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La mitad de las víctimas de violencia sexual son menores y fundamentalmente chicas

  • Son datos del informe 'Silenciadas', elaborado por la organización Save the Children
  • El informe incide en que el porno y los entornos digitales son determinantes en las agresiones

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Imagen de archivo de una niña que pide parar la violencia
Imagen de archivo de una niña que pide parar la violencia Gettyimages

Casi la mitad de las denuncias por violencia sexual que se presentaron en 2022 tenía como víctima a un menor de edad y, de ellas, ocho de cada diez eran niñas o adolescentes, según los datos del informe 'Silenciadas', elaborado por la organización Save the Children.

En el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer, la ONG ha presentado esta investigación sobre agresiones sexuales en la adolescencia que muestra cómo la construcción de la sexualidad está marcada por la desigualdad y afecta tanto a las chicas como a los chicos, aunque de manera diferente. 

El informe parte de los datos del Ministerio del Interior sobre denuncias de delitos sexuales en 2022. Ese año se interpusieron en España 18.731 denuncias por violencia sexual, de las cuales casi la mitad (un 45%) tenía como víctima a un menor de 18 años. De ellas, el 82% eran niñas o adolescentes, por lo que, para la directora de Incidencia Política y Social de Save the Children, Catalina Perazzo, "ser niña vuelve a ser un factor de riesgo determinante para poder sufrir una agresión de este tipo". 

En cuanto a los agresores, los datos de delitos sexuales cometidos tanto por personas adultas como por personas entre los 14 y los 17 años --edades en las cuales ya hay responsabilidad penal-- reflejan que en el 97% de los casos el agresor es un hombre. Además, un 15,6% de los condenados por violencia sexual son menores de edad.

Delitos sexuales en el entorno digital

Save the Children también ha recordado que el entorno digital es un espacio más en el que la infancia y adolescencia se desarrolla y la pornografía está también condicionando la forma en que niños, niñas y adolescentes se relacionan entre sí. 

Según el informe Desinformación Sexual de la organización, casi 7 de cada 10 adolescentes consumen pornografía, y de media acceden a los contenidos sexuales por primera vez a los 12 años. Una pornografía que es de consumo masivo online, gratuita e ilimitada y sus contenidos están basados de manera mayoritaria en la violencia y la desigualdad.  

En cuanto a los delitos sexuales cometidos en este entorno digital, en el 84% de los casos las víctimas son menores y, de ellas, el 74% chicas.

El papel del porno

Perazzo explica este hecho en base a unos roles y estereotipos de género que se asocian a una determinada masculinidad desde la primera infancia y que está vinculada a la fortaleza física, ser activos sexualmente, vivir situaciones de riesgo, alejarse de las emociones y con actitudes de control y dominación, que se confunden con protección o incluso con afecto.

La organización advierte de que la pornografía muestra aspectos que los chicos y chicas pueden reproducir como la no necesidad de pedir consentimiento o la negativa del mismo por parte de los hombres, la ausencia de métodos anticonceptivos, la estigmatización de los cuerpos y cosificación como objeto de placer de la mujer o el establecimiento de roles desiguales: dominio (chicos) y sumisión (chicas). 

Agresiones grupales

Save the Children analiza también en su informe aquellas agresiones cometidas en grupo, un delito cada vez más visible en la sociedad dada la gravedad de la violencia y la mayor difusión mediática.

Según los datos de Interior, el número de agresiones sexuales cometidas por más de una persona, independientemente de su edad, ha aumentado en los últimos cinco años en más de un 64% y representan el 4,2 % del total de delitos denunciados por violencia sexual. 

La mayoría de esas agresiones grupales se cometen por dos personas y tienen lugar, sobre todo, los fines de semana. En un tercio de los casos, los agresores son menores de edad.

En cuanto a las víctimas de estas agresiones grupales, el perfil es el de una niña o adolescente, con una edad media de 15 años, cuyos agresores tienen una edad similar, se conocen con anterioridad (aunque sea de forma limitada) y el delito suele cometerse con penetración y violencia. 

"Hemos de tener en cuenta que más de un 10% de las agresiones sexuales múltiples son grabadas o fotografiadas como señal de dominio y a la espera de un reconocimiento del grupo de iguales, lo que muestra de forma clara cómo afectan las nuevas tecnologías e Internet a la forma de relacionarse de niños, niñas y adolescentes", ha explicado la directora de Incidencia Política y Social de Save the Children. 

La responsable de Políticas de Infancia, Carmela del Moral, ha apuntado además que Ceuta, Baleares, Comunidad Valenciana y Canarias son las comunidades en las que se han registrado más agresiones grupales en términos de tasa por 100.000 habitantes.

Educación afectivo-sexual

Ante estos datos, la organización reclama una legislación específica que despliegue medidas de prevención que contempla la Ley Orgánica de Protección Integral de la Infancia y Adolescencia frente a la Violencia como la educación afectivo-sexual o en un uso seguro y responsable de las nuevas tecnologías. 

"La pornografía no puede ser la profesora de sexualidad de niños, niñas y adolescentes porque estamos hablando de ficción, no es real. Es como si enseñáramos a conducir a adolescentes con videojuegos de carreras de coches", ha advertido Perazzo.

Además, cuando la violencia ya se ha producido, es necesario que las víctimas sean atendidas con las mayores garantías y respetando todos sus derechos. Para ello, Save the Children propone la formación inicial y constante de todos los profesionales del ámbito jurídico. 

En su opinión, "es fundamental implantar una educación afectivo-sexual desde edades tempranas para que niños y niñas puedan establecer relaciones más sanas y más igualitarias, así como dotarlos de herramientas para que puedan hacer un uso seguro de Internet y las redes sociales". 

En la atención a los adolescentes que han cometido una agresión, la organización apuesta por intervenir no sólo de forma individualizada con el agresor, sino también con su entorno para una reparación eficaz a largo plazo. 

Asimismo, la organizacioón considera que, cuando la violencia ya se ha producido, es necesario que niñas, niños y adolescentes que han sido víctima sean atendidos con las mayores garantías y respetando todos sus derechos. Para ello, Save the Children propone la formación inicial y constante de todos los profesionales del ámbito jurídico y la coordinación de todos los recursos existentes para atender a la infancia víctima, así como a los agresores adolescentes. 

"Se debe tener en cuenta siempre que tanto víctimas como agresores son niños, niñas y adolescentes. Por tanto, el enfoque de derechos de infancia y adolescencia debe ser el punto de partida en la prevención y en la detección y, una vez que la violencia ya se ha producido, también en la atención", concluye Perazzo.