Alves niega la violación e insiste en que la relación fue consentida: "No soy ese tipo de hombre, no soy violento"
- Se ha negado a responder a la Fiscalía y a la acusación particular y solo ha contestado a las preguntas de su defensa
- Dos psicólogas afirman que "distinguía el bien y el mal y sabía lo que estaba sucediendo"
El exfutbolista Dani Alves ha negado este miércoles ante la Audiencia de Barcelona que agrediera sexualmente a una chica en una discoteca y ha defendido que tuvieron sexo consentido: "No soy ese tipo de hombre, no soy violento".
Alves se ha negado a responder al ministerio público y a la acusación particular ejercida por la víctima y solo ha contestado a las preguntas de su defensa, en una comparecencia en la que ha acabado rompiendo a llorar. A lo largo de su comparecencia, ha asegurado que la joven en ningún momento le dio a entender que no quería nada y ha negado que le pegara o insultara. También que le hubiera impedido salir del baño.
Por otro lado, ha justificado su cambio de versiones respecto a lo ocurrido durante la fase de instrucción: ha asegurado que en su segunda declaración dijo lo mismo que este miércoles, y que en la primera dijo que había tenido sexo oral con la denunciante porque esperaba que su mujer lo "podría perdonar".
Cabe recordar que, a lo largo de la instrucción, el futbolista brasileño ha dado hasta cinco versiones. Tras ser detenido, en su primera versión aseguró que no conocía a la joven. Después, en una segunda versión, afirmó que coincidió con ella en el baño, pero que no pasó nada. Más tarde, cuando le indicaron que había pruebas biológicas, reconoció que había mantenido relaciones sexuales con penetración consentidas.
Alves ha incidido este miércoles en que había bebido mucho, lo cual le impidió conducir, en consonancia con la tesis que su defensa ha desarrollado durante el juicio intentando conseguir una atenuante que rebaje una eventual condena. Sobre las 2:30 horas llegaron a la discoteca, y un camarero invitó a las tres chicas -la denunciante, una amiga y su prima- a la mesa VIP en la que estaban ellos.
A continuación, ha explicado que allí estuvieron hablando y bailando, y ha negado que notara que las jóvenes estuvieran incómodas como declararon ellas mismas en el juicio. "Empezó a tocar mi espalda, había una atracción sexual allí y empecé a hablar con ella para irnos al baño, y ella me dijo que sí", ha declarado, y, al preguntársele si tuvo que insistir, Alves lo ha negado.
Él se dirigió primero al baño y se quedó "un rato esperando y pensaba que ella no iba a venir, que no quería", pero acabó en el baño con él y, según Alves, se besaron, ella le bajó los pantalones y mantuvieron relaciones sexuales, aunque ha negado que eyaculara dentro.
Al ser preguntado por si ella le dijo en algún momento que quería salir del baño, él ha contestado que "para nada, no estaba obligada a estar allí". Por último, ha relatado que, al salir del baño, él volvió a la mesa VIP y al cabo de unos minutos ella también salió.
"Distinguía el bien y el mal y sabía lo que estaba sucediendo"
En la tercera sesión del juicio también se han presentado las pruebas periciales y los informes de los forenses, entre ellos dos psicólogas designadas por la defensa para acreditar que la noche de los hechos iba ebrio. Ambas han sostenido que el futbolista tenía las capacidades cognitivas "levemente afectadas", pero "distinguía el bien y el mal y sabía lo que estaba sucediendo".
Así, han asegurado que pudieron "corroborar" que la noche de la agresión Alves estaba en estado de embriaguez mediante el ticket del restaurante donde cenó esa noche con tres amigos -en el que consta vino y whisky- y las cámaras de seguridad de la discoteca, donde aparece tomando champán. Sin embargo, no pudieron saber "la cantidad concreta que tomó, porque no hay prueba de alcoholemia" y compartió mesa con tres personas más.
También vieron que "se relacionaba con personas que no conocía y abrazaba, que es ilógico en él, había descoordinación motora, parece como que se caiga", han relatado sobre las imágenes.
Los forenses afirman que la víctima no simuló los síntomas
Por otro lado, los forenses que atendieron a la joven han declarado que no tuvieron "ninguna sospecha" en sus exploraciones psicológicas de que simulara o exagerara sus síntomas. Una psiquiatra ha subrayado ante el tribunal que el examen psicológico que le hicieron apuntaba a un cuadro por trastorno postraumático, que era coherente con lo que la chica explicó en el momento de la entrevista y había referido previamente a los médicos forenses, en relación con la agresión sexual.
En este sentido, han explicado que las pruebas que hacen en estos casos tienen mecanismos para detectar "inconsistencias, infrecuencias o distorsión de la imagen" por parte de los pacientes, para saber si esconden información o pretenden dar una imagen que no se corresponda con la realidad. En el caso de la víctima, los resultados de las pruebas no dejaron espacio a la duda, ya que descartaron que simulara síntomas.
Además, han indicado que, aunque la joven no presentara lesiones vaginales, ello no descarta que fuese violada, dado que no todas las agresiones sexuales provocan daños físicos en las víctimas. "No asociemos el consentimiento a que haya lubricación", han manifestado los forenses.