Enlaces accesibilidad
Ucrania, dos años en guerra (III)

Dos años sin conocer el paradero de miles de ucranianos en manos rusas: "Mi nieto pregunta cada día por su padre"

  • Unos 26.000 ucranianos están inscritos como Personas Desaparecidas en Circunstancias Especiales, 11.000 de ellas civiles
  • Desde febrero de 2022 se han registrado más de 62.000 episodios de crímenes de guerra por parte de Rusia
  • Guerra Rusia - Ucrania, en directo

Por
Valentina muestra una foto de su hijo Nazaret, desaparecido desde el 12 de abril de 2022
Valentina muestra una foto de su hijo Nazaret, desaparecido desde el 12 de abril de 2022 L.G.DÍAZ

Valentina se arrodilla al ver pasar un cortejo fúnebre por una de las calles principales de Boyarka, un pueblo a unos 26 kilómetros de Kiev. Se seca las lágrimas que caen de sus ojos al observar los coches con banderas ucranianas y la imagen de un soldado que ha muerto en el frente. Seguramente piense en su hijo, Nazaret, desaparecido desde el 12 de abril de 2022.

“Estaba en el frente, en Mariúpol”, cuenta con los ojos llorosos. “Es médico militar. Siempre estaba ocupado con su trabajo y no volvió a llamar”, asegura la mujer de 60 años que trabaja en una fábrica de ventiladores. “Un oficial que estaba en cautividad y que regresó está convencido de que mi hijo está preso. Porque dice que lo vio, que estaba cerca de quienes estaban gravemente heridos. Me dijo que no estaba dentro en el cerco de la planta de Azovstal. Estaba en la fábrica Ilyich y vio que un comandante ruso le dijo que enviarían a los heridos y al médico al hospital”, detalla la mujer.

Mariúpol llegó a simbolizar la feroz brutalidad del asalto de Rusia y la perseverancia de la resistencia ucraniana. Cuando Moscú inició la invasión de su país vecino, uno de sus objetivos era esta ciudad, el mayor centro siderúrgico en la zona del Donbás y que seguía bajo control ucraniano incluso después del conflicto que comenzó en el este del país. Mariúpol tenía una importancia económica y comercial vertebrada sobre dos ejes decisivos: el puerto y la mayor fábrica de acero de la región, la planta de Azovstal. El 20 de mayo de 2022 los rusos se hicieron con el control de ese centro industrial.

Valeria reza mientras pasa un cortejo fúnebre en Boyarka, a unos 26 kilómetros de Kiev

“Estuvo muchas veces herido. Tuvo problemas con los ligamentos de las rodillas. No hubiera podido lograr llegar a Azovstal. Se quedó con los soldados heridos”, comenta la madre de Nazaret, que muestra en su teléfono una foto de su hijo tomada en 2019 y otra del 20 de marzo de 2022, tan solo unos días antes de desaparecer. “Había adelgazado muchísimo porque comían solo una cucharada al día”, solloza.

“Le pedía por favor que no se fuera a la guerra, pero decía que no podía dejar de ir. ‘No puedo quedarme aquí, tengo que ayudar en la defensa de Ucrania’, decía”, recuerda Valentina, mientras explica que, cuando empezó la guerra, su hijo le llamó y le pidió que borrara sus fotos del teléfono y que quemara su uniforme por si entraban los soldados rusos en su casa.

Alrededor de 15.000 militares ucranianos están desaparecidos desde el 24 de febrero de 2022. Para sus familias, el dolor de la guerra y el desconocimiento del paradero de los soldados se ve profundizado por un complejo procedimiento burocrático que a menudo es lento e insensible. Valentina espera que su hijo esté preso, como otros hombres que lucharon con él. 

“Confío en que esté en la región de Mordovia, en una prisión especial que se llama Polana. A todos los de la Marina les llevan ahí”, asegura. “Ayer me llegó una carta de su unidad militar comunicándome que se le considera desaparecido, pero es probable que esté en cautividad. Sé que estaba en esa situación desde 2022, pero tengo esperanzas”, añade mientras llora. “En 2018 mi hijo mayor murió en una tragedia y a este segundo hijo llevo buscándolo dos años. Mi nieto, de nueve años, me llama todos los días preguntando '¿dónde está papá?'”, se lamenta.

Guerra en Ucrania: Mariúpol y Azovstal, símbolo de la resistencia

“Es como si me hubieran arrancado el corazón”

El hijo de Olga era DJ, escribía música y también monitor de fitness. Al inicio de la invasión vivían en el distrito de Kupiansk, que fue ocupado durante varias semanas por las fuerzas de Moscú.

