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Las dos caras de Irán (III)

El líder supremo de Irán llama a votar: "Hagan felices a nuestros amigos y decepcionen a nuestros enemigos"

  • RTVE.es asiste a la ceremonia de votación de Alí Jamenei que inaugura la apertura de las urnas en Irán 
  • 61 millones de iraníes están llamados a votar al Parlamento y a la Asamblea de Expertos 

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El régimen iraní llama a votar ante la amenaza occidental

Son las seis de la mañana, el taxi espera en la puerta del hotel, es viernes, día festivo en el Islam y no se prevé tráfico. Pero no es cualquier día de descanso. En un par de horas abrirán los colegios electorales en todo Irán para las elecciones legislativas. Asistimos a la votación del líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, que es el primero en depositar las dos papeletas para el Parlamento y la Asamblea de Expertos. 

En la puerta de Beit Rahbari, el lugar conocido como la oficina del líder, hay un grupo de la Guardia Revolucionaria esperando. Un policía lleva en la mano una lista con los nombres de quiénes pueden entrar y otro taco de tarjetas identificativas con colgantes de los mismos colores de la bandera persa. La traductora se despide, ella no puede acceder. Hay dos controles, uno para las mujeres y otro para hombres. Para acceder al de ellas hay que llamar un timbre, tres mujeres vestidas con chador negro hacen un control exhaustivo. No se puede entrar con la mochila, ni teléfonos móviles, ni siquiera con el reloj, ni la libreta, ni el bolígrafo. Miran que todo esté bien, te guían por los siguientes pasos, registran todos los datos y una de ellas nos acompaña al hasta el último control. 

Huele a café, hay varias mujeres desayunando, nos sonríen en forma de bienvenida. Hay que descalzarse a partir de ahora. Retiran las botas y hay que pasar por un segundo escáner. Vuelven a comprobar los datos, algunas periodistas iraníes de medios afines al régimen se colocan bien el chador antes de pasar a una sala mixta. Hay zumos, termos grandes de agua hirviendo y dulces en bolsas de plástico. Todo cubierto de alfombras y periodistas descalzos preparando sus materiales. Quienes querían acceder con su propio material lo tuvieron que depositar ayer en las oficinas de prensa para ser supervisado. Hay más de un centenar de medios, entre los cuales hay canales estatales iraníes, medios regionales y otros internacionales. 

Primera cita con las urnas tras las protestas

Detrás de unas láminas blancas está todo preparado para el arranque de una jornada electoral, la primera cita con las urnas desde las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini por llevar mal el velo. “La balanza es el voto de la nación”, clama un cartel azul con letras doradas. Seis columnas que aparentan ser de mármol se levantan envueltas en banderas de la República Islámica.

Dos urnas reposan en medio de la sala y cerca hay treintena de micros de medios, perfectamente colocados. “Es un lugar austero y no está hecho de materiales lujosos”, explica una periodista iraní envuelta en su chador en primera fila. Trabaja para la sección internacional de la agencia oficial de noticias iraní (IRNA). En el lateral, nueve personas, entre las que hay una mujer, componen la mesa electoral. “Es la primera vez que permiten la asistencia de muchos medios internacionales”, argumenta la compañera. Para ella es una gran oportunidad para ver de cerca al jefe de la revolución. Estamos a unos seis metros. “Estoy nerviosa, excitada e intento controlar mis emociones”, dice.

Las cámaras se colocan, los reporteros gráficos pelean por la mejor posición. Entre el público hay una mayoría de profesionales de medios de comunicación o funcionarios. De repente un silencio, mientras un presentador desde una atril da paso a la retransmisión de la ceremonia y a los segundos aparece Ali Jamenei. Su cara es inconfundible, como en los carteles electorales y fotos oficiales de la administración pública. Avanza despacio, desfilando con una túnica marrón y su icónico turbante negro, la barba blanca, gafas y un anillo plateado en la mano izquierda. Es aclamado con oraciones coránicas por algunos de los asistentes. 

La colega de IRNA rompe a llorar. “Me emociona mucho”, dice. “Líder te amamos”, grita otra periodista libanesa de un medio afín a Hizbulá. Jamenei firma un documento ante la mesa electoral y avanza con las dos papeletas hacia la urna. Las deposita con la mano izquierda y se acerca a los micrófonos “en nombre de dios misericordioso y compasivo”, arranca su discurso a la nación. “Mucha gente alrededor del mundo, ya sean personas normales o políticos y autoridades, han puesto sus ojos sobre Irán, sobre vosotros, para ver qué hacéis en estas elecciones”, se dirige a los iraníes. 

El descontento marca las elecciones: "Mujer, vida, libertad"

“Hagan a nuestros amigos felices y decepcionen a nuestros enemigos. Votad temprano”, ha insistido el líder religioso. Las autoridades persas suelen usar el término “enemigos” para hacer referencia generalmente a Estados Unidos, Israel y a los opositores a los que acusan de tratar de crear desesperación entre los votantes. El ayatolá en los últimos días ha pedido la participación en las elecciones ante la previsión de una baja participación. En la calle se percibe cierta indiferencia y apatía ante estos comicios marcados por el descontento generalizado por la represión de las protestas que han sacudido al país al grito de “mujer, vida y libertad”, pero también por la grave situación económica que atraviesa la República Islámica. 

Unos 60.000 colegios electorales han abierto sus puertas a las 08:00 hora local y permanecerán abiertos hasta las 18:00 de la tarde en todo el país. Según el Ministerio de Interior, más de 61 millones de personas tendrán que elegir entre 15.200 candidatos (1.713 mujeres) que compiten por 290 escaños del Parlamento, mientras que 144 clérigos se presentan a los 88 puestos de la Asamblea de Expertos. Este último es el órgano que elige al sucesor del líder supremo en caso de vacante y en estos momentos cobra gran relevancia porque se elige cada ocho años y podría marcar el rumbo político del país, ya que el actual Jamenei tiene 84 años. 

Termina su discurso, alza la mano izquierda y se despide. Vuelven los rezos del público y comienza un día crucial para un Gobierno que se enfrenta a su peor momento de legitimidad política desde el estallido de la Revolución Islámica. Se respira cierto alivio, primer acto cumplido. Hacemos el camino inverso, ya no hay controles, la traductora y el conductor esperan en la puerta del recinto. Fuera de aquí, en las redes sociales reina el hashtag #VOTENoVote, utilizado por activistas y grupos de la oposición para argumentar que una alta participación legitimará a la República Islámica.