ARCO 2024: 'La orilla, la marea, la corriente: un Caribe oceánico' dinamita los estereotipos caribeños
- La feria de arte contemporáneo dedica una sección a destruir los tópicos asociados al Caribe
- La trata de personas, la naturaleza o la identidad afloran en un lugar donde la violencia y la belleza van de la mano
El Caribe, playas paradisiacas, colores saturados, exotismo, vacaciones y hoteles con todo incluido configuran la imagen recurrente del mar de las Antillas. ARCO 2024 ha escogido esta realidad cultural que desborda sus fronteras como tema central este año para dinamitar tópicos y estereotipos. Inútil buscar un espacio azul, las paredes pasan del rosado al rojizo, lo mismo que la piel bajo el sol tropical.
Una de las comisarias de la sección la orilla, la marea, la corriente: un Caribe oceánico, Carla Acevedo-Yates, colaboradora del Museo de Arte Contemporáneo de Chicago (MCA), apunta a RTVE.es que "es un arte muy diverso en términos de medios, en términos de estética". Las obras que se muestran hablan sobre procesos históricos como el colonialismo y cómo se manifiesta hoy, Acevedo-Yates indica que "las identidades caribeñas son múltiples", y que la estética que usan los artistas es "mucho más compleja y mucho más diversa que la representación que usualmente se da del Caribe en los medios".
La comisaria del MCA sostiene que la poesía encaja en el proyecto, por eso hay cuatro metáforas en el título. Defiende que el Caribe es oceánico porque "tiene esa conexión con las corrientes marítimas del Atlántico y se conecta con el Pacífico a través del Canal de Panamá". En su opinión, se abre una concepción más amplia que vincula ese mar con el oeste de África y Europa, "con temas de los imperios coloniales europeos, pero también con migraciones asiáticas al Caribe que se dieron también". Recuerda que el Canal de Panamá es "un producto del intervencionismo estadounidense" lo que lleva a la geopolítica y presenta oportunidades para "hablar de una manera más expandida que no se reduce a la geografía insular del Caribe geográfico".
Pensar desde la orilla
"La metáfora de la orilla es pensar desde un lugar de intercambio, entre los líquidos y los sólidos, entre las aguas y la tierra. También es el lugar de migraciones, de partidas, de llegadas. Entonces, la metáfora se presta para muchos tipos de interpretaciones", detalla Acevedo-Yates. Cita el helado de agua del mar Caribe de Quisqueya Enrique como un buen ejemplo para desafiar esas expectativas, esperas que "sea dulce, pero es salado y del mismo color azul de la playa de la Caleta en Santo Domingo, cerca del aeropuerto".
El tema de la huida aparece en la obra de Omar Velázquez, que es pintor y escultor y encarna "las contradicciones del Caribe, porque utiliza una paleta de colores súper brillante que reconocemos como caribeña dentro de ese imaginario de fantasía, pero es un poco apocalíptico con la naturaleza como protagonista y la cultura indígena". Acevedo-Yates añade que "esa subjetividad se escapa de todas las expectativas y se presta a una lectura mucho más cercana. Hay que mirar la obra para realmente entender toda la complejidad de sus temas".
Mediterráneo, Caribe, el mar
Isaac Julien es un artista británico, pero de origen caribeño, sus padres emigraron de Santa Lucía, una isla de las Antillas, al Reino Unido. El vídeo escogido para mostrar en ARCO es de 2007, Western Union: Small Boats que trata temas de colonialismo y migración. Ambas comisarias, Carla Acevedo-Yates y Sara Hermann Morera, han elegido esa pieza de videoarte rodada en Lampedusa para relacionar "el colonialismo y la migración entre el Caribe y Europa, y también seguir con el proyecto que se dio el año pasado, el Mediterráneo. Es un punto un poco inesperado de conexión entre dos geografías distantes, pero que tienen un pasado común", detalla la colaboradora del MCA.
Acevedo-Yates reconoce que la obra es de 2007: "Podemos decir que es más o menos histórico, que ha circulado mucho, pero Isaac Julien tiene una herencia caribeña y trata un tema que todavía es de actualidad". Añade que el colonialismo y sus secuelas, que son las migraciones actuales, "se dan por todas partes del mundo y es algo que nos conecta, que el Caribe es una geografía que tiene en común problemas con otras geografías".
