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Marc Chagall, pinceladas del siglo XX que miran al presente

  • La Fundación Mapfre presenta una nueva lectura del pintor ruso con más de 90 documentos inéditos
  • Las obras de Marc Chagall con "la voz" del artista como hilo conductor

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'Chagall, un grito de libertad', una exposición que aborda el lado menos conocido de su autor

El fin de la Rusia zarista, las dos guerras mundiales, el exilio… Los momentos históricos más destacados de la primera mitad del siglo XX llegan a la Fundación Mapfre bajo la mirada del pintor ruso, Marc Chagall.

Más de 160 obras del pintor se exponen en Madrid con “la voz” del artista como hilo conductor. Una aproximación pictórica, y al mismo tiempo, literaria, de la obra de Chagall apoyada en más de 90 documentos inéditos. 

Esta nueva lectura de las obras de Chagall llega a la capital hasta el 5 de mayo. Una exposición en la que, como nos explica la comisaria y directora de los archivos de Marc Chagall, Ambre Gauthier, se ve tan solo una pequeña parte de los miles de documentos que investigó durante varios años y de los que ha seleccionado “los más convenientes para ofrecer esta nueva visión, este nuevo acercamiento a su pintura”. 

“Esta exposición ha querido ofrecer la voz del artista y presentar sus obras en paralelo a sus propias palabras”, nos cuenta Gauthier. Los escritos y poemas de Chagall, permiten realizar una nueva lectura, más humanista, y de denuncia que, “nos aleja de la imagen de un Chagall más onírico”, explica la directora de Cultura de Fundación MAPFRE, Nadia Arroyo, durante la presentación. 

Las pinceladas y la voz del poeta de la pintura se unen así en esta presentación, “Chagall, un grito de libertad”, que muestra el compromiso político y sincero con las virtudes humanas y la tolerancia. “Nos pareció que era algo más que una postura. Realmente era un grito, una expresión muy fuerte de un deseo, de una necesidad de libertad absoluta, que se refleja en todas las obras de la exposición”, admite Gauthier. 

Una libertad que parece conseguir tras la Revolución de octubre de 1917 con la llegada de los bolcheviques al poder y que rompe con esa discriminación que había sufrido desde pequeño por su origen judío. El fin de la Rusia zarista hace que Chagall consiga el estatus de ciudadano ruso de pleno derecho. 

La denuncia, lucha y militancia de Chagall

Chagall. Un grito de libertad

"Resurrección" (1937-1948)

Las dos plantas de la Fundación Mapfre recorren la trayectoria artística de Chagall, en la que la religión, y, en algunos casos, la fusión de la religión y lo político, se presentan a través de estas creativas figuras y colores. Unos colores que nunca son los mismos y cuyos significados, con el tiempo, cambian. 

En una pequeña sala se presenta el tríptico: Resistencia, Resurrección y Liberación (1937-1948), en el que se muestra a un Cristo crucificado, muy empleado por el artista. Las crucifixiones, las guerras (La guerra, 1943) o el sufrimiento y calvario del pueblo judío son algunos de los temas centrales del pintor. 

En 1933, año de la llegada de Hitler al poder, pinta Soledad, obra que se aprecia en la fundación y con la que Chagall augura la amenaza al pueblo judío. Ese mismo año, el partido nacionalsocialista quemó la obra de Chagall, El rabino

Chagall. Un grito de libertad

"Soledad" (1933)

Años más tarde, en 1937, el partido nazi llevó a cabo una exposición bajo el nombre: “Arte degenerado”. En esta muestra se expusieron una treintena de obras de distintos autores, muchos de ellos judíos, entre los que se encontraba Chagall, con la que los nazis querían mostrar “la putrefacción” del arte moderno. Ante tal hecho, el pintor respondió: “Resulta muy halagador ser despreciado por los alemanes de Hitler, pero ¿qué harán con mis cuadros esos brutos?”. Esta reacción puede leerse en letra grande en la pared de la fundación en esa intención de las comisarias de unir la obra y la palabra del artista. 

El artista migratorio

Los acontecimientos históricos ocurridos en el siglo XX llevaron al artista al exilio viviendo en distintos países como Rusia, Francia y Estados Unidos, y pasando, también, alguna temporada en Alemania y Palestina. 