“El 28 de abril mi hijo fue detenido cerca de su casa y se lo llevaron, no se sabe a dónde”, cuenta Olga desde Járkov. “Sabíamos que ya habían tenido lugar detenciones en Kupiansk. Sé que fue detenido porque lo vieron los vecinos. Dicen que llegaron unos hombres en un coche con una Z. Eso quiere decir que era del FSB, del Servicio Federal de Seguridad ruso”, afirma.

Olga fue en varias ocasiones a la comisaría de la Policía a preguntar por su hijo, pero le contestaban que ya lo habían dejado en libertad. “Me decían siempre cosas contradictorias. Yo sabía que lo habían detenido, pero ellos me decían que no”, recalca. “A mi hijo le llamaban insolente, porque tenía carácter, muchos tatuajes y una actitud muy proucraniana. En nuestro pueblo a mi hijo no le querían, algunos le amenazaban, y cuando llegaron los ocupantes, ya le decían que le castigarían”, recuerda.

“Una persona me contó que el 1 de marzo, cuando hubo manifestaciones proucranianas, mi hijo también estaba allí. Le vieron y le denunciaron por su actitud proucraniana”, cuenta Olga con enfado. “A este tipo de personas las llevaban a Bélgorod para su ‘reeducación’ y decían que los dejarían libres cuando cambiaran de actitud”, explica.

La lucha de las familias de los desaparecidos en la guerra de Ucrania

Después de preguntar en varias ocasiones por el paradero de su hijo, finalmente, el jefe de la Policía le confirmó que lo había detenido el FSB. “Entonces me dirigí al FSB. Al principio también me decían que no habían detenido a nadie, pero se sabe que en Kupiansk hubo muchas detenciones, que en los sótanos había cámaras de tortura”, comenta.

Según la legislación rusa, una persona solo puede permanecer detenida sin orden judicial durante 48 horas. El presidente ruso, Vladímir Putin, amplió el periodo a 30 días en las zonas ocupadas de Ucrania en los casos de delitos graves o por violar prohibiciones o restricciones en tiempos de guerra. Pero en muchas ocasiones en las detenciones no se registra el lugar, la hora o los motivos, ni se abren casos penales. 

Desde el Ministerio de Defensa ruso aseguran que los ucranianos capturados están retenidos conforme a los requisitos de las Convenciones de Ginebra, que prohíben la toma de rehenes, pero no hablan sobre la toma de prisioneros civiles, únicamente de personal militar.

“Muchos civiles fueron capturados, pero es imposible encontrarlos. Enviamos peticiones a Rusia, pero recibimos excusas como respuesta. Es imposible conocer su ubicación”, asegura Olga, quien subraya que “nunca pensé que iba a vivir esta situación”. “Es como si me hubieran arrancado el corazón. Siento un dolor tremendo. Mi hijo era un civil que no participaba en la guerra”, asegura entre sollozos.

No recomendado para menores de 7 años Informe Semanal - Los niños perdidos de Ucrania - ver ahora
Transcripción completa

Maria Lvova-Belova, la comisionada presidencial rusa

para los derechos del niño,

llega en un avión del Ministerio de Defensa

a la capital rusa.

Con ella vienen 125 niños ucranianos de Donetsk, en la Ucrania ocupada.

En el aeropuerto, esperan sus familias de acogida,

con parafernalia de globos y regalos.

Este es uno de las docenas de vídeos propagandísticos analizados

durante semanas por un grupo de periodistas

de la Red de Periodismo de Investigación

de la Unión Europea de Radiodifusión,

los medios públicos europeos.

Se ha podido evidenciar el secuestro continuo

de menores ucranianos desde el este ocupado por Rusia

para llevarlos al país agresor a instituciones estatales

o darlos en acogida, incluso en adopción,

a familias rusas.

Estamos hablando de crímenes de guerra

porque son violaciones graves

del derecho humanitario internacional

o sea de los Convenios de Ginebra que prohíben el traslado

o la deportación forzoso, de personas.

Pero estamos también hablando de crímenes de lesa humanidad,

que son crímenes masivos o sistemáticos.

Maria Lvova-Belova aparece

como una de las principales artífices

de este siniestro plan.

Se la puede ver constantemente en vídeos con estos niños

y adolescentes ucranianos.

Les acompaña en su viaje a Rusia,

visita orfanatos y a los menores en hospitales

en las zonas ocupadas que Moscú considera parte del territorioruso.

Apenas dos semanas después

del inicio de la invasión de Ucrania,

se reúne con Putin y le cuenta que hay dificultades burocráticas

para la tutela permanente y adopción de estos niños.

