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Beniamino Zuncheddu, el pastor italiano encarcelado durante 33 años por un crimen que no cometió

  • Zuncheddu fue acusado sin pruebas por un triple homicidio en 1991
  • La lucha incansable de su hermana ha demostrado finalmente su inocencia

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Beniamino Zuncchedu recupera su libertad tras 33 años en prisión por un juicio injusto

Condenado a cadena perpetua por varios asesinatos, ha pasado 33 años entre rejas. El italiano Beniamino Zuncheddu fue acusado sin pruebas por un triple homicidio en 1991, y ahora el principal testigo que lo acusó reconoce que mintió durante el juicio. Zuncheddu, quien ha pasado media vida encarcelado, ha recuperado finalmente su libertad.

De vuelta en su hogar vive con su cuñado y hermana Augusta, quien ha luchado incansablemente por demostrar la inocencia de Zuncheddu. Sale poco: permanece en casa pensando en cómo olvidar 33 años en la cárcel que le han robado parte de su juventud y la salud. "Entré en la cárcel siendo un chaval; los niños que dejé ya se han hecho hombres, ya no los reconozco", admite.

Durante años, y con un nuevo abogado, Augusta demostró el pasado enero que el juicio que encarceló a su hermano fue un cúmulo de mentiras. Según los hechos y testimonios, en 1991, en la isla de Cerdeña, Zuncheddu pastoreaba sus ovejas a 25 kilómetros de donde asesinaron a tres personas. Uno de los supervivientes fue presionado por un policía para señalarlo como el culpable.

"No pudo ver al asesino [puesto que llevaba una media en la cabeza], pero un policía lo convenció para que lo culpasen", explica el abogado de Zuncheddu, Mauro Trobu.

Lo que hay detrás de este complot que mantuvo a un hombre entre rejas es algo que corresponde investigar a las autoridades. Aunque Zuncheddu ha perdonado al testigo al admitir que "lo engañaron", con el policía tiene otra actitud: "Le escupiría en la cara".

El mayor error judicial en la historia de Italia

El caso de Zuncheddu es considerado el mayor error judicial en la historia de la República de Italia. Con solo 27 años en el momento que ingresó en prisión, siempre ha defendido su inocencia durante las últimas tres décadas pese a que si confesaba hubiera visto reducida su condena.

En Burcei, pueblo del que es natural, siempre creyeron en su inocencia. Cuando fue puesto en libertad, Zuncheddu fue recibido como un héroe. Incluso el párroco, después de la última sentencia, hizo sonar las campanas.

Durante su cautiverio, Zuncheddu padeció 12.000 días de privaciones, alejado de sus seres queridos y de su vida.

Aunque de vuelta a casa, para su hermana Augusta no hay dinero que pague por este dolor. "Tengo dentro una herida, una cicatriz imborrable". Al menos hoy, Zuncheddu puede asomarse a la ventana y respirar el aroma de la naturaleza, algo que este pastor no pudo hacer durante 33 años.