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Dentro del archivo del duelo del 11M: 70.000 muestras del dolor tras los atentados

  • El conjunto documental está conformado por fotografías, peluches o correos electrónicos, entre otros

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Los homenajes improvisados tras la tragedia del 11M continúan guardados en el Museo del Ferrocarril

Al abrir una caja aparece una pregunta que te zarandea. Tan simple como directa: ¿por qué se han llevado nuestra sonrisa? Los días posteriores al 11 de marzo de 2004 fueron jornadas en las que se borró de nuestras caras cualquier gesto de felicidad. Vagábamos por las horas como fantasmas incrédulos. Nos encontramos en el archivo del duelo donde hallamos aquellos mensajes y objetos que durante días se depositaron en improvisados homenajes en la estación de Atocha.

Dibujos de niños de cinco o seis años que ahora serán hombres y mujeres. Críos que pedían la paz y lloraban por quien se había quedado sin padre o madre. Eran sencillos poemas que intentaban dar calor en tiempos de tormenta o peluches con mirada perdida hace 20 años. Hay alrededor de 70.000 objetos, cada uno con su historia, su herida y su dolor.

"Siento esa empatía, ese dolor compartido. Ya no desde el punto de la indignación, sino ese dolor y sentimiento de comunidad y solidaridad. Nos han hecho daño a todos", describe Martínez. "Lo estoy comentando y me estoy emocionando", confiesa.

Era tal la necesidad de dar aliento que la gente empezó a mandar cartas en las que solo indicaba la dirección: "Estación de Atocha". Cartas sin destinatario y sin remite, pero que llegaban porque todo el mundo sabía a quién iban dirigidas.

"Yo me bajo en Atocha"

Aquellos días muchos también dejaron versos de una canción, que era una declaración de amor a una ciudad. Esa canción venía a decir que siempre hay un tren llegando a una estación y que siempre lo habrá pese a la sinrazón.

Esa canción aparece en estas cajas, entre el infierno y el cielo, y dice que la primavera sabe que la esperamos en Madrid.

El artista, Joaquín Sabina, nunca imaginó que esas descripciones de sitios emblemáticos o sobre la vida rutinaria acabarían significando tanto para los madrileños y la sociedad.

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Una creación colectiva sobre sentimientos, dolor y solidaridad

Durante varios meses, los objetos estuvieron a modo de altar improvisado en esos escenarios, hasta que posteriormente Renfe y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) firmaron un convenio para hacer un proceso de análisis y filtrado de los mismos. El 10 de marzo de 2010 se entregaron al Archivo Histórico Ferroviario, en la estación de las Delicias, donde ahora garantiza su conservación y difusión.

La creación colectiva y de depósito se convirtió en toda una expresión de sentimientos, dolor y de solidaridad para las víctimas y la sociedad en general. Objetos cada uno con su historia, su herida y su dolor, que vuelven a cobrar relevancia por la reacción ciudadana que se generó tras los atentados.

Actualmente, el archivo del duelo es de acceso restringido, ya que se consideran como obras sensibles, tanto por su contenido como por el propio estado de conservación, aunque sí que se puede acceder a él para determinadas investigaciones, tesis doctorales o préstamos para otros museos.