Ortodoncia de bajo coste: las consecuencias de un mal uso de la inteligencia artificial en el dentista
- Algunos pacientes han sufrido pérdidas de dientes por la mala praxis de algunas clínicas
- Un uso responsable puede mejorar la salud bucodental
El culto a la belleza y la exposición constante a cánones estéticos casi inalcanzables en redes sociales ha contribuido a aumentar la importancia que le da la sociedad a una sonrisa impecable. Cada 20 de marzo se celebra el Día Mundial de la Salud Bucodental, una fecha que busca concienciar de la importancia de mantener una boca sana, más allá del factor estético. Sin embargo, los tratamientos de ortodoncia de bajo coste ganan adeptos con sus promesas de una dentadura impoluta a bajo coste e incluso sin necesidad de sentarse en el sillón del dentista. Esta oferta milagrosa se explica habitualmente por el uso de inteligencia artificial durante el diagnóstico y el tratamiento. Aunque un buen uso de estas herramientas puede beneficiar al paciente, si se hace de manera inapropiada puede provocar graves riesgos para la salud.
Para los clientes de las empresas que ofrecen estas ortodoncias de bajo coste el procedimiento es sencillo. Reciben en sus casas unos 'kits' con los que se pueden tomar a sí mismos las medidas de su boca y enviarlas a una sede. A partir de ese momento, se crea un registro digital de su dentadura para que una IA lo analice. Así, se diseña un alineador a medida, sin apenas intervención humana. Este proceso abarata los costes, pero son muchos los expertos que advierten de los peligros que conlleva.
Los riesgos de una IA sin supervisión
El odontólogo experto en ortodoncia invisible Iván Malagón alerta de las malas prácticas de estas empresas. Señala que son clínicas que para ofrecer un producto más barato contratan a profesionales sin experiencia y utilizan IA sin supervisión ni una planificación correcta.
Mientras que los profesionales utilizan más de 50 referencias esqueléticas y epiteliales en toda la base del cráneo, las herramientas de IA que ofrecen estos servicios tan solo analizan el molde que reciben. “Es un peligro contar solo con el molde que se coloca a sí misma una persona sin formación suficiente, hay desviaciones en el tratamiento porque las mediciones iniciales ya son erróneas”, añade.
A la hora de planificar un tratamiento, los odontólogos valoran cuestiones como la función que cumple cada diente en la mandíbula o su rotación, algo que requiere de una atención personal e individualizada. El uso irresponsable de la IA por parte de estas clínicas perjudica la salud de sus pacientes: “No es solamente que no estén bien alineados, es que la gente pierde los dientes, además de sufrir dolores de cuello y de cabeza”.
Denuncias por las consecuencias de los tratamientos
La popularización de estos tratamientos se ha traducido en “cientos de miles de denuncias”. Sin embargo, los clientes se encuentran desprotegidos. Las empresas que ofrecen estos servicios son habitualmente multinacionales que cuentan con grandes equipos de abogados. “Cuando el paciente accede por internet, acepta las condiciones que no suele leer, así que no se puede hacer nada porque han firmado que se les pueden caer los dientes”, explica el experto.
El Consejo General de Odontólogos de España ha intervenido recientemente para denunciar a varias de estas empresas. Han interpuesto la acusación ante la Agencia Española del Medicamento y el Producto Sanitario por considerar irresponsable el suministro directo al público de un producto que debe prescribir un profesional.
Muchas de estas empresas se vinculan a rostros destacados de las redes sociales que impulsan la imagen de la marca, lo que transmite fiabilidad de sus servicios. Pese a ello, Malagón cree que “terminarán cayendo por su propio peso”.
Beneficios de la IA en la salud bucodental
A pesar de los riesgos, la IA también tiene el potencial de mejorar la salud bucodental. Al menos, así lo considera el grupo de trabajo de inteligencia artificial de la World Dental Federation. En su Libro Blanco de la inteligencia artificial en la odontología, reconocen varias aplicaciones muy beneficiosas.
Uno de los principales usos de la IA en ese campo es el análisis de imagen en radiología dental. Para entrenar a la herramienta es necesario mostrarle muchos ejemplos diversos en los que se aprecien patologías e indicarle cuáles son. De esta manera, siempre que se encuentre con un elemento que coincida con sus registros, será capaz de diagnosticarlo. El documento apunta que, en la actualidad, esta tecnología es tan precisa o incluso más que el trabajo que realizan los profesionales humanos, con el beneficio adicional de la velocidad.
Pese a la elevada tasa de aciertos que se espera de estas herramientas, la World Dental Federation insiste en que la responsabilidad recae siempre sobre el profesional. Destaca la inteligencia artificial como tecnología de apoyo, pero nunca como sustituto.
Todas las herramientas de inteligencia artificial se alimentan de datos, por lo que la odontología clínica es un campo especialmente interesante para su desarrollo, ya que genera ingentes cantidades de información a diario a través de multitud de pruebas. Los expertos confían en que combinar todos los datos y analizarlos con la capacidad de computación que permite esta tecnología será de gran ayuda para comprender mejor el perfil del paciente y adecuar aún más el diseño del tratamiento. Proponen también el desarrollo de chatbots que permitan al paciente resolver sus dudas casi al instante y llegar más informados a la consulta.
El análisis masivo de datos de miles de pacientes permite también identificar patrones y factores de riesgo para ofrecer una atención más individualizada. Explican que, de este modo, se reducirá el sobretratamiento y se permitirá una intervención temprana en los casos en los que sean necesario.
Como odontólogo experto, Iván Malagón no duda en que la tecnología sea adecuada, pero insiste en la necesidad de que esté supervisada y controlada por profesionales. Cuando se le da un buen uso, estas herramientas resultan muy beneficiosas: “Si no las tuviéramos, no podríamos dar la calidad que estamos dando”.
* Inés Modrón es alumna del Máster en Periodismo Digital: Innovación e Investigación de la Universidad de Valladolid