El teatro como vía de liberación para las presas de Alcalá: una escapada al autodescubrimiento y la reinserción
- RTVE.es se traslada a una cárcel madrileña para conocer a las actrices de la compañía Yeses
- “El teatro me ha servido mucho para evadirme de todo lo malo que pudiera estar viviendo”, confiesa una de las presas
“El teatro me ha servido mucho para evadirme de todo lo malo que pudiera estar viviendo”. Es la confesión de Verónica, reclusa de la cárcel de Alcalá-Meco que este año se sube por primera vez a los escenarios para representar La traición en la amistad, de María de Zayas.
Con motivo del Día Mundial del Teatro, RTVE.es se traslada a la cárcel de mujeres de Alcalá-Meco para conocer a unas actrices muy especiales: las presas de la compañía de teatro Yeses. Esta empresa rompe los muros de la cárcel cada año para subirse a los escenarios bajo la dirección de Elena Cánovas y acompañada de varios actores y actrices profesionales. Durante al menos un mes, cinco días a la semana se abren las rejas del C.P. Madrid -1 Mujeres para que estas chicas descubran el poder transformador del teatro.
“El teatro es un canto a la libertad, enseña a convivir, a respetarse a uno mismo y por supuesto al otro”, nos cuenta la directora de la compañía, quien añade que ninguna mujer que ha pasado por su taller ha reincidido.
Verónica es este año una de las integrantes de Yeses. “En la situación en la que estamos, esto ha sido una válvula de escape grandísima, y a la vez, un reto personal, porque es algo que no has hecho nunca y te enfrentas a ello”, explica. La memorización, sacar lo que le pide la directora y la práctica de la vocalización le ha servido mucho para evadirse de todo lo malo que pudiera estar viviendo.
Sonia, otra presa que también participa en este taller, reconoce que se había cerrado mucho, que no se relacionaba y que tenía miedo. Pero el hecho de tener que relacionarse y compartir por la fuerza le ha llevado a descubrir que hay personas con las que puede hablar y que no tiene por qué tener miedo de que la hagan daño.
“Lo más maravilloso de esto es poder confiar en mí y en la gente porque tenía mucho pánico de conocer a otras personas. Este taller me ha ayudado a abrirme, a tener un poco más de confianza en las personas y en mí misma. Ahora veo que si algo quiero, puedo hacerlo”, admite.
Cánovas se siente muy privilegiada de ver cómo el teatro ha ofrecido herramientas para que chicas que estaban “francamente mal” se valieran por sí mismas. Según el artículo 25 de la Constitución, “las penas privativas de libertad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social”, y es que, como cuenta Cánovas, el taller de teatro sirve para que cuando salgan al exterior lo hagan seguras de dirigir su propia vida.
“Con el teatro se olvidan de la cárcel”
Esta compañía es “por y para las presas, para que encuentren una manera de evadirse y encontrar también en el propio teatro herramientas para desarrollarse como personas”, explica Carlos Manrique, uno de los actores profesionales con los que cuenta Yeses.
Entre los requisitos que exige la prisión para poder participar en este taller está contar con el permiso de salida, es decir, que las chicas pueden salir por su propio pie. “No dudé en apuntarme, pese a haber unos requisitos como, por ejemplo, no poder salir de permiso mientras estemos de gira o ensayando. Pero no me importó porque me apetecía y quería hacerlo, no me arrepiento para nada”, explica Verónica.
Sonia, por su parte, conoció la existencia de este taller el primer año que llegó a prisión porque su compañera Gema participaba en 2021. “Fue ella la que me animó a que viviera la experiencia porque me lo iba a pasar muy bien y me venía muy bien para poder salir a la calle”, nos cuenta. Su amiga murió nada más salir en libertad, así que Sonia decidió apuntarse por ella. “Ha sido tal y como ella me decía, le mando un beso grande, y me alegro de que me animase a hacerlo”.
