Bertrand Bonello: "En 'The Beast', muestro un futuro en el que la Inteligencia Artificial controla los sentimientos"
- Una película sobre un futuro distópico que protagonizan Léa Seydoux y George MacKay
- Se estrena en cines este 27 de marzo
En medio de la actual polémica por el abuso de la Inteligencia Artificial y los riesgos que eso conlleva, se estrena la película The Beast (La bestia), que nos muestra un futuro cercano, el año 2044, en el que reina la Inteligencia Artificial (IA) y las emociones humanas se han convertido en una amenaza. Una película dirigida por Bertrand Bonello y protagonizada por Léa Seydoux y George MacKay, que llega a los cines este miércoles, 27 de marzo.
“Más que distópico, yo lo calificaría como un futuro que casi está aquí –asegura el director en una entrevista en Madrid-. Un futuro que podría llegar dentro de apenas 20 años. Cuando escribí el guion no pensaba que el año que estrenaría esta película la Inteligencia Artificial estaría generando tal debate ético, moral e incluso político en cuanto a los peligros que puede conllevar. La película se ha vuelto muchísimo más actual y menos de ciencia ficción de lo que yo podría haber imaginado”.
“Normalmente, las visiones del futuro que nos presenta el cine son apocalípticas o hipertecnológicas –continúa el director-. Pero yo he intentado una tercera vía, mostrar el mundo tal y como lo conocemos, pero dentro de apenas 20 años. Un mundo en el que las calles, los edificios… son los mismos, pero que estará vacío, sin nada, sin coches, sin redes sociales, sin publicidad, sin internet, sin pantallas. Es un futuro minimalista en el que los seres humanos no se relacionan entre sí”.
“La humanidad ha fallado”
En la película Gabrielle (Léa Seydoux) vive en 1944, e intenta purificar su ADN y librarse de los sentimientos, conectándose a una máquina que le permitirá rememorar sus vidas pasadas en 1910 y 2014. En ese viaje emocional se reencontrará con Louis (George MacKay), su gran amor. Pero la invadirá el miedo y la sombra de una posible catástrofe.
El director francés nos avanza cómo serán estos humanos del futuro “La ciencia ficción nos permite inventar conceptos y en esta película hay dos premisas principales. La primera es que la humanidad ha fallado y la Inteligencia Artificial lo ha resuelto todo, lo domina todo y controla hasta los sentimientos” –asegura el director-.
“La segunda –continúa-, es que uno de los problemas de la humanidad es que había demasiadas emociones. Y esas emociones nos impedían pensar claramente. Porque en muchas ocasiones nos apartan del sentido común. Pero no podemos olvidar que esas emociones son lo que nos hacen sentir vivos”.
Tenemos miedo al amor, pero también a la soledad
En la película, la protagonista tiene miedo al amor, pero también a la soledad. “Ahí está el dilema de la película –asegura Bertrand-. Tenemos miedo al amor porque tenemos miedo al dolor, al sufrimiento, a dejarnos ir y perder el control…”
“Y el miedo a la soledad es el miedo al vacío –añade-. Hoy en día ni siquiera damos tiempo a ese vacío para que se instale. Lo llenamos de lo que sea. En el fragmento de la película que transcurre en 2014, por ejemplo, ella siempre está con el ordenador y él con el teléfono. Pero solo sienten ese vacío, porque, aunque estén conectados constantemente con algo, lo cierto es que están muy solos”.
Se inspira en Henry James
The Beast está basada en la famosa novela de Henry James, La bestia en la jungla, que trata sobre nuestra necesidad de amar y el egoísmo que nos hace huir del compromiso. “He sido muy fiel y muy infiel a Henry James –confiesa Bertrand-. He cogido el argumento y en la primera escena, esa fiesta ambientada en 1910, los diálogos son muy fieles a la novela”.
“El amor y el miedo son dos sentimientos que encajan –continúa el director-,. Y ese miedo a amar es la base del libro. También la idea del presentimiento, de que va a ocurrir algo. Partí de esas dos ideas de James y luego fui un paso más allá. Ambienté la historia en varios periodos en los que analizo cómo es esa relación entre el miedo y el amor en cada uno de ellos”.
“Esos sentimientos no cambian en las tres épocas que muestra la película, pero sí la forma de expresarlos –continúa el director-. En 1910 los sentimientos se expresan muchísimo, se habla sobre ellos. En 2024 están completamente interiorizados, sobre todo para él, hasta el punto de que vive un infierno. Y en 2044, esos sentimientos están suprimidos por completo. Ya no existen”.
“No sabemos cómo la IA cambiará todo en los próximos cinco años”
Sobre la actual polémica sobre el abuso de la inteligencia artificial, Bertrand Bonello nos comenta: “Cuando presenté la película en Venecia estábamos en plena huelga de los actores y guionistas de Hollywood, con la IA en el centro de las negociaciones”.
“Actualmente –continúa-, la IA puede escribir un guion, suplantar a los actores, cambiar voces. Tecnológicamente puede introducirse en el mundo del arte. Todavía no es capaz de mostrar sensibilidad o poesía, pero, desgraciadamente, no sabemos de qué será capaz en cinco o seis años”.
Preguntamos al director cómo encajan el amor y la ciencia ficción. “Creo que el amor puede encajar en cualquier género. Aquí lo más complicado ha sido la parte de Los Ángeles, en donde se combinan el amor con un posible asesino. Un posible asesino que también tiene emociones. Y en esas emociones está el amor, por lo que al final la ciencia ficción es el marco para hablar del tema que realmente que interesa que es el amor”.
“Aunque el futuro que muestra la película sea pacífico, al estar dominado por una inteligencia artificial sin emociones, espero, sinceramente, no vivir ese futuro”, concluye el director.
"Léa es como si traspasara el tiempo"
Destacar a los dos protagonistas de la película, Léa Seydoux y George MacKay, aunque el papel de este último estaba pensado para otro: “Escribí la película para Léa, con la que ya había trabajado en otras dos ocasiones. Y para Gaspard Ulliel (Saint Laurent, 2014), pero falleció en 2022”.
“Creo que Léa es la única actriz francesa actual que podía interpretar las tres épocas, porque tiene algo muy intemporal, como si traspasara el tiempo. Por un lado, es muy moderna, pero, por el otro, encaja perfectamente en las tres épocas de la película”.
“Y cuando Gaspard murió en un accidente de esquí, justo cuando estábamos a punto de empezar el rodaje, no quise sustituirlo por ningún otro actor francés para que no hubiera comparaciones –añade-. Así que hice un casting con actores anglosajones y cuando conocía a George enseguida sentí que, más allá de su actuación, había una especie de conexión íntima con su personaje”.
“Y cuando los vi actuar juntos, supe enseguida que había encontrado a la pareja perfecta” –concluye-.
Para concluir preguntamos a Bertrand con qué le gustaría que los espectadores se quedasen de la película. “Me gustaría que pensaran, que reflexionaran sobre el amor y las emociones. Y que esas reflexiones se produjeran a distintas velocidades. La primera cuando acaba la película, otra al día siguiente y la última varias semanas después. Es lo que llamamos películas que actúan sobre el espectador y que les hacen reflexionar y pensar durante mucho tiempo”.