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Noemí Pereda, profesora de Victimología: “Tenemos un problema muy grave con la educación afectivo sexual”

  • En Canadá los programas de prevención han hecho caer en picado los casos de abusos sexuales
  • "El cambio tiene que venir del Gobierno de España", reclama la investigadora Noemí Pereda

Por
Noemí Pereda, investigadora especializada en el ámbito del maltrato y el abuso sexual infantil.
Noemí Pereda a su paso por Madrid. BERGUÑO FERNÁNDEZ

Noemí Pereda es doctora en Psicología Clínica y de la Salud y profesora titular de Victimología en la Universidad de Barcelona. Dirige el Grupo de Investigación en Victimización Infantil y Adolescente (GReVIA) desde su creación, en 2009. Compagina la investigación con la docencia en el Grado de Criminología, así como en varios postgrados y másteres en diferentes universidades españolas. Es una de las expertas más reconocidas por su trabajo en el ámbito del maltrato y el abuso sexual a menores. Noemí Pereda, directora del primer estudio realizado en España sobre victimización sexual en la adolescencia, acude a la cita con RTVE.es para responder nuestras preguntas.

PREGUNTA: ¿Cuál es la situación general de los abusos sexuales a menores en España comparada con la de otros países?

RESPUESTA: Las cifras de abuso sexual que tenemos en España son muy similares a las de otros países europeos. La alarma debe ser para toda Europa, no solo para España. No estamos peor, pero sí que es cierto que estamos igual que desde el primer estudio de 1994. Tenemos un porcentaje muy parecido al que se obtuvo en aquel momento. Esto llevó al Consejo de Europa a lanzar la campaña “Uno de cada cinco” porque uno de cada cinco menores sufre abuso sexual en algún entorno. Lo que sí ha cambiado son las formas de violencia sexual porque han cambiado los grupos de edad y ha cambiado la sociedad. Si nos comparamos con países en vías de desarrollo, la violencia sexual es menor, pero es la misma que en otros países europeos, donde tampoco se ha hecho nada. 

P: ¿Por qué no han cambiado las cifras desde los 90? 

R: Porque no se ha intervenido. Un problema social, cuando tú no haces nada, sigue permaneciendo a lo largo del tiempo. Una excepción sería el Reino Unido con el tema de la explotación sexual. 

Una mujer en un atril con una diapositiva detrás en una presentación

La doctora Pereda durante la presentación del informe nacional sobre violencia sexual en adolescentes.

P: ¿Qué ha hecho el Reino Unido para mejorar?

R: El Reino Unido hace diez años tuvo un caso muy grave donde se vio que había un porcentaje enorme de explotación sexual vinculada a los centros del sistema de protección. Nos referimos a explotación sexual cuando el chico o chica intercambia sexo por objetos, regalos, recompensas, por atención e incluso por likes en las redes sociales. En Reino Unido les pasó un poco lo que empezó aquí en Mallorca en 2020. Ellos afrontaron realmente el problema de cara. Aquí en España hicimos el trabajo en Mallorca, hicimos otro trabajo en Cantabria y nada más. ¿Cómo es posible que ninguna otra comunidad autónoma haya querido ver qué está ocurriendo en los centros respecto a este problema? Porque es un problema que sabemos que está en todas las comunidades autónomas. Las comunidades no están interviniendo. Están tapando, están silenciando un problema que sabemos que existe y, si no lo afrontamos, no se puede trabajar, va a seguir existiendo. 

La familia, donde más abusos se producen

P: Siempre hablamos de los abusos en los centros de acogida, en los colegios, en el ámbitos deportivo y religioso, sin embargo parece que es en la familia donde más se producen. 

Si tú maltratas a un niño en tu familia, es probable que sea víctima de abusos en otros contextos

R: Los chicos y chicas que están en centros ya han sufrido abusos en la familia. Lo que ocurre con estos chicos es gravísimo, porque ya han sufrido maltrato y violencia y luego sufren explotación sexual. Hay una gran relación entre estas formas de violencia. Si tú maltratas a un niño en su familia, es probable que sea víctima de abusos en otros contextos. Esto es lo que se denomina polivictimización. Para algunos niños la violencia no es un suceso puntual, es una condición vital crónica. Pero es cierto que el entorno más frecuente donde se producen los abusos sexuales en niños –que no en adolescentes-, es en el entorno familiar. Estamos hablando de padres, de abuelos, de tíos, generalmente de sexo masculino. Y esto es un dato que no es solo de España, es en todo el mundo. Ahora bien, en adolescentes hemos visto que hay otro entorno de peligro que son las redes sociales. Estos chicos y chicas sufren acoso sexual, sufren la solicitud de quedar en el mundo real con personas desconocidas. Y luego está la violencia de los compañeros, los pares, los iguales. Hay un alto porcentaje de violencia sexual en la adolescencia que ya no se da en la familia, sino que sucede en este entorno más social, más de amistades. Es un fenómeno complejo que no podemos simplificar porque también depende de la edad de la víctima.

