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La doble condena de las mujeres presas

  • Las mujeres representan el 7 % de la población penitenciaria en España y, al ser una minoría, sufren discriminación
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Ventanas de la prisión
Ventanas de la prisión

En España, hay casi 4.000 mujeres presas y representan el 7 % de la población penitenciaria. Al ser una minoría, las entidades sociales denuncian que sufren discriminación. Solo existen cuatro prisiones exclusivas de mujeres en España y las pocas plazas existentes para que puedan vivir en cárceles masculinas provoca el destierro y alejamiento de sus familias. Estas asociaciones también denuncian vulneraciones de los derechos de las mujeres en la cárcel y del trato injusto hacia las presas que son madres, 8 de cada 10.

El pago de la pena femenina

En nuestro país hay cuatro prisiones de mujeres: en Ávila, Madrid, Sevilla y Barcelona. Esta última no depende de Instituciones Penitenciarias como el resto, sino de la Generalitat de Cataluña, ya que, al igual que Euskadi, estas dos comunidades tienen las competencias de prisiones transferidas. En total son 3.950 las mujeres presas en España (3.396 en centros dependientes del Estado, 470 en Cataluña y 83 en Euskadi).

Al ser pocos los espacios exclusivos para las presas, también pueden cumplir condena en módulos dentro de prisiones de hombres. A pesar de eso, hay 10 provincias sin plazas para mujeres. Eso provoca un desarraigo de su tierra natal y de su familia, que las condena a una soledad añadida a su pena.

Funcionaria en la prisión de Álava

Funcionaria en la prisión de Álava

Según un informe reciente de la Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) esta falta de plazas provoca que las prisiones incumplan el criterio de separación interna obligatorio por ley. Según Marta Horno, abogada y coordinadora de cárceles de esta asociación, “las mujeres están todas mezcladas en un mismo módulo: personas que tengan problemas de salud mental, con adicciones… y eso va en detrimento de tu reinserción”. E insiste en que, en los casos más extremos, si hay un conflicto es grave “las trasladan de prisión, porque no hay otro sitio al que te puedan llevar”.  

Informe de la APDHA

Informe de la APDHA

Según el estudio de la APDHA, 7 de cada 10 presas en nuestro país son españolas. Y la franja de edad de reas mayoritaria es de entre 31 y 40 años.  

El 70 % de las encarceladas cometieron delitos contra el patrimonio (robos) o contra la salud pública (relacionados con confección o tráfico de estupefacientes). Según Horno, las mujeres cometen este tipo de delitos porque la mayoría provienen de familias necesitadas y delinquen para conseguir dinero para su familia. 

El Código Penal español es más duro

Los datos del último 'Informe Space I', arrojan otro dato sorprendente: el 7% de las personas presas en España son mujeres, lo que sitúa nuestro país como uno de los países con más encarcelamiento femenino de la Europa occidental, tras Chequia, Hungría y Eslovaquia. Según la abogada Horno, “no es que aquí se delinca más, sino que el Código Penal español es más duro”. 

Maternidad entre rejas

Entre montes y nubarrones se encuentra el centro penitenciario de hombres de Álava, en Euskadi, donde, encerradas entre sus muros, cumplen condena una ochentera de mujeres. Iratxe paga su pena desde hace 8 años aquí; y aún le quedan tres por cumplir. 

La maternidad te hace sentir más culpable

Emocionada, confiesa que su mayor castigo ha sido vivir todos estos años separada de sus hijos, que ahora tienen 14 y 11 años. Asegura que, a causa de su comportamiento agresivo, la trasladaron varias veces de cárcel, hasta que fue a parar a la prisión de mujeres de Ávila.

Iratxe es madre y cumple condena en Álava

Iratxe es madre y cumple condena en Álava

Ese cambio de centro provocó que estuviera casi 4 años sin ver a sus hijos. Esta presa, que ha retomado los estudios y  sueña con ser maestra, reflexiona sobre su paso por prisión y la maternidad: “Te hace sentir más culpable porque si no tienes hijos te has estropeado tu vida, pero al tener hijos también les ha marcado a ellos”. 

Felipa muesta su celda en la prisión de Álava

Felipa muesta su celda en la prisión de Álava

Felipa es una veterana del presidio. Hace 25 años que entra y sale de prisión… Actualmente, cumple una condena por robo. Con una sonrisa en el rostro surcado de arrugas, reconoce que es una de las pocas afortunadas que puede trabajar dentro del presidio. Pero Felipa no se conforma y aboga por más igualdad: “En cocina trabajan hombres, en talleres trabajan hombres…”. Y asegura que solo hay 5 internas trabajando en lavandería y otras tres que limpian los locutorios.  

Me perdí momentos muy importantes de su vida

Felipa entró en prisión cuando su única hija tenía 3 años, y la dejó a cargo de su familia. Al ser de etnia gitana, asegura que estuvo muy bien cuidada por su madre y sus hermanas “era la reina de la casa”. Aunque se le ensombrece el semblante cuando le preguntamos por cómo vivió esa separación de su hija: “Muy duro, porque me perdí momentos muy importantes de su vida”.

