Diez años de la desaparición del vuelo 370 de Malaysia Airlines: el avión que se desvaneció como un fantasma
- El Gobierno de Kuala Lumpur se ha comprometido a reanudar la búsqueda de la aeronave, en la que viajaban 239 personas
- Es el mayor misterio de la historia de la aviación: lo único claro es que se estrelló en el Índico y probablemente fue intencionado
¿Cómo puede un avión comercial, con 239 personas a bordo, desvanecerse en mitad de la noche y convertirse en un fantasma? La desaparición del vuelo 370 de Malaysia Airlines está considerada como el mayor misterio de la historia de la aviación, y diez años después de producirse sigue rodeada de interrogantes. Coincidiendo con el décimo aniversario, el Gobierno malasio se ha comprometido a reanudar la búsqueda del avión, atendiendo a la reclamación de los familiares de las víctimas, quienes se han sentido desamparados desde que estas labores se suspendieron definitivamente en 2018.
La aeronave, un Boeing 777, despegó de Kuala Lumpur a las 00:41 hora local del 8 de marzo de 2014 y estaba previsto que aterrizase en Pekín a las 06:30 del mismo día, pero jamás llegó a su destino. Se esfumó de los radares justo cuando iba a ingresar en el espacio aéreo de Vietnam, sobre el mar de China Meridional, después de menos de una hora de vuelo. "Buenas noches, Malaysia Airlines tres siete cero", fueron las últimas palabras que se escucharon procedentes de la cabina de mando con las que el copiloto se despidió rutinariamente del control malasio. Ho Chi Minh no llegó a recibir ningún mensaje de petición de entrada en su espacio aéreo.
Desde entonces ha habido muchas conjeturas sobre lo que pudo ocurrir aquella noche, y aunque las líneas más gruesas del caso han podido deducirse con relativa seguridad a partir de los registros por satélite y los restos del fuselaje encontrados en las costas de África oriental, los principales flecos siguen aún sin atar.
Los datos del radar primario de control del tráfico aéreo, corroborados por la Fuerza Aérea de Malasia, revelaron que inmediatamente después de desaparecer del radar secundario, el MH370 giró bruscamente hacia el suroeste y voló de regreso a la península malaya, para atravesarla y rodear la isla de Penang, desde donde continuó hacia el noroeste por el Estrecho de Malaca hasta el Mar de Andamán. A partir de ese punto, su rastro se perdió en el océano Índico. Sin embargo, uno de los satélites británicos de comunicaciones Inmarsat registró de manera intermitente pulsos del avión, lo que desveló que se mantuvo en el aire al menos durante seis horas más, hasta que supuestamente se estrelló en mitad de la nada, casi 2.000 kilómetros al suroeste de la ciudad australiana de Perth, donde emitió su última señal.
Aunque las primeras labores se centraron en el mar de China Meridional, pronto se desplazaron muy lejos de allí, al sur del océano Índico, dando lugar a la mayor operación de rastreo de un avión comercial de la historia. La búsqueda duró cuatro años, y en ella participaron barcos de hasta siete países, que peinaron el fondo oceánico con robots, drones, radares y cámaras, sin obtener ningún resultado. "No es que estemos buscando una aguja en un pajar, es que aún estamos buscando el pajar", aseguró un oficial de la Fuerza Aérea australiana para dar una idea de la complejidad de aquella operación, que abarcó un área gigantesca de 120.000 kilómetros cuadrados. Si es posible la comparación, se necesitaron dos años para encontrar las cajas negras del vuelo 447 de Air France, que se estrelló en el Atlántico cuando iba de Río de Janeiro a París en 2009, y la zona de búsqueda estaba mucho más delimitada.
En el caso del Boeing de Malaysia Airlines, las únicas pruebas materiales disponibles se han encontrado a miles de kilómetros de la supuesta zona de impacto. Se trata de 27 piezas del fuselaje recuperadas de las playas de Reunión, Mozambique, Mauricio, Sudáfrica y Zanzíbar; que habrían sido llevadas hasta allí por las corrientes oceánicas. Tres de estos fragmentos ha podido certificarse "con seguridad" que pertenecen al aparato desaparecido. Otras siete piezas lo son "casi con seguridad" y, ocho más, "con alta probabilidad", lo que demuestra sin ningún margen de error que el avión se estrelló contra la superficie del oceáno, presumiblemente cuando se quedó sin combustible.
Un plan milimétricamente estudiado
Aunque desde el primer momento el caso del MH370 se convirtió en fuente de todo tipo de especulaciones, las principales sospechas se centraron en el capitán, Zaharie Ahmad Shah. Si hay algo que ha estado claro casi desde el principio, y las labores de investigación se han encargado de reafirmar, es que la desaparición de la aeronave parece obedecer a un plan milimétricamente estudiado. Quien lo hizo o quienes lo hicieron buscaban eso, y además sabían cómo llevarlo a cabo en la práctica.
Sin embargo, las evidencias obtenidas hasta ahora no permiten determinar con certeza la autoría del siniestro. Se han publicado dos informes oficiales, el de las autoridades de Malasia y el de la Agencia de Seguridad en el Transporte de Australia (ATSB). El primero, que es el principal, concluye que la ruta del avión se alteró de manera deliberada, aunque también apunta a que es imposible determinar quién fue el responsable, una respuesta que podría yacer en el fondo del océano Índico, a miles de metros de profundidad, dentro de las cajas negras del aparato.
