'Las cuatro hijas', la historia real de una madre y sus hijas separadas por el ISIS
- “Creo que poder contar su historia las empoderó”, asegura la directora tunecina Kaouther Ben Hania
- Una película documental, nominada a los Oscar, que se estrena este 9 de febrero
En 2016, la tunecina Olfa Hamrouni perdió a dos de sus cuatro hijas cuando se unieron al ISIS en Libia. Una historia que conmovió al país, incluyendo a la famosa directora de cine, Kaouther Ben Hania (El hombre que vendió su piel), que ha decidido contar la historia de esta familia en la película Las cuatro hijas, una original mezcla de documental y ficción que está nominada al Oscar al mejor documental, ganó el Premio Ojo de Oro al mejor documental en el Festival de Cannes, y que reflexiona sobre la situación de las mujeres tunecinas. Se estrena en España este 9 de febrero.
Kaouther Ben Hania nos comenta, por videoconferencia, por qué le interesó esta historia: “Cuando Olfa empezó a pedir ayuda en la televisión y la radio, en 2016, la historia me interesó mucho y enseguida contacté con ella. Tenía pensado hacer un documental típico, con imágenes de archivo, pero no funcionaba”.
“Y enseguida me di cuenta de por qué no funcionaba -añade la directora-, para mí lo fundamental era entender por qué esas dos chicas se habían ido de casa. Y para eso tenía que recurrir al pasado. Pero no puedes filmar el pasado porque no está. Lo habitual en estos documentales es reconstruir los hechos, pero se me ocurrió algo nuevo, hacer una especie de ejercicio teatral, algo brechtiano, donde los personajes reales iban a dirigir a los actores. Y los actores propondrían cosas. Una especie de juego, de preguntas, de motivación constante. Ahí es donde me di cuenta de que podíamos llegar mucho más lejos”.
Por eso, contando con la propia Olfa y sus dos hijas, a las que añade a tres actrices en los papeles de las dos hermanas ausentes y, a ratos en el de la propia madre, la directora construye este fascinante juego de espejos.
La transmisión de los errores de madres a hijas
Las cuatro hijas es un viaje íntimo y una historia de sororidad entre mujeres que pone en cuestión los cimientos de la sociedad tunecina, al tiempo que denuncia el machismo y la violencia (incluso en la propia familia) y pregona la esperanza en un futuro mejor, para el que es necesario el entendimiento de madres e hijas.
La película habla mucho de esa transmisión de madres a hijas y como una mujer puede legar a sus hijas los peores vicios del patriarcado. “A veces pienso que eso es una especie de mecanismo universal, no solo de mi país -confiesa la directora- Cuando una mujer decide ser madre nadie te enseña cómo hacerlo, no hay estudios para ser madres. Por eso reproduces automáticamente el comportamiento de tu madre, de la generación anterior. Hasta que, como dice una actriz en la película, llega una generación que dice: “Hasta aquí, se acabó”.
“Pero la madre es de otra época -añade-. Por eso hay una evolución, pero también una transmisión. Que se respeta porque, en mi opinión, la maternidad está demasiado idealizada. Es normal porque sin maternidad no habría niños y necesitamos niños para la continuación de la raza humana”.
El futuro de las jóvenes tunecinas
La película también habla sobre el paso de la juventud a la edad adulta: “Me interesa mucho el tema de la adolescencia -nos explica la directora-. En 2016 hice una película que no se ha estrenado en España, que se llama A Zaineb no le gusta la nieve, que es la historia de una chica desde los 9 años hasta los 16. Crece delante de la cámara”.
“La adolescencia me fascina porque es el momento en que esculpimos nuestra personalidad -añade-, en el que realmente afianzamos nuestro individualismo. Realmente es el momento en el que decidimos cómo vamos a ser. Y ahí podemos ver cómo se decide una vida humana”.
