Malcolm X, la voz ahogada que resurge en una América aún racista
- Su carisma y radicalismo perseguían que la comunidad negra se concienciara de la opresión que sufría
- 59 años después de su asesinato, Documentos TV desvela la implicación del FBI en su muerte
El 21 de febrero de 1965, Malcolm X era asesinado cuando se disponía a celebrar un mitin en Nueva York. Casi seis décadas después, una carta, en la que un agente de la policía neoyorquina implica directamente al FBI en la muerte de este líder rebelde, obligó a la sociedad estadounidense a enfrentarse a su propio racismo.
Documentos TV relata la historia poco conocida de un hombre carismático, brillante y radical que pagó un alto precio por defender la causa de los afroamericanos.
De la cárcel a la tribuna
En 1948, Malcolm X era el recluso 2843. Cumplía condena de 10 años por gigolo, cocainómano y ladrón. En prisión conoce la Nación del Islam, una organización pseudoreligiosa dirigida por Elijah Muhammad que proclamaba la superioridad de la raza negra frente a la blanca. Su fe no tiene nada que ver con el islam, sino que promovía una especie de programa de rehabilitación para alejar a todos aquellos descarriados de las drogas y el crimen.
Elijah se había hecho con un grupo de acólitos que le seguían a pies juntillas en esta secta de ideología radical y Malcolm se convirtió pronto en su lugarteniente más diligente. "Recurrimos a las drogas y al alcohol para escapar del infierno en el que el hombre blanco nos ha atrapado aquí, en América", proclamaba, ahora como portavoz de la Nación del Islam, en las concentraciones en Harlem, seis años después de salir de la cárcel.
“Me convertí inmediatamente en su partidario solo con escucharle hablar“
"Me convertí inmediatamente en su partidario solo con escucharle hablar", recuerda A. Peter Bailey, periodista y estrecho colaborador de Malcolm X. Para él, como para miles de ciudadanos, Malcolm se convirtió en una figura esencial de las comunidades negras en las ciudades del norte de Estados Unidos. Con carisma y con un discurso tan brillante como radical, Malcolm X quería que los afroamericanos tomaran conciencia de la magnitud de la opresión que sufrían. "Queremos ser reconocidos y respetados como seres humanos y tenemos un lema que dice cómo pretendemos conseguirlo: por cualquier medio necesario", exclamaba ante las masas.
“Queremos ser reconocidos y respetados como seres humanos y tenemos un lema que dice cómo pretendemos conseguirlo: por cualquier medio necesario“
En el Sur, el Movimiento por los Derechos Civiles de Martin Luther King luchaba contra la segregación racial a través de la no violencia. Para Malcolm X, el pacifismo no era la vía. Su alegato comenzaba a deslizarse hacia lo social y lo político y el FBI, entró en acción. Según relata Bailey, "dentro de La Nación del Islam había personas que eran informantes, que trabajaban para el FBI y el departamento de policía de Nueva York". Malcolm empezaba a ser un elemento subversivo y peligroso para el gobierno de Estados Unidos y para el líder de su propia organización y ese será el principio del fin.
Malcolm X, el mesías negro
La relación entre Elijah y Malcolm X se fue deteriorando. De ser su mano derecha pasó a ser su rival. Dentro de la organización se le consideraba un traidor y, a su vez, él se sentía traicionado por una organización incapaz de condenar la represión y los atentados que se seguían perpetrando contra la comunidad negra. El trabajo del FBI comenzaba a dar sus frutos. Había que desactivar a este hombre inteligente y tenaz que, cuando hablaba, América escuchaba, como asegura Anthony Bouza, exagente del departamento de policía de Nueva York.
"Mi padre era un hombre íntegro. Le expulsaron de una organización que había ayudado a construir", explica Ilyasah Shabazz, la hija de Malcolm X. Quince años de militancia acabaron traumáticamente, a pesar de que Malcolm X lo había dado todo en la Nación del Islam. A partir de entonces, luchó por lo que realmente creía, el nacionalismo negro. Quería que los afroamericanos se convirtieran en una verdadera fuerza política.
Su acercamiento a Martin Luther King le permitió aglutinar a la mayor parte de la comunidad negra. La estrategia estaba diseñaba. El pacifismo de Luther King tranquilizaría a la América blanca, "mientras que Malcolm X permanecería entre bastidores como alternativa a los que no estaban de acuerdo con Luther King", explica Andrew Young, político y mano derecha del líder negro pacifista. Pero, aunque la ley de Derechos Civiles puso fin, teóricamente, a toda forma de discriminación, los afroamericanos seguían siendo víctimas de la violencia. Y Malcolm X no calló ante la injusticia y la muerte de los suyos.
El director del FBI, J. Edgar Hoover, vio en sus discursos radicales al perfecto imán que atraía cada vez a un mayor número de militantes y temió que este líder se convirtiera en un mesías negro, capaz de unir a los diferentes movimientos de protesta y provocar una revolución.
“Hay una revolución mundial en marcha y eso asusta a muchos poderes, a muchos intereses en este país“
En 1964, Malcolm fundó un movimiento llamado Organización para la Unidad Afroamericana desde el que pretende llevar al gobierno estadounidense ante las Naciones Unidas por violaciones de los derechos humanos. "Hay una revolución mundial en marcha y eso asusta a muchos poderes, a muchos intereses en este país", declaraba Malcolm X. Manifestaciones como esta pusieron en guardia incluso a la propia CIA, que lo vigilaba cada vez que se desplazaba fuera de Estados Unidos.
La carta del policía que desveló la verdad
En febrero de 1965, llegaba el primer aviso. La vivienda y la familia de Malcolm X fueron objeto de un ataque con tres cócteles molotov. "Es de sobra conocido que están totalmente decididos a matarme", denunciaría Malcolm X. Unos días después, el 21 de febrero, cuando se disponía a celebrar un mitin en el Audubon Ballroom de Nueva York, "oí a Malcolm X decir salam alekum e instantes después escuché unos disparos", recuerda Bailey.
“Es de sobra conocido que están totalmente decididos a matarme“
La policía detuvo y condenó a dos miembros de La Nación del Islam como autores de la muerte del líder negro y cerró el caso. Pero, casi 60 años después de la muerte de Malcolm X, un agente encubierto de la policía de Nueva York, en su lecho de muerte, reveló la implicación del FBI en el asesinato de Malcolm X y, tras una investigación de 22 meses llevada a cabo por la oficina del fiscal del distrito de Manhattan, los dos condenados por el asesinato fueron exonerados. Sus hijas han denunciado al FBI, a la CIA y a la policía de Nueva York por la implicación en el asesinato de su padre. La reapertura del caso sobre el asesinato de Malcolm X obliga a Estados Unidos a enfrentarse a su propio racismo que, aún hoy, no está resuelto.