Julien viaja a Lampedusa, a esa isla del Mediterráneo, a la que llegan migrantes del norte de África y aborda una realidad que sigue viva "el mar no es una frontera y trata la migración de una manera muy poética, muy narrativa, pero también muy fuerte", según Acevedo-Yates.
Esclavismo indígena
Noé Martínez aborda en un vídeo la trata histórica en el Caribe, en una performance con siete artistas, incluidos varios españoles, en la que dotan de corporalidad al trauma de la trata. Acevedo-Yates indica que "no es solo un artista plástico, es un investigador y él fue al Archivo de Indias a investigar sobre la trata en el Caribe. Y descubrió que había trata de poblaciones indígenas entre México y el Caribe".
"Martínez es purépecha, se identifica como indígena de Michoacán, no como mexicano, y explora un asunto muy poco conocido. Se conoce el tráfico de esclavos, entre el oeste de África y el Caribe, pero apenas se conoce sobre la trata de indígenas y el intercambio de poblaciones entre México y el Caribe", describe la comisaria del MCA.
Acevedo-Yates cree que está saliendo a flote el arte hecho por los indígenas gracias a la descolonización en museos, en bienales y en ferias. Apostilla que "estamos regresando a maneras ancestrales de pensar. Las cosmologías indígenas tienen un acercamiento hacia la naturaleza y el paisaje mucho más respetuoso. Somos parte de la naturaleza y la visión occidental es más bien colonial de explotación, extractivista, que es lo contrario".
El cambio climático, la injusticia social y la justicia climática llevan a pensar en formas de vivir con la naturaleza de una manera más respetuosa, en armonía, "muchos artistas están pensando en ese pasado indígena que también es un presente indígena, con poblaciones actuales que todavía viven con estas cosmologías", reflexiona.
Al atardecer en la playa
Joiri Minaya es una artista dominicana que vive en Nueva York y es parte de la diáspora. La comisaria Sara Hermann Morera expone que "trabaja el imaginario estético que encuentras por internet sobre el Caribe, con fotos de atardeceres idílicos, mujeres y hombres echando la cabeza para atrás y salpicando con un gesto de placer" y le da la vuelta "el mismo gesto pero desde otra perspectiva".
Minaya explica que es una performance de 2001, con la documentación fotográfica. "Esta acción estereotípica de sacar el cabello del agua y hacer un arco es muy fotografiada y un estereotipo del paisaje caribeño y tropical", detalla. La artista realiza el gesto sobre una especie de alfombra hecha de toallas cosidas, empieza con un contenedor de agua limpia y mientras sumerge el cabello con pigmento, va soltando la tinta y ensuciando todo.
"Es como un comentario sobre el cuerpo caribeño, más allá de la ideología y de la fachada, de la idea de disfrute y de esa fantasía que se piensa desde el extranjero. Es como la cara B, la cara oculta, más allá de esa imagen superficial que se consume y vendemos nosotros también", plantea Minaya.
La artista confiesa a RTVE.es que "el efecto final se parece mucho a los dibujos con tinta china". Minaya subraya que la iteración "hacer el acto una y otra vez" también conecta con el arte oriental y "el impacto en el cuerpo, el aguante necesario para la repetición". "Es progresivo, porque empiezo de pie y voy doblando las rodillas y aguantando esa pose. Tiene ese aspecto de duración que también he visto en el arte oriental y no lo tenía como claro en ese momento, pero luego de hacerlo veo la relación", cuenta.
Fractales y efecto mariposa
El delicado trabajo de Glenda León muestra los patrones ocultos en la naturaleza, en la escultura Efecto mariposa (huracán), dibuja con bronce en el aire la línea que traza el vuelo del delicado insecto y la une con la trayectoria de un huracán en una simetría casi perfecta.
León explica que está interesada en la teoría de los fractales de Benoît Mandelbrot y que al observar la naturaleza se ha dado cuenta "de lo parecidos que pueden ser el contorno de una isla y un relámpago, el trazo del vuelo de una mariposa y el de la trayectoria de un huracán, las venas del cuerpo y los ríos". De hecho, muestra esas semejanzas en una serie de mármoles que a simple vista parecen rotos, pero un examen más detenido muestra líneas que dibujan corrientes de agua o el torrente sanguíneo.
La artista cubana ve sus obras como la prueba visual de que "estos elementos fueron creados por la misma energía, solo que manifestada en distintas proporciones. Y al reconocer esta energía común, sabremos que somos parte de un todo interrelacionado; que, al dañar una de sus partes, nos estamos dañando a nosotros mismos."