Putin la corta: dígame cuáles y lo arreglaré.

Dos meses y medio después cambia la ley para agilizar

el proceso para su nacionalización y facilitar su adopción.

Hoy, el presidente ha firmado un decreto

sobre un procedimiento simplificado para que los huérfanos

y los niños sin atención parental de las Repúblicas Populares

de Donetsk y Lugansk y de Ucrania reciban la ciudadanía rusa.

No solo el traslado forzoso es un crimen de guerra,

también la adopción de niños en tiempos de guerra

es contraria al derecho internacional.

Stas, de 9 años, llegaba en abril, con otros menores,

a la capital rusa desde el Dombás.

Eran recibidos por Maria Lvova y por el gobernador

de la región de Moscú, Andrej Vorobyov,

otro de los responsables de este traslado forzoso.

También les esperaban familias de acogida.

Los niños entraron y se acercaron a los padres

como si ya se conocieran.

-Seremos sus raíces y tenemos la responsabilidad

de convertirnos realmente en sus verdaderos padres.

Stas se reencontró con sus hermanas,

no se veían desde hace dos años.

Vivían en diferentes orfanatos en Ucrania.

Ahora están con la misma familia.

Es la historia feliz que presenta la propaganda rusa

como ejemplo del papel de salvador de Moscú dándoles una vida mejor.

La versión rusa es que se trata de huérfanos

a los que está salvando de la guerra.

Muchos de estos niños tienen familia.

Tienen padres con plena patria potestad.

Se los llevaron sin notificárselo y ahora están desesperados

por recuperarlos.

Así que, si quieren ayudar a estos niños, que los liberen.

Esto no es más que el genocidio del pueblo ucraniano

a través de nuestros niños.

Los secuestran, les cambian la nacionalidad,

los dan en adopción bajo tutela, cometen violencia sexual

y otros delitos.

De hecho, desgraciadamente, matan, hieren a nuestros niños

y les infligen lesiones psicológicas.

Todo esto no son más que signos de genocidio.

Volvemos a ver a Stas en la ceremonia

en la que los niños reciben la ciudadanía rusa,

en presencia de Maria Lvova y Andrej Vorobyov.

La región de Moscú ha sido una especie de campo de pruebas

para la acogida de estos menores ucranianos

-hay compensación económica por ello-,

pero ahora hay también niños en zonas tan remotas como Siberia.

Una vez en el sistema,

son escolarizados y comienza el proceso de reeducación

y asimilación a la sociedad rusa.

Es una gran incógnita qué tipo de entorno

rodeará a estos niños,

incluso aunque encuentren padres, una familia,

que se preocupen por ellos.

Todos estos niños van a escuchar que Ucrania es un país fascista

y su desconexión con la cultura ucraniana,

su desconexión con la identidad ucraniana,

está ocurriendo incluso ahora.

Ucrania tenía la mayor tasa de institucionalización infantil

de Europa antes de la guerra.

En centros estatales y orfanatos vivían más

de 100 000 niños,

la mitad con algún grado de discapacidad,

unos 32 000 en las zonas ocupadas por Rusia.

En este de Stepanivka, cerca de Jersón, había 52 niños.

Su director había oído decir a propagandistas rusos

que necesitaban niños

para formarlos militarmente y adoctrinarlos.

Y puso a sus menores a salvo con sus empleados

y familias del pueblo y se quedó con un pequeño grupo de los mayores.

Ucrania llevaba ya ocho años en guerra y sabíamos que los rusos

habían sacado niños de Lugansk, habían sacado niños de Donetsk

y se los habían llevado.

Por eso, sabía lo que nos esperaba.

Sus temores no eran infundados.

Como vemos en estas imágenes, conseguidas

durante nuestra investigación, soldados rusos,

liderados por agentes de la policía secreta,

aparecieron un día por el orfanato.

En su visita, los rusos preguntaron que dónde estaban los niños

porque ya casi no quedaba ninguno.

Revisaron los expedientes de los niños.

Y se los llevaron, junto con ordenadores

y grabaciones de las cámaras de seguridad.

Oleksander fue herido en un ojo por metralla en Mariúpol.

Fue con su madre a un hospital militar ucraniano improvisado

pero acabaron en manos de los rusos.

Luego nos subieron a camiones y nos llevaron al campo de filtrado.

Allí interrogaron a mi madre y dijeron que no había pasado

el proceso de selección y que me separarían de ella.

Ni siquiera nos dejaron despedirnos.

Y el Servicio Infantil de Novoazovsk vino y dijo

que me llevaban lejos de mi madre.

