El búnker de Mussolini reabre al público, un pedazo de la historia italiana bajo tierra
Situado a seis metros de profundidad bajo la que fuera la residencia del fascista italiano Benito Mussolini, en Roma, en Italia, se encuentra el que fue un refugio antiaéreo del dictador. El búnker, en el ahora parque de Villa Torlonia, acaba de reabrirse al público.
Cuesta creer que este parque fuera también casi hace 20 años la residencia de Mussolini, y sorprende aún más saber que debajo se esconde el cemento, estancias grises y pasillos en penumbra.
Con solo bajar unos peldaños, se pasa de un entorno de lujo al horror de la guerra, dos mundos que llegaron a estar juntos. "Mussolini y su familia vivían en un pequeño apartamento en el centro de Roma, y no estaba adaptado para el jefe del Gobierno, necesitaba un espacio más grande, a la altura de su figura", explica Amedeo Osti Guerrazzi, historiador del fascismo.
El príncipe Giovanni Torlonia ofreció al dictador trasladarse a su complejo, a su propia residencia. "Lo hizo por un alquiler simbólico y ridículo, Mussolini no pagaba ni una lira al año", señala Osti Guerrazzi.
El dictador dio a la residencia un uso familiar. "Le sirvió para construir su mito, el de la familia perfecta con tres hijos y una casa maravillosa. Es así como quería aparecer a los ojos de los italianos", comenta.
Italia entra en la Segunda Guerra Mundial
Italia entra en la Segunda Guerra Mundial de la mano de Adolf Hitler, y pronto comienzan las primeras incursiones aéreas aliadas sobre el país. "Italia llega a la guerra aérea sin ninguna preparación, aun sabiendo que podía ser devastadora, no en vano los aviones fascistas bombardearon Barcelona, causaron una masacre. Era imposible defenderse", sentencia Amedeo Osti Guerrazzi.
El primer ataque aéreo aliado sobre Roma llega en 1940. "Los franceses lanzan sobre todo octavillas, pero la incursión convence a Mussolini construirse un búnker", explica.
La reapertura del búnker permite experimentar como era vivir bajo las bombas a través de un sistema de altavoces y un suelo vibratorio que simulan un bombardeo aéreo.
"Queríamos que se experimentara o que se pueda llegar a intuir lo que significa vivir bajo las bombas. Y también, como en esas circunstancias, nace la solidaridad y la resiliencia", comenta Federica Pirami sobre la experiencia que ha diseñado.
Aunque, ironías del destino, Mussolini nunca llegó a utilizar el búnker. "El bombardeo del 19 de julio de 1943 produce una gran conmoción entre la población, nadie lo esperaba. Pensaban que estando el Vaticano nadie habría bombardeado la ciudad e influyó mucho en el rey. Justo después decidió pasar a la acción y cesar a Mussolini de su puesto de jefe de Gobierno y buscar una vía de salida de la guerra", señala Osti Guerrazzi.
Mussolini fue arrestado y el búnker quedó inacabado, el espacio lo usaron vecinos del barrio para esconderse de los nazis durante la ocupación. Y, ahora, puede visitarse, en condiciones, un pedazo de la historia italiana bajo tierra.