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Cala Millor, la bahía balear que busca adaptar su costa y turismo al cambio climático: "No perderemos nuestra playa"

  • Esta zona mallorquina diseña medidas para la trasformación de su costa, que espera que sean replicables
  • Canarias y Tarragona también están dando sus primeros pasos en este tipo de proyectos

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Cala Millor se convierte en un 'laboratorio natural'
Vista de la playa de Cala Millor, en Mallorca. Consorci de Turisme de Son Servera i Sant Llorenç des Cardassar. Consorci de Turisme de Son Servera i Sant Llorenç des Cardassar.

Cala Millor habla de cambio climático desde hace más de 20 años. Las consecuencias de un fuerte temporal sobre este enclave mallorquín puso sobre aviso por aquel entonces a los investigadores locales, que comenzaron a estudiar cómo anticiparse a estos episodios, la subida del nivel del mar o el efecto de las temperaturas extremas en su playa, el tesoro más preciado de sus vecinos y también su mayor motor de la economía local, basada fundamentalmente en el turismo. 

Ahora, con más de 150.000 datos horarios recogidos, la bahía, formada por dos municipios - Son Servera la parte Norte y Sant Llorenç des Cardassar - ha puesto en marcha el proyecto LIFE Adapt Cala Millor. Con él, se convertirá esta zona costero en una especie de ‘laboratorio natural’ en el que aplicar medidas que eviten que se cumplan las peores previsiones: el municipio podría perder entre un 33 y un 66% de su playa seca en 2100, produciendo un fenómeno de erosión irreversible.

Proyección de inundación en Cala Millor, Mallorca

Resultados preliminares de inundación extrema para la proyección más desfavorable de cambio climático

Las medidas, que elaborarán con una metodología científica, buscan repensar la primera línea de costa, la transformación del sistema de playas, la renaturalización de las dunas, eliminación de diques, entre otras. “Con el cambio climático, va a haber que tomar este tipo de decisiones. Pasar de la teoría a la práctica es necesario", explica a RTVE.es Joaquín Tintoré, uno de los investigadores que ha estudiado esta zona desde el Sistema de Observación Costero de las Illes Balears (SOCIB) y que participa en esta propuesta.

La iniciativa, que está pensada para que sea replicable a otros municipios, cuenta con una financiación de más de dos millones de euros, de los cuales más de la mitad corresponden a la Unión Europea, así como el impulso de los gobiernos local, regional y nacional y el apoyo de los propios hoteleros de la zona. La mayor fortaleza del proyecto – añade Tintoré - es el “consenso sobre que debemos cuidar la playa por el bien común” de todos los actores. "Tenemos los datos, la voluntad y la confianza de que se diseñarán medidas de manera conjunta, que después podrán implementarse", indica.

Debemos cuidar la playa por el bien común

En este sentido, en el acto de presentación de este proyecto en Fitur, el director general de Economía Circular, Transición Energética y Cambio Climático del Govern balear, Diego Viu, ha apostado por “trabajar de forma transversal” para diseñar "planes de acción efectivos”. Así también lo ha defendido la presidenta de la Associació Hotelera Badia de Cala Millor-Sa Coma, Inés Batle, que ha instado a ser “generoso” y “valiente” al sector en la toma de decisiones. “La playa es nuestro refugio, nuestro centro de reunión, el lugar donde aprendemos a nadar, nuestra conexión con otros municipios. No perderemos nuestra playa”, ha reivindicado.

En cuanto a la participación de los vecinos, “se ha iniciado un proceso de comunicación y gobernanza para la población local y se seguirá trabajando en construir alianzas a nivel regional ya nacional en el Congreso Nacional del Medio Ambiente de este año (Conama 2024)”, ha destacado, por su parte, Marta Seoane, técnico de la Fundación Conama, entidad organizadora de este evento y coordinadora de la comunicación del Life Adapt Cala Millor.

Tarragona también busca dar sus primeros pasos

Aunque Cala Millor puede ser, por el momento, una de las cabezas visibles de esta nueva tendencia, la preocupación por el cambio climático y sus efectos en el turismo también se extiende al otro lado del Mediterráneo. En Tarragona, el pueblo de Calafell, ya ha tenido que derribar parte de su paseo marítimo debido a los temporales. Mientras, en el municipio de L’ Ampolla, también está dando pasos en cambiar su infraestructura, pero aún de manera incipiente. Su playa de L’ Arenal quedó prácticamente devastada debido al temporal Gloria en 2022 y ante la falta de eficacia de las filtraciones tradicionales de arena, se ha optado por explorar otros caminos. 