Entonces les dije a los rusos que tenía una abuela

y que sabía su número.

Y me dijeron: Nadie te necesita.

Tendrás una nueva familia.

Acabó en Donetsk.

Mientras, su abuela buscaba a su hija y a su nieto.

Vio un mensaje en Facebook en el que Oleksander decía

que estaba buscándola.

Entre preguntas, Liudmyla se preparó para un largo y peligroso viaje.

¿Lo traeré? Lo haré.

Pero allí hay guerra, disparan.

¿Qué debo hacer? ¿Quién lo necesita?

Es mío.

Es huérfano de padre.

Y su madre no está.

¿Qué puedo hacer? Iré, bajo las balas, pero iré.

¡Qué voy a hacer! Él me espera.

Atravesó Polonia, Lituania, Letonia, Rusia

y el frente de guerra en la región ocupada de Donetsk

y lo trajo a casa.

No pierden la esperanza de volver a ver a su madre.

Creo que la encontraré y vendrá aquí.

No le diré nada, la abrazaré.

Hay muchos otros niños que fueron separados de sus padres

en esos puestos militares de filtrado

en los que los rusos examinan los antecedentes

de la población local

y envían a prisión a quienes consideran sospechosos.

Y se han llevado también a niños que se han quedado solos almorir

sus padres en los ataques.

Gracias a ONG ucranianas e internacionales

y a una red de voluntarios, incluso rusos,

tras un largo proceso y un peligroso viaje

como el de Liudmyla, al menos 125 niños

han sido devueltos a sus familiares tras ir a recogerles en persona.

Niños separados de sus familias por la guerra,

de zonas como la región de Jarkóv,

ocupadas durante meses por los rusos.

La hija de Yulia, Yaroslava, de 16 años,

se fue a un campamento de verano en el Mar Negro.

La estancia fue organizada por la administración prorrusa.

Todos los niños de aquí habían oído hablar de ello.

Mi hija me dijo: allí está el mar, quiero ir allí.

Yo le dije: pero ¿y si pasa algo?

Lloró tanto que la dejé ir.

Una semana después,

la zona fue recuperada por las fuerzas de Kiev.

Los niños quedaron atrapados en Rusia.

Yulia decide ir a buscar y traer de vuelta a su hija.

Estoy un poco asustada, pero así son las cosas.

Tengo que ir, no tengo elección.

Otras mujeres hacen el viaje con ella.

Dicen que no quieren arriesgarse a que sus niños sean adoptados,

les laven el cerebro o les digan que les han abandonado.

Cuando vi a mamá, empecé a llorar.

Ella también comenzó a llorar.

Le dije que ahora todo está bien.

Cuando lo recuerdo, me entran ganas de llorar.

Yulia y su hija Yaroslava están de vuelta en casa.

Los campamentos de vacaciones y otros centros servirían al Kremlin

para la rusificación y reeducación de los niños.

En las imágenes obtenidas de algunos de ellos

se observa como enfatizan lo nacionalista.

La propia Maria Lvova-Belova se vanagloria

de los buenos resultados de esa reeducación,

como en el caso del adolescente de Mariúpol

que ella misma ha adoptado.

Cuando los trajimos a la región de Moscú

para que se recuperaran un poco,

empezaron a hablar negativamente del presidente,

decían todo tipo de cosas desagradables,

cantaban el himno ucraniano, 'Gloria a Ucrania' y todo.

Ahora ninguno de los niños quiere volver.

Kateryna Rashevska es abogada del Centro Regional Ucraniano

para los Derechos Humanos.

Este centro y el Instituto Lemkin para la Prevención del Genocidio

han presentado un informe ante la Corte Penal Internacional

en el que acusan directamente a María Lvova-Belova de acciones

que tienen elementos del delito de genocidio.

No tenemos ni siquiera nombre y apellidos de estos niños

deportados a Rusia.

Así que, en primer lugar, nos gustaría identificarlos.

Pero sé que otros organismos competentes

están haciendo todo lo posible por agilizar este proceso.

La Federación de Rusia está tratando de acelerar

el proceso de adopción ilegal

y Ucrania el proceso de retorno de estos niños.

A tenor de la última reunión entre Putin y Belova,

no parece que tengan intención de acabar con esta práctica.

También crece el número de solicitudes

de nuestros ciudadanos para la adopción de niños

de las repúblicas de Donetsk y Lugansk

y de las regiones de Jersón y Zaporiyia.

La tragedia que ocurre en el Dombás

también afecta a nuestros ciudadanos más jóvenes, los niños.

