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Maria José, madre de una víctima del 11M: "No era capaz de decir su nombre"

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Maria José, madre de una víctima del 11-M: "No era capaz de decir su nombre"

Pocas horas después de que se produjeran las explosiones del atentado del 11 de marzo de 2004 que dejaron 193 personas asesinadas, en torno a las 12:30 del mediodía de ese día, empezaban a llegar hasta el Pabellón 6 de Ifema los cuerpos de las primeras víctimas mortales. 

La ideada como sala polivalente para ferias y eventos se convertía entonces en una morgue improvisada y se vivía uno de los momentos más duros de ese día, porque muchas personas empezaban a llegar hasta aquí buscando a sus familiares y tenían que enfrentarse a reconocerlos. 

María José fue uno de ellos, porque su hija Sonia, que tenía 25 años, murió ese 11 de marzo. "Recibí una llamada a las 09:00 y ahí fue cuando me enteré. Estaba mi hijo y salimos directos a Atocha. Llegamos allí, pero nos dijeron que no podíamos estar, que nos fuésemos a los hospitales. Mi hijo me llevó al Gregorio Marañón y yo estuve ahí todo el día. A las 20:00 de la tarde me trajeron al Ifema en un autobús", recuerda con TVE cuando se cumplen 20 años. 

"Cuando llegamos aquí, ya te vienes abajo de la cantidad de gente que había. Nos empezaron a asistir todos los psicólogos y gente que estaban ayudando en aquellos momentos. Y aquí fue donde yo me encontré con mi marido y mi hijo. Después de todo el día, mi marido no fue capaz de reconocerla, dijo que no era", añade. 

Pasaron tres días más hasta que ya les dijeron que de Ifema se tenían que ir. "Mi hijo dijo Papá, el único que va a reconocer a mi hermana soy yo. Y bajaron los dos. Y efectivamente era la misma que mi marido no quiso reconocer", confiesa visiblemente emocionada.

Desde aquel día, cada vez que llega el aniversario del 11M es duro para María José y su familia. Ella ha tardado hasta dos años en poder nombrar a su hija. 

"No era capaz de nombrar su nombre y a mi nieta, que mi hijo le puso el nombre de su tía. Le llamaba princesa, o mi princesa. Hasta que ya un día me dice mi hijo: 'Mamá, no sé si he hecho bien en ponerle el nombre de mi hermana', porque a él también le costaba", dice mientras pasea por el Pabellón 6 de Ifema. "Hemos seguido adelante y ya le llamo Sonia y Soni. Muchas veces le digo Soni, como a su tía", añade con una sonrisa emocionada mientras piensa en su hija antes de concluir.