El Campo de Gibraltar, territorio narco
- El asesinato de dos guardias civiles en Barbate ha puesto en jaque el principio de autoridad en la comarca del Campo de Gibraltar
- En el norte de Marruecos continúan las enormes extensiones de hachís de las que viven cientos de familias
Jumanji era la palabra con la que se denominaba en la década de los 90 a los traficantes que desde la orilla marroquí, a sólo 14 kilómetros de las costa española, alijaban el hachís y enfilaban sus pateras hacia playas como las de la Atunara en la Línea de la Concepción, donde desembarcaban la mercancía y la hacían desaparecer entre el laberinto de pequeñas casas, entonces muchas de pescadores, a la espera del momento oportuno para darle salida en el mercado.
La del narco era entonces una estructura básica basada en clanes familiares en los que el cabeza de la organización iba enseñando "el negocio" a los que venían detrás. Hoy en la comarca del Campo de Gibraltar el panorama sigue siendo el mismo pero mucho más complejo en cuanto a estructura y organización.
Francisco Mena, portavoz de la Coordinadora Alternativas, que agrupa a doce asociaciones que desde hace cuatro décadas luchan contra el narco, es una de las voces más autorizadas en este tema. Quedamos con él en el río Guadarranque, en el punto que delimita los términos municipales de San Roque y Los Barrios. Lo primero que nos llama la atención es una barrera amarilla, formada por pivotes de hierro que poderosos se anclan al fondo del cauce cortando el paso a cualquier embarcación.
"Se instaló en el año 2016", explica Francisco, acostumbrado a una vista que, para el profano en estos asuntos, lo primero que plantea es el para qué; y Francisco nos lo explica: "Al fondo podemos ver la bahía de Algeciras y más atrás, el Reino de Marruecos. La finalidad que tuvo su instalación fue evitar que las narcolanchas pudieran entrar por el río sin ser perseguidas por las embarcaciones de Vigilancia Aduanera o de la Guardia Civil, porque las narcolanchas son planas y las embarcaciones tienen calado. Por lo tanto, el calado no permite que las embarcaciones de los agentes puedan perseguirles; y la embarcación entraba por aquí porque en una ribera del río había narcoembarcaderos, donde o bien se descargaba la droga o bien se guardaban las narcolanchas y también servían para su reparación y para su logística. Por lo tanto, la única manera efectiva que hubo para resolver esta problemática fue cerrar el río a la navegación".
Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar
Al narcotráfico se le ha ido poniendo coto con medidas más o menos efectivas que tomaron cuerpo con el Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar impulsado por el Ministerio del Interior en 2018. El desencadenante, la fuga de un narco del hospital de la Línea de la Concepción, arrebato a la Policía por diez personas del clan mientras estaba siendo custodiado.
El incidente evidenció que los narcos iban en serio y que urgía recuperar el principio de autoridad. El cometido quedó en manos de 150 hombres, agentes de la Guardia Civil, que se integraron en el Ocon Sur, una unidad de élite, desactivada en 2022. Las cifras hablan del éxito de sus actuaciones. "Se ha detenido a más de 12.000 personas y se han incautado 35.000 kilos de cocaína, dos millones de kilos de hachís, casi un millón de litros de combustible para planeadores, más de 2.000 vehículos y más de 1.200 embarcaciones; 58 millones de euros a los narcos, siete millones en cuentas bancarias y luego en propiedades inmobiliarias; joyas, relojes, vehículos de lujo, fincas, edificios, casi 300 millones”. Los datos nos los da Agustín Leal, portavoz nacional de la Asociación Profesional Justicia Guardia Civil (JUCIL).
Tras cinco años de operaciones exitosas, el pasado 9 de febrero la situación en la zona daba un vuelco dramático, cuando dos agentes de la Guardia Civil perdían la vida al ser embestida brutalmente su pequeña zodiac de cinco metros de eslora por una narcolancha de catorce que se encontraba en el puerto de Barbate refugiándose del temporal. Al mando de lo la goma, Kiko el cabra, de 46 años; con él, cinco miembros de su clan, de entre 21 y 39.