“Estamos aún en el principio de una carrera muy larga. Esperamos tener un estudio sobre la situación este año y empezar a elaborar un proyecto para transformar esta playa natural, que antes estaba disponible para el baño y tenía muchos servicios: base náutica, campos deportivos y hasta locales de ocio nocturno”, explican a fuentes del equipo de Gobierno del consistorio, que hacen hincapié en que también ha sido posible por la “predisposición de Gobierno central a actuar”. “Aparte del beneficio turístico, que lo tendrá, es más el valor sentimental que tienen los vecinos con la playa. Muchos han crecido de pequeños viéndola y es, sin duda, una parte inseparable de la identidad del municipio”, añaden. 

El antes y el después de la playa de L'Arenal

A la derecha, imagen de la playa de L'Arenal antes del temporal Glória. A la izquierda, como está actualmente este enclave.

Desde Ecologistas en Acción, apuntan a que “los efectos del cambio climático en el turismo ya los estamos viendo” en muchos puntos de España, donde hay playas fuertemente urbanizadas, por lo que defienden una vuelta a la naturaleza. “Las costas han perdido su primera línea de defensa frente a fenómenos con la subida del nivel del mar o la frecuencia de las tormentas”, explica Pau Monasterio, del área de la comisión de Turismo de dicha entidad ecologista. 

Además de esto, señala cómo el cambio de las temperaturas también podría disminuir los flujos del turismo. “Las proyecciones apuntan a que la zona de confort térmico se va a desplazar al norte de Europa y eso implica que países como España o Italia, enfrentarán a mayores pérdidas en el número de días con temperaturas favorables para el turismo, con las consiguientes pérdidas económica”, indica. “Necesitamos unos decisores, que desde todos los ámbitos, tomen las riendas y pongan en marcha medidas eficaces”, añade.

Canarias, muy vulnerable al cambio climático

En el Atlántico tampoco quieren quedarse atrás. En Canarias, se teme cómo los efectos del cambio climático - las sequías y el aumento de las temperaturas - puede afectar a sus recursos naturales. “Las islas son ecosistemas mucho más vulnerables a este tipo de efectos, estamos viendo cómo los incendios son cada vez más frecuentes. Esto afecta a la biodiversidad y a que los turistas opten también por otros destinos, impactando de forma negativa en la economía de la comunidad”, alerta Carmelo Léon, catedrático de las Universidad de las Palmas de Gran Canaria y coordinador de Soclimpact, un proyecto europeo sobre turismo y cambio climático en islas. “Lamentablemente – apunta el investigador – la acción política está siendo muy lenta y no se actuará hasta que se vean las consecuencias”, dice sobre las iniciativas en las islas, que aún son muy incipiente y están en fase de investigación.

Dicha situación, no obstante, también anima a hacerse la pregunta al revés: ¿Cuáles son los efectos del turismo en el cambio climático? En este sentido, Pau Monasterio propone avanzar en un enfoque más integral. “Es un poco la pescadilla que se muerde la cola. Aunque se restaure un ecosistema, también es necesario tener en cuenta el coste ambiental de la actividad que se va a hacer dentro y fuera de él, en este caso el turismo. Me refiero a la huella ecológica del transporte, el energético y consumo de agua en una época de sequía cada vez más marcada y en las emisiones de gases de efecto invernadero”, indica. “El turismo no es un sector libre de humos, hay que quitarnos esa idea de la cabeza, y actuar para que no volvamos a caer en los mismos errores del pasado y que estamos pagando ya”, ha concluido.

Sobre este tema, León apuesta por aumentar la prevención y los planes de adaptación, "pero no solo para la crisis climática - dice - sino de la adaptación de la sociedad al cambio”, recalca. “Es muy importante que Administración y empresas avancen, pero también que los clientes y consumidores tomen decisiones acertadas a la hora de viajar o visitar un lugar y que sean consecuente con las consecuencias de sus acciones a largo plazo”, concluye el investigador.