Yepes celebra el IV Centenario de la muerte de Luis Tristán
- Fue el mejor alumno de El Greco y nexo entre el "Manierismo" renacentista y el "Naturalismo" barroco
- La colegiata de Yepes, la Catedral de La Mancha, alberga la obra más importante del pintor
- La localidad toledana lo conmemora con numerosas actividades culturales
Luis Tristán nació en torno al 1585-1590 y falleció en 1624. Ocho años antes finalizó su obra más importante, el retablo que preside la colegiata de Yepes. Está compuesto por catorce lienzos que muestran la influencia de los pintores de su generación y, sobre todo, de su gran maestro, El Greco, con el que mantuvo una relación muy estrecha.
El Greco, más que un maestro
Aprendió en el taller del cretense desde 1603 hasta 1606 y su relación fue prácticamente filial, superó los lazos de maestro y alumno, con un vínculo casi como de padre e hijo. “De hecho, El Greco le nombra en su testamento”, aclara Soledad Mancebo, delegada de Cultura del ayuntamiento de Yepes. Además, diez años después, cuando Tristán está muy enfermo, apunto de fallecer en el año 1624, sin apenas poder escribir, “el que firma su testamento es el hijo del Greco, Jorge Manuel Theotocópuli”.
A caballo entre el Manierismo y el Naturalismo.
Luis Tristán fue una figura muy importante que tuvo la valentía de viajar a Italia para empaparse de otras corrientes artísticas, en este caso de la pintura encabezada por Caravaggio y la corriente Tenebrista. También aparecen tintes de otros artistas italianos, como Bassano, Tintoretto, Veronese, Tibaldi o Zuccaro que pintaron en El Escorial. Pero sus obras también dejan muy patente todo lo que aprendió de El Greco y los pintores españoles de su época, Juan Bautista Maíno, Pedro de Orrrente o José de Ribera, conocido como el "Españoleto", entre otros.
Enrique González, profesor de Historia del Instituto de Educación Secundaria "Carpetania" de Yepes, nos explica que "Tristán se nutrió mucho de lo que su maestro le enseñó en Toledo en cuanto a la espiritualidad que plasma en sus lienzos", sobre todo en las escenas más celestiales, en las glorias, y los momentos más gloriosos de sus obras. “Eso sí, él lo tiñe ya todo de un naturalismo que aprendió en Italia en ese viaje que hizo”. Los artistas de la corriente naturalista tenebrista trasladan a sus pinturas tonos más terrosos y muestran rostros y pies más realistas.
“Tristán se nutrió mucho de lo que su maestro le enseñó en Toledo en cuanto a la espiritualidad, pero lo tiñó con el naturalismo que aprendió en Italia“
No obstante, Soledad Mancebo matiza que Luis Tristán consiguió crear un estilo propio, concreto, “con unos tintes que nos enseñan su visión sobre el mundo y sobre el arte de pintar”. Una corriente artística ya encuadrada directamente en la pintura Barroca.
Su obra maestra, en la Catedral de la Mancha
Hay obras de Tristán repartidas por el mundo, en Estados Unidos, en Francia, en París, en el Louvre y en España, en Madrid, en el Museo del Prado. También encontramos su firma en las localidades de Cuerva y Santa Olalla o en el convento toledano de Santa Clara La Real, pero sin duda, su obra más importante es el retablo del altar mayor de la iglesia de San Benito Abad, la colegiata de Yepes, conocida como la Catedral de La Mancha.
Se le considera su proyecto más destacado porque concentra el mayor número de cuadros del pintor juntos. Consta de seis grandes lienzos, sobre escenas de la vida de Cristo y ocho retratos de santos. El párroco de esta colegiata, Emilio Palomo, aclara que al artista, le firmaron mil ducados como pago por este retablo mayor, "y si puedes, menos", le dijeron.
“Mil ducados, y si puede ser menos, por su obra más importante“
Enrique González analiza su estructura y explica que en la parte baja, "La Adoración de los pastores" es una de las obras que más llama la atención. Se puede apreciar la influencia de El Greco en su parte superior, donde aparece la Gloria con los ángeles mostrando la alegría del nacimiento de Jesucristo, ilustrada también a través de una filacteria. “Y más abajo, en la parte terrenal, se distinguen las pinceladas naturalistas, tanto en los rostros como en otros detalles de los pastores adorando al Niño Dios en el pesebre”.
En esta zona del retablo también se encuentra "La Adoración de los Reyes Magos", con una curiosidad añadida, en su esquina inferior derecha aparece el propio Luis Tristán. El artista se auto retrató como uno de los pajes que porta la corona del Rey Melchor y está señalando precisamente al personaje más importante de la escena que es Jesús.
Ya en el cuerpo medio está ubicada "La Flagelación" que muestra la maestría del artista en la anatomía y la musculatura de sus personajes, con influencias de Miguel Ángel y los pintores renacentistas. Al lado está representado "El camino del Calvario", en el que aparece Cristo llevando la Cruz hacia el Gólgota y su encuentro con la Virgen María y la Verónica que está portando el paño con la faz de Jesús ya impresa.
Finalmente, en la parte de arriba, a la izquierda, "La resurrección" en la que Cristo está saliendo triunfante del sepulcro. Y a la derecha, "La ascensión". En este lienzo, el autor hace un homenaje a su maestro, justo debajo de las huellas de Jesucristo, matiza Enrique. El personaje que aparece ahí representa "Las lágrimas de San Pedro" de El Greco.
Esta gran obra también cuenta con ocho cuadros menores dedicados a los santos. Todos, retratos de 3/4, de busto o torso, con fondo neutro en negro, que muestran al Tristán más realista, al más barroco. Están pintados, entre otros, San Roque, San Sebastián, San Agustín, una santa mártir y Santa Águeda, con los pechos en una bandeja como símbolo de su martirio.
Además, están Santa Mónica, representada como una anciana muy realista, y Santa María Magdalena, como una joven mucho más dulce, llorando a los pies en la cruz. Ambas pinturas son réplicas porque las originales están expuestas en el Museo del Prado. Durante la Guerra civil, fueron desgarradas y se llevaron a este museo nacional para su restauración.
Un IV Centenario por todo lo alto
Luis Tristán fue enterrado en Toledo, en San Pedro Mártir, tal y como expresó en su testamento, “en el mismo lugar donde recibió sepultura su madre y sus abuelos maternos”, aclara Emilio Palomo.
“Fue enterrado en San Pedro Mártir, donde antes recibieron sepultura su madre y sus abuelos maternos“
Serán varios los lugares en los que durante este 2024 se celebre el Cuarto Centenario de su fallecimiento, aunque en Yepes lo harán con un cariño especial, a través de visitas guiadas a su colegiata, entre otras actividades. Algunas serán organizadas por la plataforma vecinal “Salvemos la Colegiata” que se ha creado con el fin de recaudar fondos para la restauración de la cubierta de este templo que está en peligro de derrumbe.
La celebración de este aniversario servirá para seguir haciendo hincapié en este objetivo tan importante, pero sobre todo para que la figura de Luis Tristán recupere todo su esplendor.