Especial Telediario 20 Aniversario del 11M
- El informativo ha contado con las voces de las víctimas, los servicios de emergencias y otros protagonistas
El 11 de marzo de 2004 España sufrió el mayor atentado en suelo europeo. Ese día, a las 7:37 horas, una decena de explosiones casi simultáneas destrozaron cuatro trenes que se dirigían a la estación de Atocha de Madrid, y con ellos las vidas de los afectados y sus familias. Este trágico episodio, que dejó 193 muertos y más de 2.000 heridos, marcó un antes y un después en la lucha contra el terrorismo yihadista.
En el 20 aniversario del ataque, RTVE ha rendido homenaje con un Telediario especial sobre los atentados. El informativo ha visitado los escenarios de la tragedia –las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia y la calle Téllez– y ha contado con las voces de las víctimas, los servicios de emergencias y otros protagonistas destacados.
La música, las flores y los testimonios de las víctimas –que han recordado esta fecha como el "día que fracturó nuestras vidas de forma irreparable"– han rememorado aquel día por toda la geografía española. En Madrid, la estación de Atocha ha sido este lunes uno de los escenarios centrales del homenaje. Centenares de personas se han dado cita allí para depositar velas y regalos ante el mural con los nombres de quienes perdieron la vida.
También se han sucedido los homenajes en la Puerta del Sol de Madrid, en el Bosque del Recuerdo, en la Catedral de La Almudena o en la estación de El Pozo. "Ese día fue muy terrible para toda la gente, sobre todo aquí en el barrio", cuenta un vecino de Santa Eugenia, otro de los lugares afectados por el ataque terrorista y donde se han congregado más de 200 personas.
Ana, Julián, María José y Mónica, víctimas y testigos del 11M: "Había silencio"
Ana recuerda aún cómo sonaba el tren aquella mañana del 11 de marzo. "Se cerraron las puertas y cuando el tren hizo amago de avanzar, sentí una explosión detrás de mí". Ella fue una de las supervivientes. Montada en el tren junto al equipo del Telediario, desvela que fue incapaz de tomarlo durante nueve meses. Hasta que un día dio el paso. "Me dije 'tienes que vencer esto'". Ahora, 20 años después, quiere ser la voz de los que no están y de quienes aún no son capaces de hablar de lo que pasó.
En otro punto de la ciudad, en la calle Téllez, una de las explosiones segó la vida de 63 personas. Hasta allí llegaba minutos después de la detonación la ambulancia del equipo sanitario del que formaba parte Julián Sánchez Perea. "Recuerdo pasar por el lado del tren y que la gente venía, pero había silencio y era como a cámara lenta todo", rememora. A raíz del atentado, el sector sanitario decidió prepararse para situaciones de la misma dimensión. Sánchez subraya que comenzaron a formarse e investigar más, y que incluso se creó un departamento de catástrofes.
Pocas horas después de las explosiones, empiezan a llegar féretros con las víctimas mortales al pabellón 6 del IFEMA. Este escenario se convirtió en una suerte de morgue improvisada donde se vivió uno de los momentos más duros del día. Muchas personas buscaban aquí a sus familiares y se enfrentaban a la difícil tarea de reconocer los cuerpos. Una de esas personas fue María José, quien perdió a su hija Sonia en los atentados. Tenía 24 años.
"Te vienes abajo", confiesa. En el centro del pabellón, ahora vacío, recuerda la incertidumbre y cómo su marido no era capaz de reconocer el cadáver de su hija por el dolor de la pérdida, que no fue fácil de superar. "No era capaz de nombrar a nieta. Mi hijo le puso el nombre de su hermana, pero yo le llamaba 'princesa'", cuenta. A pesar de todo, afirma haber podido salir adelante.
Para atender a los familiares fue fundamental la ayuda de los psicólogos. Mónica fue una de las primeras profesionales en llegar para atenderles. "Dispusimos las salas para que fueran más amables", explica. A día de hoy, sigue atendiendo a algunos afectados: "Han enfrentado la vida como han podido, intentando apartar esas vivencias, pero acaban saliendo".
La investigación que cercó a los terroristas
El juez instructor Juan del Olmo concluyó en 2007 que el atentado fue inspirado por Al-Qaeda. Pero ya la misma noche del 11M la pista islamista era la prioritaria para la Policía. Jesús de la Morena fue quien dirigió la investigación hasta mayo de 2004 al frente de la Comisaría General de Información. En su primera y única entrevista en televisión en 20 años, relata a TVE cómo llegaron en 23 días a la célula yihadista.