Cualquier investigación completa va a llegar hasta Putin,

en el sentido de que aún cuando él no haya ordenado tal crimen,

él tiene responsabilidad como superior jerárquico

y que está con conciencia de que sus subordinados

están cometiendo crímenes,

que él no actúa para impedir o para sancionar

a los perpetradores.

Olena era enfermera en Izium, que estuvo bajo ocupación rusa.

Un misil mató a su madre e hirió gravemente a su hijo Andriy

que fue trasladado a Rusia

debido a la falta de atención médica en la ciudad.

Durante más de un mes no supo nada de él.

Tenía miedo, no entendía nada.

Intentaba al menos averiguar si estaba vivo.

Decía a los rusos que si no me daban información

sobre su paradero,

al menos me dijeran si estaba vivo o no.

Tampoco me lo decían.

Un día consiguió cobertura en el móvil y vio un mensaje:

"Un niño sin madre está grave en un hospital de Moscú".

Viajó allí y pudo reunirse con Andriy.

Permanecieron tres meses en la capital rusa.

Si no hubiera dado mi consentimiento al traslado desde Izium,

habría muerto durante la operación.

Tenía una hemorragia interna.

En nuestro hospital no existía la posibilidad de una operación así.

Gracias a ayudas diversas, ahora se encuentran en Suiza.

Su hijo sigue hospitalizado.

Mientras, en Rusia,

quedan centenares de niños ucranianos

trasladados de forma forzosa,

según hemos podido evidenciar en nuestra investigación.

Fuentes ucranianas elevan la cifra a 14 000 menores o más.

La invasión rusa de Ucrania sigue afectando a toda Europa

y ha tenido su repercusión en todos los ámbitos.

También en el espacial.

Los acuerdos que mantenían Moscú y agencias como la Europea

se hicieron añicos aquel fatídico 24 de febrero de 2022.

Pero eso no ha supuesto un freno para los planes previstos.

La NASA, junto a la ESA,

tienen la vista puesta en la Luna y en Marte

después del éxito de la primera misión Artemis.

Hay dos españoles

que acaban de empezar su carrera como astronautas:

Pablo Álvarez y Sara García.

Sueñan con viajar al espacio como hizo, en su día, Pedro Duque.

Informe Semanal les ha reunido a los tres.

-¿Va a hacer ya tres meses?

-Sí, 3 meses el 23 de noviembre.

-¿Y no te da la sensación de que ha pasado más tiempo

con todo lo que hemos vivido?

-A veces parece que fue ayer y otras veces que fue hace un año,

pero sí, madre mía.

Desde ese día,

Pablo Álvarez y Sara García son astronautas.

30 años después recogen el testigo de Pedro Duque,

el único español de la Agencia Espacial Europea

que ha viajado al espacio.

-Hola, aquí nos vemos.

-Ya os he visto a los dos en Colonia.

Así que, la cosa empieza en serio.

Pablo Álvarez, ingeniero aerónautico,

empezará los entrenamientos el próximo 1 de abril en Colonia,

Alemania.

A este leonés de 35 años

le esperan 4 años muy complejos de preparación.

-La primera misión sería la Estación Espacial Internacional

y luego, cuando ya tengas experiencia,

podrías optar a misiones en Artemisa, la Luna.

Tenemos tres asientos desde Europa en las misiones Artemisa

y me pondré a la cola con todo el resto de astronautas que hay

para intentar optar a una, claro.

Sara García, biotecnóloga, y también de León,

forma parte del equipo de los 11 reservistas.

Con 34 años lidera una investigación

para encontrar tratamientos contra el cáncer

en el centro Nacional de Oncología.

-Una misión de seis meses

en la Estación Espacial Internacional

realiza unos 200 experimentos.

Este es mi día a día de trabajo.

Entonces, a mí no me costaría nada

porque llevo 12 años entrenándome para ello.

Medio siglo después del programa Apolo,

La Misión Artemís tiene como objetivo

volver a la Luna,

pero esta vez no solo para pisarla, sino para conquistarla,

y de ahí saltar a Marte.

Agencias espaciales de todo el mundo y compañías privadas

están volcadas en esta nueva carrera espacial.

-Yo creo que sí que iría a la Luna si me lo propusieran,

pero será difícil.

Ahora ya hay, ahora ya están Pablo y Sara.

Hay, incluso, una generación de astronautas en medio

que son los experimentados ahora.

A 50 kilómetros de Madrid, en Robledo de Chavela,

6 antenas gigantescas vigilan lo que ocurre en el universo.

Es el centro de comunicaciones del Espacio Profundo de la Nasa.

Forma parte de una red mundial

que cuenta con solo dos estaciones más como esta.

