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Análisis

La viabilidad de un Estado palestino, una "utopía" por la ocupación y el creciente apoyo a Hamás

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Una bandera palestina
Una bandera palestina Gettyimages

Paz es un antónimo de guerra. Tras seis meses de fuego abierto sobre Gaza, es difícil hablar de tregua o futuros horizontes para la solución del conflicto palestino-israelí. La respuesta de Benjamín Netanyahu a los ataques de Hamás el pasado 7 de octubre está causando hambre, muerte y una destrucción sin precedentes en toda la Franja. El repunte de violencia se ha saldado con la muerte de al menos 1.100 israelíes y el cautiverio de más de 200 rehenes y al menos 32.916 personas han muerto calcinadas bajo las bombas, la mayoría civiles, mujeres y niños. Más de la mitad de los 2,3 millones de residentes de Gaza están ahora sin hogar y malviven hacinados en Ráfah, en el extremo sur de la Franja. 

En este contexto hay cada vez más voces que plantean la necesidad de acercar posturas hacia la solución de los dos Estados después de seis guerras en 75 años, dos intifadas, seis incursiones israelíes sobre Gaza y un sinfín de planes de paz fútiles. La actual guerra en Gaza y sus consecuencias para la región han vuelto a poner sobre la mesa la vía del reconocimiento de un Estado palestino libre y soberano. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, plantea que España reconozca al Estado palestino antes del mes de julio, una iniciativa que ha sido liderada a nivel comunitario por Josep Borrell, el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad. Nuestro país, Irlanda, Malta y Eslovenia han firmado un comunicado conjunto y se comprometieron a ese reconocimiento cuando "pueda suponer una contribución positiva y las circunstancias sean las correctas".

Pero son muchas las incógnitas que se plantean ante esta opción: ¿Es viable la solución de los dos Estados? ¿Quién apoya a quién? ¿Qué condiciones deben darse sobre el terreno para su implementación? ¿Aceptaría esa vía el ejecutivo ultraconservador de Netanyahu? ¿Qué rol jugaría Hamás ante la falta de alternativas en el liderazgo palestino? 

El pasado 21 de febrero, el Parlamento israelí rechazó por amplia minoría el reconocimiento unilateral de un Estado Palestino. "Esto equivaldría a recompensar el terrorismo sin precedentes de Hamás", dictaba la resolución, apoyada por 99 de los 120 diputados del Parlamento. La votación se produjo pocos días después de que que Estados Unidos y varios países árabes anunciaran la elaboración de un plan global de paz con un calendario para la fundación de un Estado palestino una vez que concluya el conflicto en Gaza.

“Una vez que se ponga fin a la guerra, repetiremos la misma receta que en las últimas dos décadas. Todos están comprometidos a implementar la solución de dos Estados, cuando en la realidad no se ha ejercido suficiente presión sobre Israel para parar su política de asentamientos ilegales en Cisjordania y Jerusalén este”, explica a RTVE.es Moussa Bourekba, investigador principal en el Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB) y profesor asociado de Relaciones Internacionales en la Universitat Ramon Llull y en la Universidad de Barcelona. Bourekba parte de la premisa de que no puede hablarse de dos Estados sin poner fin a la ocupación y colonización de los territorios palestinos. “En un momento tan trágico, ante la catástrofe humanitaria que se observa en Gaza y la terrible escalada de la violencia en Cisjordania, estamos ante una oportunidad de repensar el marco dentro del cual se puede contemplar la creación de un Estado palestino”, añade.

“Suponer que ahora mismo vamos a encontrar la fórmula mágica que lo arregle otra vez es soñar despiertos”, argumenta el codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), Jesús Núñez.

La situación sobre el terreno 

La situación actual sobre el terreno complica cualquier atisbo de solución. En 1947 la Asamblea General de la ONU aprobó mediante la resolución 181 el plan de partición de Palestina, que estipulaba la creación de un Estado árabe y otro judío. “Le concedía el 56% de la Palestina histórica al movimiento sionista y el 44% a los palestinos. Ahora estamos viendo que un 75% del territorio está ocupado y otro 25% ha quedado destruido”, explica Núñez. Desde la perspectiva del Derecho Internacional Público, la doctrina coincide en que, para entender que existe un Estado, en él deben confluir tres elementos básicos: un territorio, un pueblo y gobierno que ejerza la soberanía. 

