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Lecciones de vida en mitad de la tormenta: "El cáncer me ha enseñado a valorar todo mucho más"

  • Afrontar un cáncer es una experiencia muy complicada, pero los pacientes también pueden extraer enseñanzas positivas
  • Aunque es la segunda causa de fallecimiento, son más los que superan la enfermedad con éxito que los que no lo hacen

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Más de un tercio de los casos de cáncer se puede prevenir

A sus 64 años, Enrique ha pasado de estar prácticamente desahuciado desde el punto de vista médico a ver cómo desaparecía por completo el tumor que había crecido en su próstata y se le había extendido a los pulmones. Como él mismo se define, es "un daño colateral de la pandemia de coronavirus". "Yo iba todos los años a hacerme analíticas, pero en 2020, debido a la situación sanitaria, no fui. Me salté un año de revisiones, y cuando regresé en 2021 me detectaron cáncer de próstata con metástasis pulmonar. Estaba ya en fase 4, la más avanzada", cuenta a RTVE.es.

Alicia tiene 56 años, y le diagnosticaron cáncer de mama también en 2021, aunque ella se hacía revisiones voluntarias cada año, por lo que su tumor aún estaba en fase 1, cuando todavía ni siquiera se había manifestado exteriormente. Sin embargo, se trataba de HER2 positivo, una variedad muy agresiva que incluso en aquel estadio inicial ya se había reproducido en un ganglio. Hoy, igual que Enrique, puede decir que está "limpia", y cuando lo hace sus palabras suenan a entusiasmo, y también a alivio.

Igual que Alicia y Enrique, miles de personas tienen que lidiar a diario con una enfermedad que se ha convertido en uno de los principales problemas de salud pública, y que lo será aún más en las próximas décadas. Solo en 2023, el número de tumores diagnosticados en España ha rondado los 280.000, según estimaciones de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN). Pero son más los pacientes que superan la enfermedad con éxito que los que no lo hacen, a pesar de que constituye la segunda causa de muerte en España, únicamente por detrás de las patologías del sistema circulatorio.

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La supervivencia al cáncer se ha duplicado en los últimos 40 años, y es muy probable que continúe aumentando en las próximas décadas, según se refleja en el último informe anual de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Las medidas preventivas, así como una mayor detección precoz y una mejora constante de los tratamientos, están permitiendo que cada vez más pacientes logren superar la enfermedad o cronificarla. Y, aunque ni mucho menos se trata de un camino de rosas, en ese tránsito de la salud a la enfermedad y viceversa, la mayoría de ellos también logran extraer importantes lecciones de vida.

"Hay gente que descubre muchas de sus virtudes y capacidades, y da un cambio de rumbo a su vida, a raíz de que está siendo amenazado por una enfermedad", manifiesta a RTVE.es Cristian Ochoa, psicólogo clínico en el Instituto Catalán de Oncología y profesor de la Universitat de Barcelona. "Después de superar el cáncer, entre un 50% y un 90% de los pacientes aseguran que han experimentado cambios positivos vitales. Obviamente, pasar por algo así es terrible, y genera sufrimiento, pero los pacientes descubren cosas sobre la vida, sobre sí mismos, sobre sus relaciones... No es que den gracias a la enfermedad, pero sí que sienten que si no hubiesen tenido que pasar por algo así, hubiera sido muy difícil descubrirlo", puntualiza.

Una carrera de obstáculos

Afrontar un cáncer es, casi siempre, una carrera de obstáculos con altibajos constantes y una compañera extremadamente tenaz: la incertidumbre. "Después de que me descubrieran el tumor, inicié un tratamiento con quimioterapia que dejó de funcionar a partir del tercer mes. Entonces los médicos me ofrecieron formar parte de un ensayo clínico de inmunoterapia experimental, en el que participamos 38 pacientes de diferentes países", narra Enrique. "Ya con el nuevo tratamiento, durante las primeras sesiones estuve muy malo, e incluso ingresé en la UCI en dos ocasiones, pero a partir del segundo mes empezó a funcionar mejor y a bajar el índice tumoral. En mayo de 2023 terminé el ensayo y actualmente permanezco limpio", prosigue, y reconoce que ha sido ese tratamiento experimental lo que le ha "sacado para adelante", aunque es consciente de que a otros participantes no les funcionó y fallecieron.

En el caso de Alicia, la clave de su curación también estuvo en la inmunoterapia, uno de los enfoques más prometedores en la actual lucha contra el cáncer, que a grandes rasgos consiste en desarrollar tratamientos personalizados mediante técnicas genéticas para ayudar al sistema inmunitario a destruir las células tumorales con mayor eficacia. "Primero tuve seis meses de quimioterapia, después me operaron para quitarme cualquier posible resto, y me extirparon también cinco ganglios. Luego me dieron radioterapia y finalmente una inmunoterapia específica para mi tumor. Tuve el pack terapéutico completo", bromea.

