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Un banco genético en EE.UU. busca más diversidad de poblaciones infrarrepresentadas para estudios científicos

  • Cerca del 90% de la investigación médica continúa centrándose en la población indoeuropea
  • El programa quiere recabar los datos genéticos de un millón de voluntarios para 2026

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Científico investigando secuencias de ADN en una pantalla de ordenador.
Científico investigando secuencias de ADN en una pantalla de ordenador.

Hace seis años, los Institutos Nacionales de Salud en Estados Unidos hicieron su mayor apuesta hasta la fecha por la medicina de precisión: lanzaron un estudio para crear un biobanco de al menos un millón de participantes diversos para reflejar con exactitud la composición demográfica estadounidense. Desde entonces, estadounidenses de todos los ámbitos se han presentado y donado su sangre, saliva y orina al proyecto, conocido como All of Us. A partir de estas muestras, los científicos han revelado unas 240.000 secuencias genómicas completas e identificado más de 275 millones de nuevas variantes genéticas.

Estos nuevos estudios publicados este lunes en Nature quieren romper el sesgo de los informes genéticos, hasta hora centrados en la genética de los indoeuropeos, a favor de poblaciones históricamente infrarrepresentadas.

El proyecto ha logrado reunir a cerca de 750.000 voluntarios a base de encuestas sobre su salud, registros médicos y, en el caso de estar dispuestos, pruebas biológicas. Estos datos genéticos están disponibles desde 2020, pero la publicación de esta semana incluye las secuencias completas del genoma de casi 250.000 participantes. Lo destacado es que el 77 % está conformado por grupos históricamente infrarrepresentados en la investigación biomédica, como las minorías raciales o étnicas (46 %), pobres (26 %) y mayores de 65 años (26 %).

"La secuenciación de poblaciones diversas puede dar lugar a nuevas dianas farmacológicas relevantes para todo el mundo", afirma uno de los autores del estudio y director ejecutivo, Josh Denny.

La otra novedad del proyecto es la baja barrera de entrada para que los investigadores accedan a los datos. "Todos nosotros cambiamos el guion", ha comentado el genetista de la Universidad de Vanderbilt y autor principal del último análisis, Alexander Bick. El programa ha establecido un modelo de "pasaporte de datos", que funciona por medio de instituciones acreditadas. Dentro de estos organismos, los investigadores pueden trabajar con los datos con total libertad. 

El riesgo de enfermedades varía según la genética

Cada uno de los cinco estudios se ha centrado en aspectos concretos de la genética utilizando la base de datos del programa.

Las enfermedades comunes, como las cardiovasculares o la diabetes, son complejas de identificar. Su aparición depende tanto de factores ambientales como de factores genéticos. Pero gracias a las pruebas genéticas de Puntuación de Riesgo Poligénico (PRS) se puede conocer el componente genético asociado a estas durante las pruebas genéticas, que examinan las pequeñas diferencias entre los genomas de las personas.

No obstante, a medida que aumenta el uso de estas pruebas, una de las principales preocupaciones es que los conjuntos de datos genómicos utilizados sobrerrepresenten a las personas de ascendencia europea. La falta de datos puede causar resultados falsos. Por ejemplo, una persona con un alto riesgo de padecer cierta enfermedad puede no recibir una puntuación acorde debido a su variación genética.

Uno de los estudios, por ejemplo, ha mejorado las PRP sumando los historiales médicos y datos genómicos históricos procedentes del proyecto. Al ser una muestra muy diversa, los estudios han confirmado la eficacia de los resultados aplicados a todas las poblaciones.

Sesgos en los estudios

Pese a que las personas de ascendencia europea representan menos de la cuarta parte de la población mundial, su ADN impulsa de manera desproporcionada la investigación genética. Cerca del 90% de la investigación médica, incluida la genética, continúa centrándose en este subconjunto. El estudio subraya que esta falta de diversidad es especialmente preocupante en factores raciales, de género y en grupos pertenecientes a entornos desfavorecidos.

“Todavía hay muchas cosas que no entendemos sobre el genoma humano, especialmente sobre variaciones raras. Grandes proyectos como el nuestro realmente están ayudando a acelerar esa comprensión”, ha detallado Denny.

Otro ejemplo sobre los sesgos podemos encontrarlos en los actuales servicios de secuenciación como 23andMe. Según un análisis, el 95% de los participantes presentan ascendencia europea, en comparación a solo el 2% africana. En el caso de PharmGKB, otra de las principales bases de datos del mundo sobre interacciones entre medicamentos y genes, el 64% de los datos proceden de población indoeuropea. Pero si se tiene en cuenta la población mundial, son las personas de Asia Central y Meridional las menos representadas, con solo el 2% de los datos.

Las mujeres solo representaban el 38% de los en los estudios sobre la eficacia de los medicamentos. Debido a este sesgo, la población femenina experimenta reacciones adversas a estos casi el doble de veces que los hombres, según datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).

Pese a los progresos, Denny ha recalcado que no creen que lleguen a su objetivo de secuenciar el ADN de un millón de personas para 2026. Sin embargo, el investigador tiene esperanza de que el progreso conseguido convenza al Congreso para continuar con la financiación. El programa espera entregar otro conjunto de genomas completos a los investigadores en algún momento del próximo año.