En lo que respecta al territorio, la falta de cohesión territorial es uno de los grandes obstáculos. “Las élites políticas palestinas no ejercen su soberanía sobre los territorios que tienen”, explica el investigador del CIDOB. Los Acuerdos de Oslo dividieron la región de Cisjordania en tres sectores administrativos: el Sector A, administrado en exclusiva por la Autoridad Nacional Palestina; el B, bajo control administrativo de la Autoridad Nacional Palestina y control militar de Israel; y el C, en el que se encuentran los asentamientos israelíes, completamente administrado por Israel.  Esta es la realidad de la colonización de los territorios, es decir, el proyecto mediante el cual Israel “permite o anima a los colonos judíos a asentarse en los territorios palestinos”. 

La Autoridad Palestina (ANP) se opone a cualquier tipo de solución que no contemple el fin de la ocupación y la creación de un Estado palestino con las fronteras de 1967. En la actualidad hay más de 700.000 colonos israelíes que viven ilegalmente en territorio palestino. No hay cohesión, ni continuidad, ni conexión entre los territorios, existen carreteras que están vetadas para los palestinos. “Estaríamos hablando de un Estado sin aguas territoriales, por razones de seguridad las controlaría Israel. Sería un Estado sin espacio aéreo propio, por razones de seguridad lo contraloría Israel. Un Estado sin fronteras con ningún otro Estado del mundo, ni Jordania, ni Egipto. Las fronteras estarían controladas por Israel”, arguye el codirector del IECAH. “Yo entiendo que viviría de la caridad internacional porque no tendría ninguna base de desarrollo propio. Y, en cualquier caso, parece que lo que voy a decir contradice lo que he mencionado. Creo que lo más probable es que se acabe declarando el Estado palestino, el asunto está en si eso que se crea tiene condiciones para ser un Estado”, matiza. 

“Hoy en día hay mucho odio y violencia que impiden cualquier posibilidad de solución. Pero eso no quiere decir que esté fuera de toda posibilidad. Podemos vivir bien entre palestinos e israelíes, a nivel social, económico e inclusive a nivel personal. Lo que pasa es que cuando entra tanto el problema religioso o el problema nacional, ahí absolutamente tiembla toda la estantería”, asegura RTVE.es Alberto Spectorovsky, profesor de la universidad de Tel Aviv en ciencias políticas, nació en Uruguay y vive en Israel desde el año 1972.

“¿Es posible ahora?”

Rashid Khalidi es historiador y académico estadounidense de origen palestino. Fue asesor de la delegación palestina durante las negociaciones de paz de Madrid (1991) y Oslo (1993) a raíz del incremento de la violencia entre palestinos e israelíes. “Yo participé en las negociaciones que debían conducir a una solución de dos Estados. Así que, obviamente, en ese momento creía que había una perspectiva de conseguir ese resultado, me equivoqué”, asegura el historiador palestino en una entrevista con TVE. En la época del ex primer ministro israelí Isaac Rabin, fue el más cercano a los palestinos. “Aceptó que éramos personas, aceptó que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) representaba a los palestinos y aceptó negociar”, añade. Sin embargo, lo que ofreció en su último discurso en 1995 “fue algo menos que un Estado. Israel mantendría el control de seguridad sobre la entrada y salida a este estado. Así que no habría sido un estado soberano e independiente. Por eso nos equivocamos”, concluye. 

“¿Es posible ahora?”, se pregunta. No con la configuración actual del gobierno israelí, dice, aunque reconoce que el anterior tampoco estaba dispuesto a aceptar un Estado palestino independiente y soberano con control sobre sus propias fronteras. “Estados Unidos tampoco está dispuesto a hacer ningún esfuerzo para que eso sea posible”, concluye Khalidi al recordar que la comunidad internacional habla mucho sobre esta solución. Washington es uno de los principales socios de Tel Aviv y el único actor que le puede presionar. “Cada pedazo de territorio que dejamos se convierte en un lugar desde el cual lanzar un terrorismo terrible contra nosotros. Y por eso debo aclarar que en cualquier acuerdo en el futuro, el Estado de Israel debe tener el control total del área, desde el río hasta el mar”, apuntó Netanyahu en una sesión informativa. Israel reconoce y afirma públicamente que se opone a cualquier solución que contempla la creación de un Estado palestino. 