Para ella, lo más duro fue enfrentarse a algo que le susurraba constantemente al oído: “Oye, que igual te puedes morir”. "El diagnóstico es lo peor, y sobre todo las pruebas que te hacen después hasta ver si el tumor se ha extendido. Cuando me confirmaron que estaba localizado y que además tenía un tratamiento efectivo, me quedé más tranquila, aunque entre comillas, porque seguía siendo una situación complicada", recuerda, mientras intenta aferrarse a lo positivo que le ha aportado este proceso: "La enfermedad me ha enseñado a valorar todo mucho más y también a no darle importancia a las cosas que no merecen la pena".

Una evolución muy similar a la que experimentó Enrique. "Cuando me comunicaron el diagnóstico, me vine abajo. Pensé que se me iba la vida y la familia, pero luego me convencí a mí mismo de que iba a luchar contra esto. También empecé a valorar mucho más las cosas que realmente son importantes y dejar de lado lo que no es importante", expresa.

"Aprendes también a vivir con ello, porque es una enfermedad que ya va a formar parte de ti durante toda tu vida. Pero también te dices que no te va a amargar la existencia, que vas a hacer todo lo posible por ser feliz", continúa. "Sé que en cualquier momento puede volver a aparecer. O no. Si aparece de nuevo, ya veremos cómo se ataja, pero ahora mismo me encuentro perfectamente y eso es lo único importante", manifiesta con determinación.

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Sufrimiento y crecimiento personal

Aunque pueda parecer contradictorio, desde un punto de vista psicológico, sufrimiento y crecimiento personal representan muchas veces las dos caras de una misma moneda. "La clave por la que la gente sufre y crece es la misma: la amenaza vital. Cuando te sientes amenazado, sufres; y la amenaza puede ser física, psicológica, o las dos, como suele ocurrir en el cáncer. Y esa misma amenaza es la clave para cambiar y para crecer, puesto que tu mundo no se puede sostener ya con el armazón psíquico que tenías antes", describe Cristian Ochoa, que ha desarrollado gran parte de su carrera profesional trabajando con pacientes oncológicos.

"La primera lección que los pacientes extraen es que la vida es finita, y son más conscientes de la mortalidad", prosigue este psicólogo, para explicar que esto les conduce a una "mayor apreciación por la vida en general". "Su aprendizaje consiste sobre todo en darle importancia a las cosas que realmente la tienen. Experimentan un cambio de prioridades, una mayor capacidad a la hora de acercarse a los demás de una forma íntima y percibir el sufrimiento ajeno, una mayor fortaleza personal que les hace darse cuenta de que son capaces de afrontar cosas que nunca se hubieran imaginado...", precisa.

"Durante los primeros meses, las reacciones iniciales suelen ser de negación de la enfermedad, de intentar seguir la vida lo más parecido a lo que había antes. Y es comprensible, porque necesitan sacarlo fuera de su mente. Pero luego se van dando cuenta de que necesitan cambiar cosas. Hay muchos casos en los que los pacientes no pueden continuar como antes, y tratar de hacerlo es parte del problema", revela Ochoa. "Si hay una conciencia del daño y del sufrimiento, hay muchas más probabilidades de crecimiento personal, y eso lo dicen los estudios. La gente que no crece es porque ha estado negando, pasando de puntillas por la enfermedad", subraya este psicólogo clínico.

En este descenso de ida y vuelta al abismo del cáncer las cosas no suelen ser fáciles, por lo que pacientes como Alicia y Enrique han tenido que recurrir a ayuda psicológica profesional, como la que le ha brindado a ambos el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC). "Con mi familia lo hablamos todo bastante claro, y creo que lo hemos llevado bastante bien dentro de lo que cabe. Aunque es verdad que evitas comentar ciertas cosas para protegerles, como la posibilidad de fallecer. Empecé a ir al psicólogo de GEPAC y fue con él con quien pude hablar de ello, además de ayudarme a gestionar el miedo", reconoce Alicia. "El cáncer para mí es una enfermedad más. Al principio, tenía una imagen mucho más negativa, pero la experiencia te hace verla de otra manera", comenta, y recuerda cómo "una de las cosas que me recomendaron, y que yo seguí a rajatabla, fue que no se convirtiese en el centro de mi vida, que fuese solo una parte más de ella".

"¿Cómo veo ahora mi futuro? Pues bien, sinceramente. Te das cuenta de que cada vez hay más avances médicos, y de que no es todo tan oscuro como puede parecer. Sí que es verdad que mucha gente fallece, pero también hay mucha gente que se cura", expresa con optimismo.

Enrique coincide a la hora de admitir que también ha necesitado ayuda para "aprender a convivir con la enfermedad y llevarla de manera positiva". "La palabra cáncer da mucho miedo, porque tenemos metido que mata, pero hay que perdérselo. Es una enfermedad como otra cualquiera. Muy peligrosa, sí, aunque como muchas otras de las que hablamos sin problema", asegura, y concluye: "La labor de los médicos es muy importante, pero también lo es la del paciente. Si el paciente lo afronta de manera más positiva, las posibilidades de recuperarse son mayores. A mí me lo dijo el oncólogo cuando comenzamos con el ensayo: Yo voy a poner el 50%, pero el otro 50% lo tienes que poner tú”.