'Los sueños del niñato', arte, pesadillas y humor en un clásico del cómic de Miguel Gallardo
- Se publica un integral con todas las historias en solitario del gran personaje secundario de Makoki
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Miguel Gallardo (1955-2022) es uno de los grandes del cómic español con obras maestras como Makoki (uno de los clásicos del underground español) o Los sueños del Niñato, donde contaba las aventuras de uno de los personajes que formaban ‘La basca’ del Makoki: el joven politoxicómano Pepín López Cebolledo, que no era sino una mezcla de Tintín, la escuela Bruguera, el Underground de la época, la propia vida de Gallardo (que en esa época experimentaba con las drogas) y Little Nemo, de Winsor McCay, una de las obras cumbre del cómic. Un cóctel explosivo del que salieron algunas de las páginas más brillantes de la época.
Lo podemos comprobar gracias al integral que publica La Cúpula: Los sueños del niñato by Miguel Gallardo, que recupera todas las historietas y apariciones en solitario del personaje. Un surtido de pesadillas que reafirma a Gallardo como uno de los grandes creadores del cómic español y que en estas páginas se atreve a acercar el cómic underground al arte.
Una edición realmente fabulosa que nos permite recuperar estos cómics en un tamaño mayor al que se publicaron originalmente en la revista El Víbora (1980), para disfrutar del arte y la locura de uno de los más grandes artistas de la historia del cómic español.
Un conjunto de pesadillas alucinógenas
Este libro es un conjunto de pesadillas alucinógenas de Pepín, un joven vecino de San Adrián del Besós, más conocido como “El niñato”, que pertenece a 'La Basca', la pandilla de amigos del mítico Makoki (Gallardo y Mediavilla), junto al Tío Emo, el Cuco, y otros delincuentes y miembros de tribus urbanas de la época. Una parodia de los delincuentes de más baja ralea de la época.
Un personaje que está constantemente con “el mono”, ya que no consigue el chute de heroína que tanto anhela, lo que da pie a Gallardo para dibujar esas alucinógenas pesadillas en las que todo es posible. Recordemos que, en esa época, Gallardo, según su propia confesión, consumía drogas habitualmente, por lo que estas páginas tienen mucho de autobiográfico.
El Niñato convive con sus padres, una madre que siempre se está quejando de la mala suerte que ha tenido con su hijo y que se pasa la vida en bata y con los rulos en la cabeza, y un padre autoritario, con propensión a soltar guantazos a la primera ocasión y a quién se le ponga por delante (que suele ser el Niñato).
Pesadillas barriobajeras
Como comentábamos, estos sueños del niñato se inspiran en la obra de Winsor McCay (1867-1934), que, fascinado por las teorías sobre los sueños de Freud creo dos series sobre el tema: Dreams of a Rarebit friend y Little Nemo en el País de los Sueños, una de las indiscutibles obras maestras de la historia del cómic.
Solo que la elegancia y los paisajes oníricos de McCay son sustituidos aquí el extrarradio de Barcelona y pesadillas barriobajeras.
Unas historias en las que el humor se confunde con la crítica social y el acertado retrato de las pandillas urbanas de la época, que hoy nos parecen tan lejanas y disparatadas. Y en las que los protagonistas se afanan por sobrevivir y por conseguir drogas, que les servían como refugio de una sociedad en la que esas ideas de libertad que trajo la democracia seguían sin ser aceptadas por todos, sobre todo por las figuras de autoridad.
Una obra de arte
En el álbum también podemos ver la evolución narrativa y gráfica de su autor, en constante búsqueda de nuevos recursos narrativos y estilísticos.
Destacar la historieta Estados alterados, donde, en apenas dos páginas, Gallardo dibuja al Niñato con múltiples estilos, desde Miró a Munch, pasando por Picasso o Van Gogh. Sin olvidar a grandes autores y personajes de cómic como el Cocoliso de Popeye o los personajes de Vázquez.
En otras historietas encontraréis también homenajes a mútiples iconos culturales de la época, como Los 4 Fantásticos de Jack Kirby, King Kong, los Spuersónicos... e incluso a un E.T. que llega a la tierra con su propia pandilla de extraterrestres punkis, tras cruzar el espacio en una nave con la forma de un magnetofón de los 80.
La mayor parte de estas páginas se publicaron originalmente en la revista El Víbora, pero también hay algunas ilustraciones se hicieron para el álbum que las recopiló, en 1986, e incluso historietas que nunca antes de habían publicado en formato libro.
En fin, una preciosa y necesaria edición de un gran clásico de nuestro cómic que, por desgracia, su autor no pudo ver completada antes de su fallecimiento hace ya dos años.