Estados Unidos vs. países árabes 

Egipto, Turquía y los países árabes ponen el foco en conseguir un alto el fuego en Gaza. Estados Unidos tendrá que hacer equilibrios frente a las presiones de los países del Golfo, que contemplan la creación de un Estado palestino y su reconocimiento por parte de la comunidad internacional. “No habrá relaciones diplomáticas con Israel a menos que se reconozca un Estado palestino independiente (...) cese la agresión israelí en la Franja de Gaza y se retiren todas las fuerzas de ocupación israelíes”, ha advertido Arabia Saudí a gobiernos de Washington, Londres y Francia. 

Mientras, “lo que es nuevo es que, desde principios de año, las instituciones comunitarias han intentado retomar una cierta equidistancia en el conflicto y empiezan a hablar de paz con osadía”, explica Moussa Bourekba. Lo cierto es que la Unión Europea es el primer socio comercial de Israel y el principal proveedor de ayuda humanitaria a los palestinos.  “La UE, a pesar de sus intentos de hablar y de querer imponer la paz, como decía Borrell, hasta la fecha ha demostrado ser un gigante económico, pero un enano político”, añade el investigador del CIDOB. No ha sido capaz de traducir su poder económico en algún tipo de influencia política. Borrell ha presentado un plan de paz de 12 puntos para la creación de dos Estados ante los ministros de Exteriores de los Veintisiete, al ministro de exteriores palestino y a los de Israel, Jordania, Egipto y el secretario general de la Liga Árabe para analizar la escalada de la tensión en la región. 

¿Qué rol tendría Hamás en un Estado palestino?

Antes de abordar la viabilidad de la solución de los dos Estados, es importante recordar que existe una república semipresidencialista palestina, un Estado palestino que ha sido reconocido como tal desde 1988 por al menos 94 países. En 2012, 130 Estados apoyaron su ingreso en Naciones Unidas como Estado observador. Actualmente, Mahmud Abás ejerce la presidencia de la república de Palestina, sin embargo, tanto él como su organización no gozan de gran aceptación a nivel interno. “No hay elecciones desde 2006, más del 92% de los palestinos están pidiendo la dimisión Abás”, explica el investigador del CIDOB. 

La Autoridad Palestina suele ser vista como un instrumento en manos de los israelíes debido a su cooperación en el ámbito de seguridad con el Estado israelí. Hamás ha ido ganando simpatía y liderando las encuestas entre la población. Y éste sería otro impedimento a la hora de hablar de una solución. “Hablamos de la creación de un Estado, pero es una utopía, porque necesitaríamos la destrucción absoluta de Hamás. Hamás no puede estar en el proyecto de dos Estados porque no reconoce la existencia del Estado de Israel”, afirma Alberto Spectorovsky, profesor de la universidad de Tel Aviv. 

Es una cuestión que añade más complejidad al puzle cuando hablamos de un grupo al que tanto Estados Unidos como la Unión Europa califican de organización terrorista. “El grado de involucración de Hamás es algo tremendamente espinoso, porque forma parte del mosaico político palestino. Algo que reconocen los propios miembros de la Autoridad Palestina”, reconoce Bourekba. 

Incluir a Hamás será un argumento para que Israel rechace cualquier intento de negociación o discusión acerca de un futuro Estado palestino. Máxime cuando la erradicación de la organización islamista ha sido el principal argumento de Netanyahu para no cesar los bombardeos sobre Gaza. En conclusión, los analistas coinciden en que, sin un cambio en el liderazgo de ambos bandos que traiga líderes con ganas y capacidad de acercar posturas, la solución al conflicto y la coexistencia de los dos Estados seguirá siendo una quimera.