Si eres mujer, los impuestos te penalizan: así discriminan el IRPF o el IVA al sexo mayoritario
- Las expertas consultadas por RTVE.es denuncian que el sistema fiscal actual no tiene en cuenta la realidad socioeconómica de la mujer
- Se han dado avances en los últimos años, como la bajada del IVA a los productos de higiene femenina, pero aún queda mucho por hacer
El día a día de una mujer está repleto de brechas de género desde que suena el despertador. Algunas son ampliamente conocidas, como la salarial o la de cuidados. Otras en cambio son menos visibles, ya sea por desconocimiento o falta de investigación, pero igual de importantes en la lucha por la igualdad de género que se reivindica este 8 de marzo. Es el caso de los impuestos.
Lejos de lograr un efecto redistributivo, figuras como el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) o el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) refuerzan las desigualdades de género, favorecen el modelo de familia tradicional y llegan incluso a condicionar la vida laboral de las mujeres, su independencia económica o sus hábitos de consumo. “Cuando se analizan en profundidad se constata que inciden mucho más en el bienestar de los hombres que en el de las mujeres”, apunta a RTVE.es la profesora y directora del Centro de Estudios de las Mujeres y de Género de la Universidad de Murcia, Gloria Alarcón.
Así, mientras que contratar un plan de pensiones privado desgrava, en su mayoría a hombres (que son los que tienen mayor poder adquisitivo); asumir las labores del hogar o el cuidado de los hijos, no. Y esta solo es la punta del iceberg de los grandes desequilibrios en materia fiscal que el sistema arrastra desde su puesta en marcha.
El problema radica, según Alarcón, en que el diseño del sistema fiscal actual “no tiene en cuenta las necesidades de la mujer, su realidad socioeconómica, su nivel de ingresos, la forma de su empleo o el reparto del trabajo no remunerado”.
Entre otras, cabe recordar que el sexo femenino tiene una menor participación en el mercado laboral (47%), pese a suponer más de la mitad de la población; representa la inmensa mayoría en los trabajos a tiempo parcial (74%); se acumula en los sectores peor retribuidos, como las actividades del hogar (88%), las sanitarias (73%) o el comercio (65%); y dedica más horas que los hombres a las tareas del hogar y de cuidado, un indicador que se agrava conforme aumenta el número de hijos.
Las expertas consultadas por RTVE.es destacan que en los últimos años se han dado algunos avances, como la bajada del IVA a los productos de higiene femenina; pero también retrocesos, como la reducción de tramos del IRPF o incrementos en algunos tipos del Impuesto sobre el Valor Añadido, que no han hecho más que acentuar esta realidad. Por lo que, coinciden, aún queda mucho por hacer.
Los beneficios fiscales de la declaración de la Renta conjunta…
Una de las grandes discriminaciones está en el IRPF. El sistema tributario español bonifica con una reducción de la base imponible de 3.400 euros anuales a los matrimonios que presentan la declaración de la renta conjunta, lo que en opinión de la investigadora y escritora feminista María Pazos “favorece a la familia nuclear”, formada por un marido como cabeza de familia y una esposa que asume el rol de ama de casa; y “frena la incorporación de la mujer al mercado laboral”.
“Ninguna mujer se va a quedar en casa solo porque a su marido le reduzcan 3.400 euros de la base imponible”, sostiene Pazos, pero "es una pieza más de la maquinaria” a la que se añaden otros incentivos como las desgravaciones por convivir con un ascendiente mayor de 65 años o la pensión de viudedad. “A las mujeres nos dicen: ‘No te preocupes, no trabajes y cuida de tu padre, que no te vas a quedar sin nada en el caso de que se muera tu marido’”, ironiza.
Se trata de una modalidad que fue obligatoria hasta el año 1989 y que, en opinión de la investigadora, tiene otros efectos colaterales: “La mujer se queda sin independencia económica, sin acumular experiencia laboral y sin cotizaciones (...) pero es que además realiza un trabajo doméstico que el marido no se lo paga, sino que lo hacemos los contribuyentes a través de estas desgravaciones”.
En 2021, el Ministerio de Hacienda hizo números y elevó a 2.392 millones de euros anuales el coste para las arcas públicas de este beneficio, abriendo la puerta a su eliminación.
… en detrimento de las familias monoparentales
La otra cara de la moneda son las familias monoparentales, encabezadas en un 80% por mujeres. Frente a la reducción sobre la base imponible de 3.400 euros a los matrimonios que presentan la declaración de la renta conjunta, en las familias compuestas por un progenitor se reduce a 2.150 euros anuales.
“Es decir, la reducción sobre la base imponible es menor, lo que supone un claro sesgo de género”, explica Pazos, ya que el sistema no tiene en cuenta que las madres solteras con hijos disponen de menor renta para hacer frente a los gastos del hogar, tal como se desprende de los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE): los salarios de las mujeres son mucho más bajos en todos los tramos de la renta, estando hasta casi un 40% por debajo en los de menor renta.
A ello se suman las dificultades para conciliar. “Esta mujer, con un hijo o varios, tiene un déficit de cuidados impresionante. Se las tiene que apañar además para trabajar, porque en este caso no funcionan los incentivos a quedarse en casa (...) y resulta que el sistema el sistema considera que tiene que desgravar más el hombre que tiene que mantener a una mujer”, denuncia la autora del libro ‘Contra el patriarcado’.