"A mi lo que me dicen es que las organizaciones estaban bastante cansadas de Kiko el cabra, me dicen que hay gente dentro del mundo del narcotráfico que ni siquiera le dirige la palabra porque procede de una manera alocada. Para este tipo de organizaciones, dejar un cargamento de droga en manos de una persona tan poco fiable no es de recibo, no cumple con sus intereses. Así que supongo que esto les ha provocado bastante malestar porque se van a sentir mucho más presionados por los cuerpos y fuerzas de seguridad y van a tener más problemas para cubrir sus rutas mercantiles".
Narcos con alma de 'youtubers'
Juan José Téllez es periodista y escritor, nacido en Algeciras conoce como pocos los entresijos del tráfico de hachís en la comarca. "Hoy el perfil del narco, en general, porque hay de todo como en botica, es mucho más exhibicionista; tiene alma de youtuber o de tiktoker, le gusta mostrarse en las redes sociales, mostrar su opulencia, mostrar sus relaciones con ídolos del rap o de cualquier otra disciplina artística. En fin, esto es hasta cierto punto secundario y creo que ha ayudado al control de los mismos por parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, pero el problema es que hay más armas y hay más violencia en el Campo de Gibraltar".
Si un periodista llega a la comarca del Campo de Gibraltar o a la vecina de la Janda con el propósito de charlar con los vecinos, en seguida se da cuenta de que impera un denso silencio. No les gusta lo ocurrido en Barbate pero prefieren no hablar de ello. "Todo el mundo no comemos de la droga", nos dice una señora que se acerca cuando nos ve con la cámara en la calle principal, cercana al mercado donde la gente va y viene como un día cualquiera. "Habrá unos pocos yo no te digo que no, insiste, pero que todo el mundo no come de la droga. Hemos sentido la muerte de los guardias civiles, estamos indignados, impotentes, sin poder hacer nada, porque no hay derecho a que hagan esto y más que vengan los de la Línea y lo que queda es el nombre de Barbate”.
Cinco de los seis detenidos que iban a bordo de la narcolancha son de la Línea de la Concepción. Su refugio, el barrio del Zabal, donde sin ningún control, en terrenos agrícolas, se han levantado opulentas viviendas tras cuyos muros se refugian muchos de los clanes de la droga. "El narcotráfico funciona en el Campo de Gibraltar como una UTE, una unidad temporal de empresa”, explica Francisco Mena cuando le preguntamos si entre los clanes locales hay rivalidad. "Son organizaciones que no necesitan competir entre ellas. Aquí hay pastel para todo el mundo. Tienen una actividad colaborativa”.
El hachís marroquí alimenta los mercados europeos y el nacional
Escuchando a Francisco es fácil imaginarse la escena de una operación a bordo de una goma. "Las organizaciones que se dedican al narcotráfico no son las propietarias del hachís, simplemente son meros transportistas a los cuales se les paga por kilo pasado desde la orilla de Marruecos. Aquí hay una estructura totalmente montada para llevar a cabo esa finalidad, empezando por el lanchero, que es quien conduce la embarcación, la persona que controla el GPS, el radar y las comunicaciones; luego está la persona que va reponiendo la gasolina a la embarcación, porque consume muchos litros. Además, en esa embarcación siempre va un notario, que es la persona de confianza del propietario del hachís; lo que hace es dar fe de si se ha podido transportar el hachís o se ha tenido que tirar o en su caso si lo ha incautado la Guardia Civil. Luego está la colla, un grupo de personas que son las que esperan en la playa para hacer la descarga del hachís, el número de la personas depende mucho del número de kilos que se quiera descargar. Además, hay una persona que conduce el vehículo que va a cargado con el hachís, que normalmente suele ser un vehículo potente, un todoterreno, y hay otro coche lanzadera que suele ir por delante para ver si hay controles. Finalmente está la guardería, que es donde se guarda el hachís, donde se deja enfriar, que se llama, para luego continuar su camino, porque el hachís que se introduce alimenta los mercados europeos y el mercado nacional”.
