El asilo en Estados Unidos habría salvado la vida a Ana Frank
- El padre de Ana Frank solicitó desesperadamente visados para proteger a su familia de los nazis
- Interesante investigación con motivo del 79 aniversario de la Liberación de Auschwitz por el ejército ruso
El Instituto de Investigaciones Judías ha hecho públicas las desesperadas cartas del padre de Ana Frank, Otto Frank, por conseguir el asilo con el que salvar a su familia del exterminio nazi. Sus peticiones de asilo fueron rechazadas en varios países y, desamparados y sin esperanza alguna, se escondieron en el ático de un edificio de Amsterdam durante dos años.
En agosto de 1944, fueron descubiertos y trasladados a Auschwitz y a Bergen Belsen. Todos, salvo Otto Frank, murieron en los campos nazis. Ana Frank, el icono del Holocausto, podría haber sobrevivido.
La desesperación por salir de Europa
Cuando, en 1933, los nazis llegaron al poder, una gran mayoría de personas trataron de salir de Alemania. Pero no era fácil. En 1936, el Departamento de Estado de EE.UU. aprobó visados para 7.000 refugiados alemanes. Pero, a medida que el régimen nazi iba arrinconando y discriminando a los judíos en sus guetos, las solicitudes de asilo se dispararon. En 1938, el número de peticiones de asilo había llegado a 300.000, aunque tan solo fueron admitidas 20.000.
“Ningún país estaba dispuesto a aceptar un gran número de judíos“
El presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt, impulsó la Conferencia de Evian donde se definiría el número de judíos perseguidos por el Tercer Reich que cada país estaría dispuesto a acoger. "El resultado de aquella conferencia fue que ningún país estaba dispuesto a aceptar un gran número de judíos", confiesa Thomas Rahe, director del Memorial de Bergen-Belsen. La familia Frank era una más entre los millones de las víctimas del régimen nazi.
Los historiadores del Instituto de Investigaciones Judías descubrieron y han hecho públicas unas cartas que el padre de Ana Frank, Otto Frank, escribió pidiendo desesperadamente asilo a Estados Unidos y a varios países de Latinoamérica para huir con su familia y ponerla a salvo de los nazis. Durante la II Guerra Mundial, el Instituto de Investigaciones Judías, también conocido como YIVO en lengua yiddish, fue quien documentó el Holocausto.
Entre los más de 24 millones de registros, un voluntario encontró accidentalmente esas cartas de Otto Frank que, como las de otras tantas decenas de miles de familias judías, reflejaban el esfuerzo desesperado y la frustración por conseguir los visados bloqueados una y otra vez por la burocracia de Estados Unidos.
La angustiosa precuela del diario de Ana Frank
Entre abril y diciembre de 1941, Otto Frank envió varias cartas a su amigo de Nueva York Nathan Straus, cuya familia era la propietaria de los almacenes Macy’s.
“Me veo obligado a recurrir a la inmigración y Estados Unidos es el único país al que podríamos ir“
Para entonces, la familia Frank había abandonado Alemania y se había refugiado en Amsterdam. Pero, cuando el ejército alemán invadió los Países Bajos, "Otto sintió que era el momento de marcharse", afirma Estelle Guzik, voluntaria del Instituto de Investigaciones Judías.
Buddy Elias, el primo de Ana Frank, recuerda leer la carta que su tío Otto escribió el 30 de abril de 1941 a su amigo Nathan. “Me veo obligado a recurrir a la inmigración y Estados Unidos es el único país al que podríamos ir”, decía en la carta. "Leer esas cartas te ponen furioso", subraya el director ejecutivo del YIVO, Jonathan Brent. "Ya tenemos el capítulo uno de la historia de Ana Frank", recuerda Guzik que titulaba el New York Times.
“Era el mundo entero el que había conspirado para permitir la destrucción del pueblo judío“
Las negativas a las solicitudes de asilo se sucedieron. De nada sirvieron los altos contactos que Otto Frank tenía en la Administración Roosevelt. "Era el mundo entero el que había conspirado para permitir la destrucción del pueblo judío", sentencia Brent.
Ana Frank podría haber sobrevivido
Desamparados y con la esperanza totalmente perdida, la familia Frank permanece escondida junto a cuatro personas más durante dos años en el ático de un edificio de Amsterdam. Pero, el 4 de agosto de 1942, los descubren. A Otto y su mujer los trasladaron en los trenes de la muerte a Auschwitz, mientras que Ana y su hermana Margot terminan en el campo de Bergen-Belsen.
Faltaban solo escasos cinco meses para que los ejércitos de los aliados entraran en los campos nazis y liberaran a los supervivientes judíos. Sin embargo, fue demasiado tarde para Ana Frank, su madre y su hermana. Tan solo Otto Frank sobrevivió al exterminio nazi. "Es una historia trágica, y es una historia que se repitió cientos de miles de veces", esgrime Brent.
¿Un Holocausto evitable?
Desde entonces, Otto vivió para difundir el profundo mensaje que su hija dejó para la posteridad. "Llegué a conocerla de verdad a través de su diario", declararía años después.
A pesar de las atrocidades vividas en el campo de Bergen-Belsen, esta joven, icono del Holocausto, dio una lección de tolerancia y respeto. "Paz entre las gentes de todos los países, de todos los colores de piel, de todas las religiones, eso es lo que querían Ana y Otto", repite Buddy, primo Ana.
Desde el Instituto de Investigaciones Judías insisten en que, si el mundo no hubiera dado la espalda a estas personas, "el Holocausto no se habría producido o habría tenido un efecto mucho menor sobre el pueblo judío", añade Brent. Ana Frank dejó escrito en su diario, con tan solo 15 años, "quiero seguir viviendo después de morir". Y eso sí lo consiguió.