norcoreanos desarrollen una relación fuerte con Moscú".

A pesar de las derivas externas, es indudable que Corea del Norte y Corea del Sur están cada vez más separadas. Con el refuerzo de la democracia por parte de uno y del autoritarismo por otro, ambos países se sitúan en las antípodas de la reunificación. Y a medida que el tiempo pasa, esa diferencia se agranda, hasta volverse irreconciliables.