En España la fabricación de las narcolanchas se prohibió en 2018, pero a la vista está que siguen en la costa y a pleno rendimiento ¿de dónde llegan? Pues de Portugal y Reino Unido principalmente, donde sí están permitidas. Como no pueden permanecer en aguas españolas, se refugian en las de Marruecos y solo se mueven cuando les avisan para pasar un cargamento de droga. A veces son muchos los días que pasan al pairo esperando órdenes y es necesario proveerse de comida y rellenar los depósitos. Es ahí donde entran en juego los 'petaqueros'.
"Los 'petaqueros' en el argot son personas que en la organización lo que hacen es recoger gasolina en las gasolineras para suministrar esa gasolina a las embarcaciones. Actualmente, cuando una persona lleva una garrafa de gasolina y no está autorizado para hacerlo, solo se le puede sancionar con una sanción administrativa y retirarle la gasolina. En la reunión que tuvimos con (el ministro del Interior) Fernando Grande-Marlaska —recuerda Francisco Mena— le dijimos que había que hacer un cambio en el Código Penal no para el que lleve una garrafa de gasolina de 20 litros, sino aquel que las acumula o las transporta en una furgoneta cuando son miles de litros, ¿ por qué? Porque consideramos que es muy peligroso y el día que en un almacén, en un edificio o en un vehículo donde se almacenan o transportan 1.000, 2.000 o 3.000 litros de gasolina puede sufrir un accidente todos nos preguntaremos cómo es posible que ocurra eso“.
El encuentro con el ministro del Interior al que se refiere Francisco sucedía sólo un día antes del trágico suceso de Barbate. Fernando Grande-Marlaska se reunía con miembros de las asociaciones antidroga para dar cuenta de los buenos resultados del Plan de Seguridad en el Campo de Gibraltar y anunciar su continuidad. Horas después, ante la brutal muerte de los agentes los sindicatos de la Guardia Civil destapaban la escasez de medios con los que se trabaja para combatir las potentes estructuras de los narcos. Hacen falta más efectivos y más embarcaciones.
"Hay un pulso entre los narcos que suponen la iniciativa privada y el Estado, que es lo público, mucho más lento, con medios más precarios y con una limitación presupuestaria de efectivos, etc; con la que resulta muy difícil intentar atajar el trabajo incansable de los narcos a los que les va en ello mucho dinero. Además, son organizaciones que van cambiando —nos explica Juan José Téllez— en cuanto se les descabeza, o bien la organización sigue obedeciendo órdenes del capo que está en la cárcel o bien cambian de cabeza y es complicado estar al día sobre quién reparte el bacalao".
La violencia de los clanes de la droga va en aumento
Los seis detenidos de la narcolancha están acusados de dos asesinatos y otros cuatro en grado de tentativa. Con buena suerte el juicio tardará en llegar meses, con mala, el proceso se alargará todo lo que expertos abogados en estas lides consigan posponerlo. El alcalde de Barbate ya ha dicho que le gustaría que la vista no se celebrara en la localidad. No quiere que el foco se ponga en su municipio. Son, además, causas complejas que aconsejan jueces experimentados y eso no suele ocurrir en esta comarca donde casi todos están de paso.
Desde hace año y medio, Ana Rosa Morán está al frente de la Fiscalía Especial Antidroga. La acompañan en esta ardua tarea 16 fiscales y 28 delegados destinados en las provincias con mar. En el tiempo que lleva al frente de esta fiscalía venía advirtiendo de que la violencia de los clanes de la droga iba en aumento. "Son organizaciones más grandes, son nuevas generaciones educadas, quizá, de otra forma, y también responden a la represión con más violencia”.