Deidad creadora del vudú
La escultura Damballa del dominicano Engel Leonardo está dedicada a la deidad más antigua del vudú, la responsable de la creación del universo. El artista explica que "Damballa conecta el nexo. Este loa del vudú habita entre la tierra y el agua, entre las islas, los continentes y el mar, los cuerpos de agua y los espacios de tierra".
La carga simbólica de la pieza también reside en lo cromático, el metal en forma de serpiente está bañado en blanco roto. "Damballa es un loa muy antiguo y prefiere el silencio sobre todas las cosas. Él ni siquiera habla, solamente se comunica con un silbido muy bajo. Entonces su color preferido es el blanco. Se tambalea, es luz, es pureza, es creación", define Leonardo.
La comisaria Hermann Morera destaca el Caribe como "espacio de resistencia a la narrativa hegemónica" y con una "geometría sagrada, con matriz africana y matriz indígena" presente en todo este proyecto. Añade que tienen encaje "espiritualidades como el vudú, que han sido tan maltratadas y degradadas injustamente, como espacios de conocimiento y otras formas de relacionarnos con el mundo y entre nosotros".
Perder el Norte
El puertorriqueño Karlo Andrei Ibarra presenta la serie fotográfica Cuerpo Brújula, "un trabajo iniciado en el 2018, con una residencia que tuve en Asturias, y que se completa en 2024" especifica a RTVE.es.
Las imágenes de un desnudo masculino, cortado a la altura del cuello, juegan con "la idea del cuerpo caribeño, pero el cuerpo como un recipiente, una herramienta de orientación, como puede ser la brújula imantada que no te lleva a ninguna parte". Sobre el antebrazo del modelo aparece una flecha horizontal que evoca la brújula, "la gente se pregunta por qué no irá al norte, al sur, porque les hablan de ese horizonte que tiene que ver mucho con la perspectiva y la idea de verdad de cambiar el rumbo de las cosas", especula Ibarra.
El artista especula que "esa herramienta -la brújula- también tiene que ver con el fracaso psicológico, desde una perspectiva como Puerto Rico, que es un contexto colonial. Y es un no lugar, habla de cómo la identidad te la da el otro, en un proceso constante de colonización a nivel psicológico".
Arte comestible
En el Caribe oceánico se puede degustar una obra de arte, que parece un sorbete azul. La pieza comestible es de Quisqueya Henríquez y la realizó por primera vez en el 2001. La autora es una artista multidisciplinaria, dominico cubana, cuyo trabajo se basa en las nociones y percepciones de la realidad.
La comisaria Hermann Morera destaca que una de sus series más importantes se llama Burlas donde "lo térmico y los antagonismos funcionaban de una manera muy particular para ilustrar esa bipolaridad de las sociedades del Caribe".
El helado está hecho con agua del mar Caribe pasteurizada, leche de coco, suero de leche y otros elementos más que contribuyen a su aspecto y sabor. Henríquez quiere hacer énfasis en esos antagonismos, "esa percepción del Caribe como un lugar de ocio, de lujuria y de exceso. Y como lo congela literalmente, lo convierte también en una reflexión".
Al probarlo, el primer impacto para el paladar es la salinidad, que hace difícil percibir el resto de los ingredientes. "El mar, el Caribe no es una sola cosa y tampoco se puede hablar en singular de él. El Caribe se toca, el Caribe se come, el Caribe, se siente", señala Hermann Morera. Esta serie tiene siete u ocho obras, la artista congela su propia ropa durante un periodo de 31 días, congela su sangre, e incluso echa un pulso con una mano congelada.
ARCO 2024 despliega otra pieza de Henríquez Isla de basura, Trashisle, también de la serie Burlas, en la que documenta todo lo que vomita el mar en las costas de Santo Domingo, en el litoral más al este, donde termina toda la basura que se deja caer en el mar o en los ríos.
La artista toma instantáneas, hace un trabajo de veladura de la fotografía y establece puntos de fuerza, esos puntos de visibilidad, luego lo imprime en una especie de tapiz, "lo cual le da otra carga simbólica que enlaza lo ancestral de los procesos de colonización con las injusticias medioambientales", apunta la historiadora del arte. Añade que "esa obra de Quisqueya es nuevecita hoy". La comunicación e interacción del cuerpo líquido con la tierra se materializa en la orilla, como siempre.