"En un principio se sospechaba del comandante, aunque el informe de las autoridades de Malasia de lo que habla es de acción deliberada, y en ningún momento dice que haya sido el piloto del avión, cuya vida personal se investigó minuciosamente pero fue imposible determinar nada. No se ha podido establecer si el avión después de desviarse de su ruta fue volado por el piloto, por el copiloto o por alguien más", aclara a RTVE.es sobre este punto Francisco Cruz, investigador de accidentes aéreos y colaborador del departamento técnico del Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA), quien sin embargo recalca que "está claro que el primer giro que hace el avión, cuando se desvía de su ruta hacia Pekín, se hace con control manual, y eso es muy significativo", ya que este extremo reforzaría fuertemente la hipótesis de la intencionalidad.
Dos minutos después de despedirse del control de Malasia, el transpondedor de la aeronave dejó de funcionar, presumiblemente desactivado manualmente. Además, se interrumpieron también de manera manual las conexiones por radio y satelitales del sistema ACARS, convirtiendo al Boeing 777 en un espectro prácticamente indetectable. Sin embargo, continuó emitiendo señales automáticas o pulsos, que fueron captadas por el satélite Inmarsat hasta al menos seis horas después de desviarse de su rumbo, lo que prueba que el avión se mantuvo en el aire durante todo ese tiempo, y echa por tierra otras hipótesis que apuntaban a un evento catastrófico en pleno vuelo, como una desintegración o una descompresión explosiva.
"Lo que nos dice la experiencia cuando un avión desaparece, y tenemos los casos del Air France 447 y del AirAsia 8501, es que desde que se pierde el control de la aeronave hasta que se estrella transcurren unos cuatro minutos, lo que ayuda a establecer un área de búsqueda basada en la distancia que ha podido recorrer el avión en ese tiempo. ¿Qué es lo que más sorprende en el caso del Malaysia Airlines 370? Que el avión estuviese volando durante tantas horas. Puedes sospechar por ejemplo que se ha tratado de una hipoxia [o pérdida de la conciencia de todos los pasajeros del avión debido a una despresurización], pero no hay evidencias que lleven a pensar eso. Si se hubiese producido una despresurización, el avión hubiese continuado hasta Pekín en piloto automático, porque era la ruta prevista que tenía programada en el computador de vuelo", descarta Francisco Cruz, para subrayar que además "todos los equipos de transmisión se desconectaron manualmente, y eso hay que hacerlo uno a uno".
La posibilidad de que se hubiese tratado de un suicidio del comandante, llevándose consigo la vida de otras 238 personas, fue en un primer momento la hipótesis que guio las labores de investigación, y aún hoy resulta difícil descartar esta idea, sobre todo teniendo en cuenta que las principales evidencias disponibles apuntan a ello, o al menos son compatibles con esta posibilidad. En julio de 2016, dos años después de la desaparición, el FBI descubrió que Zaharie Ahmad Shah había simulado en el ordenador de su casa una ruta sobre el Índico bastante parecida a la del MH370, aproximadamente un mes antes de la desaparición del avión. Pero ni la situación personal del piloto ni su patrón de comportamiento se ajustan a ningún caso similar, y ha habido ya varios en la historia reciente de la aviación comercial, como el vuelo 185 de Silk Air en 1997, el 990 de Egyptair en 1999 o el 9525 de Germanwings en 2015.
"Los investigadores de Malasia estuvieron apoyados por la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos, la NTSB, que tiene un protocolo para saber si ha sido o no un suicidio del piloto, y ellos no apreciaron nada sospechoso", señala Francisco Cruz, quien aporta otro dato: "Hasta ahora, los suicidios de pilotos al mando de un avión han sido instantáneos, no han volado el avión durante horas antes de estrellarlo. Las evidencias de accidentes pasados apuntan a un comportamiento similar en todos: el piloto desconecta el piloto automático e inicia un picado pronunciado hasta que la aeronave se estrella".
Otras hipótesis
Junto con el suicidio del piloto, hay otras teorías que podrían explicar la desaparición del Boeing 777, como el secuestro del avión por parte de alguno de los pasajeros, de algún miembro de la tripulación, o incluso de alguien que se hubiese colado entre el pasaje. Sin embargo, al margen de dos solicitantes de asilo iraníes que embarcaron con pasaporte falsificado pero los investigadores descartaron completamente su implicación en un secuestro o atentado, no se encontraron vínculos sospechosos en los ocupantes del avión. Además, ningún grupo terrorista asumió la autoría de un supuesto atentado, lo que hubiese sido de esperar si esta hubiese sido la causa.
Diez años después de desvanecerse igual que un fantasma en mitad de la noche, el vuelo 370 de Malaysia Airlines continúa representando el mayor misterio de la historia de la aviación, como un rompecabezas imposible de resolver para un sector que eleva la seguridad a la categoría de obsesión, y que vio cómo este siniestro burlaba de manera descarada todos los sistemas y capas de protección perfeccionados durante décadas. "La desaparición del MH370, lamentablemente, ha sido un fracaso de la aviación comercial, porque en pleno siglo XXI, con todas las tecnologías que tenemos, no se ha conseguido encontrar un avión con 239 personas a bordo. Esa es la gran enseñanza que tenemos que extraer", reflexiona el experto en accidentes aéreos Francisco Cruz.