Una en Estados Unidos y la otra en Australia.

El complejo, que custodia una roca lunar,

nació en los 60 para monitorizar los viajes a la Luna

Marcus Watkins, el representante de la Nasa en España,

nos enseña la antena que captó las primeras palabras

de Neil Armstrong.

Ya no está operativa,

pero fue crucial en las 6 misiones Apolo

que llevaron al hombre a la Luna.

-Volvemos a la Luna después de una pausa de 50 años.

Y, de nuevo, el papel de la Red del Espacio Profundo

y este complejo aquí, en Madrid, es crítico.

Lanzamos con éxito la misión Artemis I el 16 de noviembre

y regresó el 25 de diciembre después de 25 días y medio.

Y estas instalaciones recibieron la información crítica de Artemis.

Y serán más imprescindibles a partir del año que viene.

Cuando haya que comunicarse con los 4 tripulantes

que orbitarán la Luna en la segunda fase de Artemís.

Habrá que esperars, como mínimo, a 2025,

para ver, de nuevo, a astronautas caminando sobre el suelo lunar.

Europa no quiere quedarse atrás en la carrera espacial,

aunque sigue a mucha distancia de Estados Unidos,

Ha aumentado un 17 % el presupuesto para los próximos 3 años.

Y la Agencia Espacial Europea acaba de seleccionar

a su nueva promoción de astronautas: 5 de carrera, como Pablo,

y 12 suplentes, como Sara, y un astronauta discapacitado.

17 de 22 500 candidatos.

Pero, qué requisitos hay que cumplir para ser astronauta?

Se lo preguntamos a ellos.

-Tener un máster en cualquier campo científico técnico o ser piloto.

Tener tres años de experiencia, luego condiciones físicas.

Tenías que medir entre 1'50 Y 1'90,

tener un índice de masa corporal normal

y hablar inglés y otro idioma, lo mínimo.

Luego, aparte de eso, tú lo sabrás, que han valorado cientos de cosas.

-Hay muchos requisitos que no os contamos.

-Al margen de que cumpliera ciertos requisitos profesionales

e intelectuales.

Luego ha sido una capacidad de trabajo en equipo,

poder tener esas dotes de liderazgo sí es necesario.

Gestionar bien el riesgo, mantener la calma.

Es lo que he notado que han ido evaluando

en cada una de las fases.

-Es muy importante seleccionar gente desde el principio lo mejor posible

capaces de estar en un sitio cerrado con gente

y ser capaz de entender las vicisitudes de cada uno

y las posibles formas de llegar a acuerdos.

Y todo eso es muy importante.

La soberbia no se premia en absoluto para la selección de astronauta.

-¿Dónde estamos?

-Estamos en el interior del módulo Columbus.

En el centro tecnológico de la ESA en los Países Bajos.

José Manuel Sánchez, coordinador de los programas de exploración,

nos muestra las dimensiones del laboratorio europeo

de la Estación Espacial Internacional.

Es una réplica de lo que nos enseñaba Pedro Duque

desde el espacio hace 20 años.

-Esta es la caja de guantes en la que he estado trabajando.

Aquí hay 2 de los experimentos europeos, aquí dentro.

La Agencia Espacial Europea es socio prioritario de la NASA

en la misión Artemís.

Ha diseñado el Módulo de Servicio que va a acoplado a la nave Orión.

Hará de locomotora, suministrando energía y propulsión.

Cuando haya tripulación también proporcionará

agua y oxígeno.

Además, la ESA está inmersa en el proyecto Argonauta.

Una nave de carga que será capaz de transportar material

a la futura base lunar.

-Por ahora se ha acordado que la NASA va a llevar

tres astronautas a la órbita lunar.

Y ahora, lo que se está trabajando, es conseguir que,

a cambio de llevar cargamento con esta nave logística

que se ha aprobado,

haya un europeo en la Luna en un futuro próximo.

Sobre la arena rojiza avanza lentamente

una réplica del Rover europeo que buscará vida en Marte.

Al lado está el módulo de aterrizaje,

que iba a construir Rusia,

pero la guerra puso fin a la cooperación.

Y, durante meses, la misión Exomars quedó paralizada.

-Ahora, como han decidido continuar con la misión,

los europeos tenemos que construir un aparato

que lleve el Rover dentro, entre en Marte,

que es muy difícil entrar con el paracaídas

que ha costado mucho construir.

El lanzamiento se ha retrasado hasta finales de esta década.

Pablo sabe de primera mano

lo complicado que es alcanzar Marte.

Ha sido el ingeniero mecánico de este Rover

fabricado por Airbus.