Aunque Túnez sea uno de los países árabes más avanzados en los derechos de las mujeres, que pueden trabajar, votar… No lo tienen nada fácil. Por eso preguntamos a Kaouther Ben Hania qué futuro les espera a las jóvenes como las hijas de Olfa. “Ahora mismo la familia vive en Egipto, porque Olfa se ha casado con un egipcio. Tayssir sigue estudiando mientras que Ella ya está trabajando. Pero lo mejor de todo es que las tres han encontrado un equilibrio, las hijas menores se llevan muy bien con su madre. Y las dos mayores siguen en la cárcel”.
Extremismo islámico, religión y represión
Preguntamos a la directora si cree que se puede separar el extremismo islámico del machismo y represión sobre la mujer. “Todos sabemos que la represión habitual sobre las mujeres nace de las religiones monoteístas. Nuestra madre, Eva, fue la primera pecadora de todas. Por tanto, las tres grandes religiones monoteístas han forjado esa mentalidad patriarcal. Es un bagaje cultural y mitológico que estamos heredando desde hace siglos”.
“Podría escribir una tesis acerca del surgimiento del islamismo radical -añade la directora-. Creo que el patriarcado solo es un pequeño aspecto de este surgimiento. En la vida hay una relación de fuerza constante: dominadores y dominados. Y creo que el patriarcado surge de eso y de muchas otras cosas”.
"Contar su historia las hizo más fuertes"
Preguntamos a la directora si cree que contar su experiencia ha sido beneficioso para estas mujeres: “Fue muy duro -confiesa-. Pero creo que fue más duro para mí que para ellas, porque yo estaba muerta de miedo durante muchas partes del rodaje. Porque era una película muy complicada y sabía que pisaba terreno minado. Literalmente”.
“Hay una secuencia en la película -añade-, en la que se ve que Olfa está a punto de contar los abusos que sufrió por parte de su primer marido y vemos que el actor que lo interpreta se levanta y dice que no quiere hacerlo, porque ella lo va a pasar demasiado mal. Y es la propia Olfa la que tiene que tranquilizarlo diciéndole que quiere contarlo, que necesita contarlo, que no tenga miedo por ella -relata la directora-. Creo que el poder tomar la palabra, liberarse a través de la palabra, las empoderó a las tres y las hizo más fuertes, porque se apropiaron de su historia. Hubo momentos duros, desde luego, pero incluso eso les dio más fuerza, más poder, las mejoró”.
“Creo que fue una especie de catarsis para ellas -continúa Kaouther Ben Hania. Creo que ese ejercicio de teatro brecthiano (teatro de la distanciación) que hacemos en la película funcionó como terapia, pero no solo para estas tres mujeres sino para todo el equipo. Y la prueba es ese momento del actor que comentaba antes”.
“Lo que intenté en todo momento es que esa experiencia tan intensa la rodásemos en las mejores condiciones posibles para todos -añade-. Yo tenía la ventaja de que conocía a Olfa y sus hijas desde 2016, rodamos en 2021, pero el equipo no las conocía y ya se sabe que el ambiente de un plató puede ser muy tóxico, algo que quería evitar. Por eso, quise que todos firmásemos una especie de contrato, antes de empezar a rodar, en el que nos comprometimos a no enjuiciar a nadie”.
“Además -añade la directora-, redujimos el equipo al mínimo e intentamos que estuviera compuesto por mujeres. Así conseguimos una especie de familia donde las protagonistas hablaban mucho delante de la cámara, pero también detrás. Las protagonistas reales conversaban con las actrices, pero también con el equipo, y ese intercambio de experiencias enriqueció mucho la película”.
Pero… qué ha pasado con las dos hijas que se unieron al Isis y siguen presas en una cárcel de Libia. “Con esta película hemos intentado presionar al gobierno tunecino para que, por lo menos, consiga repatriarlas para que sean juzgadas en Túnez. Sobre todo, por la hija pequeña que tiene una de ellas, para que pueda crecer con libertad en Túnez e ir al colegio. Es un procedimiento largo y complicado, pero, por lo menos, lo estamos intentando”.