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Los conservadores revalidan mandato en Irán con una participación electoral de mínimos históricos

  • La participación rondó el 41%, la más baja desde la Revolución de 1979
  • Los comicios fueron criticados por la población y la oposición política

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Los conservadores revalidan mandato en Irán ante una participación electoral de mínimo históricos
El Ministro del Interior iraní, Ahmad Vahidi, durante una conferencia de prensa en Teherán sobre los resultados electorales

Los conservadores han reafirmado su control absoluto sobre el Parlamento iraní en unas elecciones que rondaron el 41% de participación, la más baja desde la Revolución Islámica de 1979. Los comicios, que fueron vistos como una prueba de legitimidad para el régimen, estuvieron sometidos a duras críticas debido a los crecientes problemas económicos y tras la agitación política que vivió el país durante las protestas antigubernamentales de 2022 y 2023 por la muerte de la joven Mahsa Amini.

"Unos 25 millones de personas de más de 61 millones elegibles votaron en las elecciones del 1 de marzo", ha señalado el ministro de Interior iraní, Ahmad Vahidi, en una conferencia de prensa televisada. En 2016, la participación llegó a rondar 62%, si bien en 2020 ya fue baja, en torno al 42,5%.

A pesar de marcar mínimos históricos, las autoridades han destacado que la participación "indicaba la confianza de la gente en el sistema sagrado de la República Islámica".

Por otro lado, Vahidi ha indicado que los votos nulos representaron el 5% del total del recuento total. Sin embargo, algunos medios iraníes elevaron la cifra hasta un 30%, lo que podría significar una elevada desilusión política entre los electores.

"Las autoridades deberían escuchar a la mayoría silenciosa y reformar el método de gobernanza", ha advertido a medios estatales la jefa del Frente Reformista, Azar Mansouri.

Los grupos moderados han calificado las elecciones como no libres e injustas al señalar que la contienda electoral incluía exclusivamente a los partidarios de la línea dura de la Revolución. En cualquier caso, y aunque el parlamento iraní lleva dominado durante dos años por la facción más extremista del régimen, cuestiones de peso político como el programa nuclear están determinadas por la máxima autoridad del país y el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei.

Críticas desde la oposición

Los opositores han señalado que el "régimen de los ayatolás" ya no es capaz de resolver una crisis económica causada por una combinación de mala gestión, corrupción y sanciones estadounidenses impuestas desde 2018.

El expresidente Mohammad Khatami, considerado líder espiritual del grupo reformista iraní, mostró su descontento al negarse a emitir su voto, estrategia que fue avalada por amplios grupos de la población. De hecho, en algunos distritos electorales ningún candidato ha logrado obtener un mínimo del 20% de los votos, lo que les obliga a asumir una segunda vuelta.

Las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini en 2022, en los que se pidió el fin de la República Islámica y en las que murieron al menos 500 personas por la represión policial, también han servido como catalizador para propiciar la abstención política. En la capital, Teherán, foco de las protestas, la participación se situó en un 24 %, según apuntan medios como Shargh.

A pesar de ello, y tras tres días de recuento, la Comisión electoral ha anunciado que la mayoría de los 245 diputados que conforman el Parlamento iraní serán conservadores. Unos resultados esperados dado el gran número de candidatos reformistas que fueron vetados por el Consejo de los Guardianes, órgano capaz de aprobar a ciertos aspirantes políticos.

Para los reformistas, la baja participación y la descalificación de muchos de sus candidatos son una llamada de atención para el futuro. “Espero que estos comicios sean una lección y que los administradores del país sepan, antes de que sea demasiado tarde, que la continuación de este camino causará daños irreparables”, ha declarado Azar Mansouri.