-Allí arriba son tripulaciones muy pequeñas

y tenemos que hacer todo, desde operar los experimentos,

reparar lo que haya que reparar.

Y es ese vamos,

si se atasca el váter te tocará arreglarlo también.

Si te dice que hay que salir fuera una vez que tienes el entrenamiento

de las actividades extravehiculares a reparar algo por fuera,

también sales

y tienes que hacerte tu propia comida.

Tienes que hacer absolutamente todo.

Entonces, tienes que ponerte a la altura en muchos campos.

-Desde luego, yo creo que el tener perfiles tan diversos,

como puede ser, desde un biotecnólogo

hasta un ingeniero,

lo que aporta es un poco de riqueza a la hora de enfocar un problema

desde distintas perspectivas, pero, en realidad,

el conocimiento, al final, nos lo tienen que enseñar

e igualarnos a todos.

-¿Y qué parte de la formación te costó más a ti?

-La repetición que se espera que hagas de muchas cosas

para que afines hasta hasta el último,

para que haya un momento en el cual tenga la Agencia Espacial

la seguridad de que es muy probable que no cometas ningún fallo,

no tenemos cohetes de prueba.

En la Tierra sí hay un lugar parecido a la Luna y Marte.

Está en Lanzarote.

Es uno de los cuatro lugares en toda Europa

que la ESA he elegido para entrenar a los astronautas.

Aquí, en este laboratorio natural, se convierten en científicos.

El origen volcánico de la isla les permite explorar en cuevas.

Apartados de la radiación solar,

uno de los mayores enemigos de los astronautas en el espacio.

-Los tubos de lava son interesantes, tanto en la Luna como en Marte.

En la Luna más,

porque pudieran servir, por ejemplo, como como futuros hábitats.

Realmente es curioso

que nuestros antepasados utilizaban los tubos de lava

para resguardarse de las condiciones hostiles del entorno,

eran cavernícolas de alguna forma.

Tal vez en el futuro también seamos cavernícolas planetarios

o cavernícolas lunares.

En el Museo Nacional de Ciencias Naturales,

Jesús observa la enorme colección de minerales y rocas.

Algunas también presentes en otros planetas.

Nos destaca el basalto de Lanzarote.

Es tan parecido al de la Luna

que se estudia como posible material de construcción

para las futuras instalaciones.

Una muestra como esta lleva un año en el espacio.

-Salió en un satélite en un cohete desde Cabo Cañaveral

y va a estar orbitando alrededor de la Tierra durante tres años,

de manera que podamos conocer cómo se comporta

y cómo se degrada ese material bajo cambios bruscos

de la temperatura, la radiación.

Y esto es interesante

porque con ese material, o muy parecido a él,

se van a construir las infraestructuras

en la futura base semipermanente en el Polo Sur de la Luna.

-Una de las razones por las que la NASA

se ha fijado en el Polo Sur de la Luna

es porque, en primer lugar, hay mucho hielo allí.

Y el hielo significa agua.

La otra razón fundamental por la que vamos hacia el sur

es por la inclinación de la luna.

Hay largos periodos de tiempo con luz solar.

Con Artemís, la hermana gemela de Apolo en la mitología griega,

será una mujer la primera que pise de nuevo la Luna.

Un acontecimiento que será seguido por millones de personas.

-La profesión de astronauta es muy visible si se transforma,

los astronautas ayudan a que el resto de la sociedad

también vaya detrás y, por lo tanto, queremos eso,

que se refleje el hecho de que nos faltan los talentos,

por ejemplo, en ingeniería.

Y muchos lo estamos perdiendo entre las niñas

que no creen que eso sea para ellas.

Por lo tanto,

si cerráramos ese hueco tendríamos una sociedad

que puede avanzar más deprisa.

-Sí que es cierto que al final, de lo que se buscaba en los anos 60

en los pilotos de caza

y todos hombres cortados por el mismo patrón,

la carrera espacial ha ido ampliando,

qué era lo correcto para hacer

o lo que se necesitaba para ser astronauta.

Y al final es importante que el espacio pertenece a todos

y que no tiene sentido dejar a una parte de la población atrás.

-Quiero ser ser optimista

y pensar que surgirá una misión en el futuro

y que se me podrá asignar a mí.

No sé si será la Luna o si será la Estación Espacial Internacional

o alguna estación espacial comercial que esté orbitando la Luna.

Pero yo soy optimista

y quiero, y voy a intentar, que surja.

Si pudiera ir a la Luna,

desde luego sería un sueño cumplido.

Sueños que se contagian

y que sirven de motor para hacerlos realidad.