"Viví en primera persona junto a muchos policías, guardias civiles y del CNI la conmoción y la frustración por el terrible atentado", afirma el comisario, quien asegura que la situación supuso un "reto" de características nunca vistas en nuestro país.
La autoría apuntaba en un inicio a ETA, pero no cuadraba su 'modus operandi'. Horas más tarde, se localizó en Alcalá de Henares una furgoneta robada con restos de dinamita compatible con Goma-2 Eco, siete detonadores y una cinta con versos del Corán. "Al final del día, se informa del envío de una reivindicación en nombre de Al-Qaeda a un diario londinense", explica De la Morena. En abril, los agentes lograron localizar el piso de Leganés donde se atrincheraban ocho terroristas, autores materiales del atentado, y desplegaron un amplio operativo en el que murió el subinspector de los GEO, Francisco Javier Torronteras, cuando siete de los yihadistas se inmolaron.
Solo tres condenados siguen en prisión
Casi tres años después de los atentados, se celebró un tenso e histórico juicio en un pabellón de la Casa de Campo. Duró cuatro meses y medio, tuvo 57 sesiones con más de 400 periodistas acreditados, se estudiaron 100.000 folios y participaron 309 testigos, 71 peritos y 29 acusados.
La teoría de la conspiración estuvo muy presente en la sala. Algunos abogados se sumaron a las tesis de varios medios de comunicación y dirigentes del PP de que ETA seguía detrás de los atentados, pero los acusados y los etarras que participaron como testigos lo negaron. Finalmente, hubo 21 condenados, de los cuales solo tres siguen entre rejas. Los demás han cumplido ya sus penas y la mayoría han sido expulsados de España.
La confusión de las primeras horas
Los atentados se produjeron a tres días de las elecciones generales. En esas 72 horas de confusión, el Gobierno de José María Aznar decidió mantener, incluso durante la jornada de reflexión, que la autoría de ETA era la principal línea de investigación: el apoyo a la guerra de Irak había sido muy contestado en la calle y el Ejecutivo llamó uno por uno a los directores de los principales medios de comunicación para asegurarles que el grupo terrorista vasco era el culpable.
TVE ha hablado con los directores de dos de las cabeceras más importantes de nuestro país: el que fuera el director de El País, Jesús Ceberio, y el del ABC, José Antonio Zarzalejos, para saber cómo vivieron esos tres días de vértigo los directores de dos de las cabeceras más importantes de nuestro país.
Ambos reconocen las dudas acerca de la autoría. "En el caso de ABC, y en el mío propio, fue de un modo progresivo", dice Zarzalejos, que apunta fue a través de una entrevista a Acebes en marzo cuando obtuvieron "la prueba de que el Gobierno no tenía consistencia": "Confiesa que no tenían pruebas de que ETA fuera la autora del atentado". Ceberio, por su parte, cuenta que si bien había coincidencias con el 'modus operandi' de ETA, había otros factores que hacían incompatible el suceso con la forma de actuar de esta banda terrorista. "ETA jamás había mantenido simultáneamente en Madrid comandos de 10 o 15 activistas", señala.
Las nuevas generaciones hablan del 11M
Cerca de la estación de Santa Eugenia está la Universidad Politécnica de Madrid. Muchos de sus estudiantes, que hoy cogen el tren a diario, eran muy pequeños o no habían nacido en 2004. Hemos hablado con algunos de ellos y con otros jóvenes de su generación para comprobar qué saben de lo que ocurrió el día de los atentados.
El archivo del duelo
Para superar el dolor es necesario seguir recordando lo que pasó, seguir contándoselo a quienes no lo vivieron. Y para ello hay un lugar en el Museo del Ferrocarril en Madrid donde se guardan muchos recuerdos de ese 11M. Alberga mensajes de solidaridad y objetos, que se fueron acumulando después de los atentados.
Adentrándote en este archivo del duelo, encuentras dibujos de niños de cinco o seis años que pedían la paz y lloraban por quien se había quedado sin padre o madre. O sencillos poemas que intentaban dar calor en tiempos de tormenta. Peluches con la mirada perdida hace 20 años. 70.000 objetos, cada uno con su historia, con su herida y con su dolor.
Aquellos días también dejaron versos de una canción. "A mitad de camino entre el infierno y el cielo. Yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid". Una declaración de amor de Joaquín Sabina a la ciudad que acabó convirtiéndose en un himno contra la barbarie y que ahora ha sido interpretado por dos artistas, Travis Birds y Leyva, bajo la dirección de Fernando León de Aranoa para recordar, una vez más, a quienes murieron aquel 11 de marzo.