“En todos los países a los que viajó y todos los conflictos que vivió, tuvieron un impacto en su creación. Este es también el ángulo que hemos elegido desarrollar para esta exposición”, nos explica Ambre Gauthier. 

Si bien vivió en varios países, la ciudad de Vítebsk (actual Bielorrusia) marcó su vida, y, por tanto, sus obras, en las que aparece su tierra natal representada, ya sea como fondo de una composición o como protagonista.

Chagall. Un grito de libertad

Hombre-gallo sobre Vítebsk (1925)

“Los elementos de la ciudad de Vitebsk siguen ahí, forman parte de este vocabulario pictórico. No es nostalgia, al contrario, su ciudad natal le ayuda a afrontar todas las peregrinaciones, todos los encuentros con otros paisajes”, cuenta la nieta del artista y comisaria de la muestra, Meret Meyer.

Un testigo de su tiempo

En el universo pictórico de Chagall se pueden apreciar distintos emplazamientos en una representación en la que fusiona el tiempo y el lugar. Otro elemento muy empleado por el artista es el gallo, la cabra o el ángel, que utilizaba para representarse a sí mismo. Luftmensch, en yidis, se refiere a una persona sin raíces, con la cabeza en las nubes. El constante cambio y traslado de Chagall a otros lugares llevó al pintor a representarse a sí mismo como animales o personas volantes, identidades relacionadas con el desarraigo y el exilio del artista.

Además de las piezas procedentes de todo el mundo (el Instituto de Arte de Chicago o el Centro Pompidou), podemos apreciar fotografías del artista, dibujos y hasta su pasaporte francés. Un pasaporte que logró en el año 1937, pero que anularon años después (1943) tras un proceso de desnacionalización que concluyó con el siguiente dictamen: “Israelita ruso, nacionalización sin interés nacional”. Ante el miedo de ser detenido por la Gestapo, Chagall huye de la Francia ocupada con otros artistas. Con la intervención del periodista Varian Fry y gracias al Emergency Rescue Comittee (ERC), Marc y su esposa Bella, ponen rumbo a Nueva York en 1941. 

Bella Rosenfeld, mujer y musa del pintor, murió de una neumonía tres años después de huir de Europa. Bella aparece en numerosos cuadros del artista, confirmando así la importancia que tenía para este. Un ejemplo es el cuadro que se aprecia en esta exposición: Doble retrato con una copa de vino (1918).

“Lo que vemos en el cuadro es que Bella es quien lleva a Chagall sobre sus hombros. Simbólicamente, también dice mucho sobre el papel que ella desempeñó en su vida y en su obra. Ella le hizo avanzar, era la que mantenía sus contactos, la que le permitía hacer exposiciones. Era una musa de inspiración pictórica”, expresa Gauthier. 

Tras siete años de exilio en Estados Unidos, el artista ruso vuelve a Francia. A partir de entonces, el tema central que dominará sus obras será la paz. 

Una mirada a nuestro presente

Chagall. Un grito de libertad

"Jerusalén" (1932-1937)

La obra de Chagall puede situarse en el siglo XXI: “La propia profundidad y riqueza de una obra hace que hoy podamos deambular por ese espacio y compararlo con la actualidad”, comenta Meyer, nieta del artista. 

La lucha por la libertad y el respeto, la guerra o el exilio, continúa aconteciendo en la actualidad. La ciudad de Jerusalén está representada en esta muestra con Jerusalén, (1932-1937), lugar en el que Chagall pasó varios meses de su vida en la década de los 30 y 60. Sus vivencias le llevaron a describirlo como un lugar en el que convivían árabes y judíos, en el que existía una auténtica tolerancia hacia los demás y hacia las religiones.

El mensaje de Chagall no ha perdido ni un ápice de actualidad, sino todo lo contrario”, nos dice Meyer, en un momento en el que el mensaje del artista ruso de respeto, libertad, igualdad, tolerancia y convivencia se hace más necesarios que nunca.

Chagall. Un grito de libertad

Boceto definitivo para "La paz", vidriera de la ONU, Nueva York, (1963)