El Arte Pop sigue vivo en el Guggenheim Bilbao
- Signos y objetos. Arte Pop de la Colección Guggenheim se puede ver desde este viernes hasta el 15 de septiembre
- Warhol y Lichtenstein se codean con artistas contemporáneos como Lucía Hierro o Maurizio Cattelan
El Arte Pop es víctima de su propio éxito, su estética fácilmente reconocible y nombres icónicos como Andy Warhol o Roy Lichtenstein eclipsan su lenguaje subversivo. El Museo Guggenheim de Bilbao inaugura este viernes la exposición Signos y objetos. Arte Pop de la Colección Guggenheim con 40 obras que intentar recuperar su espíritu transgresor inicial.
Las comisarias de la muestra, Lauren Hinkson y Joan Young, se alejan de los senderos trillados y apuestan por la vigencia del Arte Pop que "sigue teniendo impacto en la escena contemporánea". Así, pese a la aparente "celebración acrítica de la sociedad de consumo occidental, que se va extendiendo por todo el mundo", creadores de países en vías de desarrollo recogen el testigo de esta corriente artística con materiales comerciales o publicitarios y renuevan su capacidad de protesta.
Así, la dominicana Lucía Hierro critica la cultura consumista de usar y tirar e incorpora referencias a su origen, con objetos sacados de una tienda de comestibles, denominada bodega en su país. En Bilbao, expone su obra De todo un poco, 2017-2021, en colaboración con Lucía Guzmán, realizada en organdí de poliéster, fieltro e impresiones de chorro de tinta sobre ante y nailon cepillados. El tamaño es lo que sorprende, la cesta de la compra se convierte en un objeto de más de 170 centímetros de alto por 152 de ancho.
Una obra que trasciende la cotidianidad de las cosas que se suelen encontrar en los mercadillos latinoamericanos y plantea cuestiones sobre la identidad cultural, el capitalismo o las clases sociales.
La escala desmesurada, monumental, es una de las claves del Arte Pop, algo que se aprecia en Volante Suave, 1995, de Claes Oldenburg y Coosje van Bruggen, un gigantesco volante de bádminton (una semiesfera ligeramente alargada con plumas en su sección plana). La comisaria Hinkson apunta que estos artistas "elevan lo trivial a la categoría de lo sublime y desplazan el rol institucional del museo como lugar no solo para la educación, sino también para el entretenimiento y el ocio". En anteriores montajes, esta pieza se encontraba en el exterior del edificio, en esta ocasión se ha integrado en la sala 203, un espacio de transición que dialoga con el exterior, (ver imagen arriba).
Signos y objetos. Arte Pop de la Colección Guggenheim también aprovecha para reivindicar la figura de mujeres como la ateniense Chryssa que se sintió fascinada por los letreros luminosos de Time Square cuando llegó a Nueva York e incorporó la luz a su producción artística. Lauren Hinkson destaca que "Chryssa en su momento fue considerada una artista de primera fila, pionera en el uso de las luces de neón y en su primera exposición incluía un alfabeto con ese tipo de lámparas. Desafortunadamente, como muchas mujeres de su generación, fue relegada durante décadas por lo que me hace muy feliz mostrar su trabajo en Bilbao".
El inevitable Andy Warhol
Andy Warhol es sinónimo de Pop Art lo que hace imprescindible su presencia en las salas del Guggenheim Bilbao. Es sencillo visualizar sus latas de sopa Campbell, o sus series de retratos, desde Marilyn Monroe, cuyo Shot Sage Blue Marilyn se convirtió en el cuadro más caro del siglo XX, superó los 195 millones de dólares en una subasta de Christie's en Nueva York, o su serigrafía sobre Prince, que le supuso un revés judicial porque el Supremo de Estados Unidos falló que había vulnerado los derechos de autor de la fotógrafa Lynn Goldsmith.
Frente a las obras más conocidas de Warhol, la comisaria Joan Young ha escogido Desastre naranja nº5, 1963, un acrílico, con tinta de serigrafía y grafito sobre lienzo. El cuadro gira en torno a la muerte y la insensibilización que producen los medios de comunicación al reproducir imágenes de accidentes, suicidios u otros sucesos. Representa una silla de ejecución, repetida quince veces y teñida de naranja, el color que visten los presos estadounidenses en el corredor de la muerte.
El propio Warhol lo resumía de esta manera: "Cuando ves imágenes espantosas, una y otra vez, realmente no tienen ningún efecto". En la muestra también se puede ver un autorretrato del pintor de Pittsburg virado al verde.
Roy Lichtenstein es otro de los nombres ineludibles del Arte Pop con una estética revolucionaria en su día, que bebía de las historietas, el diseño gráfico, la publicidad y la prensa. Incomprendido en sus inicios, sus líneas gruesas, la inclusión de bocadillos de texto en los cuadros, como si fueran viñetas de un cómic gigante y su acabado frío e industrial son sus señas de identidad. Entre sus cuadros, se puede ver Grrrrrrrrrrr!!, 1965, con un impactante perro de presa a punto de saltar sobre el espectador.
La vigencia del Arte Pop también se manifiesta, con un sentido del humor -que roza el humor negro-, en la obra del italiano Maurizio Cattelan Daddy, Daddy, 2008. Este artista de Padua utiliza la figura de Pinocho, que antes de ser fagocitado por Disney era un personaje literario italiano de Carlo Collodi, y lo representa a escala natural, de un metro de altura, tumbado boca abajo en una lamina de agua. A punto de ahogarse, mentalmente llama a su papá ¿o a su creador? con lo que desencadena una reflexión sobre el personaje y la dominación cultural que va más allá de una simple boutade.
Como complemento a la muestra, el espacio Didaktika ofrece elementos de consulta para profundizar en el contexto histórico y social en el qué surgió el Pop Art, la cultura del consumismo en Estados Unidos en los años 60. La exposición Signos y objetos. Arte Pop de la Colección Guggenheim se puede ver en Bilbao hasta el 15 de septiembre.