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Arantxa Echevarría: “En España nos cuesta más hacer comedias políticas que en EE.UU. o Reino Unido”

  • La directora estrena 'Políticamente incorrectos', una “comedia política romántica”
  • Protagonizada por Adriana Torrebejano, Juanlu González, Gonzalo de Castro y Elena Irureta

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Adriana Torrebejano y Juanlu González en 'Políticamente incorrectos'
Adriana Torrebejano y Juanlu González en 'Políticamente incorrectos' DeAPlaneta

Pensar en Arantxa Echevarría es pensar en la cineasta social y costumbrista que mira a realidades sociales poco enfocadas como hizo en Carmen y Lola o la reciente Chinas. Pero también hay otra Arantxa Echeverría, una cineasta plenamente industrial que dirige comedias que define sin rodeos como palomiteras.

Es el caso de Políticamente incorrectos, una sátira blanca sobre los partidos políticos en la que el amor surge entre una responsable de redes sociales de un partido de izquierdas (Adriana Torrebejano) y un miembro de las juventudes de un partido de derechas (Juanlu González). No se nombran, pero las referencias al PSOE y PP están por todas partes.

¿Comedia política romántica o comedia romántica política? “Lo primero, creo que la política está por delante del amor”, define entre risas la directora. Echeverría no desvirtúa en absoluto los encargos: “Hacer comedia es más difícil, más que hacer Carmen y Lola o Chinas. El humor no es algo tan universal como parece”.

En un juego de humor equidistante, Políticamente incorrectos se ríe de los tópicos de la derecha e izquierda. Gonzalo de Castro encarna al líder socialdemócrata únicamente interesado en la maquinaria electoral, mientras que Elena Irureta es una líder conservadora aparentemente inspirada en Esperanza Aguirre. “En la película tratamos de equilibrar los chistes y su intensidad. Por ejemplo: metimos una misa franquista, así que decidimos que también teníamos que meter un ongi etorri”, explica.

¿Qué es lo más cómico de cada bando? “La izquierda tiene esa tendencia a ser feminista, inclusiva o diversa, que a veces parece que está cogido por un jefe de marketing. Y, de la derecha, pues el libre mercado, el concepto de poder, el uso de la palabra libertad”.

¿Es la ficción española temerosa con la política? “Sí, quería quitarle hierro porque en España somos muy pudorosos con la política o decimos que no nos interesa, cuando la política es la base de nuestra sociedad y, dependiendo de quién votemos, nos cambia la vida. En Estados Unidos o Reino Unido se hacen muchas películas cómicas sobre política”.

Los cañones de Políticamente incorrectos apuntan hacia la clase política que, dice la cineasta, compiten en comedia con la ficción. “Esos políticos dialécticos que decían frases que se quedaban en la memoria colectiva ya no existen. Ahora mismo hay unos políticos un poco descentrados de la ciudadanía en general, que es algo que pasa en cualquier época cuando ya están en un ámbito de poder, pero actualmente son especialmente chistosos. Hablan de más y dicen demasiadas tonterías”.

Arantxa Echevarría no es ya la excepción: Lucía Alemany o Alauda Ruiz de Azúa transitaron el año pasado desde películas personales a cine que busca el gran público. “Es algo que me parece maravilloso. Nosotras tenemos historias que contar que por desgracia llevan muchísimo tiempo para levantar, aunque sean presupuestos muy bajos. Carmen y Lola me costó una vida y, Chinas, cinco años. Para mí es vital rodar, así que si la industria confía en mujeres para contar algo que ha sido mayoritariamente masculino como la comedia, me hace superfeliz. No hacemos solo un tipo de cine, un director sabe hacer cualquier cosa”.

Y no se detiene: Echevarría tiene todavía cinco semanas de rodaje por delante de Infiltrada, la película que filma estos días en Donostia basada en la historia real de Aranzazu Berradre, la policía que se integró en durante ochos años en ETA y facilitó la caída del Comando Donosti.