P: Da la impresión de que hacemos tanto hincapié en las víctimas que apenas sabemos nada de los agresores. 

Estamos hablando de un problema social para el que la única solución parece ser el Código Penal

R: Sí y no. Ponemos la atención en las víctimas porque no hay recursos. El recurso cuando hay un abuso sexual es coger al agresor e ingresarlo en prisión. Pero ¿alguien piensa en lo que necesita la víctima? En nuestro país no recibe ningún tipo de atención. Consideramos que poner al agresor en prisión ya es una solución para la víctima. Y no lo es. La víctima tiene unas consecuencias, unas secuelas, unas necesidades. Primero tenemos que pensar en los recursos que necesita la víctima. Pero es cierto -por eso te decía en parte sí y en parte no- que solo pensamos en la sanción penal del agresor. Y es que en muchos casos el juicio no tira adelante porque el juez no tiene suficiente información. Con lo cual este agresor queda en libertad sin ningún tipo de tratamiento ni intervención. Estamos hablando de un problema social para el que la única solución parece ser el Código Penal. Y esto no puede ser. Por un lado abandonamos a la víctima y sus necesidades y por el otro lado abandonamos a un agresor que también tiene necesidades de atención y de tratamiento. Y que quizá no deberían estar vinculadas a que vaya o no a la cárcel, sino a otras situaciones. Si no hay suficientes pruebas para condenarlo pero sí tenemos suficientes pruebas como para decir que el relato de la víctima es verídico, esta persona tiene que recibir algún tipo de tratamiento, porque si no estamos dejando en libertad a un agresor sexual. 

Los niños no mienten

P: ¿Por qué hay esa sensación de que los niños mienten? 

Los estudios que se llevan a cabo en el mundo demuestran que los niños no mienten, y cuando lo hacen, es porque hay un adulto detrás que está generando este relato falso

R: La idea de que los niños mienten es una falsa creencia. Los niños mienten menos que los adultos. Ahora bien, su forma de explicar muchas veces no la comprendemos. Esto no quiere decir que mienta, quiere decir que tú no sabes entender lo que el niño te está diciendo. Recuerdo un caso de un niño que le decía a su madre: "Mamá, el papá mea moco". Y la madre estuvo años sin entender qué decía. Cuando se dio cuenta... Este niño estaba diciendo que estaba sufriendo abuso sexual, pero como adultos nos cuesta mucho entender lo que nos dice el niño. Los estudios que se llevan a cabo en el mundo demuestran que los niños no mienten, y cuando lo hacen, es porque hay un adulto detrás que está generando este relato falso. El niño no va a hablar de abuso sexual porque no sabe lo que es el abuso sexual. No puede inventar algo que no está preparado para explicar porque no lo comprende. Entonces, cuando un niño nos habla de este tipo de situaciones, tenemos que escuchar atentamente y derivarlo a un profesional que sepa interpretar este relato. Los psicólogos forenses saben hacerlo. Tienen unas limitaciones cuando el niño es muy pequeño, cuando el lenguaje no existe, cuando hay una discapacidad. No es fácil basar toda una denuncia en un relato, pero es lo que hay en el abuso sexual. El relato del niño versus el relato del adulto. No hay otra forma de saber porque generalmente no hay pruebas. Ni hay pruebas físicas, ni hay pruebas médicas, ni hay pruebas visuales... Con lo cual solo tenemos dos relatos. Y el del niño, al no comprenderlo, tendemos a considerar que o bien ha fabulado o, sencillamente, no se entiende.

P: ¿Qué hay dentro de la cabeza de un adulto que agrede a un menor? 

R: Lo que se sabe hasta el momento es que no hay un perfil de agresor. Hay uno concreto, que es minoritario, que es el denominado pedófilo. Este es alguien cuya orientación sexual está dedicada a los niños. No puede tener relaciones sexuales con adultos. Esto es una patología que está en el manual diagnóstico estadístico de los trastornos mentales (DSM en sus siglas inglesas), pero son la minoría. Esta es la persona que vive sola, que baja pornografía de Internet. Estos son la minoría y es la fantasía de Hollywood. 

P: La mayoría son padres. 