Para Morán hay que empezar por reformar la investigación de la delincuencia organizada. "Se encuentra con un sistema procesal, en mi opinión, absolutamente inadecuado para abordar ese fenómeno, porque la instrucción está muy fragmentada en juzgados unipersonales en muchos casos y en juzgados mixtos; que igual están divorciando a una persona que atendiendo a una investigación de una gran organización, que requiere entradas y registros, control de las comunicaciones, etcétera y es una labor del juez muy intensa, eso es imposible de compatibilizar”, y prosigue con sus propuestas, “hay muchas cosas que pueden hacerse en el Ministerio de Justicia que no se han hecho: reforzar juzgados, reforzar fiscalías, tipificar la actividad de los 'petaqueros', darle una vuelta a la definición de organización criminal. Además, la investigación, en mi opinión, en juzgados de instrucción individuales no funciona. Yo creo que hay que crear jurisdicciones especializadas“.
No hay una receta ni única ni mágica para resolver un problema que ancla sus raíces en la falta de oportunidades. En La Línea de la Concepción, con 64. 000 habitantes, el 29% está en paro y la tentación del dinero fácil acecha a una juventud desesperanzada. “Una vez que se está dentro de la organización y se empieza a ganar el dinero que se gana es muy difícil salir —afirma Francisco Mena— porque ¿qué le ofreces a un adolescente que no es mayor de edad cuando por conducir una moto y llevar un teléfono móvil y estar vigilando donde está la Policía Nacional, la Guardia Civil o el helicóptero de Aduana, gana 600 euros; qué le vas a ofrecer? La solución está en que no entren en ese mundo. La solución está en ofrecerle oportunidades para que no toquen eso, porque una vez que lo tocan difícilmente salen".
La lucha contra el narcotráfico tiene que ser transversal
"Estamos hablando de que todo esto ocurre en ciudades muy golpeadas por el paro, por una vulnerabilidad social tremenda. Los narcos terminan convirtiéndose en una especie de estado paralelo que protege”, explica Téllez. "La lucha contra el narcotráfico tiene que ser transversal; incluye el urbanismo, incluye la lucha contra el blanqueo, pero incluye también otra pata que no se está teniendo muy en cuenta que es la de ofrecer alternativas a esas poblaciones cargadas de paro, de desesperanza, sin más salidas en su callejón particular que trapichear con la droga en sus diferentes escalas o con otros ilícitos".
En la otra orilla, Ketama, dice Téllez, sigue siendo Ketama y en el norte de Marruecos continúan las enormes extensiones de hachís de las que viven cientos de familias. En Marruecos el cannabis es legal para varios usos desde medicinal hasta cosméstico, aunque a la vista de los hechos el ilegal cruza el Estrecho sin demasiado control. "A eso se une que hoy por hoy existe un excedente de cocaína en América Latina que está haciendo multiplicar los envíos a través de contenedores. Y esos contenedores terminan desembarcando en Algeciras, en Valencia o en Barcelona”.
Estamos terminando nuestra entrevista y Juan José Téllez añade un dato más. "Se está estableciendo un extraño sistema de valores y el kilo de cocaína se está intercambiando por el kilo de hachís, con lo cual algo está cambiando. Se dice que en el mercado americano no ha habido hasta ahora en exceso cannabis lo que ha habido es marihuana y están intentando introducir el cannabis como un nuevo producto, sobre todo de una manera alternativa a esa híper producción de cocaína que hay ahora mismo y que es lo que está provocando las grandes intervenciones de cocaína en los puertos españoles. Y también al otro lado, hemos asistido este verano a extrañas operaciones en las que, por ejemplo, en esas narcolanchas han viajado con seres humanos. Yo creo que de alguna manera se está diversificando el negocio”.
La historia del narcotráfico en el Estrecho continúa, buscando siempre la parte de la costa menos vigilada, porque “esto funciona —dice Francisco Mena— como los vasos comunicantes. Cuando tapas un vaso, al final el agua tiene que salir por otro. Por lo tanto, lo que hemos hecho ha sido contaminar otros lugares de la costa de Cádiz, como Barbate, la entrada del Guadalquivir, Sanlúcar y Chipiona, que actualmente es donde más actividad hay y la parte de la costa de Málaga, cercana al Campo de Gibraltar”.