'Sephora kids', la generación de jóvenes marcada por la insatisfacción y la obsesión por los cosméticos
- Las empresas utilizan modelos más jóvenes y productos estéticamente atractivos para llegar a la esfera infantil y adolescente
- Los psicólogos advierten del aumento en consulta de niños y niñas a partir de 10 años con una autoestima muy baja
Una búsqueda del hashtag #SephoraKids en TikTok devuelve cientos de perfiles de niñas que acuden a tiendas de cosmética buscando productos de limpieza para la piel o de maquillaje que han visto en vídeos. En las imágenes, sus influencers favoritas, entre ellas varias de su edad, se aplican sérums con ingredientes como el retinol o el ácido hialurónico y se maquillan con multitud de cosméticos que no están indicados para su edad. "Aparte de tener un tipo de proceso cuando lo quieres introducir dentro de tu rutina de cuidado, deben usarse según vamos cumpliendo años, ya que su función suele ser ayudar a disimular las marcas del envejecimiento", explica la artista María Fernández, "algo que la piel de los más jóvenes no necesita".
Esta influencer de 19 años desarrolló su interés por el maquillaje de niña, cuando expresaba su creatividad a través del arte y los dibujos. Comenzó experimentando con los cosméticos que su madre le dejaba y luego exploró este mundo durante su adolescencia. Ahora la cosmética, la caracterización y la peluquería se han convertido en su principal pasión, y comparte sus creaciones con su medio millón de seguidores en plataformas como TikTok. Aunque considera normal que los productos de maquillaje y limpieza facial despierten interés a edades tempranas, observa con preocupación fenómenos como este y más teniendo en cuenta que el 60% de su audiencia son niñas o adolescentes con edades muy bajas.
"Las redes sociales son una fuente de estímulos importante y es crucial tener conciencia sobre lo que compartimos y consumimos en ellas", añade. María Soláns, directora de la escuela y agencia Mery makeup, también comparte esta preocupación. Recientemente, se sorprendió al enterarse de que la hija pequeña de un amigo había elaborado una lista de regalos de cosméticos por valor de 250 euros.
Mientras, los expertos plantean interrogantes sobre el impacto de esta obsesión, conocida como cosmeticorexia, en la autoestima y la salud mental de los jóvenes, así como el papel de las marcas y las redes sociales en este tipo de tendencias.
La obsesión por las rutinas de limpieza y el maquillaje en edades tempranas
Los jóvenes están cada vez más expuestos al contenido relacionado con la belleza y el maquillaje. Los productos están más disponibles y son más accesibles en comercios y los anuncios se han extendido sin freno en las plataformas sociales, especialmente a raíz de la pandemia. Ante esta situación, el maquillaje y la apariencia personal son temas cada vez más destacados en la vida de los niños. La experta en marketing digital y belleza Natalia del Olmo señala que el autocuidado se está convirtiendo en una obsesión derivada, en parte, por el excesivo tiempo en redes como TikTok o Instagram. Una fijación también presente en las generaciones más mayores.
"Hace 15 o 20 años, una mujer de 35 años no tenía tanta preocupación por sus líneas de expresión. Ahora solemos hacernos un retoque de medicina estética cuando esto era antes más común en edades más adultas", afirma.
Según un informe de Unicef, la edad media de acceso al primer teléfono móvil en España es aproximadamente a los 10 años. Casi el 100% tiene acceso a Internet con datos ilimitados. Y uno de los grandes peligros de las redes sociales es que fomentan la generación de una autoimagen y un autoconcepto basándose en unos estándares inalcanzables que pasan por una serie de filtros tecnológicos. La vocal del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, Mercedes Bermejo, apunta a que se está generando una necesidad donde no la hay, junto a un mayor deseo de pertenecer a los iguales.
La aceptación y aprobación percibida a través de los me gusta y los elogios en redes sociales también puede estar influyendo en este fenómeno entre los más pequeños. Entre los 10 y 12 años los cerebros de los menores son más sensibles a las “inyecciones” de oxitocina y dopamina, receptores de las hormonas de la felicidad. Estas se producen cuando en las redes reciben estas "recompensas".