El abusador sexual no es detectable desde el exterior, es el vecino al que todos saludamos

R: Sí. La mayoría son padres de familia, integrados socialmente, con amigos... con lo cual no hablamos de patología porque esta persona está plenamente integrada en sociedad. No tiene ninguna afectación que nos haga sospechar de un problema de salud mental. ¿Qué hay ahí? Hay rasgos de personalidad: falta de empatía, un gran narcisismo (yo quiero esto y lo quiero ya). Vemos, por ejemplo, que cuando las madres están hospitalizadas durante un largo periodo de tiempo esto es un factor de riesgo para el abuso sexual. ¿Cómo es posible? Bueno, pues porque este adulto está poniendo por delante sus necesidades, en este caso sexuales, al bienestar de su propia hija o hijo. Estos factores de personalidad unidos a una falta de control de impulsos (un día que la persona bebe o que toma una droga que le desinhibe) generan este tipo de situaciones. Pero es el vecino al que todos saludamos. El abusador sexual no es detectable desde el exterior. Si la víctima no habla o si no hay un adulto en la escuela capaz de detectar que a este niño o a esta niña le está pasando algo, estos menores crecen en ese entorno hasta llegar a la edad adulta. Con la repercusión que esto tiene a nivel de desarrollo y a nivel de salud mental. 

Radiografia y prevencion de la violencia sexual en adolescentes

Noemí Pereda reclama un plan estatal de educación afectiva y sexual a largo plazo. CAIXAFORUM MADRID

Entorno de confianza, clave en la detección

P: ¿Y cómo podemos detectar, a través del niño, que está pasando algo?

El niño puede no mostrar ningún síntoma hasta que llega a la adolescencia y esto es una protección, porque este niño tiene que seguir viviendo en esa casa

R: En niños lo que se ha visto es que hay un cambio de conducta. Un niño que iba contento al colegio, deja de ir contento y llora por las mañanas y dice que tiene dolor de estómago. El problema es que, socialmente, esta opción no existe en la mente de los padres. Nadie se plantea que puede haber un abuso sexual. Es muy importante que haya una comunicación fluida. Un niño no te va a contar lo que le está pasando a menos que realmente tú tengas una comunicación previa. Es decir, si tú no le preguntas jamás por la escuela, no te va a contar un abuso sexual. El abuso sexual se cuenta en un entorno de confianza. El problema con los niños es que hay un efecto protector que dificulta la detección. El niño puede no mostrar ningún síntoma hasta que llega a la adolescencia y esto es una protección, porque este niño tiene que seguir viviendo en esa casa, entonces no puede estar conectado con el dolor que esto supone. Es una figura de autoridad la que le está diciendo "esto es una relación especial entre tú y yo", “los papás que quieren a sus hijas les hacen esto”. Lo que hace el cerebro infantil es un proceso que se llama disociación. Desconecta y sigue como si tal cosa y no se ve nada. Llega la adolescencia y ahí es cuando hay la conexión. ¿Por qué? Pues porque el adolescente ya sabe lo que es el sexo. El adolescente ya sabe que no todos los padres hacen esto. En la adolescencia hay toda esta revolución. Que aparte viene acompañada de una conducta muy disruptiva con mucho alcohol y muchas drogas y mucha conducta antisocial... Pero es una forma de canalizar este dolor que viene desde la infancia. 

P: Parece aún más difícil de detectar en un adolescente donde todo es rebeldía en un momento de tantos cambios.

Tenemos que ser los adultos los que estemos concienciados con que esto existe, con que uno de cada cinco están sufriendo esta forma de violencia

R: La rebeldía es natural en todos los adolescentes, pero el nivel al que llega una víctima -que es lo que vemos en los centros del sistema de protección- donde todos tienen un diagnóstico de conducta antisocial es un proceso de duelo, y el adolescente está conectando con lo que supone su infancia. La detección no es fácil porque, además, la ponemos mucho en el niño. O sea, el niño tiene que venir a contarnos, el niño tiene que hablar y esto es un peso enorme. Tenemos que ser los adultos los que estemos concienciados con que esto existe, con que uno de cada cinco están sufriendo esta forma de violencia. Sabemos que los niños hablan. Y hablan mucho con los profesores cuando el profesor da pie, cuando hay confianza. Hablan con la madre cuando la madre está ahí. Pero necesitan un adulto que sepa recibir esto y que no lo ponga en duda o pregunte: "¿Seguro? ¿No te lo estás inventando?", que es lo que pasa muchas veces.

Canadá, el éxito de la educación

P: ¿Y se pueden prevenir de algún modo los abusos de estos adultos que están ocultos y que salen por la desinhibición de las drogas y el alcohol o por rasgos de personalidad? 