-¡Qué maravilla poder ver a tanta gente.

-¡Qué ilusión, yo también quiero que levantéis las manos!

Son tantos los niños que quieren saber más de los astronautas,

que tienen que atenderlos por videoconferencias,

como esta, de 50 colegios.

Hasta la fecha, 641 personas han viajado al espacio.

Con una carrera espacial en auge aumentan las oportunidades

y, quién sabe, si entre esos pequeños

habrá un futuro astronauta que, incluso, viva en la Luna.

Como ya saben muchos de ustedes,

este programa cumple en marzo 50 años

y vamos a celebrarlo con reportajes muy especiales

y, también con unas cuantas sorpresas.

La primera, esta semana en ARCO.

El jueves los reyes inauguraron la Feria de Arte Contemporáneo

y visitaron el espacio de RTVE

acompañados por la presidenta interina de la Corporación

Elena Sánchez.

Allí pudieron ver

la instalación interactiva dedicada a Informe Semanal,

con una pequeña muestra

de lo que es el compromiso de este programa

con la cultura de nuestro país.

La instalación incluye, además,

una experiencia inmersiva en sus históricas sintonías

que doña Letizia conoce bien.

Durante su etapa como periodista en esta casa

fue presentadora e imagen de este programa,

de Informe Semanal.

Ahora sí, nos vamos.

Recuerden que pueden volver a ver nuestros reportajes en RTVEPlay,

la plataforma de la radiotelevisión pública,

que es la suya.

Disfruten de la semana,

les esperamos aquí el sábado que viene.

Informe Semanal - Los niños perdidos de Ucrania - ver ahora

Como el hijo de Olga, cuyo nombre prefiere no dar a conocer, otros 11.000 civiles ucranianos continúan desaparecidos, aunque desde el Ministerio del Interior de Ucrania se ha advertido de que la cifra podría ser mayor.

“Las desapariciones forzadas se relacionan principalmente con los territorios temporalmente ocupados de Ucrania, por lo que el número real puede diferir”, comenta a RTVE.es el exfiscal general adjunto de Ucrania, Gyunduz Mamedov. “En 2023, la misión de seguimiento de la ONU informó de al menos 621 casos de desapariciones forzadas y detenciones documentadas de ciudadanos ucranianos. Lamentablemente, la cifra real es mucho mayor”, añade.

Por su parte, la directora del Centro para las Libertades -ONG que recibió el Premio Nobel de la Paz-, Oleksandra Matviichuk, comenta que las detenciones ilegales son “una práctica generalizada”. “Tenemos miles y miles de civiles ucranianos que han sido detenidos ilegalmente por Rusia. Deberían ser puestos en libertad lo antes posible, pero Rusia ignora el Derecho Internacional”, denuncia en declaraciones a RTVE.es. 

“Estamos trabajando con los familiares de estas personas que no tienen ni idea de qué tienen que hacer para que Rusia ponga en libertad a sus seres queridos”, añade.

Más de 62.000 episodios de crímenes de guerra desde febrero de 2022

Desde la ocupación de Crimea en 2014, las organizaciones defensoras de derechos humanos han documentado numerosas atrocidades, entre ellas desapariciones forzosas, torturas, ejecuciones extrajudiciales o abusos de prisioneros de guerra. Con la invasión a gran escala por parte de Rusia, estos ataques a los derechos humanos se han extendido por el resto del país.

“Las tropas rusas han bombardeado intencionadamente edificios residenciales, colegios, iglesias, museos, hospitales… Han atacado corredores migratorios, torturado a gente, deportado a niños ucranianos a Rusia, prohibido la lengua y cultura ucraniana en los territorios ocupados…”, comenta Matviichuk. “Durante estos dos años de guerra a gran escala, hemos documentado más de 62.000 episodios de crímenes de guerra. Es una cifra enorme, pero es solo la punta del iceberg”, recalca.

Hasta el momento, en Ucrania se han registrado más de 125.000 procedimientos desde el 24 de febrero de 2022. Además, se abrieron alrededor de 30.000 procedimientos más antes de la invasión rusa a gran escala.

“Es muy importante pensar ahora en un mecanismo de justicia eficaz, que sea capaz de manejar eficazmente un número tan grande de casos”, subraya el fiscal Mamedov.

En la misma línea, Matviichuk subraya que, aunque “probablemente esta sea la guerra más documentada de la historia, el problema es que cuando hay una cantidad tan enorme de crímenes, es imposible seguirle la pista a cada caso individual”. “Tenemos que hacer justicia para cada víctima de la guerra, independientemente de quiénes sean. La vida de cada persona es importante”, añade.