Yevgueni Shevchenko: “Si en seis meses no hay cambios en el frente, debemos buscar el camino de la negociación”
- "Esta guerra sólo puede terminar en negociaciones globales, que luego tengan un capítulo específico entre Ucrania y Rusia"
- Shevchenko organizó las conversaciones de Minsk entre Rusia y Ucrania que tuvieron lugar en los primeros días de la invasión
Yevgueni Shevchenko, diputado, fue el organizador de las conversaciones de Minsk, las negociaciones entre Rusia y Ucrania que tuvieron lugar en la capital de Bielorrusia en los primeros días de la invasión y que permitieron ganar a Kiev un tiempo precioso para evitar caer en manos rusas.
Elegido parlamentario por la ciudad de Zaporiya en las listas del partido Servidor del Pueblo, de Volodímir Zelenski, se ha distanciado del partido del presidente y ahora es diputado independiente. No se presentó en la Rada para votar la ley de movilización con la que el Gobierno pretende reclutar a medio millón de soldados. Es de los pocos parlamentarios cuyo hijo está combatiendo en el frente.
PREGUNTA: Usted no ha votado la ley de movilización, ¿por qué?
RESPUESTA: La cuestión es que la ley de movilización no es realmente una ley de movilización. Es un amplio paquete de cambios a varias leyes que están actualmente en vigor. Además, es poco probable que esta ley impulse a la gente a alistarse en el Ejército. Creo que ahora es necesario dar incentivos económicos. Y aquí el problema es que el dinero que recibimos de Occidente -de la Unión Europea, de Estados Unidos, de Gran Bretaña- no puede ser destinado para financiar los salarios del personal militar. Ese dinero tiene que irse en armas, municiones, mantenimiento, pero no podemos gastarlo en el Ejército. Y nuestros recursos son limitados ahora debido a la guerra porque no recaudamos lo suficiente de los impuestos, los derechos de aduana, etc. Ahí radica el principal problema que existe en la movilización. Porque la gente ni siquiera cobra lo que debe. Me refiero a los que están al frente. Si pudiéramos pagarle 100.000 hrivnas [2.500 euros] a cada militar, creo que habría cola en las oficinas de alistamiento, como en los primeros días de la guerra.
P: ¿Cree que eso sería suficiente para evitar la fatiga de la gente?
R: Es evidente que también hay una desmotivación debido al cansancio de la gente. Es comprensible porque todo el mundo pensaba que la guerra se iba a acabar rápidamente. Quizás tengamos parte de culpa por haber ofrecido demasiadas esperanzas, demasiadas promesas, porque han tenido el efecto contrario. Por eso, ahora soy escéptico sobre este proyecto de ley.
P: La ley de movilización incluye medidas controvertidas como rebajar la edad de reclutamiento a los 25 años y elevarla a los 60, o llamar a filas a personas con taras físicas ahora consideradas graves, o imponer sanciones muy severas a quienes rechacen el servicio, ¿cree que saldrá adelante?
R: Veremos qué cambios se le hacen. Lo más probable es que se modifique mucho, porque hay una norma que viola brutalmente la Constitución. Están modificando el Código de Asuntos Administrativos para permitir que la policía pueda detener a una persona durante 15 días sin juicio, simplemente como sanción administrativa. Esto no ha ocurrido nunca en ningún sitio, es inaudito. Es un retroceso de años en derechos civiles. No podemos ver cómo ocurre esto sin alzar la voz. Y hay otras normas de este estilo que restringen los derechos y libertades de los ciudadanos si no se presentan, no se registran o no se inscriben en las oficinas de reclutamiento, cuando ni siquiera todos los pueblos disponen de estos lugares. Y la ley dice que todo el mundo, absolutamente todo el mundo, debe estar registrado en ella, y de lo contrario te bloquearán las cuentas bancarias o te pondrán problemas para viajar. Por supuesto ya no estoy hablando de ir al extranjero, porque para esto ya tenemos muchas restricciones.
P: El alcalde de Kiev, Vitali Klichkó, lleva varios meses diciendo que Ucrania está yendo hacia el autoritarismo, ¿está usted de acuerdo?