Hay estudios en Canadá que demuestran que con educación afectivo sexual, cae en picado el abuso

R: Si queremos prevenirlo bien, a largo plazo, es desde la educación. Pero, ¿por qué? Porque cuando tú educas a los niños en el derecho a tu propio cuerpo, a saber decir no, a que nadie tiene que tocar tus partes íntimas si tú no quieres; cuando hacemos esto, estamos trabajando bidireccionalmente. Estamos trabajando sobre posibles víctimas y agresores. Esto es algo que la gente no entiende. La prevención no va solo de prevenir futuras víctimas, va de prevenir futuros agresores. En España tenemos un problema muy grave con la educación afectivo sexual. Hay estudios en Canadá, que es de los pocos países que ha hecho programas y los ha seguido a lo largo del tiempo, que demuestran que cae en picado el abuso sexual. Pero porque estás trabajando sobre los agresores también, no solo sobre la víctima, sino también sobre el presunto futuro agresor. 

P: Algo que funciona en otro país como Canadá, ¿por qué no se puede implementar en España? 

en España las medidas que se implementan tienen que ser inmediatas para que quepan dentro de la legislatura

R: Porque en España las medidas que se implementan tienen que ser inmediatas para que quepan dentro de la legislatura. Fíjate, a nosotros nos apoyó el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, pero de la anterior legislatura. Y no han venido a la presentación del primer estudio nacional sobre abusos sexuales a menores porque ya no es el de aquella legislatura. A ver ¿qué está pasando aquí? ¿Cómo es posible que no tengamos primero la necesidad de protección a la infancia y la adolescencia?

P: Tampoco he visto a nadie del nuevo Ministerio de Infancia y Juventud.

R: Es que no ha venido nadie. Los hemos invitado, hemos insistido, les he escrito. Nadie. No forma parte de sus planes porque no tuvieron nada que ver con el estudio original, con lo cual no es suyo. Sin entender que los adolescentes sí que son suyos. Son nuestros. Esto no es un estudio en el que pidiéramos nada económico. Nosotros estamos cubiertos. Lo tuvo que pagar la Fundación La Caixa, una entidad privada, que también deberíamos plantearnos por qué. 

Romper el silencio y concienciar a la sociedad

P: ¿Qué podemos hacer los medios informativos? 

R: Ya estáis actuando. Yo empecé en el año 2000, hace 24 años. En 20 años ha habido un cambio enorme. Está en la agenda. Tanto política -nos guste o no, mejor o peor- como a nivel académico, como a nivel de proyectos... Para mí lo más importante ahora sería hacer una campaña de sensibilización social que llegara a las masas, una campaña seria basada en los datos que tenemos, trabajando estos temas para que la población no se alarmase, pero sí que estuviese alerta respecto al problema.

P: ¿Y qué mensaje habría que lanzar en esa campaña?

R: Hay dos ideas. Una es que el silencio es cómplice de la violencia sexual, del abuso sexual. Y otra, muy vinculada a los estudios académicos, es que no puedes luchar contra aquello que desconoces. Necesitamos saber que existe, que la población sepa que existe. Porque no puedes luchar contra algo que no ves, y no lo ves porque no lo conoces. 

P:¿Alguna noticia positiva en un tema tan doloroso?

Portada de un cuento con dibujos de niños y animales

Cuento de apoyo y guía para niños abusados sexualmente.

R: Yo creo que la formación de los profesionales que trabajan con las víctimas. En España los psicólogos forenses son de los más formados que hay. Antes era algo terrible porque entrevistaba la policía o entrevistaba un abogado. También los tres cuentos que hemos creado porque los niños aparecían en los juzgados sin saber dónde iban. Hicimos uno para el Juzgado de Gran Canaria, que es el único juzgado especializado en menores víctimas de violencia de toda España, otro para la Barnahus de Cataluña, que sigue el modelo de la Casa del Niño de Islandia, y un tercer cuento, para el resto de niños de toda España.

Otra buena noticia es que hay mucha gente haciendo pequeñas cositas, pero yo creo que el cambio tiene que venir del Gobierno de España. Tenemos la ley (de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia), pero es una ley que ha salido sin recursos. Hay que tomarse en serio todo este problema. 

900 20 20 10, teléfono de atención a niños y adolescentes

En el Teléfono ANAR de Ayuda a Niños/as y Adolescentes 900 20 20 10 dan respuesta inmediata a cualquier problema que pueda afectar a un menor de edad, incluidos los relacionados con violencia sexual como el acoso, el abuso o la agresión.

Cualquier niño/a o joven puede marcar el 900 20 20 10. Es gratuito y confidencial. Al otro lado del teléfono el niño y el adolescente va a encontrar a un psicólogo que le escuchará el tiempo necesario, le orientará en su problema y le ayudará a encontrar una solución.

El objetivo del 900 20 10 10 es facilitar a niños, niñas y adolescentes un espacio seguro y confidencial en el que se sientan escuchados y respetados, y donde puedan expresar libremente aquello que les ocurre para encontrar alternativas a sus problemas de manera conjunta.