Felipa se muestra muy agradecida con su madre y sus hermanas por cuidar de su hija y recuerda que su propia familia le decía “estás ahí porque te lo has buscado”. Felipa espera poder acceder al tercer grado en unos meses para poder estar con su hija y disfrutar de su nieto. Y pone fin a esta entrevista asegurando con énfasis: “Me veo fuerte para poner el pie en la calle”. 

Las madres, las más perjudicadas  

La 'Asociación Liberación' ofrece atención jurídica y social a mujeres encarceladas. Marisa Díaz Quintero es abogada y responsable jurídica de esta entidad y visita semanalmente una de las prisiones de mujeres más antiguas: la histórica, Alcalá de Guadaíra, en Sevilla, para atender a las presas. 

El desarraigo es brutal

Repasa algunas de las vulneraciones de derechos que sufren, especialmente las  mujeres que son madres. Cuando dan a luz, las mujeres tienen que pasar de la prisión o el módulo, a una unidad externa de madres, donde pueden convivir con su hijo hasta que este cumple los 3 años. Pero eso implica, en muchos casos, alejarse de su entorno familiar, por la dispersión de estos centros. “El desarraigo es brutal”, asegura Quintero.

Madres e hijos en una unidad de madres

Madres e hijos en una unidad de madres

En España, existen seis centros con unidad de madres: en Sevilla, Alicante, Palma de Mallorca, Aranjuez, Madrid y Barcelona y conviven en ellos 56 niños menores de 3 años.

Para que los niños no tengan que convivir en prisión a tan pronta edad, Diaz Quintero propone alternativas, como “terceros grados, suspensiones, trabajos comunitarios o pisos tutelados” que, asegura, ya vigentes en el código penal o en las Reglas de Bangkok, que la ONU aprobó en 2010 y que recomiendan ciertos requisitos para que las reclusas tengan un trato digno. 

Diaz Quintero asegura que se debería modificar el sistema de comunicaciones entre padres e hijos, ya que una vez que el menor de 3 años sale de prisión “es un sistema de comunicación muy duro porque de ver a sus madres 24 horas al día pasan a verlas a través de un cristal… una vez a la semana 40 min o dos veces durante 20 minutos”. También existen los vis a vis familiar, mensuales, de entre 1 y 3 horas, y las convivencias, trimestrales y de hasta 6 horas. Y asegura que a partir de los 10 años, los niños pasan a ser adultos, y la única opción que tienen para comunicarse es a través de un cristal. 

Locutorio

Locutorio

“Deberíamos de articular un sistema que no fuera tan cruel con las madres y los padres dentro de prisión, que hay muchos menores que lo sufren mucho”, asegura la abogada. 

Sentirse en familia impulsa a recomenzar

Cuando las mujeres obtienen el segundo o el tercer grado penitenciario, pueden pasar tiempo o convivir con sus hijos en pisos tutelados. Visitamos una de estas casas, que gestiona la 'Fundación Prolibertas' en Madrid, donde las presas recuperan hábitos que han perdido en prisión, como la autonomía, o la toma de decisiones. Alexandra es ex usuaria de este piso. Fue detenida en el aeropuerto y pagó una pena de 7 años en la prisión Alcalá Meco de mujeres.

Aquí notaba el calor de familia

Cuando obtuvo el tercer grado, pasó permisos en este piso con su hijo. Muestra la habitación que compartió con su habitación y se muestra muy agradecida por el apoyo que recibió: “Aquí notaba el calor de familia”. Y valora que la ayudarán sobre todo a nivel psicológico: "Sin que te juzguen, sobre todo, porque ya hemos sido juzgadas, y hemos cumplido una condena”. 

Alexandra es ex usuaria de un piso tutelado

Alexandra es ex usuaria de un piso tutelado

En estos pisos se realiza un acompañamiento integral, en ocasiones desde estar con ellas en el parto, asesoría jurídica y atención social. Además, pueden formarse como ayudantes de cocina o camareras de piso. Alexandra eligió esta última formación, y ahora trabaja en un hotel de Madrid: “He salido adelante y quiero seguir creciendo…. pero haciendo las cosas bien, porque haciendo las cosas mal uno, no se llega a ningún lado.”  

Las entidades que gestionan estos pisos tienen convenio con el Ministerio del Interior y reportan los informes sobre las presas a Instituciones Penitenciarias. Se financian con cargo al 0’7% del IRPF y donaciones.

Piso tutelado de la Fundación Prolibertas

Piso tutelado de la Fundación Prolibertas

El año pasado la 'Fundación Prolibertas' atendió a 75 mujeres y siempre hay lista de espera. “Las que no pueden acceder a estos recursos residenciales, se ven en situación de calle, que es la situación más vulnerable que existe”, según Eva Ovejero, responsable de este piso tutelado.