IVA: patrones de consumo y ‘tasa rosa’
En el caso del IVA, las expertas consultadas destacan su carácter “regresivo”, pues afecta en mayor medida a las rentas bajas que a las altas. “Es un impuesto que no se basa en la capacidad económica, sino que se aplica un tipo único sobre un determinado bien, por lo que no se pueden recoger fácilmente criterios de género”, explica Cristina García-Herrera, directora de Estudios del Instituto de Estudios Fiscales (IEF), el principal centro de investigación en España sobre economía pública y política fiscal.
No obstante, es posible atender a los patrones de consumo de hombres y mujeres para comprobar cómo “esa regresividad afecta particularmente a las mujeres”, sostiene. Por un lado, “los análisis que se han realizado ponen de manifiesto que los bienes y servicios que se gravan a tipos de IVA reducido (10%) y superreducido (4%) son consumidos en su mayoría por hombres”.
García-Herrera también recuerda que hay determinados productos que, por el simple hecho de dirigirse a mujeres, tienen un precio más elevado. Es lo que se conoce como “tasa rosa” y, una vez más, vuelve a generar un impacto desigual de la carga tributaria. Un ejemplo muy característico son las maquinillas de afeitar desechables: a simple vista sólo se diferencian por el color (las azules, para hombres, y las rosas, para mujeres), si bien pueden llegar a ser el doble de caras.
“Es verdad que no existe una discriminación directa en principio, salvo que en el sistema tributario existe una deducción —la de maternidad— que se aplica solamente para las mujeres y que sería un supuesto de discriminación positiva (...) Las normas son neutrales desde la perspectiva tributaria, pero la diferente realidad económica y social de hombres y mujeres, y sobre todo su diferente participación en el trabajo no remunerado, determina que los impuestos tengan un distinto impacto en hombres y mujeres. Y eso se conoce como discriminación indirecta o encubierta”, añade la directora del IEF.
Una discriminación que también puso de manifiesto un estudio encargado en 2016 por el entonces eurodiputado y hoy ministro de Cultura, Ernest Urtasun, donde se demostró con datos cómo el actual diseño impositivo del IVA —pero también de otros tributos— tiene un marcado sesgo de género que perjudica claramente a las mujeres.
Entre otros, afirmaba que los hogares donde el sustentador principal es mujer pagan más IVA en relación con sus rentas, que son muy inferiores a las de los hombres. Así, aunque la mujer cobre de media hasta un 40% menos que los hombres en algunos tramos salariales, la diferencia en el gasto no es tan desigual. De hecho, en los últimos años se ha estrechado: la brecha de gasto entre los hogares con un sustentador principal masculino y femenino era de 8.971 euros en 2006 y hoy se sitúa en los 4.075 euros, según los datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares.
"Y es destacable que para que la brecha se estreche, el gasto del hogar masculinizado haya tenido que caer más de 3.000 euros, mientras que el gasto del hogar feminizado solo ha aumentado 500 euros”, apunta el informe.
Una realidad global
Investigadoras como Paloma de Villota sentaron las bases en España de los estudios de sesgos de género en las políticas públicas y hoy son otras mujeres las que siguen sus pasos para poner de relieve esta realidad, que va más allá de nuestras fronteras.
“Es un problema global y tiene formas diferenciadas en el norte y en el sur global, pero en este momento no podría decir que existe un país del mundo sin este sesgo de género en el sistema impositivo, más allá de los pocos que han empezado a preguntarse sobre los impuestos directos a productos ligados a la menstruación”, apunta a RTVE.es la investigadora y politóloga especialista en género por la Universidad Nacional de Colombia, Diana Gunneivia García.
Precisamente España ha sido uno de ellos. En 2022, el Gobierno aprobó la rebaja del IVA a los productos de higiene femenina desde el 10% al 4%, una medida muy esperada que afecta a compresas, tampones o copas menstruales, entre otros.
Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer. Y es que, denuncia García, las mujeres siguen soportando en mayor medida la elevada carga impositiva de los bienes destinados a los cuidados o aquellos relacionados con la menopausia, en ambos casos gravados por el tipo general de IVA (es decir, el máximo). “Es un problema de salud pública y el Estado está recaudando más que nunca por esto”, lamenta la experta, quien llama a las instituciones a prestar atención a esta “problemática” que afecta a más de la mitad de la población mundial.
En España, desde el Instituto de Estudios Fiscales son “pioneros”, en palabras de su directora, en “aplicar la perspectiva de género siempre que sea posible” y reconoce que el Ministerio de Hacienda también le ha prestado un especial interés en los últimos tiempos. “Por ejemplo, los Presupuestos Generales del Estado del año 2019 incluían una propuesta para introducir una deducción en el ámbito del Impuesto sobre Sociedades... pero finalmente los Presupuestos decayeron y no se aprobó”.
Bajo su punto de vista, es necesario “hacer pedagogía con estos temas” para darles visibilidad, mientras las instituciones siguen dando pasos para acabar con estas discriminaciones. “Porque en la medida en que el sistema tributario sea más justo y más se respete la igualdad también estará respetando más a las mujeres”, augura.
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