R: Sí, creo es así. El factor fundamental es la guerra. Aquí la gente está preocupada principalmente por la supervivencia, y nuestros aliados que defienden los principios democráticos de la libertad de expresión no están interesados ahora en lo que ocurre en este sentido en Ucrania. La Unión Europea y Estados Unidos están legitimando lo que está pasando en Ucrania. Cuando vienen al Parlamento, les veo diciéndonos que tenemos democracia, libertad de expresión, etc. Pero estos políticos extranjeros que hablan en la Rada no se dan cuenta del tipo de aplausos que reciben. Son esos aplausos prolongados que me recuerdan a los tiempos del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, de la época de Brézhnev o Stalin. No hay libertad de expresión, no hay televisión. ¿Y cómo se puede estar en una democracia sin libertad de expresión? Vamos cuesta abajo. Probablemente, alguien piensa en la misma oficina del presidente, que obligar a tener el mismo informativo en todas las televisiones es muy buena idea porque eso, de alguna manera va a fortalecer a la sociedad, con único espacio de información, una única opinión. Pero conociendo la mentalidad de los ucranianos, conociendo el deseo de libertad, eso sólo desmotiva a la gente. No conducirá a nada bueno.
P: ¿A usted le llaman para dar entrevistas en la televisión ucraniana?
R: Antes, sí, muchas veces. Ahora, no. En la práctica, tenemos un único canal de televisión. Se llama Maratón de Información Unida, al que sólo tienen acceso los políticos que expresan la opinión unificada que viene de la oficina del presidente. Cualquier otro punto de vista alternativo simplemente no aparece en ese canal. Eso es todo. Y si lo dices en el Parlamento, o hablas, o votas de forma diferente, entonces recibes amenazas. Te dicen que te pueden etiquetar de traidor, de prorruso, o decirte que te van a abrir un proceso penal. Esto lo hace directamente el SBU, el Servicio de Seguridad Nacional y de Inteligencia. Es una técnica bastante frecuente. Y no sólo me pasa a mí, sino también a muchos políticos del Parlamento. Esto también es desmoralizador. Y tiene otra consecuencia: hace que la situación política no sea muy estable dentro del país. Estamos viendo que políticos veteranos como el expresidente Petro Poroshenko o la exprimera ministra Yulia Tymoshenko intentan mover algo, aportar algunas ideas nuevas. Pero ellos pueden hacerlo únicamente porque tienen un paraguas político protector en la forma de la embajada de Estados Unidos. Es decir, si hay una mano Occidente que te cubre, puedes hacer cualquier cosa, no te pasará nada. Otros diputados no pueden permitírselo. Porque si empiezas a decir la verdad, te llaman traidor. Y ¿qué se hace con un traidor?...
P: ¿Qué opciones cree que tiene Ucrania en este momento?
R: Creo que hemos entrado en un callejón político sin salida. En abril de 2022 rechazamos el acuerdo que había salido de las negociaciones con Rusia en Estambul. Esto lo ha dicho el propio David Arakhamia, que fue el jefe de nuestra delegación, y que ha explicado que no firmaron el acuerdo por la intervención de Boris Johnson [ex primer ministro del Reino Unido]. Además, tenemos muchas restricciones de derechos y libertades con la ley marcial. Por un lado, la Constitución amplía los poderes del Parlamento con la ley marcial. Hasta aquí todo bien. El problema está en la figura del presidente. El artículo 108 de la Constitución dice que el presidente sigue cumpliendo sus funciones hasta que el nuevo presidente tome posesión. Pero eso se aplica en tiempos de paz. ¿Cómo abordar la elección del presidente en tiempos de guerra? La Constitución no lo dice. Y, además, tenemos un presidente que no es miembro de ningún poder, ni Ejecutivo, ni Judicial, ni Legislativo. Simplemente es el jefe del Estado, como un rey. Creo que vamos a tener un problema con eso. Podríamos resolverlo con un decisión del Tribunal Constitucional, pero el propio Zelenski está en guerra con la Corte y ahora mismo está bloqueada. En resumen, no se sabe lo que va a pasar a partir del 20 de mayo, cuando se acaban los poderes del presidente definidos en la Constitución. No sabemos cómo va a reaccionar Occidente, cómo lo verá el pueblo. Porque ahora mismo no sabemos si la gente apoya realmente la política de Zelenski. Eso sólo se puede determinar en unas elecciones, y en la actualidad están suspendidas. Estamos a las puertas de una gran crisis política.
P: ¿Ve riesgo de un algún tipo de rebelión o golpe militar?