Frustración, ansiedad y una necesidad de aceptación
Al ver que todo el mundo tiene una vida y una piel perfecta, es fácil entrar en un círculo vicioso de insatisfacción. Utilizar este tipo de productos de limpieza y cosméticos puede hacer que muchas personas recuperen la confianza y se sientan mejor, pero el problema viene cuando no pueden prescindir de ellos para sentirse bien. "Muchas de las niñas que atiendo en consulta se sienten esclavizadas, como si tuvieran unas cadenas", relata también Bermejo, quien advierte que incluso ha atendido a multitud de influencers con esta adicción.
Alto Inteliggence, empresa dedicada a la ciberinteligencia, apunta a que el acceso a Internet de alta velocidad, la existencia de servicios digitales "no diseñados para la salud mental de los más jóvenes" y dispositivos cada vez más asequibles han favorecido el aumento de problemas de salud mental en los jóvenes, en especial en chicas entre los 10 y los 15 años.
En esta misma línea, la psicóloga Sandra Ribeiro destaca que es en este tipo de dinámicas de búsqueda de una imagen idealizada cuando aparecen problemas psicológicos como la ansiedad, la frustración, la tristeza por no encajar o sintomatología asociada a la obsesión o la compulsión. La experta explica que, cada vez de manera más frecuente, se encuentran a niños y niñas a partir de los 10 años con una autoestima muy baja junto a una necesidad de aceptación y aprobación. "¿Qué estarán sustituyendo por medio del uso abusivo de estos cosméticos? Creo que aún sigue faltando una atención de calidad", afirma.
Los consumidores más jóvenes, en el punto de mira de las empresas
Este fenómeno también se refleja en la forma en que la industria de la belleza ha logrado penetrar en la esfera infantil y en los adolescentes. Lo hacen a través de envases con colores brillantes, diseños llamativos y patrones creativos que llaman su atención. Además, consiguen un público mayor gracias a las promociones que hacen los influencers. "Las empresas están observando que ganar su lealtad puede generar beneficios a largo plazo. Esto explica que estén utilizando modelos cada vez más jóvenes con los que puedan sentirse identificados", detalla Del Olmo.
El problema surge cuando estos embajadores utilizan productos no indicados para los jóvenes, que luego pueden producir efectos como irritación, dermatitis o quemaduras en sus pieles, además de transformar la piel a largo plazo. "Realmente, lo que necesitan los niños es una buena hidratación y crema solar para proteger la piel", añade Fernández.
Al mismo tiempo, la situación está muy relacionada con el valor que hoy en día le damos al consumismo, así como el aumento del poder adquisitivo y la capacidad de influencia por parte de estas generaciones.
Escuchar y entender para acabar con el enfoque adultocéntrico
Los profesionales subrayan que, si bien la intención en buena, en ocasiones podemos caer en el adultocentrismo a la hora de abordar este tipo de tendencias. Sandra reflexiona sobre cómo "adoptamos una actitud paternalista hacia los jóvenes, buscando imponer las ideas que consideramos como adecuadas para el cuidado personal y la apariencia".
No debemos olvidar que los niños y los adolescentes no son esferas separadas de la sociedad, sino que también son actores fundamentales que nutren al resto de generaciones. "Es necesario reconocer y respetar las experiencias, perspectivas y sus necesidades únicas para desarrollar enfoques inclusivos", opina la psicóloga, quien avisa que si se restringe mucho pueden llegar a sentirse fuera de su grupo de iguales y aislados.
Limitar las horas de pantalla, revisar el contenido, educar sobre las redes sociales, discutir de forma abierta acerca de los cosméticos o los mensajes de belleza son algunos de los consejos que más repiten los expertos en salud mental. No obstante, continúan incidiendo en que, cuando sea necesario, lo mejor es buscar ayuda.
“"Es necesario reconocer y respetar las experiencias, perspectivas y sus necesidades únicas para desarrollar enfoques inclusivos"“
Paralelamente, Natalia del Olmo, creadora de la marca Maminat, recomienda la cosmetología casera como una alternativa. "Con esta actividad se puede concienciar sobre las sustancias que se utilizan para hacer los productos que nos ponemos en la cara, aprender sobre las necesidades de la piel, así como pasar tiempo con alguna figura de apego importante", añade.