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Análisis | Portugal

Luís Montenegro pisa fuerte sin la ultraderecha portuguesa

  • El nuevo primer ministro portugués ha logrado formar Gobierno sin Chega, pero depende de la oposición
  • El cambio político amenaza con traer inestabilidad en un país acostumbrado a los pactos

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El presidente portugués Marcelo Rebelo de Sousa (I) y el nuevo primer ministro portugués Luis Montenegro asisten a su primera reunión semanal en el Palacio de Belem en Lisboa
El presidente portugués Marcelo Rebelo de Sousa (I) y el nuevo primer ministro portugués Luis Montenegro asisten a su primera reunión semanal en el Palacio de Belem en Lisboa EPA/JOSE SENA GOULAO

El nuevo gobierno de Portugal depende de la oposición para gobernar. Y muchos creen que esto, tarde o temprano, traerá inestabilidad. Pero en Portugal, la política, a lo largo de los años, ha demostrado que es posible conseguir pactar con responsabilidad. Se vivió en 2015 cuando el socialista António Costa consiguió formar una alianza con la izquierda que llevó el nombre de gueringonça. Y lo hemos visto recientemente en la elección del nuevo presidente de la asamblea de la República. Un pacto inédito entre el partido del nuevo gobierno conservador y el partido socialista ahora en la oposición.

El nuevo jefe del ejecutivo, Luís Montenegro, no tira la toalla para llegar a cumplir los cuatro años y medio de legislatura. En su discurso de toma de posesión se comprometió a hacerlo por todos los portugueses. Y lanzó un mensaje muy claro a la oposición: no necesitan un cheque en blanco, pero tampoco un cheque sin cobertura. Porque no estaría bien visto tampoco por los portugueses, que "han elegido libremente un cambio político", matizó.

Las dificultades del gobierno, con la mayoría más ajustada en los últimos 40 años, se vieron en la elección del presidente de la Asamblea de la República. Tras cuatro votaciones fallidas, se consiguió llegar a un acuerdo in extremis con el Partido Socialista: un pacto rotatorio de dos años entre los dos principales partidos. Un pacto muy criticado por la ultraderecha del Chega, que, a pesar de tener 50 diputados y ser la tercera fuerza en el Parlamento, no ha conseguido entrar en el Gobierno.

Los conservadores han preferido mantener de momento su minoría, sin la ultraderecha en el Gobierno, haciendo válida la frase que tanto ha utilizado en campaña electoral Luis Montenegro con su “no es no”.

Los partidos se preparan para la legislatura

Los primeros pasos para gobernar están dados, pero falta presentar el programa. Y aquí hay mil estrategias de todos los partidos encima de la mesa. De momento solo una moción anunciada, la de los comunistas. Pero falta saber qué hará el Partido Socialista y el Chega. Serán dos días de debate, 11 y 12 de abril y su posterior votación. Solo entonces entrará el Gobierno oficialmente a gobernar.

Montenegro ha elegido un equipo mayoritariamente traído del núcleo duro de su partido, el PSD, con 17 ministros, 7 de ellos mujeres. Un equipo de combate para una legislatura complicada. Su 'número dos', Paulo Rangel y ministro de Exteriores, y Joaquim Miranda Sarmento, ministro de Finanzas, serán sus principales apoyos.

Una de las primeras medidas que ha anunciado Montenegro ha sido la de crear una comisión con todos los partidos políticos para trabajar contra la corrupción. Y difícil será que no cuente con el apoyo del Chega, dicen los analistas que Montenegro lanza así un órdago al partido de André Ventura que ha llevado como bandera acabar con la corrupción.

Montenegro pisa fuerte sin la ultraderecha, de momento. Y ha decidido que su primera parada en el extranjero como primer ministro será Madrid, donde se reunirá con Pedro Sánchez el próximo 15 de abril.