R: No, no lo creo. No, ninguno de los políticos aceptaría eso eso. Ya hemos tenido dos Maidanes, y ya estamos viendo los resultados de un Maidán. Porque ahora tenemos una sociedad que considera el Maidán como algo sagrado, aunque yo lo veo un poco diferente, porque el único beneficiario de los acontecimientos que tuvieron lugar en 2014, fue Rusia. En ese momento se dio una transformación del poder, pero no todo se hizo de manera legal, y el poder se debilitó en Ucrania. Rusia se aprovechó de ello y se anexionó Crimea. Al hacerlo, se rompieron las relaciones con Ucrania. Ese también fue un error de Rusia.
P: Usted fue el organizador de las organizaciones de Minsk en febrero de 2022 entre Rusia y Ucrania, ¿cree que es posible negociar ahora?
R: Efectivamente, a mí me encargaron ese trabajo al inicio de la invasión a gran escala. Tras el discurso del presidente Zelenski, que se ofreció a negociar, la Federación Rusa envió a su equipo negociador a Minsk. Pero nosotros no queríamos arriesgarnos a ir a Bielorrusia desde Kiev, porque las tropas rusas que estaban asediando la capital habían entrado desde ahí. Todos los contactos con Moscú y Minsk estaban rotos y el único que podía hablar con Lukashenko —presidente de Bielorrusia— era yo. Estuve hablando con él a lo largo de 24 horas, unas siete llamadas. Logré que llamara al propio Zelenski y le diera garantías de seguridad para el equipo negociador ucraniano en Bielorrusia. También tuve que convencer a Lukashenko para que dejara entrar en su país a dos helicópteros polacos con nuestra gente. Lukashenko: “¿Pero cómo van a entrar dos helicópteros de la OTAN en Bielorrusia? ¿Cómo voy a dejar que pasen a mi territorio?”. Sin embargo, terminó aceptando. Nosotros necesitábamos estas negociaciones, era vital, porque la situación de Kiev era muy crítica en ese momento. Gracias a ellas conseguimos ganar unos días fundamentales para evitar que cayera en manos de los rusos.
En cuanto a si es posible negociar hoy, lo que creo es que Rusia no necesita estos territorios que se ha anexionado. No es una cuestión sólo o, ni siquiera, entre Rusia y Ucrania. Se trataría de lograr unas negociaciones globales, con Estados Unidos, con China, con Gran Bretaña, con la Unión Europea. Creo que, en general, esta guerra sólo puede terminar en negociaciones globales, que luego tengan un capítulo específico entre Ucrania y Rusia. Putin tiene que devolver los territorios, pero hay mucho de lo que hablar: sobre la situación de la población rusoparlante, la entrada en la OTAN, etc.
P: ¿Usted cree que Ucrania puede negociar por sí misma con Rusia?
R: Como político, yo me pregunto por qué fracasaron las negociaciones de Estambul. Es decir, ya sabemos que Boris Johnson llamó, vino y nos prometió que nos ayudarían tanto como necesitáramos para recuperar nuestro territorio. Dígame, entonces, ¿por qué el Reino Unido no cumple su compromiso, no nos ayuda financieramente, tal y como dijo Johnson? Y después de que Johnson dejó de ser, ¿es el Reino Unido responsable de lo ocurrido? ¿El Reino Unido debería dar miles de millones de libras por lo que hizo Johnson y luego abandonarnos?
P: ¿Piensa que les están dejando de lado?
R: Te diré así que esta es mi opinión personal subjetiva. El presidente no sólo ha cesado al general Zaluzhny y ha puesto a Sirsky. Ha cambiado toda la estructura de mando del Ejército. Quiero desear buena suerte a nuestras Fuerzas Armadas dirigidas por Sirsky y ojalá consiga que haya cambios en el frente. Si hay avances reales, creo que el Reino Unido volverá a recordar lo que prometió y Estados Unidos seguirá ayudando. Pero si eso no ocurre en un plazo de seis meses, creo que debemos dar por cerrada esa vía y buscar el camino del acuerdo político. Y si Zelenski no es capaz de hacer eso por sus creencias o porque es escéptico, entonces deberían hacerlo otros políticos. En Ucrania tenemos a bastantes políticos, incluido yo, que pueden ir a hablar con Lukashenko para exigirle a Rusia que devuelva nuestros territorios. No me importa ya lo que digan de mí. Lukashenko es el único político que puede influir en Putin, y todo el mundo en Ucrania sabe que yo puedo hablar con él.