Un aprendizaje mutuo
Los actores y actrices profesionales integrantes del grupo tienen que ir todos los días a ensayar a la cárcel. “Es una fusión maravillosa porque ellos también aprenden de ellas; esa espontaneidad, esa frescura que tienen las presas, y los profesionales les enseñan el oficio”, dice Cánovas.
“Estoy súper agradecida de nuestra directora, Elena Cánovas y del centro por esta oportunidad. Estoy feliz de la experiencia y de mis compañeros, porque trabajar con gente de calidad es lo mejor que te puede pasar”, nos expresa Verónica. Sonia opina lo mismo: “Es una maravilla compartir y aprender con ellos, que realmente sí son actores y saben”.
El actor Manrique describe a las “chicas yeses” como “mujeres proactivas, curiosas e interesadas en teatro". Para él es muy especial y enriquecedor. "Descubres y aprendes muchísimas cosas y es muy bonito verlas crecer”, añade.
“Han descubierto cualidades y herramientas que tienen, pero que estaban ocultas. El teatro les ha hecho ver que tienen muchas más formas de expresarse, de dirigirse a alguien, de medir tonos, distancias. Las veo más completas como actrices, pero también como personas listas para el mundo de afuera”, nos cuenta Manrique.
La historia de casi cuatro décadas de teatro en las prisiones
En el año 1985, Elena Cánovas, como funcionaria de prisiones de Madrid, decidió tomar una iniciativa poco común: crear unos talleres de teatro dentro de Yeserías, la antigua cárcel de mujeres en la que trabajaba. “En España, en los años 80, hubo un cambio político importante y cambiaron también los mandos. Al frente de las cárceles había gente más progresista y me dirigí a la directora en ese momento, con el título de la RESAD bajo el brazo y le dije que me dejara hacer un taller de teatro”, explica la directora.
Han pasado casi 40 años desde entonces, y esa idea de Cánovas ha llevado a la compañía Yeses a subirse a los principales escenarios nacionales e internacionales (como ocurrió en el Encuentro Europeo de Teatro y Prisión, en Berlín). También ha logrado numerosos reconocimientos materializados en medallas y premios como el Premio Max al Aficionado a las Artes Escénicas en 2017.
La traición en la amistad se representará en los escenarios de Alcalá y Almagro
Teatro Yeses ha representado más de 40 montajes. En esta ocasión acaban de finalizar su gira por los escenarios madrileños con la obra del siglo XVII La traición en la amistad de María de Zayas. Pero dentro de unos meses estarán de vuelta con esta adaptación de Julieta Soria en el Festival Clásicos en Alcalá (Alcalá de Henares) y en el Corral de Comedias de Almagro.
“Fue muy reconocida, lo que pasa es que en los libros de historia parece que las mujeres están bien tapadas por los hombres”, explica la directora del grupo Yeses.
En esta adaptación de Soria, María de Zayas y Ana Caro, poeta y dramaturga del mismo siglo, aparecen en el escenario y deciden crear una comedia. Así, la función se desarrolla en dos planos: en el primero aparecen las escritoras y en el segundo se desarrolla toda la historia, con las autoras como partícipes.
“Esta obra es una comedia de capa y espada, es muy divertida, con conflictos naturalmente amorosos, celos, en la que los hombres salen un poco mal parados, pero ellas toman la iniciativa en el amor y eso es muy importante”, dice Cánovas.
“Me siento muy privilegiada de poder ponerme en la piel de otras personas, más en este caso, en un siglo que hemos podido leer y saber sobre él, pero que nunca hemos vivido”; cuenta Verónica, que interpreta a Marcia.
En esta ocasión, los intérpretes de La traición en la amistad son cuatro presas (Sonia Aranda, Verónica Gil, Olga Rocío Marín y María Elena Berrocal), y cuatro profesionales (Pilar Manso, Noelia Linares, Carlos Manrique y Rubén Cobos).
Yeses ha llevado el teatro a otro nivel, ayudando a cientos de presas a valerse por sí mismas. En el Día Mundial del Teatro, Yeses defiende a “la madre de las artes” como terapia, como poder transformador y como un canto a la libertad. Esa libertad que tanto anhelan estas reclusas.